Hallado el "campamento base" de la conquista de Hispania en L'Aldea
Gráfico: Debía de ser un espectáculo imponente: cuatro legiones, 25.000 hombres pertrechados para entrar inmediatamente en combate. Marchaban bajo el mando de Publio Cornelio Escipión Africano. Se dirigían a Cartago Nova (Cartagena), en el marco de la Segunda Guerra Púnica (218-206 antes de Cristo) para tomarla, tras una campaña relámpago, a sangre y fuego. En el camino, construyeron un campamento gigantesco, que ahora ha sido localizado en una terraza del río Ebro en el término municipal de la Palma de l'Aldea, en la comarca del Baix Eibre (Tarragona), según el profesor asociado del Departamento de Prehistoria, Historia Antigua y Arqueología de la Universidad de Barcelona (UB), responsable del hallazgo y hombre que ha llevado bajo el brazo en su investigación a Tito Livio y Polibio. El campamento, según explica el propio Noguera en la página web de la UB, ocupaba posiblemente unas 30 hectáreas, aunque el espacio de la excavación es de unas siete. Se trata, advierte, de un campamento típico de campaña, "del que no se han encontrado ni se encontrarán restos de estructuras" al ser todas efímeras (foso, empalizada). Lo que sí ha aparecido es equipo y pertenencias de los legionarios: ánforas, monedas, fragmentos de vajilla, y armamento como puntas de lanza, espadas, o proyectiles de honda. Las monedas incluyen acuñaciones raras sólo explicables por la presencia de un ejército, como un tetradracma ptolemaico, didracmas griegos y muchas piezas cartaginesas tomadas seguramente a las tropas derrotadas en la batalla de Cese (218 antes de Cristo). (J. ANTÓN, El País.com, 30-10-07. Gráfico gentileza de El Periódico.com)
Arqueólogos de la UB excavan junto al Ebro una fortificación de 30 hectáreas. La mayor parte del lugar ha sido cubierta por la AP-7 y una urbanización.
Las legiones romanas llegaron en el año 218 antes de Cristo a la colonia griega de Emporion para quedarse en la península Ibérica. Allí plantarían por primera vez sus tiendas y empalizadas en Hispania, y su campamento, a lo largo del tiempo, se convertiría en la ciudad romana de Empúries. Lo mismo sucedería en Tarraco, convertida inmediatamente en la capital de nuevo territorio. Pero el campamento base de la conquista romana fue posiblemente el que ha hallado en L'Aldea (Baix Ebre) el profesor de la UB Jaume Noguera. Allí, en una terraza junto al Ebro, cerca entonces de la desembocadura, se han localizado los restos de un campamento militar de unas 30 hectáreas, utilizado como base por los Escipiones durante la segunda guerra púnica y el más antiguo excavado en España.
Del emplazamiento, atravesado hoy por la AP-7, solo queda, en las siete hectáreas que se han podido rastrear, la basura abandonada por los soldados o la calderilla que caía de sus bolsas. Las de las tropas derrotados tras la primera campaña romana en Hispania, que se acuartelaron tras el Ebro, de los refuerzos que recibieron por mar en los años siguientes y de los 25.000 legionarios que levantaron apresuradamente el campamento para marchar triunfalmente a Cartago Nova el 209 a.C.
Dentro del óvalo que un día estuvo delimitado por los ya inexistentes taludes y empalizadas que erigieron las legiones, los arqueólogos han localizado monedas griegas, masaliotas, emporitanas y romanas, piezas cartaginesas saqueadas a los enemigos vencidos (una combinación que cuadra con el dinero de bolsillo de los primeros invasores), restos de ánforas lanzados a la orilla del río y fragmentos de armas y estandartes.
Poco más se hallará en una zona trinchada por la Vía Agusta, la vía del tren y la autopista, y que en su mayor parte ha quedado cubierta en los últimos años por la urbanización El Mirador de L'Ebre. Mirador, precisamente, porque se asoma sobre el Delta desde el terraplén que un día fue aprovechado por el campamento de campaña romano.
LOS ESCIPIONES
"Se trata sin duda de uno de los campamentos de Publio Cornelio Escipión el Africano", sostiene Noguera. Situado en la ribera norte del Ebro, el límite del territorio cartaginés, el campamento podría haber sido la base avanzada de los romanos en Hispania entre los años 217 y 209 a.C. Tras desembarcar en Empúries, el padre y el tío de Escipión el Africano vencieron a los cartagineses en Cese (junto a Tarragona), en Tortosa y en una batalla naval frente al Ebro.
Ese punto pudo ser el lugar donde los romanos se concentraron durante varios años mientras la partida se mantuvo en tablas. Y según Noguera, el lugar donde el Africano concentró unas cuatro legiones en el 209 a. C. para lanzar desde allí la campaña relámpago, referida por Tito Livio, en que destruyó Cartago Nova y se lanzó sobre la Bética. Un rastreo con detectores de metales puede haber producido uno de esos momentos mágicos en que la arqueología confirma a los clásicos.
Fuente: ERNEST ALÓS, Barcelona - El Periódico.com, 30 de octubre de 2007
Enlace: http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_
PK=46&idioma=CAS&idnoticia_PK=454305&idseccio_PK=1026&h=
Publio Cornelio Escipión el Africano (Museo de Nápoles)
La campaña de Hispania
Al llegar a Hispania, los romanos controlaban tan sólo la costa nororiental, territorio que coincide actualmente más o menos con la zona de Cataluña. Además, el ejército estaba desmoralizado por las derrotas y en clara inferioridad numérica frente al ejército de Asdrúbal y sus aliados iberos.
Aunque tenía órdenes de permanecer a la defensiva, las desobedece y prepara la invasión de la Iberia cartaginesa. Ordena que la flota romana cargue con el equipo y las provisiones, mientras sus soldados avanzan rápidamente por la costa. Se dice que recorrió con todo el ejército, en una semana, el territorio comprendido entre sus bases en la actual Cataluña y la capital cartaginesa en España, Cartago Nova, la actual Cartagena.
El ejército cartaginés, que desconocía la marcha de Escipión hacia su capital, fue incapaz de llegar a tiempo para levantar el sitio. Cartago Nova cae en el 209 a.C. tras un brevísimo asedio. Escipión, dando muestras de una magnanimidad y moderación impropia de su época, prohíbe el saqueo de la ciudad y respeta la vida de sus ciudadanos.
La legendaria toma de la ciudad de Cartago Nova por el general Escipión fue narrada por primera vez por el historiador Polibio en un texto del siglo II a.C. Posteriormente, fue ampliada, enriquecida y glorificada por Tito Livio en su "ab urbe condita" (narración de la historia de Roma desde sus orígenes).
Muchos historiadores consideran la caída de Cartago Nova como el punto de inflexión de la Segunda Guerra Púnica. No en vano, Cartago no sólo había perdido su capital en Hispania, su principal base naval, sino gran cantidad de víveres y armas almacenadas e incluso a los prisioneros con los que se aseguraban la lealtad de los pueblos sometidos.
Poco a poco, los iberos desertan del bando cartaginés, atraídos por el carisma y la humanidad de Escipión. Reforzado con sus nuevos aliados, el ejército romano avanza con rapidez por el sur. En el año 208 a.C. se enfrentan en Hispania Asdrúbal y Escipión en la batalla de Baecula, terminando con la victoria de los romanos. Sin embargo, el cartaginés logra escapar con parte de sus tropas y marcha hacia Italia para encontrarse con su hermano Aníbal.
Escipión aprovecha para realizar la conquista del valle del Guadalquivir, llamado Betis por los romanos. En el 206 a.C. se produce la última gran batalla en suelo hispano, enfrentándose cartagineses y romanos en la batalla de Ilipia. Escipión volvió a triunfar, y el ejército cartaginés queda definitivamente destruido. Las últimas bases de Cartago en Hispania caen rápidamente. La última ciudad púnica en Hispania, Gadir (la actual Cádiz), se rinde ese mismo año. Durante la campaña, Escipión funda una nueva ciudad para asentar a sus veteranos, Itálica, cerca de la moderna Sevilla.
Tras estas hazañas, Publio Cornelio Escipión vuelve a Italia.
Fuente: Wikipedia
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