Asturias. El Chao Samartín reúne la mayor colección de cerámica romana del norte de España
Foto: Decoración de una de las cerámicas.
Un centenar de las más de mil piezas procedentes del yacimiento formará parte de una exposición que se inaugurará en julio en Gijón.
El conjunto de cerámica romana que el Chao Samartín (Grandas de Salime) está ofreciendo a los investigadores que se ocupan de desentrañar su historia se sale de lo habitual. Durante diez años de excavación se han reunido varios miles de piezas y fragmentos procedentes de distintas épocas, entre las que destaca el conjunto de cerámica de «Terra sigillata». Se denominan así a las cerámicas de época romana bañadas de barniz rojizo, utilizadas como vajillas de mesa. La colección que se ha conseguido exhumar en el Chao Samartín ronda las 1.300 piezas, entre fragmentos y utensilios completos.
Es la mayor colección por número y variedad de las localizada en yacimientos castreños del norte de España. Los detalles, la tipología, la procedencia y todo lo relacionado con este importante hallazgo formará parte del libro que preparan los arqueólogos Estefanía Sánchez Hidalgo y Alfonso Menéndez Granda, ambos integrantes del equipo de excavaciones arqueológicas de la cuenca del Navia que dirige Angel Villa. La publicación estará en la calle en octubre, pero antes, un centenar de cerámicas formarán parte de una exposición que se inaugura en julio en el Parque Arqueológico de la Campa de Torres, en Gijón. Ambas iniciativas cuentan con el apoyo de la Fundación Municipal de Cultura de Gijón y la Consejería de Cultura.
A juicio de Alfonso Menéndez, el volumen de «Terra sigillata» del castro de Grandas, donde se ha excavado sólo una cuarta parte de su superficie, sorprende sobre todo si se establecen comparaciones con otros yacimientos. Es el caso del castro de Llagú, que con una superficie excavada que triplica la del Chao solamente ha aportado 150 vasijas de «Terra sigillata», lo que da una idea de la importancia del material grandalés.
Los arqueólogos fundamentan la abundancia de piezas en dos hechos: el poblado fue abandonado a mediados del siglo II tras sufrir un movimiento sísmico que obligó a huir a sus habitantes abandonando sus pertenencias, que se localizaron siglos después casi intactas. Otra de las razones está vinculada al asentamiento del Ejército romano, que habría supuesto una fuerte demanda de piezas para abastecer a la población. Alfonso Menéndez destaca asimismo que en el siglo I, el Chao era el núcleo administrativo de la zona, donde se asentaban los dirigentes que controlaban el mercado del oro. En resumen, se trataba de una zona rica, con un mercado establecido que recibía materiales de distintos lugares de la Península.
Hasta Grandas de Salime llegó cerámica desde distintos lugares. Se cuenta con una amplia representación de vajillas de origen sudgálico (sur de Francia) e hispano. Las piezas más habituales son platos, cuencos, tazas, jarras y vasos, pero también hay cantimploras y tinteros. Se da la circunstancia de que un tintero fue localizado en la casa donde se cree que residió la autoridad del poblado, lo que lleva a pensar que ya entonces podían utilizar tinta.
En el Chao se han contabilizado piezas con sellos de alfarero en número abundante, pero entre las llegadas de la Península abundan las de alfares de la zona riojana de Tricio. La sigillata era en época del Imperio romano un producto internacional que encontró en el castro de Grandas, entonces la capital de la zona, un centro de distribución para otros lugares durante los siglos I y II.
En la producción que se conserva, los arqueólogos destacan un cuenco grande totalmente decorado con escenas romanas, entre las que llama la atención la figura del dios egipcio Anubis. Otras piezas de interés son algunas jarras que no cuentan con paralelo y sellos de alfarero muy habituales en otros yacimientos, pero algunos del Chao, claramente de Tricio, no habían sido identificados con anterioridad.
Fuente: La Nueva España, 4 de junio de 2005
Enlace: http://www.lne.es/secciones/noticia.jsp?pIdNoticia=297214&pIdSeccion=46&pNumEjemplar=929
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El Chao Samartín fue hace 3.000 años residencia de un grupo privilegiado
Todo parece apoyar que la fundación del Chao Samartín en Grandas de Salime se produjo a finales de la Edad del Bronce. Los últimos análisis confirman que entre los siglos IX y VIII, era un asentamiento fortificado con una gran cabaña central con capacidad para albergar un núcleo social privilegiado. Esa misma antigüedad es la que se establece para el cráneo hallado a la entrada del poblado. Estas fechas también han sido probadas en los castros de San Chuis y Os Castros, lo que permite establecer relación entre esas sociedades.
Los últimos análisis de radiocarbono realizados sobre diferentes muestras tomadas en distintas zonas del Chao Samartín (Grandas de Salime) han concluido que la fundación del castro se remonta a principios del siglo IX y finales del VIII antes de Cristo. Estas dataciones coinciden asimismo con la cronología que se asigna al emplazamiento donde se encontró un cráneo -probablemente de mujer-, que los arqueólogos vinculan al momento fundacional de este asentamiento fortificado.
Los estudios que se vienen realizando en el castro en los últimos años han permitido conocer que en el siglo VIII antes de nuestra era las defensas monumentales delimitaban un recinto en el que se alzaba, en posición dominante, una cabaña de grandes dimensiones que probablemente albergó un núcleo social privilegiado. Todo parece indicar que a partir de ese primigenio recinto fortificado, que, según los arqueólogos, pudo ser una especie de lugar de prestigio propio de una clase destacada, se desarrolló lo que más tarde se convertiría en lo que hoy conocemos como castros.
Las recientes dataciones coinciden en otorgar las mismas fechas para distintos lugares del poblado: empalizadas, foso, cabaña... que coinciden con la de la estratigrafía donde se localizó la urna con el cráneo. Este elemento, único resto humano localizado hasta ahora en un yacimiento que se remonta a la Edad del Bronce, sugiere a los arqueólogos una serie de preguntas aún sin respuesta que exigen una reflexión que permita indagar en una historia hoy muy poco armada y menos conocida.
Cista con cráneo
Ángel Villa, director del plan arqueológico de la cuenca del Navia, mantiene que hay que actuar con prudencia antes de lanzarse a avanzar hipótesis que argumenten la presencia del cráneo en el yacimiento. Hasta ahora lo único seguro es su antigüedad y su localización. Fue hallado, en una cista construida con losas de pizarra, ante la puerta de acceso a la acrópolis, a nivel del suelo que servía de tránsito hacia el recinto. Los análisis realizados prueban que el suelo en el que se excavó el nicho funerario es contemporáneo del cierre monumental que delimitaba el poblado. Según han comprobado los arqueólogos, los derrumbes ocasionados tras su primitiva ruina sellaron definitivamente el suelo y la cista.
Hay, como se ha dicho, pocas referencias de cráneos en yacimientos tan antiguos, al menos en la península Ibérica. Otra cosa es lo que ocurre en Gran Bretaña. Allí los expertos han podido comprobar a partir de distintos hallazgos que los romanos practicaron el corte ritual de las cabezas de sus prisioneros para ofrecerla a los dioses cada vez que se hallaban en peligro, suponiendo que con tales sacrificios ponían a la divinidad de su parte.
Cortadores de cabezas
Hasta hace poco en Gran Bretaña se pensaba que estos hallazgos de cuerpos desmembrados respondían a prácticas rituales celebradas por los druidas, pero los últimos restos han podido datarse en el siglo II, lo que, según los historiadores José María Blázquez y Javier Cabrero, indicaría que fueron legionarios romanos los autores del ritual.
Las similitudes que puede haber entre el hallazgo del Chao Samartín y los británicos se desbaratan por las fechas, ya que en el caso asturiano parece que el ritual fue muy anterior a la presencia romana en la zona. Los historiadores también hacen mención en su estudio sobre los cortadores de cabezas, que fue una costumbre muy extendida entre los pueblos celtas y entre todas las culturas que hacían de la guerra una de sus ocupaciones principales.
En el caso del Chao, sus estudiosos parecen decantarse más por una función ritual del cráneo que por el resultado de actuaciones bélicas.
Fuente: Mercedes MARQUÉS. La Nueva España, 23 de enero de 2004
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Castro Chao Samartín (Grandas de Salime)
Concejo (municipio): Grandas de Salime
Población: Castro
Localización: El castro está enclavado en la aldea de Castro, que dista 5,5 km de la capital del concejo, la villa de Grandas, con la que se comunica a través de la carretera AS-28.
Acceso: Carretera AS-28 de Grandas de Salime al Alto del Acebo, a la altura de la aldea de Castro (punto kilométrico 6).
Descripción: El Chao de San Martín se ha convertido en un hito fundamental para explicar el origen de estos poblados y su adaptación al nuevo orden social establecido tras la conquista romana.
El descubrimiento casual de una cabaña bajo las por entonces tierras de labor del Chao y la preocupación e interés de las gentes del lugar hicieron posible la conservación de gran parte del material cerámico encontrado y el conocimiento de su existencia por los investigadores universitarios.
En agosto de 1990 dieron comienzo las campañas de excavación arqueológica. La riqueza de este yacimiento es enorme y son numerosos los materiales encontrados: cerámicas, piezas de orfebrería, instrumental quirúrgico, juegos de pesas y medidas, herramientas de bronce, etc.
Bajo las telas protectoras de las excavaciones se extienden los testimonios de una sociedad que alcanzó hace casi dos mil años un grado de refinamiento urbano como hasta el momento no ha podido documentarse en otros poblados vecinos.
Su historia comenzó, no obstante, mucho antes, pues se sabe que el castro estaba ya fortificado en el siglo IV antes de Jesucristo. Por aquel entonces, un pequeño grupo de cabañas de planta circular y rectangular con esquinas redondeadas, de sala única y cubierta vegetal, se extendía al abrigo de potentes murallas. Al exterior, un profundo foso imposibilitaba el acceso al recinto por otro lado que no fuese el flanco sur, donde se abría la puerta del poblado. Sus habitantes practicaban la agricultura, preparaban sus alimentos en cerámicas elaboradas sin torno y fabricaban utensilios de hierro como muestran los restos metalúrgicos hallados.
La incorporación de estos territorios al Imperio romano habría de producir modificaciones radicales en las formas de vida de los habitantes del Chao Samartín. Su privilegiada posición respecto a las minas de oro de la comarca y sobre la misma vía que comunicaba la capital lucense (Lucus Augusti) con la capital de los astures trasmontanos (Lucus Asturum, Lugo de Llanera) le proporcionó una rica vida comercial y el acceso a productos de enorme prestigio. En las cocinas de Chao Samartín, a fines del siglo I d. C., los alimentos se servían en juegos de vajillas importados de Zamora, Logroño o sur de Francia y las paredes de las casas se decoraban con vistosas pinturas al estilo romano. La preocupación por mejorar las condiciones de salubridad provocaron el completo saneamiento de calles y plazas, bajo cuyos pavimentos de pizarra discurren canalizaciones y alcantarillas. En este ambiente, de innegable prosperidad, las murallas pierden su finalidad defensiva para convertirse en meros contrafuertes de un núcleo urbano en el que las antiguas cabañas dan lugar a construcciones más complejas, con varias plantas y cubiertas mixtas de entramado vegetal y losas de pizarra. Una transformación a la que no resultaron ajenas la vieja sauna y la gran plaza abierta frente a la puerta y camino de acceso al poblado.
Sin embargo, la vida de esta comunidad, próspera y dinámica, habría de verse súbitamente truncada hacia la mitad del siglo II d. C., cuando un violento terremoto asoló el poblado y arruinó definitivamente la historia de Chao Samartín, que nunca más volvería a ser habitado.
Visita: Libre y gratuita.
Dirección de información: Ayuntamiento de Grandas de Salime. Plaza de la Constitución, s/n. 33730 Grandas de Salime (Asturias). Tfno.: 985 62 70 21 985 62 72 72. Fax: 985 62 70 21.
Fuente: Ayuntamiento de Grandas de Salime.
Enlaces relacionados:
EL CASTRO DE CHAO SAMARTÍN:
http://www.siemprenorte.com/Castros/chao%20samart%C3%ADn.htm
http://www.grandasdesalime.net/cultura/castro.htm#
http://www.asturiasturismo.com/grandas/ayuntamiento/visitasdeinteres/grandascastro.htm
http://www.terralia.com/revista24/pagina70.asp
http://perso.wanadoo.es/cjalvaro/albumes/albhie/pages/Chao-6-despu%E9s.htm
http://perso.wanadoo.es/cjalvaro/albumes/albhie/pages/Chao-2-despu%E9s.htm
Un centenar de las más de mil piezas procedentes del yacimiento formará parte de una exposición que se inaugurará en julio en Gijón.
El conjunto de cerámica romana que el Chao Samartín (Grandas de Salime) está ofreciendo a los investigadores que se ocupan de desentrañar su historia se sale de lo habitual. Durante diez años de excavación se han reunido varios miles de piezas y fragmentos procedentes de distintas épocas, entre las que destaca el conjunto de cerámica de «Terra sigillata». Se denominan así a las cerámicas de época romana bañadas de barniz rojizo, utilizadas como vajillas de mesa. La colección que se ha conseguido exhumar en el Chao Samartín ronda las 1.300 piezas, entre fragmentos y utensilios completos.
Es la mayor colección por número y variedad de las localizada en yacimientos castreños del norte de España. Los detalles, la tipología, la procedencia y todo lo relacionado con este importante hallazgo formará parte del libro que preparan los arqueólogos Estefanía Sánchez Hidalgo y Alfonso Menéndez Granda, ambos integrantes del equipo de excavaciones arqueológicas de la cuenca del Navia que dirige Angel Villa. La publicación estará en la calle en octubre, pero antes, un centenar de cerámicas formarán parte de una exposición que se inaugura en julio en el Parque Arqueológico de la Campa de Torres, en Gijón. Ambas iniciativas cuentan con el apoyo de la Fundación Municipal de Cultura de Gijón y la Consejería de Cultura.
A juicio de Alfonso Menéndez, el volumen de «Terra sigillata» del castro de Grandas, donde se ha excavado sólo una cuarta parte de su superficie, sorprende sobre todo si se establecen comparaciones con otros yacimientos. Es el caso del castro de Llagú, que con una superficie excavada que triplica la del Chao solamente ha aportado 150 vasijas de «Terra sigillata», lo que da una idea de la importancia del material grandalés.
Los arqueólogos fundamentan la abundancia de piezas en dos hechos: el poblado fue abandonado a mediados del siglo II tras sufrir un movimiento sísmico que obligó a huir a sus habitantes abandonando sus pertenencias, que se localizaron siglos después casi intactas. Otra de las razones está vinculada al asentamiento del Ejército romano, que habría supuesto una fuerte demanda de piezas para abastecer a la población. Alfonso Menéndez destaca asimismo que en el siglo I, el Chao era el núcleo administrativo de la zona, donde se asentaban los dirigentes que controlaban el mercado del oro. En resumen, se trataba de una zona rica, con un mercado establecido que recibía materiales de distintos lugares de la Península.
Hasta Grandas de Salime llegó cerámica desde distintos lugares. Se cuenta con una amplia representación de vajillas de origen sudgálico (sur de Francia) e hispano. Las piezas más habituales son platos, cuencos, tazas, jarras y vasos, pero también hay cantimploras y tinteros. Se da la circunstancia de que un tintero fue localizado en la casa donde se cree que residió la autoridad del poblado, lo que lleva a pensar que ya entonces podían utilizar tinta.
En el Chao se han contabilizado piezas con sellos de alfarero en número abundante, pero entre las llegadas de la Península abundan las de alfares de la zona riojana de Tricio. La sigillata era en época del Imperio romano un producto internacional que encontró en el castro de Grandas, entonces la capital de la zona, un centro de distribución para otros lugares durante los siglos I y II.
En la producción que se conserva, los arqueólogos destacan un cuenco grande totalmente decorado con escenas romanas, entre las que llama la atención la figura del dios egipcio Anubis. Otras piezas de interés son algunas jarras que no cuentan con paralelo y sellos de alfarero muy habituales en otros yacimientos, pero algunos del Chao, claramente de Tricio, no habían sido identificados con anterioridad.
Fuente: La Nueva España, 4 de junio de 2005
Enlace: http://www.lne.es/secciones/noticia.jsp?pIdNoticia=297214&pIdSeccion=46&pNumEjemplar=929
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El Chao Samartín fue hace 3.000 años residencia de un grupo privilegiado
Todo parece apoyar que la fundación del Chao Samartín en Grandas de Salime se produjo a finales de la Edad del Bronce. Los últimos análisis confirman que entre los siglos IX y VIII, era un asentamiento fortificado con una gran cabaña central con capacidad para albergar un núcleo social privilegiado. Esa misma antigüedad es la que se establece para el cráneo hallado a la entrada del poblado. Estas fechas también han sido probadas en los castros de San Chuis y Os Castros, lo que permite establecer relación entre esas sociedades.
Los últimos análisis de radiocarbono realizados sobre diferentes muestras tomadas en distintas zonas del Chao Samartín (Grandas de Salime) han concluido que la fundación del castro se remonta a principios del siglo IX y finales del VIII antes de Cristo. Estas dataciones coinciden asimismo con la cronología que se asigna al emplazamiento donde se encontró un cráneo -probablemente de mujer-, que los arqueólogos vinculan al momento fundacional de este asentamiento fortificado.
Los estudios que se vienen realizando en el castro en los últimos años han permitido conocer que en el siglo VIII antes de nuestra era las defensas monumentales delimitaban un recinto en el que se alzaba, en posición dominante, una cabaña de grandes dimensiones que probablemente albergó un núcleo social privilegiado. Todo parece indicar que a partir de ese primigenio recinto fortificado, que, según los arqueólogos, pudo ser una especie de lugar de prestigio propio de una clase destacada, se desarrolló lo que más tarde se convertiría en lo que hoy conocemos como castros.
Las recientes dataciones coinciden en otorgar las mismas fechas para distintos lugares del poblado: empalizadas, foso, cabaña... que coinciden con la de la estratigrafía donde se localizó la urna con el cráneo. Este elemento, único resto humano localizado hasta ahora en un yacimiento que se remonta a la Edad del Bronce, sugiere a los arqueólogos una serie de preguntas aún sin respuesta que exigen una reflexión que permita indagar en una historia hoy muy poco armada y menos conocida.
Cista con cráneo
Ángel Villa, director del plan arqueológico de la cuenca del Navia, mantiene que hay que actuar con prudencia antes de lanzarse a avanzar hipótesis que argumenten la presencia del cráneo en el yacimiento. Hasta ahora lo único seguro es su antigüedad y su localización. Fue hallado, en una cista construida con losas de pizarra, ante la puerta de acceso a la acrópolis, a nivel del suelo que servía de tránsito hacia el recinto. Los análisis realizados prueban que el suelo en el que se excavó el nicho funerario es contemporáneo del cierre monumental que delimitaba el poblado. Según han comprobado los arqueólogos, los derrumbes ocasionados tras su primitiva ruina sellaron definitivamente el suelo y la cista.
Hay, como se ha dicho, pocas referencias de cráneos en yacimientos tan antiguos, al menos en la península Ibérica. Otra cosa es lo que ocurre en Gran Bretaña. Allí los expertos han podido comprobar a partir de distintos hallazgos que los romanos practicaron el corte ritual de las cabezas de sus prisioneros para ofrecerla a los dioses cada vez que se hallaban en peligro, suponiendo que con tales sacrificios ponían a la divinidad de su parte.
Cortadores de cabezas
Hasta hace poco en Gran Bretaña se pensaba que estos hallazgos de cuerpos desmembrados respondían a prácticas rituales celebradas por los druidas, pero los últimos restos han podido datarse en el siglo II, lo que, según los historiadores José María Blázquez y Javier Cabrero, indicaría que fueron legionarios romanos los autores del ritual.
Las similitudes que puede haber entre el hallazgo del Chao Samartín y los británicos se desbaratan por las fechas, ya que en el caso asturiano parece que el ritual fue muy anterior a la presencia romana en la zona. Los historiadores también hacen mención en su estudio sobre los cortadores de cabezas, que fue una costumbre muy extendida entre los pueblos celtas y entre todas las culturas que hacían de la guerra una de sus ocupaciones principales.
En el caso del Chao, sus estudiosos parecen decantarse más por una función ritual del cráneo que por el resultado de actuaciones bélicas.
Fuente: Mercedes MARQUÉS. La Nueva España, 23 de enero de 2004
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Castro Chao Samartín (Grandas de Salime)
Concejo (municipio): Grandas de Salime
Población: Castro
Localización: El castro está enclavado en la aldea de Castro, que dista 5,5 km de la capital del concejo, la villa de Grandas, con la que se comunica a través de la carretera AS-28.
Acceso: Carretera AS-28 de Grandas de Salime al Alto del Acebo, a la altura de la aldea de Castro (punto kilométrico 6).
Descripción: El Chao de San Martín se ha convertido en un hito fundamental para explicar el origen de estos poblados y su adaptación al nuevo orden social establecido tras la conquista romana.
El descubrimiento casual de una cabaña bajo las por entonces tierras de labor del Chao y la preocupación e interés de las gentes del lugar hicieron posible la conservación de gran parte del material cerámico encontrado y el conocimiento de su existencia por los investigadores universitarios.
En agosto de 1990 dieron comienzo las campañas de excavación arqueológica. La riqueza de este yacimiento es enorme y son numerosos los materiales encontrados: cerámicas, piezas de orfebrería, instrumental quirúrgico, juegos de pesas y medidas, herramientas de bronce, etc.
Bajo las telas protectoras de las excavaciones se extienden los testimonios de una sociedad que alcanzó hace casi dos mil años un grado de refinamiento urbano como hasta el momento no ha podido documentarse en otros poblados vecinos.
Su historia comenzó, no obstante, mucho antes, pues se sabe que el castro estaba ya fortificado en el siglo IV antes de Jesucristo. Por aquel entonces, un pequeño grupo de cabañas de planta circular y rectangular con esquinas redondeadas, de sala única y cubierta vegetal, se extendía al abrigo de potentes murallas. Al exterior, un profundo foso imposibilitaba el acceso al recinto por otro lado que no fuese el flanco sur, donde se abría la puerta del poblado. Sus habitantes practicaban la agricultura, preparaban sus alimentos en cerámicas elaboradas sin torno y fabricaban utensilios de hierro como muestran los restos metalúrgicos hallados.
La incorporación de estos territorios al Imperio romano habría de producir modificaciones radicales en las formas de vida de los habitantes del Chao Samartín. Su privilegiada posición respecto a las minas de oro de la comarca y sobre la misma vía que comunicaba la capital lucense (Lucus Augusti) con la capital de los astures trasmontanos (Lucus Asturum, Lugo de Llanera) le proporcionó una rica vida comercial y el acceso a productos de enorme prestigio. En las cocinas de Chao Samartín, a fines del siglo I d. C., los alimentos se servían en juegos de vajillas importados de Zamora, Logroño o sur de Francia y las paredes de las casas se decoraban con vistosas pinturas al estilo romano. La preocupación por mejorar las condiciones de salubridad provocaron el completo saneamiento de calles y plazas, bajo cuyos pavimentos de pizarra discurren canalizaciones y alcantarillas. En este ambiente, de innegable prosperidad, las murallas pierden su finalidad defensiva para convertirse en meros contrafuertes de un núcleo urbano en el que las antiguas cabañas dan lugar a construcciones más complejas, con varias plantas y cubiertas mixtas de entramado vegetal y losas de pizarra. Una transformación a la que no resultaron ajenas la vieja sauna y la gran plaza abierta frente a la puerta y camino de acceso al poblado.
Sin embargo, la vida de esta comunidad, próspera y dinámica, habría de verse súbitamente truncada hacia la mitad del siglo II d. C., cuando un violento terremoto asoló el poblado y arruinó definitivamente la historia de Chao Samartín, que nunca más volvería a ser habitado.
Visita: Libre y gratuita.
Dirección de información: Ayuntamiento de Grandas de Salime. Plaza de la Constitución, s/n. 33730 Grandas de Salime (Asturias). Tfno.: 985 62 70 21 985 62 72 72. Fax: 985 62 70 21.
Fuente: Ayuntamiento de Grandas de Salime.
Enlaces relacionados:
EL CASTRO DE CHAO SAMARTÍN:
http://www.siemprenorte.com/Castros/chao%20samart%C3%ADn.htm
http://www.grandasdesalime.net/cultura/castro.htm#
http://www.asturiasturismo.com/grandas/ayuntamiento/visitasdeinteres/grandascastro.htm
http://www.terralia.com/revista24/pagina70.asp
http://perso.wanadoo.es/cjalvaro/albumes/albhie/pages/Chao-6-despu%E9s.htm
http://perso.wanadoo.es/cjalvaro/albumes/albhie/pages/Chao-2-despu%E9s.htm
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J. Luis López de Guereñu Polán -
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