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Terrae Antiqvae

Encuentran un amuleto judío de época romana en un cementerio austriaco

 

ΣΥΜΑ ΙΣΤΡΑΗΛ ΑΔΩNΕ ΕΛΩΗ ΑΔΩN Α ("Oye, Israel. El Señor nuestro Dios es el único Señor") 

Foto: REUTERS/University of Vienna/Handout (AUSTRIA)

Arqueólogos del Instituto de Prehistoria e Historia Antigua de la Universidad de Viena (Austria) descubrieron el testimonio más antiguo de cultura judía en territorio austriaco. En un cementerio en Halbturn, en el estado federado de Burgenland, fue hallado un amuleto que data del siglo III en el que se encuentra grabada una oración. Consta de una chapa de oro de 2,2 centímetros de largo.

El grabado es una oración judía del Antiguo Testamento, que reza: "Oye, Israel. El Señor nuestro Dios es el único Señor", escrito con símbolos griegos. Para los investigadores el hallazgo de este elemento es un indicio de que ya en la época del Imperio Romano vivían judíos en Europa Central. Hasta ahora se habían considerado como primeros testimonios de cultura judaica dentro de Austria unas cartas de la Edad Media, que datan del siglo IX.

A más tardar desde el siglo III de nuestra era los judíos comienzan a asentarse en toda la orbe de la Antigüedad. Especialmente al cabo de la segunda guerra de los judíos contra el Imperio Romano es que Roma, la vencedora, vendió judíos a gran escala como esclavos a todos sus dominios. Se presume que de esta manera, así como por migraciones voluntarias es que los judíos llegaron a Austria.

Fuente: DPA, Viena. cultura@laprensa.com.sv. 14 de marzo de 2008

Photos Copyright University of Vienna, Institute of Prehistory and Early History.:

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(2) Archaeological sensation in Austria. Scientists from the University of Vienna unearth the earliest evidence of Jewish inhabitants in Austria

Archaeologists from the Institute of Prehistory and Early History of the University of Vienna have found an amulet inscribed with a Jewish prayer in a Roman child's grave dating back to the 3rd century CE at a burial ground in the Austrian town of Halbturn.

The 2.2-centimeter-long gold scroll represents the earliest sign of Jewish inhabitants in present-day Austria.

This amulet shows that people of Jewish faith lived in what is today Austria since the Roman Empire. Up to now, the earliest evidence of a Jewish presence within the borders of Austria has been letters from the 9th century CE. In the areas of the Roman province of Pannonia that are now part of Hungary, Croatia and Serbia, gravestones and small finds attest to Jewish inhabitants even in antiquity. Jews have been settling in all parts of the ancient world at the latest since the 3rd century BCE. Particularly following the second Jewish Revolt against the Roman Empire, the victorious Romans sold large numbers of Jews as slaves to all corners of the empire. This, coupled with voluntary migration, is how Jews also might have come to present-day Austria.

Child's grave

The one or two year old child, which presumably wore the silver amulet capsule around its neck, was buried in one of around 300 graves in a Roman cemetery which dates back to the 2nd to 5th century CE and is situated next to a Roman estate ("villa rustica"). This estate was an agricultural enterprise that provided food for the surrounding Roman towns (Carnuntum, Györ, Sopron).

The gravesite, discovered in 1986 in the region of Seewinkel, around 20 kilometres from Carnuntum, was completely excavated between 1988 and 2002 by a team led by Falko Daim, who is now General Director of the Roman-German Central Museum of Mainz, with the financial backing of the Austrian Science Fund FWF and the Austrian state of Burgenland. All in all, more than 10,000 individual finds were assessed, most notably pieces of glass, shards of ceramic and metal finds. The gold amulet, whose inscription was incomprehensible at first, was only discovered in 2006 by Nives Doneus from the Institute for Prehistory and Early History of the University of Vienna.

The inscription on the amulet is a Jewish prayer:

ΣΥΜΑ ΙΣΤΡΑΗΛ ΑΔΩNΕ ΕΛΩΗ ΑΔΩN Α

Hear, O Israel! The Lord is our God, the Lord is one.

Greek script, Hebrew language

Greek is common with amulet inscriptions, although Latin and Hebrew and amulet inscriptions are known. In this case, the scribe's hand is definitely familiar with Greek. However, the inscription is Greek in appearance only, for the text itself is nothing other than a Greek transcription of the common Jewish prayer from the Old Testament (Deuteronomy, 6:4): "Hear, O Israel! The Lord is our God, the Lord is one."

Amulet to protect against demons

Other non-Jewish amulets have been found in Carnuntum. One gold- and three silver-plated amulets with magical texts were found in a stone sarcophagus unearthed west of the camp of the Roman legion, including one beseeching Artemis to intervene against the migraine demon, Antaura. Amulets have also been found in Vindobona and the Hungarian part of Pannonia. What is different about the Halbturn gold amulet is its Jewish inscription. It uses the confession to the center of Jewish faith and not magic formulae.

The gold-plated artefact from Halbturn can be viewed from 11 April 2008 onwards as part of the "The Amber Road - Evolution of a Trade Route" exhibition in the Burgenland State Museum in Eisenstadt.

Contact

Dr. Falko Daim

(Then Head of Project at the University of Vienna)

General Director of the Roman-German Central Museum

Research Institute for Prehistory and Early History

55116 Mainz, Ernst-Ludwig-Platz 2

Germany

Tel. +49-6131-9124 116

Mob. +49-160-969 429 99

daim@rgzm.de

Alexandra Frey

Public Relations

University of Vienna

1010 Vienna, Dr.-Karl-Lueger-Ring 1

Austria

Tel. +43-1-4277-175 31

alexandra.frey@univie.ac.at

Copyright: University of Vienna, Institute of Prehistory and Early History.

El Museo Egipcio de Barcelona expone en primicia mundial sarcófagos con 2.700 años

 

Foto: Un total de 28 sarcófagos y una momia forman parte de la exposición inaugurada hoy que el Museo Egipcio de Barcelona ha organizado con piezas procedentes del valle de las Reinas en Tebas, y que por primera vez se exponen fuera del Museo de Turín. EFE/ Andreu Dalmau.

El Museo Egipcio de Barcelona expone desde hoy en primicia mundial una muestra con 28 sarcófagos y una momia de 2.700 años de antigüedad pertenecientes a cinco generaciones de sacerdotes-jardineros del templo de Amón, que fueron descubiertos en 1903 en el Valle de las Reinas.

Los sarcófagos, la momia y otros objetos funerarios de alto valor para los egiptólogos, como estelas, estatuillas o escarabeos, fueron descubiertos por el arqueólogo italiano Ernesto Schiaparelli en 1903 y desde entonces han permanecido encerrados en el almacén del Museo Egipcio de Turín, considerado el más importante en arqueología egipcia después del Museo de El Cairo.

El director del Museo Egipcio de Barcelona, Jordi Clos, ha destacado hoy que esta muestra es la más importante que han albergado hasta ahora, ha elogiado la "preciosidad de acabado" de las piezas y ha celebrado que la capital catalana dé a conocer al mundo este tesoro que hasta ahora había permanecido oculto.

Foto: EFE/ Andreu Dalmau.

"Es una exposición muy especial, porque además del valor de las piezas, pasa muy pocas veces que puedan salir a la luz sarcófagos descubiertos hace más de cien años y que hasta ahora habían estado encerrados en almacenes", ha remarcado.

Pero se trata sólo de la punta del iceberg, según la comisaria de la muestra, Elvira D'Amicone, que ha explicado que en el museo turinés tienen, por problemas de espacio y de financiación, más piezas en el almacén (unas 30.000), que expuestas (10.000), lo mismo que ocurre con el Museo de El Cairo.

Los sarcófagos, la momia y el resto de piezas funerarias expuestas ahora fueron encontrados durante la fructífera expedición dirigida por Schiaparelli entre 1903 y 1909 en el Valle de las Reinas, en Tebas, en la que descubrió el hipogeo de la reina Nefertari -la esposa de Ramsés II-, así como las tumbas de los príncipes Amenhirkhepshef, Parahiruenemef, Setherjepeshef y Jaemuaset, hijos de Ramsés III.

Estas tumbas de los hijos de Ramsés III se sitúan entre las últimas creaciones realizadas por los obreros artesanos de Deir el-Medina, ya que fueron construidas alrededor del año 1170 antes de Cristo.

Sin embargo, como otras muchas tumbas reales, fueron saqueadas durante los tres siglos siguientes, por lo que los Sumos Sacerdotes de Amón optaron por salvaguardar las momias de los faraones y otros miembros de la familia real y las depositaron en lugares seguros.

Los propios sacerdotes decidieron entonces, a partir del año 750 antes de Cristo, dar un nuevo uso a algunas tumbas reales, para que pudieran albergar a familias de clase media y alta.

Esto es lo que ocurrió con las tumbas de Setherjepeshef y Jaemuaset, en las que desde el año 750 aC empezaron a reposar los miembros de la saga familiar de los sacerdotes-jardineros del templo de Amón, los prestigiosos "Cultivadores de la flor de loto", que sirvieron en Karnak hasta el año 650 antes de Cristo.

Foto: EFE/ Andreu Dalmau.

Cuando Schiaparelli entró en las tumbas de estos dos hijos de Ramsés III se encontró un panorama desolador, como se encargan de recordar los testigos gráficos y escritos y las reconstrucciones en miniatura expuestos en la muestra.

"Toda la gran galería central y las cámaras laterales estaban ocupadas por montones de momias y sarcófagos, abiertos y fragmentados; saqueados por los ladrones coptos y árabes que se llevaron los objetos valiosos, y por todas partes una gran cantidad de momias, algunas en estado lamentable, con las vendas, el pecho y las caras desgarradas, incluso algunas con la marca de las visitas de las hienas", relató uno de los expedicionarios.

Tras un minucioso, costoso y largo proceso de restauración -que se ha llevado a cabo durante los últimos 40 años-, el tesoro encontrado por Shiaparelli sale ahora a la luz para dar a conocer la vida de estas cinco dinastías de jardineros, que se ha podido conocer gracias a los jeroglíficos de sus cajas mortuorias.

Tras permanecer en Barcelona hasta el próximo 30 de septiembre, la muestra se expondrá, si culminan las negociaciones abiertas, en el Museo Nacional de Bogotá y en el Metropolitano de Nueva York.

Fuente: Diario de Mallorca.es, 13 de marzo de 2008

Esqueleto indica operación quirúrgica cerebral en Grecia antigua

 

 Foto: AP Photo/Greek Culture Ministry, HO 

Un grupo de arqueólogos griegos anunció el hallazgo de evidencias de lo que supone una operación de cirugía cerebral practicada hace 1.800 años a una mujer joven, que murió durante o poco después de la operación.

Aunque abundan las referencias a esas intervenciones delicadas en textos antiguos, los descubrimientos de cráneos perforados quirúrgicamente son poco frecuentes en Grecia.

Ioannis Graikos dijo el martes que el esqueleto de la mujer fue hallado el año pasado en Veria, ciudad a unos 75 kilómetros (45 millas) al oeste de Tesalónica.

"Interpretamos el hallazgo como un caso de cirugía complicada que sólo pudo haber intentado un médico entrenado y especializado", dijo Graikos.

Un experto en huesos que estudió el hallazgo dijo que el esqueleto pertenecía a una mujer de hasta 25 años de edad que padeció un golpe fuerte en la coronilla, dijo Graikos. La operación se realizó al parecer para salvarle la vida.

Agregó que los contornos claramente definidos del orificio craneal eran signo de una operación quirúrgica relativamente adelantada.

"Probablemente no sobrevivió a la operación, ya que la herida era muy grande y no hay indicios de cicatrización en los bordes", explicó Graikos a la AP.

El descubrimiento en Veria parece similar al de otros efectuados en escenarios del antiguo imperio romano, dijo Simon Mays, experto en esqueletos humanos de la organización English Heritage, que asesora al gobierno británico.

"Ese tipo de operación data de mucho tiempo atrás... El ejemplo más antiguo es de hace unos 5.000 años en Europa", dijo Mays, que no participó de las excavaciones en Grecia.

En los primeros ejemplos se advierten orificios craneales rústicos que se van perfeccionando en tiempos romanos con instrumentos más precisos, agregó.

"Sabemos que en el imperio romano se hacían operaciones (de cerebro) y algunas de las fuentes romanas dan instrucciones muy precisas acerca de cómo realizarlas", dijo Mays.

Fuente: AP, Tesalónica, Grecia / El Universo.com, 12 de marzo de 2008

 

Templo de Artemisa en Éfeso

 

Según la leyenda, las Amazonas se encontraban en guerra con Teseo (rey de Atenas e hijo de Etra y Egeo). Al detenerse en cercanías de la costa Lidia para orar a Artemisa, la diosa de la caza. Allí erigen una imagen de la diosa, danzando a su alrededor y realizando sacrificios.

Artemisa, hermana de Apolo, era la diosa griega de la Luna. En Éfeso se le rendía un culto en cierto modo pre-helenístico, representando más la fertilidad que la virginidad que significaba para los griegos. A la diosa se la representa con una corona amurallada, símbolo de Cibeles, y, al igual que ella, la Artemisa de Éfeso era servida por esclavas llamadas megabyzae.

Una inscripción votiva mencionada por Bennet, que data probablemente del siglo III a.C., asocia la Artemisa de Éfeso a Creta:

"Al sanador de los desastres, a Apolo, dador de la Luz a los mortales, Eutyches le ha erigido en ofrenda (una estatua de) la Señora cretense de Éfeso, la Portadora de la Luz."

La costumbre griega del sincretismo asimiló todas las deidades extranjeras bajo alguna forma de las deidades del Olimpo, y está claro que en Éfeso, la identificación con Artemisa que hicieron los colonos jonios no era muy apropiada.

El templo de Artemisa se encontraba en una próspera región, que cruzaban viajeros y mercaderes de toda Asia Menor. Fue influenciado por varias creencias, y era un símbolo de fe para mucha gente. Los efesios adoraban a Cibeles, e incorporaron gran parte de sus creencias al culto de Artemisa. El duo Artemisa-Cibeles distaba mucho de su equivalente romano Diana. El culto de Artemisa atrajo miles de adoradores de todas partes del mundo conocido.

Según Pausanias, en aquel lugar ya existía un templo fundado por Coreso y Efeso (de quien tomaría nombre la ciudad) y afirmó que existía muchos años antes de la inmigración Jonia y que era, incluso, más antiguo que el culto al Oráculo de Apolo en Dídima. Los anteriores habitantes de la ciudad eran legeles y lidios. El lugar en el que se fundó el santuario de Artemisa había sido ya objeto de veneración por las poblaciones locales que practicaban allí el culto a la Gran Madre o Cibeles, culto al que después se asimiló el de Artemisa. Aunque esto no sería más que un pequeño santuario. La gran abundancia de exvotos, desde el siglo VIII a.C., demuestra un lugar de culto. El edificio más antiguo que corresponde a la primera fase, se trata de un altar, al que siguió la construcción de algunos templos de pequeñas dimensiones (naískois). De éstos, el que precede al templo arcaico fue levantado hacia el 600 a.C. Medía 14 x 28 m y estaba rodeado por un muro de cierre.

Ya en el siglo VI a. c. se levanta un imponente templo sobre el santuario. Se erige en Éfeso, ciudad situada a orillas del mar Jónico y una de las 12 ciudades de Jonia, cerca de la actual Izmir, en Turquía. Éfeso fue fundada, probablemente, en el siglo XXI a.C. Se estima que en el siglo II a.C. la ciudad tenía una población de 225.000 habitantes y compartía con Antioquía de Siria y Alejandría (en Egipto) el honor de ser una de las ciudades más importantes del mundo oriental del Imperio Romano.

Éfeso adquiere renombre gracias al Templo de Artemisa, el cual se encontraba en una región próspera por donde cruzaban viajeros y mercaderes de toda el Asia Menor. Era un símbolo de fe para mucha gente y fue influenciado por varias creencias. Recibe, también, el nombre de Templo de Creso (Rey y principal benefactor del templo). Fue Creso quien llevó a cabo una suscripción pública, reuniendo fondos para construir el templo nuevo, ya que el anterior fue destruido por los sumerios en el siglo VII a.C. Creso era un amante del arte y protector de artistas y científicos. Cabe mencionar que el mismo Esopo pasó por su corte. El rey estaba maravillado por las Pirámides y quiso construir un templo igual de monumental que estas colosales estructuras. Los constructores del antiguo templo fueron Peonio y Demetrio. Creso contrata a Escopas para que se ocupe de las esculturas que adornarían el templo y al arquitecto griego Quersifrón para que se ocupe del templo. Este estaba constituido por 127 columnas de 20 metros de alto, algo casi impensable para la época. Se cree que la construcción del mismo tardaría unos 120 años, lo que nos hace pensar que las manos de más de un arquitecto pasarían por allí. El templo fue terminado por Metágenes, hijo de Quersifrón, con ayuda de Teodoro (arquitecto del templo de Hera en Samos).

El templo se ubicó sobre un terreno rocoso como precaución frente a terremotos. No se sabe mucho del templo, pero según relatos de Plinio el Viejo, este tenía 115 metros de largo por 55 de ancho. Realizado en mármol, constaba de 127 columnas, cada una de unos 20 metros de algo, las bases de cada columna era de 5 pies de diámetro. Tenía 36 columnas en la fachada occidental distribuidas en 3 hileras de 8 columnas, todas ellas ornamentadas estaban distribuidas de tal manera que rodeaban la sala donde estaba situada la estatua de la diosa, una estatua de forma similar a la que se encuentra en el museo de Efeso, de color negro y cubierta de oro. Se dice que podría estar tallada de un meteorito. El templo en sí mismo era colosal, un orgullo para la ciudad y visita obligada de todos los que por allí pasaban. Pero no duró mucho. Dos siglos después de su construcción, un mendigo loco, hambriento de fama y notoriedad llamado Eróstrato logró destruir en poco tiempo lo que llevó tanto tiempo en acabarse. Incendió el edificio para hacerse de un nombre que perdurara a través del templo. De esta manera, Efeso perdería nuevamente aquello que lo llenaba de orgullo: El Templo de Artemisa.

"Se descubrió que un hombre había planeado incendiar el templo de Diana en Éfeso, de tal modo que por la destrucción del más bello de los edificios, su nombre sería conocido en el mundo entero" Valerio Máximo.

Los efesios, ultrajados, intentaron que su nombre nunca fuera recordado. Sin embargo, éste ha llegado a través de Estrabón.

Veinte años después del suceso Alejandro Magno pasó por Efeso. Al ver las ruinas del templo se interesó por él. Al saber que la destrucción del templo ocurrió el mismo día en que él nació (21 de julio del año 356 a.c.) vio en ello una señal y se dispuso a colaborar, aunque los efesios declinaron su oferta. Designó para el proyecto a Dinócrates, quien realizó mediciones para la fundación de Alejandría en Egipto. Sin embargo, el templo fue restaurado tras la muerte de Alejandro, acaecida en el año 323 a.C. Pero, una vez más, el templo sería arrasado. Esta vez serían los Godos en tiempos del emperador Galieno.

"Respa, Veduc y Thuruar, líderes de los godos, embarcaron y navegaron a través del Helesponto hacia Asia. Allí arrasaron varias populosas ciudades y prendieron fuego al renovado templo de Diana en Éfeso" Jordanes en Getica (xx.107)

En el año 262. Para esos tiempos la mayoría de los efesios se convirtieron al cristianismo y el templo perdió su interés religioso. Los restos del templo fueron derribados y los materiales fueron reutilizados para otras construcciones.

Entre 1863 y 1874, el ingeniero J. T. Wood excava el suelo de Éfeso en busca del templo de Artemisa. El Museo Británico patrocina sus trabajos con 80.000 dólares de la época. Tras diez años de búsqueda y 100.000 metros cúbicos de tierra removida, encuentra parte de los cimientos del templo que los griegos llamaban Artemison. Descubre que el edificio se apoyaba en una plataforma a la que se subía por una escalinata circular de diez travesaños. Tenía 117 columnas de 2,15 metros de diámetro y 20 de altura, y en 36 de ellas había esculturas talladas. Cuadruplicaba la superficie del Partenón de Atenas, con 110 metros de largo y 55 de ancho. Todos estos hallazgos confirmaron la descripción del templo hecha por Plinio y puesta en duda por muchos estudiosos. Durante su búsqueda, larga, errática y laboriosa, Wood saca a la superficie la antigua ciudad de Éfeso, que, según Herodoto, fue «la primera y más importante de las metrópolis de Asia».

Bibliografía:

Naturalis Historia, Plinio el Viejo: XXXVI.xxi.95

Vida de Alejandro Magno, Plutarco: III.5

Fuente: Wikipedia

Las Siete Maravillas del Mundo antiguo, los auténticos tesoros

Las nuevas maravillas, elegidas por votación popular a instancias de Bernard Weber, responden a criterios mediáticos y nada tienen que ver con las que Herodoto citó en el siglo V antes de Cristo.

En el incendio de la biblioteca de Alejandría, en el año 47 antes de Cristo, ardió un volumen de Calímaco de Cirene, del siglo III a.C., dedicado a las Siete Maravillas del Mundo. Unos sostienen que cinco de ellas convivieron en el tiempo; otros afirman que algunas sólo existieron en la imaginación humana; y la mayoría mantiene que fueron siete porque éste era el número mágico para los griegos.

La pirámide de Keops es la única que sobrevive en la actualidad. Se construyó en 2640 a.C. con bloques de piedra tan alineados y ajustados que entre ellos no entraba la hoja de una daga. El faraón quería un sepulcro que eclipsase el sol. Lo logró: su tumba alcanzó los 147 metros de altura, aunque hoy mida 10 menos por efectos de la erosión. Novelas y películas relatan las penurias de los esclavos que la construyeron, aunque lo cierto es que, en su mayoría, eran obreros remunerados y artesanos bien retribuidos y socialmente muy considerados. Son pocas las pirámides halladas intactas. La mayoría fueron saqueadas por los ladrones de tumbas, a pesar de los muchos desvelos de los arquitectos por ocultar las entradas y las cámaras sepulcrales con los valiosos ajuares mortuorios.

Al rey Nabucodonosor II se le considera tan destacado guerrero como arquitecto. Gobernó Persia en el siglo VI a.C. Diodoro de Sicilia le atribuye la creación de los Jardines Colgantes de Babilonia como obsequio a una concubina persa llamada Amytis que añoraba su tierra y le pidió «que la imitara mediante la destreza del cultivo». Muchos contradicen esta bella historia y adjudican los legendarios jardines a la reina Shammuramat, llamada Semiramis por los griegos, que, a la muerte del rey Shamsidad V, en el siglo IX a.C., dirigió el imperio asirio como regente de su hijo Adadnirari III y se suicidó cuando descubrió que él perpetraba una conjura en su contra. A Santiago Segura, autor del libro 'Los jardines en la Antigüedad' (Universidad de Deusto, Bilbao, 2005), estas autorías no le cuadran, porque el historiador Jenofonte narra cómo el espartano Lisandro se deshace en elogios al contemplar los Jardines Colgantes, a lo que el rey Ciro 'el grande', en el siglo VI a. C., replica: «Pues todo ello, Lisandro, lo diseñé y lo distribuí yo, y algunos de los árboles incluso los planté personalmente».

No existen pruebas de que los Jardines Colgantes llegasen a existir, aunque muchos reyes se adjudicaran su construcción. Numerosas y contradictorias son también las descripciones de los vergeles babilónicos, llamados colgantes por una errónea traducción de la palabra griega 'kremastos' y la latina 'pensilis', que, en realidad, significan saliente. Para Segura, eran terrazas escalonadas adosadas a una ladera, apoyadas sobre bóvedas, con árboles en los pilares huecos y, en la bancada superior, un gran jardín con paseos, esculturas y muros decorados. «En su conjunto ofrecerían un espectáculo impresionante». Se les atribuye una superficie de 19.000 metros cuadrados y una caída de 90. Muchos arqueólogos han ido en su búsqueda. Claudius James Rich y Rober Keer Porter lo intentaron en 1811 y 1818. En 1903 Robert Koldewey creyó hallar sus cimientos. Pero Theodor Dombart, Wolfram Nagel y Muyad Said, en 1967, 1978 y 1982, demostraron que erró en el lugar y en las dimensiones, y situaron los vergeles en la ribera occidental del Eúfrates.

El Mausoleo y el Faro

La mayor parte de las Maravillas del Mundo estaban en suelo heleno. Poco después de que su templo en Éfeso sea incendiado por Eróstrato, la propia Artemisa impulsa en la ciudad de Halicarnaso un espectacular sepulcro en memoria de su esposo Mausolo, rey de esa ciudad de Asia Central que hoy lleva el nombre de Bodrum. El sepulcro se construye en 353 a.C. Al parecer, esclavos y hombres libres trabajaron en el monumento, bajo la dirección de los arquitectos Sátiros y Piteos, para levantar una plataforma rectangular sobre la que descansaba una columna jónica, sobre la que se levantaba a su vez una pirámide escalonada y la escultura de una cuádriga. Se dice que el conjunto superaba los 50 metros de altura. Las tallas se atribuyen a los mejores artistas del momento: Escopas, Briaxis, Leucastes y Timoteo. El monumento sólo estará en pie dieciséis años, porque en 334 a.C. Alejandro Magno destruye la ciudad. El sepulcro de Mausolo dio el nombre genérico de mausoleo a todos los monumentos funerarios.

Lo mismo ocurrió con el Faro de Alejandría, que guiaba a los barcos a la entrada de ese puerto egipcio, uno de los más importantes de la época. Con vidrio, mármol y plomo se construyó una torre con base rectangular y cuerpo octogonal de 134 metros de altura. En su parte superior, los espejos metálicos reflejaban durante el día los rayos del Sol; por la noche, el resplandor de un potente fuego a 50 metros de distancia. Lo construyó el arquitecto Sóstrases de Crido en 279 a.C. por encargo del rey Ptolomeo Filadelfio, aunque fue su hijo, Ptolomeo II, quien lo vio terminado. Se erguía en la isla de Pharos, frente a la bahía egipcia de Alejandría. Asombraba a propios y extraños por sus dimensiones y belleza. Era la construcción más alta de la época. Dejó de serlo en el año 700, cuando se derrumbó su parte superior. El Faro desapareció totalmente en el siglo XIV a causa de los terremotos. Parte de sus restos han sido recuperados y han permitido reconstruir digitalmente su imagen primitiva.

Olimpia fue el centro religioso griego y la sede de otra de las Maravillas del Mundo: el templo levantado en honor a Zeus, en 450 a.C., a los pies del monte Olimpo. Las esculturas de sus frontones y metopas representan la pugna entre Pelope y Enomao por conseguir la mano de Hipodamia, así como el enfrentamiento entre lapitas y centauros. No se conoce el nombre del autor de estos conjuntos escultóricos, al que se denomina Maestro de Olimpia. En el interior del edificio Fidias levantó una figura de Zeus, de doce metros de altura, con cuerpo de marfil y joyas de oro. Según la leyenda, el escultor pidió a Zeus el visto bueno de su obra. Cuentan que un rayo atravesó un cielo extremadamente despejado y se clavó a los pies del artista. Era la señal que Fidias pedía. Pero el apoyo de Zeus no libró al templo de las llamas. Lo incendiaron los cristianos durante el reinado de Teodosio II y los terremotos del siglo VI destruyeron definitivamente la grandiosa estatua de Zeus, que rivalizaba con el Partenón ateniense y los templos de Éfeso.

El Coloso de Rodas

Igualmente famoso fue el Coloso de Rodas, que conmemoraba la victoria de esa isla griega sobre las tropas del macedonio Demetrio, y fue construido durante doce años con el bronce de las armas usadas en aquella batalla. Representaba a Helio, dios del Sol. El escultor Cares de Lindos lo terminó en 345 a.C. Aseguran que costó nueve toneladas de plata. Una pintura de Fischer von Erlach, de 1700, lo representa protegiendo la entrada del actual puerto de Mandráki entre sus piernas, en cuyos puntos de apoyo se levantan hoy un ciervo y un venado de bronce. Otros sitúan el Coloso en el Palacio de los Grandes Maestres, antiguo el templo de Apolo, construido en Rodas por los Caballeros Hospitalarios que negociaron en el siglo XIV la compra de la isla con Vignolo de Vignoli, señor del Dodecaneso, a cambio de someter a sus habitantes y fueron expulsados de ella en 1522.

¿Cuál era la más bella y grandiosa Maravilla del Mundo? Para Antipatro de Sidón (siglo II a.C.), no existía duda: «He posado mis ojos sobre la muralla de la dulce Babilonia, que es una calzada para carruajes, y la estatua de Zeus de los alfeos, y los jardines colgantes, y el Coloso del Sol, y la enorme obra de las altas pirámides, y la vasta tumba de Mausolo; pero cuando vi la casa de Artemisa, allí encaramada en las nubes, estos otros mármoles perdieron su brillo, y dije: 'Aparte de desde el Olimpo, el Sol no pareció jamás tan grande'».

Fuente: LUISA IDOATE / Diario Sur.es, 4 de marzo de 2008

Las 7 Maravillas del Mundo Antiguo

Restauran dos tumbas de época romana en el oasis de Dajla

 

Foto: Imagen sin fechar distribuida por el Consejo Superior de Antigüedades que muestra las inscripciones de una de las dos tumbas de la época romana, aproximadamente del siglo I d.C. en Al Dakhla, a 700 kilómetros de El Cairo, Egipto. La riqueza arqueológica de estas tumbas reside en que se encuentran excavadas en la roca y su interior se encuentra decorado con colores luminosos que representan al mismo tiempo los dioses romanos y egipcios. Foto por cortesía de EFE.

Las sepulturas están esculpidas en la roca y contienen en su interior inscripciones religiosas.

Un equipo de arqueólogos egipcios ha iniciado la restauración de dos tumbas de la época romana, de comienzos del siglo I d.C., en el oasis de Dajla, a 750 kilómetros al suroeste de El Cairo, informaron hoy las autoridades de Egipto.

Según un comunicado del Consejo Supremo de Antigüedades, que cita al ministro de Cultura egipcio, Faruk Hosni, las dos tumbas, situadas en la zona de Muzawaka en Dajla, están esculpidas en la roca y contienen en su interior inscripciones religiosas dedicadas a los dioses romanos y faraónicos.

Una de las sepulturas pertenece a Petosiris, gobernador de la zona en aquella época, que aparece retratado en las inscripciones con vestimenta romana junto a dibujos sobre el proceso de momificación y de los dioses egipcios.

La otra tumba, que contiene inscripciones sobre la estación de la cosecha del trigo en la antigüedad, pertenece a un personaje llamado Sadosiris, sobre el que la nota no dio más detalles.

Debido a su deterioro, las tumbas fueron cerradas al público en 1992 a la espera del inicio de su restauración, la semana pasada.

Previa a la restauración, se llevó a cabo la limpieza de las inscripciones que todavía conservan sus colores originales, explicó el texto.

Los expertos también tienen previsto preparar toda la zona desértica que rodea a las tumbas para las visitas turísticas.

Fuente: EFE, El Cairo / El Universal.com.mx, 3 de marzo de 2008

El fin del misterio del azul maya

 

Descubren que el colorante se producía mediante el calentamiento de incienso, arcilla y hojas de índigo en cuencos durante los sacrificios humanos ceremoniales al dios de la lluvia en Chichén Itzá.

Antropólogos de la Universidad de Wheaton y el Museo Fields de Chicago han descubierto cómo se elaboraba el azul maya, un pigmento usado en ofrendas, cerámica y murales en Mesoamérica entre 300 y 1500, y que su fabricación se enmarcaba en la celebración de sacrificios rituales. El hallazgo, que se publica hoy en la revista Antiquity, marca un hito en los más de 70 años de estudios sobre un tinte extraordinariamente resistente cuya composición no se desentrañó hasta 1993.

Los historiadores consideran este pigmento «uno de los grandes logros tecnológicos y artísticos de Mesoamérica». Identificado en 1931 por H.E. Merwin cuando estudiaba los murales del Templo de los Guerreros de Chichén Itzá, en la península de Yucatán, fue bautizado como azul maya once años después por Rutherford Gettens y George Stout. Arqueólogos y químicos han estudiado desde entonces un colorante que se va con el agua, pero es resistente al tiempo, el ácido, la biodegradación y los modernos disolventes.

Dios de la lluvia

Un equipo de la Universidad Nacional Autónoma de México dirigido por M. José Yacamán descubrió en 1996 que se trata de una mezcla a 150º C de un tipo de arcilla denominado paligorskita con una pequeña cantidad de hojas del arbusto del índigo, pero no cómo se conseguía. El azul era para los mayas el color del sacrificio. De ese color pintaban los cuerpos de las víctimas antes de tumbarlas de espaldas en el altar del Templo de los Guerreros de Chichén Itzá y sacar el corazón todavía latente de sus cuerpos antes de lanzarlos al Cenote Sagrado.

Un cenote es un pozo que se abre al derrumbarse el techo de una cueva inundada de agua dulce. Es una estructura geológica típica de la península del Yucatán. El fondo del de Chichén Itzá tiene una capa de arcilla azul de más de 4 metros de espesor, debida al colorante desprendido por el agua de los objetos y cuerpos a él tirados. A mediados del siglo XVI, el obispo español Diego de Landa dejó escrito que los mayas ofrecían al dios de la lluvia Chaak sacrificios humanos y todo tipo de valiosos presentes en el Cenote Sagrado, siempre pintadas las víctimas y los objetos de azul.

Del pozo se recuperaron en su momento más de cien cadáveres, además de gran número de piezas de cerámica, fragmentos de incienso de resina del árbol de copal, jade, piel, oro... «Exceptuando la cerámica, los trozos de incienso de copal han sido el resto más frecuentemente recuperado y su cantidad indica la importancia que tuvo en el ritual de ofrendas al cenote. Más importante aún es que muchas de esas ofrendas de copal tenían restos de pintura azul», escriben los investigadores en Antiquity.

Dean Arnold, antropólogo de la Universidad de Wheaton, examinaba un día un catálogo del Museo Fields cuando le llamó la atención la descripción de una pieza. Decía: «Azul sobre copal en cuenco». Él y otro de los autores examinaron la cerámica, de 20 centímetros de diámetro y tres patas, porque creían que podía estar relacionada con un posible escenario de elaboración del azul maya. Y detectaron en la parte inferior del trozo de incienso había una motas blancas que se parecían a la paligorskita que Arnold había visto en Yucatán.

La solución, en el museo

El cuenco no era una pieza arqueológica recién descubierta. Había sido sacado del fondo del Cenote Sagrado de Chihén Itzá en 1904 y forma parte de la colección del museo desde los años 30 del siglo pasado. Los investigadores comprobaron que las sospechosas manchas azules y blancas estaban repartidas por toda la muestra de incienso, ante lo cual decidieron recurrir a las tecnologías de exploración más avanzadas. El microscopio electrónico del Museo Fields examinó las inclusiones y encontró en ellas rastros de paligorskita e índigo en lo que parecía un intento de frustrado de producir azul maya mediante el calentamiento del incienso del cuenco. Arnold y sus colaboradores no sólo habían dado con el método de producción del colorante -el calentamiento de incienso con paligorskita e índigo-, sino también con el escenario: el tinte se elaboraba durante los sacrificios humanos a Chaak.

Foto: Cuenco con incienso copal. Reuters/John Weinstein.

The Field Museum/Handout.

La lluvia, indican, era vital para un pueblo agrícola como el maya en el norte de Yucatán, donde entre enero y mayo se vive una auténtica estación seca. «Los mayas usaban el índigo, la paligorskita y el incienso de copal con fines medicinales. La combinación ritual de estos tres elementos, utilizados por separado como curativos, tenía un gran valor simbólico e importancia ritual. La ofrenda de estas tres sustancias curativas era un alimento para Chaak y simbólicamente le hacía aparecen en el ritual en la forma de un brillante color azul que atraería la lluvia y haría que el maíz volviera a crecer», sostiene Arnold.

Para Gary Feinman, conservador del Museo Fields y coautor del descubrimiento, éste demuestra la importancia que pueden llegar a tener piezas guardadas en instituciones desde hace décadas a la hora de resolver preguntas antiguas. «Nuestro trabajo saca a la luz las potenciales recompensas del trabajo científico sobre las viejas colecciones de museos», indica. Un simple cuenco de los muchos lanzados al pozo de Chichén Itzá ha desvelado al hombre del siglo XXI cómo y cuándo los mayas fabricaban el colorante que tiñe de azul el fondo del Cenote Sagrado.

Fuente: Luis Alfonso Gámez / Diario Vasco.com, 28 de febrero de 2008

Ved también: Los Mayas, tradiciones del Sol, Instituto Nacional de Antropología e Historia de México

 

Los bronces de Sanxingdui, los orígenes de la civilización china

 

© Imagen creada por Arnaud Vercammen:  http://www.digizetta.net/

Foto: Uno de los bronces de Sanxingdui. Museo Sanxingdui

Sichuan complica la historia antigua de China. Los bronces encontrados en 1986, coetáneos con los faraones del Imperio Nuevo de Egipto, sugieren que el origen más remoto de China bebió también en fuentes ajenas al Río Amarillo.

El hallazgo de una cultura de 3.600 años de antigüedad en Sichuan, una provincia del suroeste de China, ha supuesto un shock para la historiografía y la arqueología chinas. Los bronces de Sanxingdui, una ciudad del Reino de Shu, en una zona del país que hasta los noventa era considerada irrelevante para la historia antigua, han modificado viejas y sólidas convicciones.

El 23 de julio de 1986, la Señora Xu Wenqiu estaba cavando el barro con el que fabricar ladrillos, junto con otros campesinos de la localidad de Sanxingdui, provincia de Sichuan. Eran las 8 de la mañana cuando el grupo encontró varias piezas de jade, manifiestamente antiguas. Todo el mundo salió disparado hacia sus respectivas casas con las piezas de jade que pudo arrambar.

Días después llegaron los especialistas desde la capital provincial, Chengdú (Sanxingdui queda a unos cuarenta kilómetros al noreste de Chengdú), y encontraron unas extrañas máscaras de bronce. Una de ellas estaba recubierta de oro, pero el arqueólogo jefe engañó a los aldeanos, diciéndoles que no era oro, sino bronce pintado, para no excitar su interés. Echó tierra al asunto y se fue inmediatamente a Chengdú a buscar a la policía y dar la señal de alarma. No se sabía qué era aquello, pero era importante y valioso.

Los campesinos devolvieron las piezas de jade y se prosiguió la excavación. El principal hallazgo fueron dos pozos repletos de restos y obras de arte, en una ciudad amurallada de 25 kilómetros cuadrados. En los pozos se encontraron; 80 colmillos de elefante, 4.000 conchas de moluscos marinos, artículos de oro, jade, ámbar, piedra y cerámica. Y sobre todo, aquellos bronces: una estatua humana de 180 kilos de peso y 2,6 metros de alto. Un árbol, con ricos y refinados adornos de flores y pájaros de casi cuatro metros de alto. Y misteriosas máscaras, de rostros angulosos, ojos y orejas desmesurados, algunas recubiertas de oro.

Era un hallazgo extraordinario, pero la verdadera sorpresa vino cuando se le puso fecha: entre 1.000 y 1.600 años antes de Cristo, contemporáneo con la dinastía china Shang, en el Río Amarillo, y con el Imperio Nuevo de la reina Hatshepsut y el faraón Thutmosis de Egipto. Y algo más: todo aquello, tan antiguo, no tenía nada que ver con lo que normalmente se asocia al arte chino. A un profano, las máscaras le recuerdan más al arte incaico que a cualquier cosa china.

El precedente de Xian

La historia se repetía. Trece años antes, en 1974, otro grupo de campesinos había encontrado estatuas de terracota cuando cavaba un pozo cerca de Xian: el ejército de terracota de Shihuangdi, considerado el "primer emperador" de China. La gran tumba imperial corroboraba la ortodoxia histórica china que localiza el origen de su milenaria civilización en el curso medio-bajo del Río Amarillo.

Mil trescientos años antes de aquel emperador, los Shang ya habían aportado la primera escritura conocida en Asia Oriental, unos oráculos grabados sobre caparazones de tortuga y huesos de animales, que se conocen como los "huesos oraculares" y que vienen dando trabajo a generaciones de estudiosos desde los años cuarenta. Las ciudades y tumbas Shang, en la actual provincia de Henan, con descubrimientos tan fundamentales como el de la primera escritura china, continuaban dentro de la misma gran región del Río Amarillo, pero lo de Sangxindui estaba muy lejos, en Sichuan, junto al Río Yangtzé, una zona mucho más alejada de la "matriz" civilizatoria, que nunca había sido considerada "antigua" o relevante para la cultura china.

Antes de 1986, ya se habían encontrado restos en Sanxingdui. En 1929 un campesino llamado Yan Daocheng ya había encontrado allí un disco de jade mientras cavaba junto a su casa y desde entonces se realizaron diversas excavaciones e incluso alguna foto aérea, pero lo encontrado no se consideraba muy antiguo y, como mucho, se atribuía a la dinastía Han (206 a.C.-202 d.C.).

Centro principal, el Río amarillo

"Los hallazgos de 1986, su riqueza, sofisticación y su datación, fueron un verdadero shock para todos nosotros, hubo mucho debate", recuerda el académico Li Xueqin, de la Universidad Tsinghua de Pekín, uno de los máximos especialistas en los bronces antiguos chinos.

"Sanxingdui cambió por completo nuestra visión de los orígenes de la civilización china", dice Li. Hoy en el mundo académico chino se acepta que el origen de China "no tiene una, sino muchas fuentes, pero su principal centro es la civilización del Río Amarillo", sentencia.

Al principio el hallazgo de Sanxingdui planteaba un completo misterio: ¿De donde salía aquella cultura, con formas tan diversas a las conocidas hasta el momento y sin registro documental alguno?. Poco a poco el rompecabezas se ha ido ensamblando.

"Hoy sabemos que Sanxingdui pertenecía al reino de Shu, cuyo centro era la llanura alrededor de Chengdú y cuyos límites se extendían por la parte occidental de Sichuan, incluido el actual municipio de Chongqing, y partes de las provincias de Hubei, al este y Guizhou, al sur", explica el académico. Las formas y las piezas son verdaderamente extrañas, es evidente que tienen un carácter propio, pero con el tiempo se ha constatado que también hay formas y utensilios, claramente recibidos del foco cultural de las llanuras centrales de China.

"Era una cultura local, que tuvo un gran intercambio, no sólo con la llanura central china, sino también con zonas extranjeras como Birmania o Vietnam, a las que el reino de Shu sirvió de puente", dice. Una muestra de esas influencias es una espada ornamental de Sanxingdui, de claro origen Shang, que se ha encontrado reproducida luego en Vietnam.

La 'Crónica de Huayang'

Otra novedad es la Crónica de Huayang ("Huayang Guozhi"). Es verdad que en Sanxingdui no se encontró escritura, pero esa crónica del año 380 después de Cristo cuyo autor es Chang Qu, contiene, "una descripción detallada del Reino de Shu, con referencias históricas", explica Li Xueqin. El libro narra que el reino de Shu era muy antiguo, tan antiguo que su historia comenzó "con la misma existencia de los seres humanos", dice.

Hoy, la excavadora, la tierra removida de la actual urbanización china, con sus 50.000 kilómetros de autopista trazados en apenas 25 años, puentes, canales, presas, nuevas ciudades, todo eso, "está complicando, más y más, la historia antigua de China", reconoce el académico Li. Ya se han encontrado siete ciudades neolíticas en Sichuan. China es una civilización muy antigua, pero la arqueología es aquí una ciencia muy joven, nacida en el siglo XX, y en medio de tremendas convulsiones y vicisitudes históricas que lo complicaban todo. Ahora, con la excavadora a tope y la estabilidad, se dan todas las condiciones para nuevas sorpresas. "Gracias a nuestras obras públicas, vivimos una edad de oro de nuestra arqueología", dice con una sonrisa.

Fuente: Rafael Poch, Pekín / La Vanguardia.es, 27 de febrero de 2008

Arqueólogos anuncian descubrimiento centro de gobierno Dinastía Aqueménida

 

Un grupo de arqueólogos iraníes y australianos han descubierto lo que creen que son los restos de la ciudad de Lidoma, un importante centro de gobierno de la Dinastía persa Aqueménida, del siglo VI antes de Cristo.

Los arqueólogos encontraron un enorme edificio de unos 1.500 metros cuadrados y una altura de 14 metros, así como una terraza con tres escaleras, entre otros objetos antiguos que creen que se remontan al Imperio Aqueménida, fundado por Ciro el Grande (575-530 a.C.).

Según informa hoy el diario Teheran Times en su página web, el descubrimiento tuvo lugar durante las excavaciones del equipo de arqueólogos iraní-australiano en Saravan, en la provincia meridional de Fars, donde estaba el centro de ese Imperio.

Las columnas halladas durante las excavaciones -concluidas la semana pasada- son muy parecidas a las que se encuentran en el Palacio Sad-Sotun, en Persépolis, a unos 80 kilómetros de la ciudad de Shiraz y considerada el corazón de la antigua Persia.

Foto: Columna de la Apadana, por Eugène Flandin, 1840.

'Quizá se pueda decir que se trata de Lidoma', una ciudad mencionada en las inscripciones de la Dinastía Aqueménida', dijo el responsable de las relaciones publicas del Organismo de la Herencia Cultural de Irán, Alireza Asgari.

La provincia de Fars (o Pars de la que se deriva el término de Persia) es una zona importante en cuanto a los monumentos de la Dinastía Aqueménida, cuyo fundador, Ciro el Grande, tenía la capital de su Imperio en Pasargada.

Pasargada, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2004, está situada unos 110 kilómetros al norte de la actual Shiraz.

Ciro el Grande fue quien conquistó Babilonia en 539 a.C. y liberó a los judíos de la esclavitud en esta ciudad, y es el autor de una declaración en pro de los derechos humanos inscrita en una pieza cilíndrica de arcilla.

Foto: Capitel de columna con prótome de toro (Apadana)

Los restos arqueológicos de esa Dinastía no reciben el cuidado adecuado por el régimen islámico chií de Teherán que venera la historia de Irán a partir del siglo VII, y considera que la Revolución Islámica iraní (1979) ha puesto fin a 2.500 años de dinastía de reyes injustos.

Fuente: Terra Actualidad - EFE, 26 de febrero de 2008

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(2) Lost Achaemenid city of Lidoma may have loomed into sight

TEHRAN -- A team of Iranian and Australian archaeologists working in Sorvan near Nurabad Mamasani in Fars Province believe that they may have discovered the Achaemenid city of Lidoma, which has been named in a collection of ancient tablets previously unearthed at Persepolis.

Recent digs have exposed the ruins of an enormous building construction at the site which was discovered during excavations carried out last year.

The structure covers an area of 1500 square meters and its original height has been estimated as being 14 meters on the basis of the width of the column bases unearthed at the site.

The remains of stairs, halls and the column bases of the structure have been revealed during this second season of excavation, which was concluded last week.

The team has also exposed the original stone surface of the Achaemenid site and numerous marble artifacts.

The ruins also include a 30-meter long hallway with a stone flagged floor. It is believed that it was originally an iwan. The walls of the iwan have been constructed from stairs of crenellated stones.

The column bases and stairs of crenellated walls are very similar to those belonging to the Sad-Sotun Palace (100-Column Palace) at Persepolis.

"The construction of what must have been a financially highly expensive structure seems to be impossible without economic aid from the government of the time. Thus, there is evidence that this maybe the site of the city of Lidoma, which has been listed in ancient tablets previously discovered in Persepolis," Iranian team director Alireza Asgari told the Persian Service of CHN on Sunday.

The newly found structure provides evidence that matches information inscribed about the city of Lidoma on the Persepolis tablets, he added.

Source: Tehran Times Culture Desk