Hallan una estatua romana de la época imperial y de un metro de altura en pleno centro de Valencia
Estatua femenina romana de mármol de 1 metro de altura, época imperial, s. II. Fondo: sección barrio de Velluters. Foto satélite. Google Maps
Los expertos creen que la pieza podría pertenecer a una tumba de carácter monumental ubicada en el barrio de Velluters. Junto a la escultura de mármol han aparecido lápidas con inscripciones.
Una pieza de buena escuela e importancia
Una estatua de la época imperial romana de cerca de un metro de altura y fechada, según los primeros datos que se poseen, en el Siglo II d. c. ha aparecido en pleno centro de Valencia, en el barrio de Velluters, en el transcurso de unas excavaciones de carácter ordinario y preceptivas antes de cualquier edificación.
Aunque el hallazgo se producía el pasado viernes no era hasta ayer cuando la Dirección General de Patrimonio daba a conocer la noticia. Sin duda, se trata de un importante hallazgo. Por la importancia de la pieza, su tamaño, su datación pero también por las hipótesis que, de momento, barajan los arqueólogos sobre el lugar de la localización y las sorpresas que el yacimiento podría deparar.
La pieza fue encontrada en lo que se cree fue una necrópolis. De entre los restos hallados, según informaba ayer la Conselleria de Cultura, quien evitó facilitar mayores datos sobre la localización exacta del yacimiento por lógico temor a expolios, destaca la aparición de un probable pozo votivo en el que se encontró la escultura de mármol que representa, posiblemente, a una musa.
La figura estaba dividida en tres trozos que casaban perfectamente. Está carente de cabeza y los antebrazos y ataviada con una túnica, o peplo, vestidura característica de las mujeres romanas adineradas, realizada mediante la técnica de paños mojados, con la que el artista lograba una fiel representación de la anatomía femenina sugerida bajo los pliegues del tejido.
Los arqueólogos no descartaban que la pieza pudiera completarse, así como también que pudieran aparecer otros elementos. De momento y debido a la lluvia caída ayer, las excavaciones han quedado paralizadas. La pieza se encontraba en torno a unos 2,5 metros de profundidad. Estaba rodeada de sillares. Según los primeros indicios, el cementerio habría sido arrasado en el siglo XII.
En el mismo pozo han salido también dos estelas funerarias con inscripciones dedicadas a las mujeres de dos libertos. Este hecho es el que arrastra a una segunda hipótesis, que la pieza pertenezca a una tumba de carácter monumental.
Asimismo, en la intervención arqueológica que está siendo dirigida por Asunción Viñes Pérez y Agustina Herreros Hernández, se han documentado catorce enterramientos de adultos, tanto hombres como mujeres, en fosas con cubiertas de tégulas planas o a doble vertiente, todas sin ajuar, por lo que está por determinar su cronología. También se ha documentado un enterramiento infantil.
La cronología de la necrópolis se remontaría a finales del siglo II o inicios del III d.c. y se amortizaría en el siglo V d.C.
El espacio del yacimiento se situaría en este tiempo al suroeste de la ciudad romana, una zona destacada, que bordearía los canales fluviales que servirían de límite natural a la ciudad y que la salvarían probablemente de las avenidas fluviales. Esta extensa área cementerial fue descubierta ya en los años 40 con motivo una intervención urbanística. La densidad del cementerio es de 1 enterramiento cada 6,8 m2 siempre en un solo nivel, hecho que indica que las tumbas deberían tener algún tipo de señalización que impidiera que las nuevas inhumaciones cortaran a las ya existentes. Estaban organizadas por calles, distribución habitual en las necrópolis de la época. Agustina Herreros Hernández, una de las directoras de la excavación, recordaba ayer a Levante-EMV que desde hace meses se lleva excavando en la zona pero hasta ahora no se habían tenido resultados destacables. Asimismo, destacaba que salvo cambios sustanciales o hallazgos de mayor naturaleza, la excavación podría prolongarse hasta el verano. «No es normal que aparezcan piezas tan grandes. Es pronto para valorar la importancia del yacimiento, dependerá no sólo de otros posibles hallazgos sino también de su pertenencia. Lo que sí está claro es que se trata de un pieza de gran valor que hay que estudiar con detenimiento», añadió Herreros. La estatua ha sido depositada en el Servicio Arqueológico Municipal.
Fuente: R. F., Valencia / Levante-emv.com, 28 de marzo de 2007
(2) Los expertos consideran la musa el hallazgo romano más valioso, comparan su importancia con el Apolo de Pinedo.
La estatua de mármol de la época imperial romana encontrada durante unas excavaciones en pleno centro de Valencia es, según expertos consultados por este diario, la pieza romana arqueológica más importante de las aparecidas en Valencia junto al Apolo de Pinedo. Sin embargo, la singularidad de esta musa descubierta en una necrópolis romana que habría sido arrasada en el siglo XII es que fue creada ex profeso para una vivienda noble de la ciudad mientras que el Apolo de Pinedo fue un grupo escultórico encargado para un templo que se encontró en aguas valencianas debido a un naufragio. El Apolo, una figura de tamaño casi natural, se exhibe en la actualidad en el Museo de Prehistoria y Arqueología de la Beneficencia.
La pieza, que tiene un tamaño próximo a un metro de altura, gana en valor además por su perfecto estado de conservación pese a que le falten la cabeza y los antebrazos y también por el detallismo de su creación y la calidad del material del que está hecha. Por ello se cree que pertenecería a algún edificio de alto rango. La musa, según los primeros estudios, estaría datada en el siglo II después de Cristo.
En la actualidad, está depositada en el servicio arqueológico municipal y se desconoce cuál será su destino final. No se tomará la decisión hasta que concluya la excavación y se estudie con detenimiento la pieza cuyo hallazgo está previsto que se publique en alguna revista especializada. «Es una gran pieza, única en Valencia y de una gran calidad y un mármol muy bueno», afirmó Albert Ribera, jefe del servicio arqueológico municipal. El arqueólogo indicó que la estatua por sus características no pertenecía a un contexto funerario. Ribera se alinea así con una de las dos hipótesis que se barajan sobre el origen del yacimiento. Un sector cree que el hecho de que junto a ella aparecieran dos lápidas con inscripciones distintas podría hacerla pertenecer a una tumba monumental mientras otros consideran que el hecho de que apareciera dentro de un pozo junto a sillares y otros elementos es que había sido depositada allí cuando fue arrasado el cementerio.
De momento, la excavación que dirigen Agustina Herreros y Asunción Viñes se encuentra paralizada a causa de las lluvias caídas durante los últimos días. Los expertos no descartan nuevos descubrimientos o que incluso se encontraran algunos de los elementos que le faltan a la figura femenina. La previsión es que esta excavación, de carácter preceptivo antes de una edificación, se prolongue hasta el próximo verano.
Fuente: R. F., Valencia / Levante-emv.com, 29 de marzo de 2007
La estatua romana hallada en Valencia tiene los senos mutilados y se cree que es la diosa Fortuna.
La pieza habría sido mutilada en el siglo IV siguiendo la orden de ortodoxia religiosa de Teodosio. Los pliegues de la ropa, rizos del pelo y los arranques cambian la hipótesis sobre su identidad.
Belleza. La pieza es para los expertos uno de los hallazgos del siglo. Foto: J. R. S./ Levante
La estatua romana hallada en Valencia esconde un sin fin de interrogantes. No sólo ella, sino también todo aquello que le rodea. Descifrarlos podría permitir a los arqueólogos unir un buen puñado de datos hasta ahora inconexos pero muchos de ellos, seguramente, próximos.
Y el primero parece estar a punto de caer. Las primeras observaciones realizadas por los especialistas ha llegado a determinar que la pieza debió ser mutilada a conciencia. Es decir, su destrucción no fue un hecho casual, así como tampoco lo fue su abandono en el pozo en el que fue hallada.
La estatua tiene los senos golpeados, la cabeza fue arracada de un golpe certero así como los dos brazos. El objetivo: anular cualquier rasgo que pudiera identificarla o pudiera sugerir rango y significado.
Así lo afirmaba a este diario el arqueólogo municipal Vicente Lerma quien sostiene que la pieza habría sido destruida durante el siglo IV coincidiendo con la leyes teodosianas, de clara ortodoxia religiosa, que ordenaron la destrucción de cualquier pieza o elemento de carácter pagano y que ponía fin al decreto de tolerancia religiosa de Constantino.
Lerma recuerda que en el Codex Teodosiano XII se afirma que «si todavía queda en pie alguna estatua en templos y santuarios y ha recibido o recibe algún tipo de culto por parte de los paganos, que se arrancada de su emplazamiento». El arqueólogo encuentra en esta orden la explicación de que únicamente de todo su cuerpo tenga los senos golpeados. Y argumenta que no se trata de un simple golpe durante su abandono porque el resto de la figura- salvo los elementos que faltan- está intacta y de ser así hubiera sufrido desperfectos similares.
La hipótesis es coincidente con la del arqueólogo y experto en arqueología romana José Luis Jiménez quien incluso va más allá y sostiene que la estatua no se trataría de una musa, como hasta ahora se creía, sino de una diosa, la diosa Fortuna.
Jiménez, integrado en el equipo que ha de dar con muchas de las soluciones, recuerda que la estatua de mármol tiene tres arranques en su parte izquierda y que sería donde estaría integrado el timón que distingue a esta diosa. En su mano izquierda podría figurar el cuerno de la abundancia. «El tipo de indumentaria, los pliegues de la ropa y sobre todo el peinado que queda en su parte trasera y los tirabuzones de los hombros nos lleva a pensar en la diosa Fortuna», afirmó el experto a Levante-EMV. «Fortuna solía forma parte de los enterramientos como referencia de deseo de suerte. Además, en este caso, el hecho de que aparecieran junto a ella dos inscripciones funerarias de mujer y dedicadas por sus respectivos maridos hace los datos coincidentes», añadió. Jiménez se decanta porque la pieza formó parte de un conjunto monumental que «no debe estar muy lejos» de donde apareció la estatua y es optimista ante el hecho de que aparezca una segunda figura ya que solían ser instaladas en parejas en este tipo de enterramientos.
El taller de esculturas de Viria Acte
«Hay en esta destrucción un claro gesto de inutilizarla para su culto o contemplación. Nuestras hipótesis apuntan a un enterramiento de importancia. Pero habrá que indagar por que Fortuna, el origen del mármol, la vinculación del enterramiento con el entorno. Aún así estamos ante uno de los yacimientos romanos más importantes de Valencia por su extensión y lo que hasta ahora ha aparecido», añadía Jiménez.
Además, la localización del mismo reafirma el hecho de que en ambos lados de la calle San Vicente, a la altura de donde se está excavando, sería una zona utilizada como cementerio romano. San Vicente era una vía principal de acceso a Valentia.
La epigrafía romana localizada en Valencia en anteriores excavaciones puso sobre la mesa la existencia de un taller de escultura de mucha relevancia que estaría dirigida por una mujer, Viria Acte. La realización de la pieza, su acabado, los detalles, el mármol utilizado ha llevado a los especialistas a calificar su factura como de una «altísima calidad». Todos estos elementos podrían acabar uniéndose y al mismo tiempo cerrar no sólo la historia de una pieza, la existencia de un gran cementerio como así se ha demostrado ya gracias a las abundantes tumbas descubiertas sino también la riqueza de la propia sociedad de la época.
Fuente: J. R. S., Valencia / Levante-emv.com, 6 de abril de 2007
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