Medina Azahara, la ciudad más grande jamás levantada en Occidente
Icono del poderío del califato Omeya en Occidente, Medina Azahara emergió como gran referencia de Al-Andalus. Los últimos estudios arqueológicos determinan que ha sido, hasta el momento, la ciudad de mayor extensión levantada de una sola vez.
Frente a las urbes colindantes, como Córdoba, que crecían por la incorporación de residencias cercanas, la ciudad alzada en el siglo X por Abderramán III se levantó sobre una estructura rectangular de unas dimensiones aproximadas de 1.515 metros de lado en el sentido este-oeste y 745 metros en el eje norte sur. La superficie de la urbe califal era, por tanto, de 112 hectáreas, cifra nunca superada por una ciudad fundacional.
Por Raúl Ramos, ABC, 28 de febrero de 2005
Estos datos han surgido tras años de intensa investigación en los vestigios de la medina califal, completada con arduas tareas de recuperación patrimonial. A lo largo de los últimos quince años se han intensificado las tareas de acondicionamiento y estudio de la ciudad del siglo X, siempre bajo la tutela de la Junta de Andalucía. El análisis sobre los elementos hallados ha arrojado luz sobre el modo de vida y la organización de poder de los momentos de mayor esplendor de Al-Andalus, siempre definidos por la figura de Abderramán III y, en menor medida, por Alhaken II, el segundo califa omeya.
Recuperación de la zona palaciega
La minuciosa metodología de recuperación y estudio ha atendido durante la última década la recuperación de la zona palaciega de la ciudad. El Dar al Mulk -o residencia del califa- presidía la ciudad desde el extremo más alto. Un poco más abajo aparecen las grandes residencias privadas de los hombres más notables de la corte califal. Así, en los últimos tiempos se ha podido delimitar con cierta exactitud el perímetro de las residencias del primer ministro del califa: la casa de Ya´far, un singular espacio de encuentro denominado Patio de los Pilares y, en breve, arrancará la intervención de la Vivienda de la Alberca, espacio que presumiblemente ocupaba el sucesor de Abderramán III, su hijo Alhaken II.
El director del complejo arqueológico de Medina Azahara, Antonio Vallejo, explicó a ABC que mientras se recuperaba la Casa de Ya´far, la investigación paralela permitió descubrir que allí vivía el primer ministro del califa, una figura clave para explicar las modificaciones en el gobierno de Al-Andalus. «Ya´far era un hombre de la corte que escala socialmente. Abderramán III sustituye a la aristocracia árabe en su gobierno, renuncia a la presión de los hombres de genealogía, tal y como había sucedido anteriormente en el mundo islámico», señala.
En un extenso rectángulo de la ciudad se conectan la residencia del califa, la de su primer ministro y la Vivienda de la Alberca, el último reto investigador. Sobre la hipótesis de que servía de residencia al heredero Alhaken II, los responsables de Medina Azahara emprenden una interesante tarea que tiene como objetivo explicar las claves de la zona palaciega de Medina Azahara, los espacios de encuentro entre los grandes hombres de Al-Andalus.
Uno de los hitos de la investigación desarrollada en los últimos tiempos han sido la revolución urbanística de la ciudad califal. «No fue una ciudad muerta, sino que se dejó arrastrar por un vertiginoso movimiento urbanístico que se constata a través de la existencia de distintos cimientos en las zonas excavadas», apunta Vallejo. Sólo quedaría en el aire el análisis de una estancia, aún no excavada, que se levante en el corazón de la zona noble de la medina, cuya hipótesis principal es que era una construcción habilitada para la visita del califa. La primera aproximación de los restauradores ha aportado abundante material epigráfico que recoge frases del Corán. Pero no pasajes cualquiera.
Textos del Paraíso
En los elementos hallados se reproducen textos que hablan del Paraíso. Sólo existe una zona en la ciudad califal en la que se hayan encontrado epigrafías similares: la mezquita aljama. El director del complejo arqueológico argumenta que la investigación ha de desentrañar qué significado tienen las epigrafías y cómo interpretar que todas ellas hablen del Paraíso.
La restauración de Medina Azahara ha permitido descubrir que abunda la decoración a base de atauriques, esto es, motivos decorativos vegetales a partir de hojas y frutos estilizados, y la proliferación de construcciones presentadas bajo fachadas trazadas a partir de arcos de herradura dovelados de medio punto -en algunos casos a imagen de la Mezquita de Córdoba-.
La recuperación de zonas como el Salón Rico o la Casa de los Visires -sin olvidar la Casa de Ya´far y, en breve, la Vivienda de la Alberca- se produce a partir de un arduo trabajo de estudio que antecede a la restitución de fragmentos originales localizados en el propio yacimiento arqueológico, una labor lo más parecida a un puzzle arqueológico. Los investigadores han podido detectar la red original de saneamiento de la zona noble de Medina Azahara y, a partir de ahí, propiciar el estudio de la dieta de los habitantes de esa zona de la ciudad: el resultado fue que la alimentación se sustentaba en las carnes -salvo cerdo-, desprovistas de hueso casi siempre, así como fruta autóctona; toda vez que no existen datos que permitan confirmar que se consumía algún tipo de pescado.
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La ciudad palaciega de Medina Azahara
Cuando 'Abd ar-Rahmán III proclamó el califato, en el año 929, la dinastía de los omeyas de al-Andalus había alcanzado el punto culminante de su poder. El califato quiso dejar patente su nuevo rango construyendo la ciudad palaciega de Medina Azahara (936 - 1010), situada a solo 13 kilómetros al noroeste de Córdoba, que convirtió en sede administrativa y gubernamental de su reino. Los trabajos de construcción de Medina Azahara progresaron rápidamente, pues, 'Abd ar-Rahmán III invirtió en ellos un tercio de todos los ingresos del Estado, con o que impulsó el proyecto de construcción más grande y ambicioso de su tiempo, que no fue superado en los siglo sucesivos.
La ciudad palaciega aprovechó su situación en una pendiente parecida a una terraza a los pies de Sierra Morena. Según al-Idrisi, un viajero cultivado que visitó las ruinas de la ciudad palaciega en el siglo XII, Medina Azahara se asentaba sobre tres terrazas. En el lugar más alto estaba el palacio del califa, que destacaba respecto a los otros palacios por su ubicación aislada. El palacio simboliza de manera impresionante el poder del califa, que desde este lugar podía mirar más allá de la ciudad y de los límites de su territorio. Se supone que este palacio es uno de los primeros edificios que se construyeron en Medina Azahara. En la terraza media había edificios del gobierno y palacios, así como las salas de recepciones y las viviendas de funcionarios importantes. Entre la terraza media y la inferior se encontraba la mezquita, sobre una colina artificial que unía la zona cortesana de la terraza media con la zona de sencillas viviendas de la terraza inferior. En el año 941 se pudo celebrar en la mezquita el primer salat ÿumu'a del viernes, ya que al parecer la mezquita fue construida en tan solo 48 días por un millar d trabajadores. En el año 945 se ha documentado una primera recepción grandiosa en la ciudad palaciega, y poco tiempo después el califa debió de trasladar allí su casa real y su ceca. La supervisión de los trabajos de construcción de Medina Azahara le fue encargada más tarde, todavía en vida del califa, a su hijo y sucesor al-Hakam II.
Fuentes históricas relatan que los trabajos de construcción de Medina Azahara duraron más de 40 años, es decir, 25 años bajo el gobierno de Abd ar-Rahmán III y 15 años bajo el reinado de al-Hakam II, es decir, del 961 al 976. Además de impulsar la ampliación de la Gran Mezquita de Córdoba, al-Hakam II también ejerció seguramente una gran influencia en algunas construcciones palaciegas de Medina Azahara, sobre todo en las salas de recepciones, los jardines, baños e instalaciones de fuentes.
Con la muerte de al-Hakam II en el año 976, los trabajos de construcción del edificio oficial de Medina Azahara fueron probablemente suspendidos, aunque todavía se trabajó en los edificios de la terraza inferior, que no tenían reilación directa con el distrito del palacio. Allí se extendía la ciudad con sus casas sencillas, cuarteles, jardines y mercados. Fuentes históricas mencionan la existencia de manufacturas estatales e incluso la existencia de una prisión subterránea.
La importancia de Medina Azahara como ciudad palaciega y sede del califato se redujo cuando Almanzor, primer ministro y regente del califa Hisham II, todavía menor de edad, fundó en las cercanías de Córdoba la residencia de Madina az-Zahira (978 - 980). El final de3 Medina Azahara no llegó, sin embargo, hasta el año 1010, cuando grupos rebeldes bereberes redujeron a cenizas el que había sido el monumento más característico del calid¡fato de Córdoba, si bi8en las ruinas de la ciudad palaciega estuvieron pobladas al menos hasta principios del siglo XII.
La edificación de Medina Azahara
El área fortificada de Medina Azahara forma un rectángulo de 1518 metros de longitud por 745 metros de anchura; hasta ahora han sido excavados aproximadamente un 10% de los restos. Las excavaciones anteriores se realizaron sólo en las terrazas superior y media, y por lo tanto tan sólo afectaron directamente al distrito palaciego. Las edificaciones de la terraza inferior o de la planicie no se han excavado hasta ahora, aunque se ha podido detectar la posición de otras edificaciones por medio de las fotografía de infrarrojos, que podrían, con el desarrollo de excavaciones, aportar otras informaciones sobre la vida cotidiana de los habitantes de la ciudad palaciega.
En la posición más alta de Medina Azahara se encuentra el palacio del califa, conocido como la Casa Real (Dar al-Mulk). El palacio se distingue por la decoración de su muros y por el revestimiento del suelo en forma de mosaicos. hasta el momento, el palacio es accesible a los visitantes debido a las medidas de consolidación.
Al lado del palacio se ve una hilera de edificaciones, caracterizadas la mayoría de las veces por un patio interior grande y casi cuadrado. Se trata de edificios administrativos y gubernamentales. Así, al lado del palacio hay un complejo un con patio de forma trapezoidal, alrededor del cual se agrupan series de habitaciones conservadas de manera incompleta. Este complejo de viviendas se halla a casi dos metros por debajo del colindante palacio del califa, para el cual estaba reservada la terraza superior, si bien sobresale unos siete metros por encima de las otras edificaciones de la terraza media, de manera que la delimitación de las diferentes terrazas no era tan unívoca, como cabría deducir de las fuentes históricas.
La construcción situada en el ángulo noroeste de la terraza media estaba al parecer reservada a la servidumbre y a la guardia del califa. Se une a ella otro complejo de viviendas con dos patios casi idénticos, separados el uno del otro por una rampa. Debido a la estructura de los patios casi idénticos de ambas casas, se suele llamar a este complejo de edificaciones, situado aproximadamente a ocho metro más abajo que el palacio califal, las explanadas gemelas. La explanada izquierda, es decir, la occidental, tiene un gran patio de forma rectangular, cuya extensión de norte a sur es de aproximadamente 20 metros, mientras que su extensión de este a oeste es de más de 14 metros. El patio está rodeado por tres de sus lado d por series de habitaciones, de las cuales la serie frontal del norte es la mejor conservada. La sala media de la serie de habitaciones del norte mide 3,50 por 9,82 metros y es la estancia principal de la edificación.
Las habitaciones adyacentes son algo más pequeñas y todas tienen una profundidad de 3,5 metros. DE las explanadas gemelas, la occidental es la que alberga el conjunto de viviendas nobles de este complejo, mientras que la explanada oriental estaba reservada a las actividades económicas.
Directamente bajo las explanadas gemelas se ubica un patio en forma trapezoidal situado a unos siete metros de profundidad. Tiene una longitud de 27,40 metros y en su centro una anchura de unos 8 metros. En él convergían diferentes caminos de la ciudad palaciega, por lo que esta zona estaba especialmente bien vigilada y fue denominada "complejo de los vigilantes". El complejo de los vigilantes no sólo daba acceso a las explanadas gemelas situadas más arriba, sino que desde él tambié3n se alcanzaban los edificios situados al sur de la ciudad palaciega, destinado a viviendas para personalidades importante, como los familiares del califa, sus ministro y visires y los altos funcionarios de la corte.
En el sur, el complejo de los vigilantes se abre a otros palacios de la ci8udad. Se ha de mencionar en particular un complejo de edificios que se identificó como la "casa del visir Ya'afar al-Mushafi" gracias a una inscripción. Ya'afar fue nombrado en el año 961 primer ministro del califa al-Hakam II y fue una de las personalidades más influyentes de la corte. Su casa se divide en tres zonas: una zona oficial para la representación, la zona de vivienda del visir y las estancias del personal de servicio. En la zona representativa de la casa había un salón basilical de tres naves al que se accedía a través de un pórtico que daba paso a un gran patio cuadrado. Tras el salón basilical se extendía la vivienda privada con sus numerosas habitaciones de paso, a las que estaban adosadas las viviendas de la servidumbre. Desde el gran patio de la casa se llegaba a un pequeño baño privado, denominado "casa con alberca", que también se podía alcanzar desde un edificio palaciego vecino. Este complejo de edificios está compuesto por dos construcciones casi idénticas, cuyos pórticos, antaño exquisitamente decorados, se abren hacia las partes angostas del patio. Restos arqueológicos y características de la decoración del edificio conservada en fragmentos permiten clasificar este palacio en la fase temprana de Medina Azahara. Se supone que 'Abd ar-Rahmán III construyó este palacio para su hijo y sucesor al-Hakam II. En la parte norte de este palacio hay un "patio con pilares" algo más elevado, que se llama así debido a su patio central rodeado de pilares. En el patio casi cuadrado, que abarca una superficie total de 440 metros cuadrados, se encontraron fragmentos de un sarcófago romano que evidentemente había sido reutilizado como pila.
En realidad, un edificio sólo se puede identificar si en él se han conservado inscripciones o si hay fuentes históricas que informen de su función Es curioso que en Medina Azahara se distingan dos tipos de edificios los que tienen grandes patios interiores con series de habitaciones a su alrededor, modelo procedente de la antigüedad y que está extendido por la zona mediterránea, y los que tienen salones basilicales, que servían para la representación. La mezquita y el salón de recepción de Medina Azahara son de este tipo.
La mezquita de Medina Azahara se construyó en el año 941 en la parte este de la ciudad. Sus cimientos, descubiertos en las excavaciones, corresponden a un salón de cinco naves que discurren perpendicularmente a la pared de la quibla.
Las dos naves laterales exteriores se prolongaron hasta superar el fontispicio, casi como e la Gran Mezquita de Córdoba, y se continuaron de forma circular como galería en torno al patio de la mezquita, situado delante. Es obvio que la Gran Mezquita de Córdoba sirvió de modelo para la mezquita del palacio. La mezquita de Medina Azahara, de la que sólo se conservan los cimientos, no es ciertamente la única mezquita de la ciudad palaciega, pero así es la única que se distingue por su inmediata proximidad al distrito del palacio. Directamente delante de la mezquita se encuentra una casa que era utilizada para las abluciones (mawwadda), como se cabe suponer por los numerosos depósitos de agua de este complejo de edificios.
Los grandes salones de recepción de Medina Azahara
Una distribución del espacio comparable a la de la mezquita de Medina Azahara sirve de base para los dos grandes salones de recepción de la ciudad palaciega que han sido reconstruidos. Los dos salones de recepción son de tiempos del califa al-Hakam II, y por lo tanto fueron construidos algo más de diez años después que la mezquita.
En la terraza media llama la atención un gran salón de cinco naves con pórtico, ante el que se extiende un gigantesco patio cuadrado de 2.500 metros cuadrados. El palacio está ubicado en la parte oriental del distrito del palacio y hasta la fecha ha sido llamado "Dar al-Jund" (casa del ejército). Debido a las múltiples y a veces cambiantes funciones de los salones basilicales, este edificio no se ha podido identificar con seguridad. De todos modos, cabe suponer que esta construcción servía para fines representativos, ya que en la antigua literatura especializada se le denomina a menu7do salón de recepción. Como en estos grandes salones también acostumbraban a tener lugar juntas, últimamente el edificio se relaciona con el aparato administrativo de Medina Azahara. Actualmente el edificio recibe el nombre de "Casa de los Visires" (Dar al-Wuzara) y se supone que en él se reunían los visires. Entre sus deberes se contaban dar órdenes, firmar contratos de venta y arrendamiento, expedir documentos y aclarar cuestiones de jurisprudencia.
Una planta semejante a la de la Casa de los Visires se puede ven en el Salón Rico, que debe su nombre a la rica decoración del edificio. Se encuentra justo en el centro de la ciudad y presenta cinco naves con un pórtico transversal delantero flanqueado por compartimentos. Las medidas exteriores de este edificio son de 38 por 28 metros. Frente al palacio está el llamado "Gran Jardín". Desde el jardín se llegaba a través de la arcada de entrada del Salón Rico al pórtico, en el que hay una inscripción según la cual el edificio puede fecharse entre los años 953-954 y hasta 956-957. Se accedía a la nave central a través de una abertura de tres arcos flanqueada a su vez a la altura de las dos naves laterales colindantes por una abertura de dos arcos. Las tres naves centrales formaban el núcleo del Salón Rico, flanqueado por dos naves exteriores paralelas y divididas en dos cámaras. Estas dos naves exteriores están separadas de la estancia principal por un muro macizo. Las naves exteriores están unidas mediante grandes puertas en forma de arco de herradura con el núcleo del edificio de tres naves, así como con los compartimentos de ángulo al sur, que flanquean el pórtico.
La estancia principal está dividida por dos arcadas longitudinales compuestas por seis grandes arcos de herraduras. En la pared frontal de la nave central se ve un gran arco de herradura ciego, ante el que se sentaba el califa durante las recepciones y demás ceremonias cortesanas.
La decoración del Salón Rico
El Salón Rico se caracteriza sobre todo por su decoración. Así8, en la base del núcleo del edificio de tres naves hay grandes placas con motivos vegetales en relieve, en las que están representados árboles de la vida formados por un tronco central con ramificaciones complejamente entrelazadas que se alzan hasta una gran corona redonda de hojas y flores Las coronas de hojas de estos árboles de la vida recuerdan lejanamente las coronas de palmeras sasánidas recogidas por el arte omeya oriental del siglo VIII y que algo más de dos siglos después encontrarán nuevas formas en Medina Azahara. Las formas de las hojas y flores de estos paneles murales parecen, por el contrario, remitir al arte abasí de Samarra (siglo IX), que experimentó aquí un renacimiento. Al parecer, los artesanos que trabajaron en Medina Azahara conocían estos modelos procedentes de Oriente y los transformaron según el gusto local, con lo que finalmente nacieron las formas que nosotros hay día consideramos como características del arte califal de Córdoba y de Medina Azahara.
Ante el Salón Rico pasa un ancho camino a través del cual se llegaba al llamado Jardín Alto, así como a las edificaciones palaciegas situadas más al este. Justo delante del Salón rico hay un gran estanque, cuya superficie reflejó una vez la fachada del edificio, con lo que volvía a ponerse de relieve su significado. además, en el centro del Jardín Alto, sobre el eje central orientado hacia el Salón Rico, hay un pabellón concebido como una sala de tres naves, que de esta manera refleja fielmente en tamaño menor el modelo del Salón Rico. De este pabellón todavía se conservan los muros de cimentación, los pilares que lo flanquean y los cimientos de los pilares. El Salón Rico ocupa una situación central en el plano general de la ciudad palaciega y además es el centro de las miradas de la terraza media. El eje longitudinal del Jardín Alto con el pequeño pabellón en el centro está orientado hacia el Salón Rico, situado enfrente, realzando así su importancia. El tamaño del Jardín Alto es de aproximadamente 65 por 77 metros, lo que supone una superficie total de más de 5000 metros cuadrados. Está rodeado de un sólido muro que eleva el conjunto formado por el Salón Rico y el Jardín Alto en forma de podio sobre los edificios de la terraza inferior, es decir, de la llanura, salvando una deferencia de altura de más de 12 metros. Esto explica también el nombre de "Jardín Alto".
Al este del Jardín Alto se halla, en la terraza inferior, otro jardín de estructura análoga, el llamado "Jardín Bajo". El visitante, que en un principio se acercaba a Medina Azahara desde la llanura, debía de sentirse muy impresionado por las edificaciones del palacio, lo que correspondía a los deseos del califa, que quiso dejar constancia visible de su poder con la construcción de Medina Azahara.
Las excavaciones
Desde su destrucción en el año 1010 Madinat al-Zahra ha venido siendo utilizada como una inmensa cantera para Córdoba, de tal forma que ya en tiempos de Felipe II el cronista cordobés Ambrosio de Morales afirmaba que sus restos, que identificaba no como árabes sino como romanos, correspondían a los de la antigua Colonia Patricia Corduba.
Las primeras excavaciones arqueológicas se remontan al año 1910 y fueron dirigidas por Ricardo Velázquez Bosco. Desde entonces y aunque de forma discontinua, se han venido realizando sucesivas campañas tanto de excavación como de restauración, cuyo fruto es el Conjunto Arqueológico que hoy se puede ofrecer al visitante, sin duda el más importante yacimiento de época califal de nuestro país. Hasta 1923 se fueron realizando diversas excavaciones, intentando conocer a través de ellas la estructura general del yacimiento, siendo en ese año de 1923 cuando Felix Hernández realizó un plano topográfico que permitió obtener una buena imagen del conjunto.
Sería en los años 1944-45 cuando se afloraron los vestigios del Salón de Abd al-Rahman III, cuyo proceso de reconstrucción se inició en los años 50 por ese mismo investigador. En general, la propia excavación del salón ofreció una idea bastante clara de la organización estructural del mismo, si bien, con vistas a la reconstrucción, existían diversos problemas de muy difícil resolución, así la ausencia de documentación arqueológica sobre el aspecto de la fachada del edificio, desconocimiento de la altura del mismo, sistema de cubiertas, iluminación, etc.
Felix Hernández, pragmático, adoptó un criterio quizás simplista en la reconstrucción del Salón, aceptando una similitud constructiva con respecto a la propia Mezquita Aljama de Córdoba. Pensaba que esa actuación no es óbice para la restauración, porque de no atinarse exactamente con lo que midiera de alto la estancia a reorganizar, la elevación por nosotros adoptada, indudablemente muy poco distante de la efectiva, sería rectificable con coste relativamente reducido y sin deterioro de los elementos auténticos de la estructura o del decorado, de darse con testimonio que solventara decisivamente el problema de la exacta rasante de la techumbre.
Posteriormente, ya en 1964 se llevaría a cabo la excavación de la planta de la Mezquita de al-Zahra, fácilmente identificable al estar orientado el edificio en dirección a la Meca. Al año siguiente se efectuaron excavaciones que afloraron el Pabellón Central del jardín situado frente al Salón de Abd al-Rahman.
Actualmente, la superficie excavada de Madinat al-Zahra supone unas 10 hectáreas, habiéndose convertido el Conjunto Arqueológico en un centro de investigación y restauración de primer orden. El hecho de que solamente se haya excavado en torno al 10 por ciento de la total superficie de la antigua ciudad acredita que tenemos todavía sin descubrir una riquísima herencia que hemos recibido de al-Andalus, que debe permitir a las generaciones futuras profundizar de forma intensa en el conocimiento de la historia de la España musulmana. El 90 por ciento de Madinat al-Zahra que sigue todavía enterrado constituye una excepcional biblioteca, todavía sin leer, en la que los investigadores tendrán una oportunidad única de profundizar.
Bibliografía:
Marianne Barrucand. Arquitectura islámica en Andalucía. Colonia (1992).
José Manuel Bermúdez Cano. La trama viaria propia de Madinat al-Zahra y su integración con la de Córdoba. En "Anales de Arqueología Cordobesa". Número 4. Área de Arqueología de la Universidad de Córdoba (1993).
Rafael Castejón y Martínez de Arizala. Medina Azahara. Editorial Everest. León (1991).
S. López Cuervo. Medina Az-zahra. Ingeniería y formas. Madrid (1985).
Antonio Vallejo Triano. El aprovechamiento del sistema de saneamiento en Madinat al-Zahra. Cuadernos de intervención en el patrimonio histórico. Córdoba (1991).
Antonio Vallejo Triano. Madinat al-Zahra: el triunfo del estado islámico. En "Al-Andalus: las artes islámicas en España". The Metropolitan Museum of Art. Ediciones El Viso. Madrid (1992)
Antonio Vallejo Triano (Coordinador). El Salón de Abd al-Rahman III. Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. Córdoba (1995).
Antonio Vallejo Triano (Coordinador). Madinat al-Zahra 1985-2000. 15 años de recuperación. Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. Córdoba (2000).
Varios autores. El esplendor de los Omeyas cordobeses (Estudios y catálogo de piezas). Dos tomos. Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. Granada (2001).
Angel Ventura Villanueva. El abastecimiento de agua a la Córdoba romana (Tomo Primero - El Acueducto de Valdepuentes). Córdoba (1993).
Cuadernos de Madinat al-Zahra. Publicación periódica que edita el Conjunto Arqueológico.
Web recomendada:
http://perso.wanadoo.es/historiaweb/qurtuba/azahara/index_azahara.htm
Frente a las urbes colindantes, como Córdoba, que crecían por la incorporación de residencias cercanas, la ciudad alzada en el siglo X por Abderramán III se levantó sobre una estructura rectangular de unas dimensiones aproximadas de 1.515 metros de lado en el sentido este-oeste y 745 metros en el eje norte sur. La superficie de la urbe califal era, por tanto, de 112 hectáreas, cifra nunca superada por una ciudad fundacional.
Por Raúl Ramos, ABC, 28 de febrero de 2005
Estos datos han surgido tras años de intensa investigación en los vestigios de la medina califal, completada con arduas tareas de recuperación patrimonial. A lo largo de los últimos quince años se han intensificado las tareas de acondicionamiento y estudio de la ciudad del siglo X, siempre bajo la tutela de la Junta de Andalucía. El análisis sobre los elementos hallados ha arrojado luz sobre el modo de vida y la organización de poder de los momentos de mayor esplendor de Al-Andalus, siempre definidos por la figura de Abderramán III y, en menor medida, por Alhaken II, el segundo califa omeya.
Recuperación de la zona palaciega
La minuciosa metodología de recuperación y estudio ha atendido durante la última década la recuperación de la zona palaciega de la ciudad. El Dar al Mulk -o residencia del califa- presidía la ciudad desde el extremo más alto. Un poco más abajo aparecen las grandes residencias privadas de los hombres más notables de la corte califal. Así, en los últimos tiempos se ha podido delimitar con cierta exactitud el perímetro de las residencias del primer ministro del califa: la casa de Ya´far, un singular espacio de encuentro denominado Patio de los Pilares y, en breve, arrancará la intervención de la Vivienda de la Alberca, espacio que presumiblemente ocupaba el sucesor de Abderramán III, su hijo Alhaken II.
El director del complejo arqueológico de Medina Azahara, Antonio Vallejo, explicó a ABC que mientras se recuperaba la Casa de Ya´far, la investigación paralela permitió descubrir que allí vivía el primer ministro del califa, una figura clave para explicar las modificaciones en el gobierno de Al-Andalus. «Ya´far era un hombre de la corte que escala socialmente. Abderramán III sustituye a la aristocracia árabe en su gobierno, renuncia a la presión de los hombres de genealogía, tal y como había sucedido anteriormente en el mundo islámico», señala.
En un extenso rectángulo de la ciudad se conectan la residencia del califa, la de su primer ministro y la Vivienda de la Alberca, el último reto investigador. Sobre la hipótesis de que servía de residencia al heredero Alhaken II, los responsables de Medina Azahara emprenden una interesante tarea que tiene como objetivo explicar las claves de la zona palaciega de Medina Azahara, los espacios de encuentro entre los grandes hombres de Al-Andalus.
Uno de los hitos de la investigación desarrollada en los últimos tiempos han sido la revolución urbanística de la ciudad califal. «No fue una ciudad muerta, sino que se dejó arrastrar por un vertiginoso movimiento urbanístico que se constata a través de la existencia de distintos cimientos en las zonas excavadas», apunta Vallejo. Sólo quedaría en el aire el análisis de una estancia, aún no excavada, que se levante en el corazón de la zona noble de la medina, cuya hipótesis principal es que era una construcción habilitada para la visita del califa. La primera aproximación de los restauradores ha aportado abundante material epigráfico que recoge frases del Corán. Pero no pasajes cualquiera.
Textos del Paraíso
En los elementos hallados se reproducen textos que hablan del Paraíso. Sólo existe una zona en la ciudad califal en la que se hayan encontrado epigrafías similares: la mezquita aljama. El director del complejo arqueológico argumenta que la investigación ha de desentrañar qué significado tienen las epigrafías y cómo interpretar que todas ellas hablen del Paraíso.
La restauración de Medina Azahara ha permitido descubrir que abunda la decoración a base de atauriques, esto es, motivos decorativos vegetales a partir de hojas y frutos estilizados, y la proliferación de construcciones presentadas bajo fachadas trazadas a partir de arcos de herradura dovelados de medio punto -en algunos casos a imagen de la Mezquita de Córdoba-.
La recuperación de zonas como el Salón Rico o la Casa de los Visires -sin olvidar la Casa de Ya´far y, en breve, la Vivienda de la Alberca- se produce a partir de un arduo trabajo de estudio que antecede a la restitución de fragmentos originales localizados en el propio yacimiento arqueológico, una labor lo más parecida a un puzzle arqueológico. Los investigadores han podido detectar la red original de saneamiento de la zona noble de Medina Azahara y, a partir de ahí, propiciar el estudio de la dieta de los habitantes de esa zona de la ciudad: el resultado fue que la alimentación se sustentaba en las carnes -salvo cerdo-, desprovistas de hueso casi siempre, así como fruta autóctona; toda vez que no existen datos que permitan confirmar que se consumía algún tipo de pescado.
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La ciudad palaciega de Medina Azahara
Cuando 'Abd ar-Rahmán III proclamó el califato, en el año 929, la dinastía de los omeyas de al-Andalus había alcanzado el punto culminante de su poder. El califato quiso dejar patente su nuevo rango construyendo la ciudad palaciega de Medina Azahara (936 - 1010), situada a solo 13 kilómetros al noroeste de Córdoba, que convirtió en sede administrativa y gubernamental de su reino. Los trabajos de construcción de Medina Azahara progresaron rápidamente, pues, 'Abd ar-Rahmán III invirtió en ellos un tercio de todos los ingresos del Estado, con o que impulsó el proyecto de construcción más grande y ambicioso de su tiempo, que no fue superado en los siglo sucesivos.
La ciudad palaciega aprovechó su situación en una pendiente parecida a una terraza a los pies de Sierra Morena. Según al-Idrisi, un viajero cultivado que visitó las ruinas de la ciudad palaciega en el siglo XII, Medina Azahara se asentaba sobre tres terrazas. En el lugar más alto estaba el palacio del califa, que destacaba respecto a los otros palacios por su ubicación aislada. El palacio simboliza de manera impresionante el poder del califa, que desde este lugar podía mirar más allá de la ciudad y de los límites de su territorio. Se supone que este palacio es uno de los primeros edificios que se construyeron en Medina Azahara. En la terraza media había edificios del gobierno y palacios, así como las salas de recepciones y las viviendas de funcionarios importantes. Entre la terraza media y la inferior se encontraba la mezquita, sobre una colina artificial que unía la zona cortesana de la terraza media con la zona de sencillas viviendas de la terraza inferior. En el año 941 se pudo celebrar en la mezquita el primer salat ÿumu'a del viernes, ya que al parecer la mezquita fue construida en tan solo 48 días por un millar d trabajadores. En el año 945 se ha documentado una primera recepción grandiosa en la ciudad palaciega, y poco tiempo después el califa debió de trasladar allí su casa real y su ceca. La supervisión de los trabajos de construcción de Medina Azahara le fue encargada más tarde, todavía en vida del califa, a su hijo y sucesor al-Hakam II.
Fuentes históricas relatan que los trabajos de construcción de Medina Azahara duraron más de 40 años, es decir, 25 años bajo el gobierno de Abd ar-Rahmán III y 15 años bajo el reinado de al-Hakam II, es decir, del 961 al 976. Además de impulsar la ampliación de la Gran Mezquita de Córdoba, al-Hakam II también ejerció seguramente una gran influencia en algunas construcciones palaciegas de Medina Azahara, sobre todo en las salas de recepciones, los jardines, baños e instalaciones de fuentes.
Con la muerte de al-Hakam II en el año 976, los trabajos de construcción del edificio oficial de Medina Azahara fueron probablemente suspendidos, aunque todavía se trabajó en los edificios de la terraza inferior, que no tenían reilación directa con el distrito del palacio. Allí se extendía la ciudad con sus casas sencillas, cuarteles, jardines y mercados. Fuentes históricas mencionan la existencia de manufacturas estatales e incluso la existencia de una prisión subterránea.
La importancia de Medina Azahara como ciudad palaciega y sede del califato se redujo cuando Almanzor, primer ministro y regente del califa Hisham II, todavía menor de edad, fundó en las cercanías de Córdoba la residencia de Madina az-Zahira (978 - 980). El final de3 Medina Azahara no llegó, sin embargo, hasta el año 1010, cuando grupos rebeldes bereberes redujeron a cenizas el que había sido el monumento más característico del calid¡fato de Córdoba, si bi8en las ruinas de la ciudad palaciega estuvieron pobladas al menos hasta principios del siglo XII.
La edificación de Medina Azahara
El área fortificada de Medina Azahara forma un rectángulo de 1518 metros de longitud por 745 metros de anchura; hasta ahora han sido excavados aproximadamente un 10% de los restos. Las excavaciones anteriores se realizaron sólo en las terrazas superior y media, y por lo tanto tan sólo afectaron directamente al distrito palaciego. Las edificaciones de la terraza inferior o de la planicie no se han excavado hasta ahora, aunque se ha podido detectar la posición de otras edificaciones por medio de las fotografía de infrarrojos, que podrían, con el desarrollo de excavaciones, aportar otras informaciones sobre la vida cotidiana de los habitantes de la ciudad palaciega.
En la posición más alta de Medina Azahara se encuentra el palacio del califa, conocido como la Casa Real (Dar al-Mulk). El palacio se distingue por la decoración de su muros y por el revestimiento del suelo en forma de mosaicos. hasta el momento, el palacio es accesible a los visitantes debido a las medidas de consolidación.
Al lado del palacio se ve una hilera de edificaciones, caracterizadas la mayoría de las veces por un patio interior grande y casi cuadrado. Se trata de edificios administrativos y gubernamentales. Así, al lado del palacio hay un complejo un con patio de forma trapezoidal, alrededor del cual se agrupan series de habitaciones conservadas de manera incompleta. Este complejo de viviendas se halla a casi dos metros por debajo del colindante palacio del califa, para el cual estaba reservada la terraza superior, si bien sobresale unos siete metros por encima de las otras edificaciones de la terraza media, de manera que la delimitación de las diferentes terrazas no era tan unívoca, como cabría deducir de las fuentes históricas.
La construcción situada en el ángulo noroeste de la terraza media estaba al parecer reservada a la servidumbre y a la guardia del califa. Se une a ella otro complejo de viviendas con dos patios casi idénticos, separados el uno del otro por una rampa. Debido a la estructura de los patios casi idénticos de ambas casas, se suele llamar a este complejo de edificaciones, situado aproximadamente a ocho metro más abajo que el palacio califal, las explanadas gemelas. La explanada izquierda, es decir, la occidental, tiene un gran patio de forma rectangular, cuya extensión de norte a sur es de aproximadamente 20 metros, mientras que su extensión de este a oeste es de más de 14 metros. El patio está rodeado por tres de sus lado d por series de habitaciones, de las cuales la serie frontal del norte es la mejor conservada. La sala media de la serie de habitaciones del norte mide 3,50 por 9,82 metros y es la estancia principal de la edificación.
Las habitaciones adyacentes son algo más pequeñas y todas tienen una profundidad de 3,5 metros. DE las explanadas gemelas, la occidental es la que alberga el conjunto de viviendas nobles de este complejo, mientras que la explanada oriental estaba reservada a las actividades económicas.
Directamente bajo las explanadas gemelas se ubica un patio en forma trapezoidal situado a unos siete metros de profundidad. Tiene una longitud de 27,40 metros y en su centro una anchura de unos 8 metros. En él convergían diferentes caminos de la ciudad palaciega, por lo que esta zona estaba especialmente bien vigilada y fue denominada "complejo de los vigilantes". El complejo de los vigilantes no sólo daba acceso a las explanadas gemelas situadas más arriba, sino que desde él tambié3n se alcanzaban los edificios situados al sur de la ciudad palaciega, destinado a viviendas para personalidades importante, como los familiares del califa, sus ministro y visires y los altos funcionarios de la corte.
En el sur, el complejo de los vigilantes se abre a otros palacios de la ci8udad. Se ha de mencionar en particular un complejo de edificios que se identificó como la "casa del visir Ya'afar al-Mushafi" gracias a una inscripción. Ya'afar fue nombrado en el año 961 primer ministro del califa al-Hakam II y fue una de las personalidades más influyentes de la corte. Su casa se divide en tres zonas: una zona oficial para la representación, la zona de vivienda del visir y las estancias del personal de servicio. En la zona representativa de la casa había un salón basilical de tres naves al que se accedía a través de un pórtico que daba paso a un gran patio cuadrado. Tras el salón basilical se extendía la vivienda privada con sus numerosas habitaciones de paso, a las que estaban adosadas las viviendas de la servidumbre. Desde el gran patio de la casa se llegaba a un pequeño baño privado, denominado "casa con alberca", que también se podía alcanzar desde un edificio palaciego vecino. Este complejo de edificios está compuesto por dos construcciones casi idénticas, cuyos pórticos, antaño exquisitamente decorados, se abren hacia las partes angostas del patio. Restos arqueológicos y características de la decoración del edificio conservada en fragmentos permiten clasificar este palacio en la fase temprana de Medina Azahara. Se supone que 'Abd ar-Rahmán III construyó este palacio para su hijo y sucesor al-Hakam II. En la parte norte de este palacio hay un "patio con pilares" algo más elevado, que se llama así debido a su patio central rodeado de pilares. En el patio casi cuadrado, que abarca una superficie total de 440 metros cuadrados, se encontraron fragmentos de un sarcófago romano que evidentemente había sido reutilizado como pila.
En realidad, un edificio sólo se puede identificar si en él se han conservado inscripciones o si hay fuentes históricas que informen de su función Es curioso que en Medina Azahara se distingan dos tipos de edificios los que tienen grandes patios interiores con series de habitaciones a su alrededor, modelo procedente de la antigüedad y que está extendido por la zona mediterránea, y los que tienen salones basilicales, que servían para la representación. La mezquita y el salón de recepción de Medina Azahara son de este tipo.
La mezquita de Medina Azahara se construyó en el año 941 en la parte este de la ciudad. Sus cimientos, descubiertos en las excavaciones, corresponden a un salón de cinco naves que discurren perpendicularmente a la pared de la quibla.
Las dos naves laterales exteriores se prolongaron hasta superar el fontispicio, casi como e la Gran Mezquita de Córdoba, y se continuaron de forma circular como galería en torno al patio de la mezquita, situado delante. Es obvio que la Gran Mezquita de Córdoba sirvió de modelo para la mezquita del palacio. La mezquita de Medina Azahara, de la que sólo se conservan los cimientos, no es ciertamente la única mezquita de la ciudad palaciega, pero así es la única que se distingue por su inmediata proximidad al distrito del palacio. Directamente delante de la mezquita se encuentra una casa que era utilizada para las abluciones (mawwadda), como se cabe suponer por los numerosos depósitos de agua de este complejo de edificios.
Los grandes salones de recepción de Medina Azahara
Una distribución del espacio comparable a la de la mezquita de Medina Azahara sirve de base para los dos grandes salones de recepción de la ciudad palaciega que han sido reconstruidos. Los dos salones de recepción son de tiempos del califa al-Hakam II, y por lo tanto fueron construidos algo más de diez años después que la mezquita.
En la terraza media llama la atención un gran salón de cinco naves con pórtico, ante el que se extiende un gigantesco patio cuadrado de 2.500 metros cuadrados. El palacio está ubicado en la parte oriental del distrito del palacio y hasta la fecha ha sido llamado "Dar al-Jund" (casa del ejército). Debido a las múltiples y a veces cambiantes funciones de los salones basilicales, este edificio no se ha podido identificar con seguridad. De todos modos, cabe suponer que esta construcción servía para fines representativos, ya que en la antigua literatura especializada se le denomina a menu7do salón de recepción. Como en estos grandes salones también acostumbraban a tener lugar juntas, últimamente el edificio se relaciona con el aparato administrativo de Medina Azahara. Actualmente el edificio recibe el nombre de "Casa de los Visires" (Dar al-Wuzara) y se supone que en él se reunían los visires. Entre sus deberes se contaban dar órdenes, firmar contratos de venta y arrendamiento, expedir documentos y aclarar cuestiones de jurisprudencia.
Una planta semejante a la de la Casa de los Visires se puede ven en el Salón Rico, que debe su nombre a la rica decoración del edificio. Se encuentra justo en el centro de la ciudad y presenta cinco naves con un pórtico transversal delantero flanqueado por compartimentos. Las medidas exteriores de este edificio son de 38 por 28 metros. Frente al palacio está el llamado "Gran Jardín". Desde el jardín se llegaba a través de la arcada de entrada del Salón Rico al pórtico, en el que hay una inscripción según la cual el edificio puede fecharse entre los años 953-954 y hasta 956-957. Se accedía a la nave central a través de una abertura de tres arcos flanqueada a su vez a la altura de las dos naves laterales colindantes por una abertura de dos arcos. Las tres naves centrales formaban el núcleo del Salón Rico, flanqueado por dos naves exteriores paralelas y divididas en dos cámaras. Estas dos naves exteriores están separadas de la estancia principal por un muro macizo. Las naves exteriores están unidas mediante grandes puertas en forma de arco de herradura con el núcleo del edificio de tres naves, así como con los compartimentos de ángulo al sur, que flanquean el pórtico.
La estancia principal está dividida por dos arcadas longitudinales compuestas por seis grandes arcos de herraduras. En la pared frontal de la nave central se ve un gran arco de herradura ciego, ante el que se sentaba el califa durante las recepciones y demás ceremonias cortesanas.
La decoración del Salón Rico
El Salón Rico se caracteriza sobre todo por su decoración. Así8, en la base del núcleo del edificio de tres naves hay grandes placas con motivos vegetales en relieve, en las que están representados árboles de la vida formados por un tronco central con ramificaciones complejamente entrelazadas que se alzan hasta una gran corona redonda de hojas y flores Las coronas de hojas de estos árboles de la vida recuerdan lejanamente las coronas de palmeras sasánidas recogidas por el arte omeya oriental del siglo VIII y que algo más de dos siglos después encontrarán nuevas formas en Medina Azahara. Las formas de las hojas y flores de estos paneles murales parecen, por el contrario, remitir al arte abasí de Samarra (siglo IX), que experimentó aquí un renacimiento. Al parecer, los artesanos que trabajaron en Medina Azahara conocían estos modelos procedentes de Oriente y los transformaron según el gusto local, con lo que finalmente nacieron las formas que nosotros hay día consideramos como características del arte califal de Córdoba y de Medina Azahara.
Ante el Salón Rico pasa un ancho camino a través del cual se llegaba al llamado Jardín Alto, así como a las edificaciones palaciegas situadas más al este. Justo delante del Salón rico hay un gran estanque, cuya superficie reflejó una vez la fachada del edificio, con lo que volvía a ponerse de relieve su significado. además, en el centro del Jardín Alto, sobre el eje central orientado hacia el Salón Rico, hay un pabellón concebido como una sala de tres naves, que de esta manera refleja fielmente en tamaño menor el modelo del Salón Rico. De este pabellón todavía se conservan los muros de cimentación, los pilares que lo flanquean y los cimientos de los pilares. El Salón Rico ocupa una situación central en el plano general de la ciudad palaciega y además es el centro de las miradas de la terraza media. El eje longitudinal del Jardín Alto con el pequeño pabellón en el centro está orientado hacia el Salón Rico, situado enfrente, realzando así su importancia. El tamaño del Jardín Alto es de aproximadamente 65 por 77 metros, lo que supone una superficie total de más de 5000 metros cuadrados. Está rodeado de un sólido muro que eleva el conjunto formado por el Salón Rico y el Jardín Alto en forma de podio sobre los edificios de la terraza inferior, es decir, de la llanura, salvando una deferencia de altura de más de 12 metros. Esto explica también el nombre de "Jardín Alto".
Al este del Jardín Alto se halla, en la terraza inferior, otro jardín de estructura análoga, el llamado "Jardín Bajo". El visitante, que en un principio se acercaba a Medina Azahara desde la llanura, debía de sentirse muy impresionado por las edificaciones del palacio, lo que correspondía a los deseos del califa, que quiso dejar constancia visible de su poder con la construcción de Medina Azahara.
Las excavaciones
Desde su destrucción en el año 1010 Madinat al-Zahra ha venido siendo utilizada como una inmensa cantera para Córdoba, de tal forma que ya en tiempos de Felipe II el cronista cordobés Ambrosio de Morales afirmaba que sus restos, que identificaba no como árabes sino como romanos, correspondían a los de la antigua Colonia Patricia Corduba.
Las primeras excavaciones arqueológicas se remontan al año 1910 y fueron dirigidas por Ricardo Velázquez Bosco. Desde entonces y aunque de forma discontinua, se han venido realizando sucesivas campañas tanto de excavación como de restauración, cuyo fruto es el Conjunto Arqueológico que hoy se puede ofrecer al visitante, sin duda el más importante yacimiento de época califal de nuestro país. Hasta 1923 se fueron realizando diversas excavaciones, intentando conocer a través de ellas la estructura general del yacimiento, siendo en ese año de 1923 cuando Felix Hernández realizó un plano topográfico que permitió obtener una buena imagen del conjunto.
Sería en los años 1944-45 cuando se afloraron los vestigios del Salón de Abd al-Rahman III, cuyo proceso de reconstrucción se inició en los años 50 por ese mismo investigador. En general, la propia excavación del salón ofreció una idea bastante clara de la organización estructural del mismo, si bien, con vistas a la reconstrucción, existían diversos problemas de muy difícil resolución, así la ausencia de documentación arqueológica sobre el aspecto de la fachada del edificio, desconocimiento de la altura del mismo, sistema de cubiertas, iluminación, etc.
Felix Hernández, pragmático, adoptó un criterio quizás simplista en la reconstrucción del Salón, aceptando una similitud constructiva con respecto a la propia Mezquita Aljama de Córdoba. Pensaba que esa actuación no es óbice para la restauración, porque de no atinarse exactamente con lo que midiera de alto la estancia a reorganizar, la elevación por nosotros adoptada, indudablemente muy poco distante de la efectiva, sería rectificable con coste relativamente reducido y sin deterioro de los elementos auténticos de la estructura o del decorado, de darse con testimonio que solventara decisivamente el problema de la exacta rasante de la techumbre.
Posteriormente, ya en 1964 se llevaría a cabo la excavación de la planta de la Mezquita de al-Zahra, fácilmente identificable al estar orientado el edificio en dirección a la Meca. Al año siguiente se efectuaron excavaciones que afloraron el Pabellón Central del jardín situado frente al Salón de Abd al-Rahman.
Actualmente, la superficie excavada de Madinat al-Zahra supone unas 10 hectáreas, habiéndose convertido el Conjunto Arqueológico en un centro de investigación y restauración de primer orden. El hecho de que solamente se haya excavado en torno al 10 por ciento de la total superficie de la antigua ciudad acredita que tenemos todavía sin descubrir una riquísima herencia que hemos recibido de al-Andalus, que debe permitir a las generaciones futuras profundizar de forma intensa en el conocimiento de la historia de la España musulmana. El 90 por ciento de Madinat al-Zahra que sigue todavía enterrado constituye una excepcional biblioteca, todavía sin leer, en la que los investigadores tendrán una oportunidad única de profundizar.
Bibliografía:
Marianne Barrucand. Arquitectura islámica en Andalucía. Colonia (1992).
José Manuel Bermúdez Cano. La trama viaria propia de Madinat al-Zahra y su integración con la de Córdoba. En "Anales de Arqueología Cordobesa". Número 4. Área de Arqueología de la Universidad de Córdoba (1993).
Rafael Castejón y Martínez de Arizala. Medina Azahara. Editorial Everest. León (1991).
S. López Cuervo. Medina Az-zahra. Ingeniería y formas. Madrid (1985).
Antonio Vallejo Triano. El aprovechamiento del sistema de saneamiento en Madinat al-Zahra. Cuadernos de intervención en el patrimonio histórico. Córdoba (1991).
Antonio Vallejo Triano. Madinat al-Zahra: el triunfo del estado islámico. En "Al-Andalus: las artes islámicas en España". The Metropolitan Museum of Art. Ediciones El Viso. Madrid (1992)
Antonio Vallejo Triano (Coordinador). El Salón de Abd al-Rahman III. Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. Córdoba (1995).
Antonio Vallejo Triano (Coordinador). Madinat al-Zahra 1985-2000. 15 años de recuperación. Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. Córdoba (2000).
Varios autores. El esplendor de los Omeyas cordobeses (Estudios y catálogo de piezas). Dos tomos. Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. Granada (2001).
Angel Ventura Villanueva. El abastecimiento de agua a la Córdoba romana (Tomo Primero - El Acueducto de Valdepuentes). Córdoba (1993).
Cuadernos de Madinat al-Zahra. Publicación periódica que edita el Conjunto Arqueológico.
Web recomendada:
http://perso.wanadoo.es/historiaweb/qurtuba/azahara/index_azahara.htm
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