Aníbal, un ilustre visitante del templo de Melkart
Por A.R.AGRASO, Europa Sur, domingo 12 de diciembre de 2004
Cádiz. La religión era un elemento de singular trascendencia en el proceso colonizador fenicio, ya que los templos actuaron, entre otras cuestiones, como garantes de las transacciones comerciales. Algo de especial importancia teniendo en cuenta el carácter de la sociedad fenicia.
Las fuentes para el estudio de la religión fenicia en Oriente son escasas, aunque los expertos señalan dos características principales: su carácter conservador -ya que se mantienen prácticamente los mismos cultos desde los momentos iniciales- y la existencia de unas divinidades jerarquizadas.
Destaca Ángel Muñoz Vicente, arqueólogo de la Delegación Provincial de Cultura, que la mayoría de las divinidades y santuarios de los que hablan las fuentes antiguas estén relacionados con la navegación y sacralización de accidentes costeros y templos de ciudades portuarias; así, el santuario de Gibraltar se ubicaba en las puertas del Atlántico, y en el de la Lux Lubia, "en Sanlúcar de Barrameda a orillas del Guadalquivir, los navegantes y marinos que iniciaban sus travesías hacia el interior depositaban sus exvotos" para que el viaje les fuera favorable.
A principios del primer milenio antes de nuestra era, existían en Tiro tres divinidades principales: El, Melkart -cuyo culto debió evolucionar con el paso del tiempo, asimilándose en el siglo VI c.C. con el Heraklés griego- y Astarté. Los dos últimos, indica Muñoz, están claramente documentados tanto por las noticias de los autores clásicos como por la arqueología, pero del primero las noticias escritas son nulas, aunque existen referencias arqueológicas en Cádiz: un sello de un anillo signatario, localizado en 1873 por un pescador en los fosos de Puertas de Tierra, que se conserva en el Museo arqueológico Nacional.
Este anillo está dividido en dos mitades por una incisión. En la superior aparece representado un personaje masculino "de aspecto enano o infantil, con las piernas separadas y flanqueado por dos halcones", que los expertos identifican con el dios Path-Pateco, "al que la iconografía muestra habitualmente con los halcones sobre los hombros". Es la inscripción de este anillo la que alude al dios El, y la que relaciona esta pieza con Tiro. El anillo, según algunos investigadores, tendría origen oriental y habría llegado a Gadir como fruto de las relaciones comerciales con la región sirio-palestina en los primeros momentos del proceso colonizador.
El templo de Malkart-Heráklés-Hércules fue, según se cree, muy visitado por personajes de la Antigüedad. "Sabemos que Aníbal, antes de la Segunda Guerra Púnica, estuvo en él para implorar protección. También lo visitaron Julio César y Pomponio Mela, entre otros", dice el arqueólogo.
Melkart, Astarté, El. Los dioses de Gadir tenían nombre propio. Nombres que han quedado repujados en objetos, o de los que hablan los hallazgos que reposan en el subsuelo.
Cádiz. La religión era un elemento de singular trascendencia en el proceso colonizador fenicio, ya que los templos actuaron, entre otras cuestiones, como garantes de las transacciones comerciales. Algo de especial importancia teniendo en cuenta el carácter de la sociedad fenicia.
Las fuentes para el estudio de la religión fenicia en Oriente son escasas, aunque los expertos señalan dos características principales: su carácter conservador -ya que se mantienen prácticamente los mismos cultos desde los momentos iniciales- y la existencia de unas divinidades jerarquizadas.
Destaca Ángel Muñoz Vicente, arqueólogo de la Delegación Provincial de Cultura, que la mayoría de las divinidades y santuarios de los que hablan las fuentes antiguas estén relacionados con la navegación y sacralización de accidentes costeros y templos de ciudades portuarias; así, el santuario de Gibraltar se ubicaba en las puertas del Atlántico, y en el de la Lux Lubia, "en Sanlúcar de Barrameda a orillas del Guadalquivir, los navegantes y marinos que iniciaban sus travesías hacia el interior depositaban sus exvotos" para que el viaje les fuera favorable.
A principios del primer milenio antes de nuestra era, existían en Tiro tres divinidades principales: El, Melkart -cuyo culto debió evolucionar con el paso del tiempo, asimilándose en el siglo VI c.C. con el Heraklés griego- y Astarté. Los dos últimos, indica Muñoz, están claramente documentados tanto por las noticias de los autores clásicos como por la arqueología, pero del primero las noticias escritas son nulas, aunque existen referencias arqueológicas en Cádiz: un sello de un anillo signatario, localizado en 1873 por un pescador en los fosos de Puertas de Tierra, que se conserva en el Museo arqueológico Nacional.
Este anillo está dividido en dos mitades por una incisión. En la superior aparece representado un personaje masculino "de aspecto enano o infantil, con las piernas separadas y flanqueado por dos halcones", que los expertos identifican con el dios Path-Pateco, "al que la iconografía muestra habitualmente con los halcones sobre los hombros". Es la inscripción de este anillo la que alude al dios El, y la que relaciona esta pieza con Tiro. El anillo, según algunos investigadores, tendría origen oriental y habría llegado a Gadir como fruto de las relaciones comerciales con la región sirio-palestina en los primeros momentos del proceso colonizador.
El templo de Malkart-Heráklés-Hércules fue, según se cree, muy visitado por personajes de la Antigüedad. "Sabemos que Aníbal, antes de la Segunda Guerra Púnica, estuvo en él para implorar protección. También lo visitaron Julio César y Pomponio Mela, entre otros", dice el arqueólogo.
Melkart, Astarté, El. Los dioses de Gadir tenían nombre propio. Nombres que han quedado repujados en objetos, o de los que hablan los hallazgos que reposan en el subsuelo.
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Fco. Javier Pérez -
Curro Pérez.
Hernan Casanova -