La cultura de jade en China
El jade se encuentra en las montañas y en los lechos de los ríos. Desde tiempos remotos, los chinos lo han considerado «la esencia del Cielo y la Tierra ». En cuanto a las diferentes formas que adopta una vez pulido y tallado, estas vienen dictadas por la tradición.
Por ejemplo: según la antigua cosmología china, el cielo era redondo y la tierra cuadrada; de ahí que en los rituales dedicados a los espíritus celestes se emplearan yubi, piezas de jade redondas y planas con un agujero en el centro; en cambio, en los ofrecidos a los espíritus terrestres se usaban yucong, piezas del mismo material largas y huecas de lados rectangulares.
Según una antigua leyenda china, el fénix y el dragón son las deidades animales que dieron origen a los clanes. Se comprende así que estos dos seres mitológicos sean los motivos que aparecen con mayor frecuencia en los adornos y recipientes de jade.
En determinados ritos institucionalizados de la antigüedad se utilizaban diversos utensilios de carácter propiciatorio. Entre tales ritos figuraban los sacrificios ofrecidos a los antepasados así como las ceremonias en honor de los dioses del Cielo y la Tierra.
Los restos arqueológicos revelan que ya en el neolítico se elaboraron numerosos yubi y yucong para usarlos como objetos rituales. Es posible que en esa misma época surgiera la idea de un cielo redondo y de una tierra cuadrada, concepción cosmológica que con el tiempo echaría profundas raíces en la mentalidad china.
Para la nobleza, los utensilios propiciatorios eran un símbolo de su posición y autoridad. Las hachas y espadas de jade, por ejemplo, evolucionaron hasta convertirse en yugui, tablillas de jade utilizadas como cetro por los antiguos señores feudales.
Cuando el emperador o «hijo del Cielo» enviaba a un príncipe o a un funcionario a realizar una importante misión fuera de la corte, le entregaba una de esas tablillas, prueba de que el enviado gozaba de autoridad suficiente para obligar a los gobiernos locales a acatar las órdenes imperiales.
Desde el punto de vista arqueológico, la historia del jade chino se divide en dos grandes etapas demarcadas por la dinastía Han (206 a. de C.-220 d. de C.), período en el que poco a poco los utensilios rituales de jade comenzaron a perder su función religiosa y a encaminarse hacia su madurez.
A lo largo de esa época, el ámbito de utilización de las piezas de jade fue diversificándose y este material pasó a emplearse también en la fabricación de objetos funerarios, artísticos y de adorno personal. Los objetos funerarios son los que mejor representan los rasgos característicos de la artesanía del jade de la dinastía Han.
Estos objetos se fabricaban expresamente para los enterramientos en la creencia de que la nobleza, perfección, constancia e inmortalidad del jade evitarían la putrefacción del cuerpo. Como ejemplos de este tipo de objetos pueden citarse la delgada y ligera cigarra de jade descubierta en la boca de un cadáver así como el rollizo cerdito hallado en la mano de un difunto.
En aquel entonces se creía que la cigarra, una vez enterrada, se desprendía de su piel y renacía; y la gran rapidez con la que se reproduce el cerdo se interpretaba como un augurio de riqueza. En la elección de uno y otro animal cabe ver la plasmación de los deseos típicamente humanos de reencarnarse y obtener mayores riquezas.
Tras las dinastías Song (960-1279) y Yuan (1271-1368), el jade tendió a convertirse en mera obra de arte. A excepción de un reducido número de piezas sacrificiales empleadas por el emperador, la mayoría de los jades de esta época fueron fruto de la búsqueda del placer estético.
Tanto las piezas de uso personal peines, horquillas, pulseras, colgantes como las destinadas a exponerse, solían cumplir una función decorativa, si bien entre estas últimas figuran también soportes y limpiadores de pinceles, tazas para agua, recipientes para la pasta roja empleada con los sellos y otros objetos de uso cotidiano.
El atractivo del jade ha llegado hasta nuestros días. En toda China en el norte y en el sur, en las zonas urbanas y en las rurales, se conserva la costumbre de comprar, regalar y lucir piezas de este material.
El jade se considera el mejor regalo para celebrar un compromiso matrimonial y el nacimiento de un hijo. Y aún hoy, los chinos creemos que el jade no sólo es una piedra preciosa, sino que ahuyenta las desgracias y llama a la buena suerte. (CRI)
Fuente: Copyright: Agencia de Noticias Xinhua de China, 1 de noviembre de 2005
Enlace: http://www.spanish.xinhuanet.com/spanish/2005-11/01/content_178124.htm
Por ejemplo: según la antigua cosmología china, el cielo era redondo y la tierra cuadrada; de ahí que en los rituales dedicados a los espíritus celestes se emplearan yubi, piezas de jade redondas y planas con un agujero en el centro; en cambio, en los ofrecidos a los espíritus terrestres se usaban yucong, piezas del mismo material largas y huecas de lados rectangulares.
Según una antigua leyenda china, el fénix y el dragón son las deidades animales que dieron origen a los clanes. Se comprende así que estos dos seres mitológicos sean los motivos que aparecen con mayor frecuencia en los adornos y recipientes de jade.
En determinados ritos institucionalizados de la antigüedad se utilizaban diversos utensilios de carácter propiciatorio. Entre tales ritos figuraban los sacrificios ofrecidos a los antepasados así como las ceremonias en honor de los dioses del Cielo y la Tierra.
Los restos arqueológicos revelan que ya en el neolítico se elaboraron numerosos yubi y yucong para usarlos como objetos rituales. Es posible que en esa misma época surgiera la idea de un cielo redondo y de una tierra cuadrada, concepción cosmológica que con el tiempo echaría profundas raíces en la mentalidad china.
Para la nobleza, los utensilios propiciatorios eran un símbolo de su posición y autoridad. Las hachas y espadas de jade, por ejemplo, evolucionaron hasta convertirse en yugui, tablillas de jade utilizadas como cetro por los antiguos señores feudales.
Cuando el emperador o «hijo del Cielo» enviaba a un príncipe o a un funcionario a realizar una importante misión fuera de la corte, le entregaba una de esas tablillas, prueba de que el enviado gozaba de autoridad suficiente para obligar a los gobiernos locales a acatar las órdenes imperiales.
Desde el punto de vista arqueológico, la historia del jade chino se divide en dos grandes etapas demarcadas por la dinastía Han (206 a. de C.-220 d. de C.), período en el que poco a poco los utensilios rituales de jade comenzaron a perder su función religiosa y a encaminarse hacia su madurez.
A lo largo de esa época, el ámbito de utilización de las piezas de jade fue diversificándose y este material pasó a emplearse también en la fabricación de objetos funerarios, artísticos y de adorno personal. Los objetos funerarios son los que mejor representan los rasgos característicos de la artesanía del jade de la dinastía Han.
Estos objetos se fabricaban expresamente para los enterramientos en la creencia de que la nobleza, perfección, constancia e inmortalidad del jade evitarían la putrefacción del cuerpo. Como ejemplos de este tipo de objetos pueden citarse la delgada y ligera cigarra de jade descubierta en la boca de un cadáver así como el rollizo cerdito hallado en la mano de un difunto.
En aquel entonces se creía que la cigarra, una vez enterrada, se desprendía de su piel y renacía; y la gran rapidez con la que se reproduce el cerdo se interpretaba como un augurio de riqueza. En la elección de uno y otro animal cabe ver la plasmación de los deseos típicamente humanos de reencarnarse y obtener mayores riquezas.
Tras las dinastías Song (960-1279) y Yuan (1271-1368), el jade tendió a convertirse en mera obra de arte. A excepción de un reducido número de piezas sacrificiales empleadas por el emperador, la mayoría de los jades de esta época fueron fruto de la búsqueda del placer estético.
Tanto las piezas de uso personal peines, horquillas, pulseras, colgantes como las destinadas a exponerse, solían cumplir una función decorativa, si bien entre estas últimas figuran también soportes y limpiadores de pinceles, tazas para agua, recipientes para la pasta roja empleada con los sellos y otros objetos de uso cotidiano.
El atractivo del jade ha llegado hasta nuestros días. En toda China en el norte y en el sur, en las zonas urbanas y en las rurales, se conserva la costumbre de comprar, regalar y lucir piezas de este material.
El jade se considera el mejor regalo para celebrar un compromiso matrimonial y el nacimiento de un hijo. Y aún hoy, los chinos creemos que el jade no sólo es una piedra preciosa, sino que ahuyenta las desgracias y llama a la buena suerte. (CRI)
Fuente: Copyright: Agencia de Noticias Xinhua de China, 1 de noviembre de 2005
Enlace: http://www.spanish.xinhuanet.com/spanish/2005-11/01/content_178124.htm
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