El oro de los astures, una gran atracción para los romanos.
Foto: Remate en oro de uno de los torques que se conservan en el Museo Arqueológico de Asturias. Copyright © Florencio García Méndez
Los pueblos de la zona occidental ya eran orfebres especializados antes de la llegada de los romanos.
La Nueva España, 28 de diciembre de 2004
Gijón.- El libro «El Imperio romano y el oro de los astures», del catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Oviedo, Narciso Santos Yanguas, y que Cajastur ha editado estas Navidades, pone de manifiesto que casi 5.000 mineros llegaron a trabajar en los yacimientos auríferos del occidente asturiano en las distintas épocas del Imperio romano.
El autor de la investigación hace un repaso por la minería prerromana, las explotaciones, los procesos de producción, el instrumental de laboreo, el poblamiento minero e incluso las administraciones de las minas.
Ilustrado con fotografías, muchas de ellas inéditas, de Florencio García Méndez, el libro repasa la romanización en Asturias desde el punto de vista económico y explica, en gran medida, la implantación del Imperio en el noroeste peninsular y la explotación de los recursos auríferos.
A través de sus fotografías el lector puede recorrer las instalaciones mineras romanas y sus localizaciones, los instrumentos de trabajo, o el arte castreño.
En sus textos, Santos Yanguas explica la importancia del oro de los Astures como uno de los elementos para entender la romanización desde un punto de vista más económico que estratégico.
Yanguas constata en el libro la existencia, en el occidente asturiano, de más de un centenar de yacimientos auríferos repartidos por los concejos de Allande, Cangas del Narcea, Tineo, Salas, Valdés, Somiedo o Belmonte, donde los astures extraían el oro mediante técnicas de bateo que han perdurado hasta la actualidad.
Las explotaciones estaban a cielo abierto y se mantuvieron abiertas cerca de siglo y medio hasta que perdieron su rentabilidad, aunque en la zona suroccidental de Asturias aún se encuentran reservas de oro que en la actualidad son explotadas.
Como en Las Médulas, los romanos utilizaban en Asturias agua para cribar el oro, para lo que construyeron pequeños embalses y canalizaciones de hasta veinte kilómetros.
La exportación del oro por parte de los romanos provocó la apertura de vías de comunicación a través de las que llevaban la producción del oro a la capital del Imperio romano, algunas de ellas se convertirían en el origen del Camino de Santiago.
La documentación arqueológica que ha llegado hasta nuestros días pone de manifiesto que los indígenas astures obtenían oro de los meandros de las corrientes fluviales con el que elaboraban las joyas castreñas que han llegado a nuestros días. De esta industria han dado muestra los hallazgos localizados en algunos castros del occidente asturiano, como en el Chao Samartín, de Grandas de Salime, donde se han hallado elementos de orfebre y algunas joyas de época prerromana.
Santos Yanguas destaca el carácter de especialización que parecen haber alcanzado los orfebres en aquella época, lo que le induce a pensar que la suya no era sólo una elaboración de piezas de tipo doméstico, sino artístico y enfocada al mercado exterior. Entre las joyas prerromanas destacan, en primer lugar, las diademas, pero son también famosos los torques y pendientes.
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