El misterio del ejército desaparecido y la joya de Tutankhamón
Foto: JOYA. El pectoral del faraón.
En mitad de la nada se encuentra el único yacimiento de cristal líbico que existe en el mundo. En un área minúscula en mitad del desierto Líbico se encuentra el único yacimiento conocido de una roca más rara que el diamante y bautizada como cristal líbico. De aspecto lechoso, el cristal de sílice se encuentra en mitad de los corredores que forman las cadenas de dunas. Su origen podría estar en el impacto de un meteorito, hace 29 millones de años. Una temperatura y una presión extraordinarias habrían dado origen a la misteriosa materia. Tal vez ese origen incierto esté detrás de la atracción que suscita desde la antigüedad.
Por J. MÉNDEZ/BILBAO, El Correo Digital, 6 de febrero de 2005
En el Museo Arqueológico de El Cairo se conserva el tesoro funerario de Tutankhamón. Pues bien, la parte central del pectoral del faraón (una joya que le cubría el pecho) representa un escarabajo alado coronado por el 'wadj', el amuleto egipcio que representa un ojo. Se creía que el cuerpo y la cabeza del insecto estaban tallados en calcedonia. Pero no. Hace seis años un científico demostró que la pieza era de cristal líbico, una piedra única en el mundo perseguida hace ya 3.000 años por los egipcios. «Las altísimas temperaturas y la presión brutal provocadas por aquella colisión crearon esta piedra singular que mereció estar junto a un rey-dios en su último viaje», explica Álvaro.
El desierto Líbico, un infierno dentro del infierno, ha dado a luz un puñado de leyendas. Como la del ejército desaparecido. Hace 2.500 años el rey persa Cambises II acudió a consultar el oráculo de Amón. El sacerdote auguró la derrota de los invasores. Cambises, contrariado, juró vengarse, armó un ejército de 50.000 hombres y marchó hacia el templo para derruirlo. En su expedición, los guerreros se internaron en el Mar de Arena. Nunca más se supo de ellos. ¿Qué pasó? Puede que el 'kibli', el sofocante viento del Sur, agostara a la crema del ejército persa y que bajo las dunas, embalsamados por la arena, el calor y el tiempo, duerma desde hace 25 siglos una cohorte de armaduras, escudos, venablos y esqueletos: el sueño de cualquier arqueólogo.
El paraíso perdido
En ese mismo escenario sin nombre se encontraría también el legendario oasis de Zarzura, citado en 'Las mil y una noches'. Según los relatos de los beduinos, Zarzura dormita en el corazón del desierto custodiado por un pájaro blanco. Sólo los hombres más valientes podrán llegar a él y disfrutar de sus tesoros. En el oasis, bajo las palmeras, yace también una reina durmiente que sólo puede ser despertada con un beso. Almásy quedó seducido por la leyenda del paraíso perdido. En 1932 inició una expedición en su busca. El noble creyó avistarlo desde su avión en una zona de Jilf al Kabir. Cerca de allí descubriría la gruta con pinturas rupestres prehistóricas con los famosos 'nadadores del desierto', la evidencia de que el desierto fue en un tiempo un fértil enclave rebosante de agua.
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El vidrio en la joyería egipcia
La historia de la joyería egipcia con incrustación de composición vítrea se remonta a los principios de la época dinástica.
La joyería ha existido en diversos materiales, formas y usos. Sin embargo, aunque la joyería nace para ser utilizada en vida, los egipcios la utilizaron en la muerte colocándosela a las momias como parte del rito funerario, ya que según sus creencias que se apoyaban sobre unas bien definidas concepciones escatológicas, la muerte era un paso a otro estado de la existencia terrena. Según sus creencias, las joyas y amuletos tenían que ser elaborados con determinados materiales los cuales le conferían a la pieza ciertos poderes mágicos que ayudaban al difunto a recuperar la vida en el más allá y alcanzar la eternidad.
Entre los diferentes tipos de joyas que fueron trabajadas con alguna composición vítrea tenemos en mayor cantidad; los collares y los pectorales, contando también con numerosos ejemplos de brazaletes, tobilleras, anillos y pendientes.
En relación con su función y significado dentro del ajuar funerario, las joyas más que adornos eran piezas que poseían poderes mágicos por sus cualidades físicas.
En el capitulo XXVII del libro de los muertos se encuentra un mágico hechizo para un buitre de oro que se debía colocar en la garganta el difunto, en la viñeta dan instrucciones precisas de como elaborarlo, incluso se indica minuciosamente como debía ser manufacturado, detallando la forma y el material.
El gran tesoro de Tutankamón ha sido una evidencia muy importante para el estudio de la joyería egipcia con incrustaciones vítreas, además de que ha servido para verificar como se cumplían las instrucciones que vienen indicadas en el Libro de los Muertos. En la momia de Tutankamón se encontró un extraordinario pectoral como el que se indica en el capitulo XXVII Del Libro de los Muertos, trabajado en oro con incrustaciones de vidrio.
La mayoría de las joyas debían estar realizadas en oro por ser el material más relacionado con los dioses, la cual debía estar combinada con diferentes piedras semi preciosas de colores, las que gracias a su origen mineral le proporcionaban poderes mágicos.
Ante la dificultad que implicaba el conseguir piedras semipreciosas, el arte de la piedra incrustada se va imitar a la perfección con las diferentes composiciones vítreas, material ideal por tener las mismas cualidades físicas ya que también es de origen mineral. Rápidamente los artesanos logran imitar a la perfección las piedras semi preciosas, alcanzando una extraordinaria habilidad en el detalle del corte y pulido, donde el embutido requería una exactitud milimétrica al incrustarlo, llegando incluso alcanzar tal perfección en el trabajo, que cuando se pasa la mano por la superficie, da una sensación de continuidad que bien se podría pensar que se trata de un esmalte.
Museo de El Cairo, Egipto. A los joyeros se les llamaba neshedi nubi, el hombre de oro, y hemu nub, el artesano de oro. Se han localizado varias tumbas de artesanos. Por los títulos de Principal de la joyería de la propiedad de Amón, y Jefe de los artesanos de la joyería de Amón, lo más probable es que hayan sido artesanos reales.
Podemos encontrar todavía cargos de mayor importancia que el de los artesanos antes mencionados, el cual era el responsable de la organización de toda la industria, los cuales incluso nunca tocaban la pipa del soplador, en los diferentes títulos podemos encontrar los siguientes: Inspector de la tesorería del oro y la plata, inspector de la tierra color de oro de Amón y Pesador de Amón. Sus principal responsabilidad era la de dar instrucciones precisas sobre los materiales que iban a ser necesarios para la fabricación de los tesoros como también darle seguimiento a cada una de las fases de elaboración de la pieza. Aunque La organización de La industria Del trabajo Del oro no les permitía firma personal, se conserva el nombre de Neferronpet, quien firmo en su libro de los muertos
Debido a la precisión que requería el trabajo, antes de dar comienzo a la elaboración de la pieza era necesario preparar un diseño en una plantilla con el modelo de lo que se iba a manufacturar. Entre lo más importante que se tenía que planear desde un principio, era el de detallar muy bien el espesor y la distancia de las costillas donde iban a ser incrustados los fragmentos ya pulidos del material. Cada trozo tenía un lugar específico dentro del diseño, nunca se podía colocar una pieza en el lugar de otra, lo cual hacía más difícil aun el trabajo para el artesano.
Los soportes en su mayoría son de oro, el cual era trabajado en diferentes técnicas según fuera necesario; laminado, vaciado en molde abierto, o cuando se requería de un gran detalle a la cera perdida. Cuando se realizaban piezas de mayores dimensiones como las máscaras o sarcófagos, era necesario trabajar en varias partes y después unirlas con soldadura.
Ya terminado el soporte, se comenzaba a cortar y a pulir los fragmentos de la composición vítrea de acuerdo al tamaño del hueco para finalmente ser incrustados en su lugar.
Las piedras que se imitaban con la composición vítrea eran ágata y ópalo para el blanco, turquesa y lapislázuli para el azul, cornalina el rojo, malaquita el verde y negro la obsidiana. Todas poseían dentro de sus creencias un gran contenido simbólico.
El arte de la incrustación esta muy ligado al arte del mosaico que floreció en el imperio antiguo, de los cuales se conservan impresionantes ejemplares como los encontrados en la tumba del rey Zozer en Saqqara. La influencia de este arte se deja sentir posteriormente en otros materiales en objetos del ajuar funerario como el mobiliario elaborado en diferentes maderas.
Al comienzo de los tiempos históricos, durante la primera dinastía, podemos encontrar ya una fascinante y variada producción de finas joyas donde se puede apreciar un excelente panorama, debido a que presentan una gran variedad de materiales y técnicas entre las cuales podemos encontrar una gran variedad de collares pulseras.
Las piezas del imperio antiguo presentan una incorporación de elementos ya existentes en los tiempos prehistóricos trabajados en interesante inventiva artística, pero a la vez, algunas de las piezas presentan un burdo tratamiento de los elementos.
Indudablemente el collar más característico dentro de la joyería egipcia es el weskhet, trabajado en cilindros dispuestos de manera vertical en forma semicircular y rematados en los extremos. Fue muy común que este modelo rematara con la cabeza de un halcón.
Museo Metropolitano de Arte, Nueva Cork. En la época Badarian podemos encontrar las piezas más antiguas que se conservan de la joyería egipcia trabajada con alguna composición vítrea, entre otras, se encuentra el collar de pequeñas cuentas engarzadas en varios hilos de color azul que era muy común utilizar en esa época en las rodillas, los collares funerarios más antiguos que se conservan de composición vítrea y oro podemos encontrar el de Impy de la sexta dinastía. El collar se encuentra finamente trabajado en color azul y rematado en la parte inferior con 63 pendientes en forma de escarabajo, el nombre de Impy se encuentra grabado en ambos extremos en las terminaciones de oro.
En el trabajo de la diadema de rosetas con centro de cobre con incrustaciones, podemos apreciar como desde los tiempos más tempranos se trabaja la incrustación vítrea en la joyería.
En la joyería de la XII dinastía se pueden encontrar los trabajos más finos realizados durante el imperio medio. Sin grandes lujos estas piezas contienen una gran armonía y belleza, donde los materiales y el color son cuidadosamente escogidos para dar fuerza al terminado final.
Una de las piezas que destaca en este periodo por su gran belleza y sencillez es el pendiente de Khnumet finamente trabajado en oro granulado y composición vítrea. El medallón circular del centro esta realizado con una frita azul y decorado con una pintura en miniatura de una vaca recostada. Para resaltar más el detalle central se le coloco un recubrimiento de cristal de roca. Los gránulos de oro es un trabajo muy típico en el imperio medio, y aunque podemos encontrarlo en tiempos posteriores el detalle nunca va a ser igualado.
Un notable ejemplo de la minuciosidad con la que se trabajaba la composición vítrea en el imperio medio es el cinturón de cuentas de Senebtisy. Del cinturón cuelgan como adorno veintitrés finos hilos de cuentas en forma vertical en donde se intercalan los colores verde y negro. Una manera de ver el notable trabajo que realizaban en la composición vítrea durante el imperio medio es observando el brillo del collar de cuentas azul combinado con plata, realmente es una pieza única en su estilo.
En el Imperio Nuevo, durante la dinastía XVIII se produjo un auge en el uso del vidrio, el cual se ve reflejado en las magnificas joyas con incrustación vítrea que trabajaron los orfebres de la época.
En los ejemplos conservados, se puede observar como los modelos y las técnicas siguen siendo prácticamente las mismas. Lo minucioso del trabajo y la armonía en el uso de los colores muestran como la joyería del imperio nuevo llega alcanzar las más elevadas cotas de belleza y perfección.
Durante el reinado de Tutmosis III se elaboraron joyas de muy alta calidad, prueba de ello son las joyas que fueron encontradas en la tumba de sus esposas en Tebas. Entre las piezas se pueden destacar por su belleza brazaletes con finos detalles, una variada cantidad de collares como el exquisito collar que tiene como decoración unos peces combinados con las cuentas de vidrio, la hermosa peluca que esta casi cubierta en su totalidad por rosetones incrustados de vidrio de colores y la diadema con el ureus no.
El punto máximo alcanzado en la joyería de la XVIII dinastía se encuentra en el reinado de Tutankamón, y no hay mejor ejemplo para ilustrar tal afirmación que las joyas encontradas en su tumba donde las piezas alcanzan la máxima habilidad artística.
Entre las joyas más hermosas que se le colocaron a la momia de Tutankamón, se encuentra un pectoral en forma de buitre trabajado en oro con incrustaciones de vidrio, el buitre se muestra con las alas extendidas y volteando la cabeza hacia el lado izquierdo. El trabajo está realizado realmente de manera magistral, en su superficie contiene trescientas incrustaciones de vidrio oscuro en diferentes tonos, azul, rojo y; la parte posterior esta trabajada de idéntica manera. El buitre de Tutankamón se destaca también por ser una pieza muy controvertida, ya que algunos autores afirman que la pieza está esmaltada, en realidad no hay pruebas de que en el Egipto faraónico se realizara este tipo de trabajo, sin embargo es tanta la perfección de está pieza que aun existe la duda, y en el caso de serlo, la pieza sería el más antiguo ejemplo de esmaltado.
Por el gran detalle que presentan la mayoría de las piezas de metal que se utilizaron como soporte en la joyería, lo más probable es que se trabajaron a la cera perdida. Para llevar a cabo este procedimiento se realizaba un modelo en cera para dar los detalles, después se recubría con una capa de arcilla en el cual se dejaban dos orificios, uno para vaciar el metal caliente y otro para drenar la cera fundida. Este proceso permite dar un gran detalle a las piezas pero presenta el inconveniente de no permitir una producción masiva o en serie como se logra con un molde abierto, tal y como se utilizaba en la mayoría de los amuletos.
Las joyas de Tutankamón se hicieron en oro y piedras semipreciosas, incorporando formas y diseños de la naturaleza, animales y vegetales como lo muestra el pectoral que tiene como decoración principal una luna llena trabajada en electrón. La luna descansa sobre una barca solar de oro que flota en una base de flores de loto. El pectoral, además de ser un diseño muy hermoso, combina a la perfección las piedras semipreciosas con el vidrio, lo cual le da un encanto muy particular a la pieza.
El pectoral en forma de halcón es probablemente una insignia real por su gran contenido simbólico. El halcón alado que representa al faraón, porta en su cabeza el disco solar que es el símbolo de la divinidad. El halcón sostiene con fuerza en sus garras el shen, símbolo de la eternidad, y el anj símbolo de la vida, se tiene en una sola pieza el poder, la vida y la eternidad . El plumaje del ave está trabajado con un gran ritmo con incrustaciones vítreas de vivos colores.
El pectoral combinaba en una sola pieza varias funciones como talismán, el marco que lo rodea en la mayoría de las veces es la fachada del templo, y en su interior siempre aparecen elementos mágicos como el buitre, el djet, anj o shen.
No menos de veintiséis pectorales trabajados con incrustaciones fueron encontrados en la tumba de Tutankamón, algunos estaban colocados en la momia y otros en diferentes objetos del ajuar funerario. Aunque en la gran mayoría se utilizó la composición vítrea para las incrustaciones, ocasionalmente también se combino con piedras semipreciosas como cuarzo, jaspe y cornalina, y solo en muy pocos casos con lapislázuli y turquesa.
La dinastía XIX, cuenta con una importante cantidad de piezas elaboradas con composición vítrea incrustada como las encontradas en el Serapeum entre las cuales destaca el pectoral en forma de halcón de Ramsés II por su gracia y colorido. También se cuenta con brazaletes, tobilleras y unos pendientes sumamente toscos y recargados. Aunque estas joyas no tienen comparación con las anteriores, presentan un gran detalle técnico en la elaboración y terminado como el pulido, incluso las costillas son muy finas, muestra de que las herramientas que fueron utilizadas en la manufactura de las joyas eran de gran calidad.
Del tercer periodo intermedio a finales de la época faraónica, se sigue trabajando la joyería con vidrio de una manera muy abundante entre las cuales podemos destacar las del famoso faraón mencionado en las sagradas escrituras Psusennes.
Entre los pectorales de este periodo sobresalen dos. El formado por el pilón del templo que contiene en su interior un escarabajo alado y que se compone de oro e incrustaciones de composición vítrea azul y el del escarabajo trabajado en jaspe verde considerado una de las piezas más hermosas de este periodo por su colorido y contenido simbólico. Las alas de oro están minuciosamente incrustadas con vidrio en franjas verticales. Sobre la parte superior del escarabjo se encuentra el cartucho real con el nombre del faraón también trabajado con incrustaciones jaspe y vidrio. Todos los detalles están cuidadosamente trabajados lo cual hace que esta pieza se distinga entre otras muchas.
Del reinado de Sheshonq durante la XXII dinastia podemos mencionar los brazaletes de oro en forma cónica, trabajados con incrustación de lapislázuli y vidrio, y el hermoso pectoral del escarabajo de lapislazuli que emerge del horizonte con el disco solar en la parte superior, franqueado por dos serpientes ureus que portan la corona blanca.
Museo Británico de Londres. Por su alto contenido simbólico la joyería formaba parte inseparable del egipcio tanto en la vida como en la muerte, por lo que su presencia puede encontrarse a lo largo de toda la historia faraónica. La tumba va a ser el mejor ejemplo para ver que objetos y materiales eran importantes en el más allá. Originalmente eran objetos sencillos que además de su función cotidiana poseían una función simbólica, pero poco a poco fueron haciéndose más elaborados hasta llegar al punto culminante en el imperio nuevo.
Los materiales que se utilizaron en la joyería prácticamente son los mismos desde principios del Periodo Predinástico, como las composiciones vítreas, las piedras semi preciosas, y el oro, lo cual nos dice claramente que el egipcio siempre trataba de buscar protección en el más allá, todo tenía una interrelación, culto, magia, religión, forma y material. El vidrio siempre estuvo presente.
En mitad de la nada se encuentra el único yacimiento de cristal líbico que existe en el mundo. En un área minúscula en mitad del desierto Líbico se encuentra el único yacimiento conocido de una roca más rara que el diamante y bautizada como cristal líbico. De aspecto lechoso, el cristal de sílice se encuentra en mitad de los corredores que forman las cadenas de dunas. Su origen podría estar en el impacto de un meteorito, hace 29 millones de años. Una temperatura y una presión extraordinarias habrían dado origen a la misteriosa materia. Tal vez ese origen incierto esté detrás de la atracción que suscita desde la antigüedad.
Por J. MÉNDEZ/BILBAO, El Correo Digital, 6 de febrero de 2005
En el Museo Arqueológico de El Cairo se conserva el tesoro funerario de Tutankhamón. Pues bien, la parte central del pectoral del faraón (una joya que le cubría el pecho) representa un escarabajo alado coronado por el 'wadj', el amuleto egipcio que representa un ojo. Se creía que el cuerpo y la cabeza del insecto estaban tallados en calcedonia. Pero no. Hace seis años un científico demostró que la pieza era de cristal líbico, una piedra única en el mundo perseguida hace ya 3.000 años por los egipcios. «Las altísimas temperaturas y la presión brutal provocadas por aquella colisión crearon esta piedra singular que mereció estar junto a un rey-dios en su último viaje», explica Álvaro.
El desierto Líbico, un infierno dentro del infierno, ha dado a luz un puñado de leyendas. Como la del ejército desaparecido. Hace 2.500 años el rey persa Cambises II acudió a consultar el oráculo de Amón. El sacerdote auguró la derrota de los invasores. Cambises, contrariado, juró vengarse, armó un ejército de 50.000 hombres y marchó hacia el templo para derruirlo. En su expedición, los guerreros se internaron en el Mar de Arena. Nunca más se supo de ellos. ¿Qué pasó? Puede que el 'kibli', el sofocante viento del Sur, agostara a la crema del ejército persa y que bajo las dunas, embalsamados por la arena, el calor y el tiempo, duerma desde hace 25 siglos una cohorte de armaduras, escudos, venablos y esqueletos: el sueño de cualquier arqueólogo.
El paraíso perdido
En ese mismo escenario sin nombre se encontraría también el legendario oasis de Zarzura, citado en 'Las mil y una noches'. Según los relatos de los beduinos, Zarzura dormita en el corazón del desierto custodiado por un pájaro blanco. Sólo los hombres más valientes podrán llegar a él y disfrutar de sus tesoros. En el oasis, bajo las palmeras, yace también una reina durmiente que sólo puede ser despertada con un beso. Almásy quedó seducido por la leyenda del paraíso perdido. En 1932 inició una expedición en su busca. El noble creyó avistarlo desde su avión en una zona de Jilf al Kabir. Cerca de allí descubriría la gruta con pinturas rupestres prehistóricas con los famosos 'nadadores del desierto', la evidencia de que el desierto fue en un tiempo un fértil enclave rebosante de agua.
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El vidrio en la joyería egipcia
La historia de la joyería egipcia con incrustación de composición vítrea se remonta a los principios de la época dinástica.
La joyería ha existido en diversos materiales, formas y usos. Sin embargo, aunque la joyería nace para ser utilizada en vida, los egipcios la utilizaron en la muerte colocándosela a las momias como parte del rito funerario, ya que según sus creencias que se apoyaban sobre unas bien definidas concepciones escatológicas, la muerte era un paso a otro estado de la existencia terrena. Según sus creencias, las joyas y amuletos tenían que ser elaborados con determinados materiales los cuales le conferían a la pieza ciertos poderes mágicos que ayudaban al difunto a recuperar la vida en el más allá y alcanzar la eternidad.
Entre los diferentes tipos de joyas que fueron trabajadas con alguna composición vítrea tenemos en mayor cantidad; los collares y los pectorales, contando también con numerosos ejemplos de brazaletes, tobilleras, anillos y pendientes.
En relación con su función y significado dentro del ajuar funerario, las joyas más que adornos eran piezas que poseían poderes mágicos por sus cualidades físicas.
En el capitulo XXVII del libro de los muertos se encuentra un mágico hechizo para un buitre de oro que se debía colocar en la garganta el difunto, en la viñeta dan instrucciones precisas de como elaborarlo, incluso se indica minuciosamente como debía ser manufacturado, detallando la forma y el material.
El gran tesoro de Tutankamón ha sido una evidencia muy importante para el estudio de la joyería egipcia con incrustaciones vítreas, además de que ha servido para verificar como se cumplían las instrucciones que vienen indicadas en el Libro de los Muertos. En la momia de Tutankamón se encontró un extraordinario pectoral como el que se indica en el capitulo XXVII Del Libro de los Muertos, trabajado en oro con incrustaciones de vidrio.
La mayoría de las joyas debían estar realizadas en oro por ser el material más relacionado con los dioses, la cual debía estar combinada con diferentes piedras semi preciosas de colores, las que gracias a su origen mineral le proporcionaban poderes mágicos.
Ante la dificultad que implicaba el conseguir piedras semipreciosas, el arte de la piedra incrustada se va imitar a la perfección con las diferentes composiciones vítreas, material ideal por tener las mismas cualidades físicas ya que también es de origen mineral. Rápidamente los artesanos logran imitar a la perfección las piedras semi preciosas, alcanzando una extraordinaria habilidad en el detalle del corte y pulido, donde el embutido requería una exactitud milimétrica al incrustarlo, llegando incluso alcanzar tal perfección en el trabajo, que cuando se pasa la mano por la superficie, da una sensación de continuidad que bien se podría pensar que se trata de un esmalte.
Museo de El Cairo, Egipto. A los joyeros se les llamaba neshedi nubi, el hombre de oro, y hemu nub, el artesano de oro. Se han localizado varias tumbas de artesanos. Por los títulos de Principal de la joyería de la propiedad de Amón, y Jefe de los artesanos de la joyería de Amón, lo más probable es que hayan sido artesanos reales.
Podemos encontrar todavía cargos de mayor importancia que el de los artesanos antes mencionados, el cual era el responsable de la organización de toda la industria, los cuales incluso nunca tocaban la pipa del soplador, en los diferentes títulos podemos encontrar los siguientes: Inspector de la tesorería del oro y la plata, inspector de la tierra color de oro de Amón y Pesador de Amón. Sus principal responsabilidad era la de dar instrucciones precisas sobre los materiales que iban a ser necesarios para la fabricación de los tesoros como también darle seguimiento a cada una de las fases de elaboración de la pieza. Aunque La organización de La industria Del trabajo Del oro no les permitía firma personal, se conserva el nombre de Neferronpet, quien firmo en su libro de los muertos
Debido a la precisión que requería el trabajo, antes de dar comienzo a la elaboración de la pieza era necesario preparar un diseño en una plantilla con el modelo de lo que se iba a manufacturar. Entre lo más importante que se tenía que planear desde un principio, era el de detallar muy bien el espesor y la distancia de las costillas donde iban a ser incrustados los fragmentos ya pulidos del material. Cada trozo tenía un lugar específico dentro del diseño, nunca se podía colocar una pieza en el lugar de otra, lo cual hacía más difícil aun el trabajo para el artesano.
Los soportes en su mayoría son de oro, el cual era trabajado en diferentes técnicas según fuera necesario; laminado, vaciado en molde abierto, o cuando se requería de un gran detalle a la cera perdida. Cuando se realizaban piezas de mayores dimensiones como las máscaras o sarcófagos, era necesario trabajar en varias partes y después unirlas con soldadura.
Ya terminado el soporte, se comenzaba a cortar y a pulir los fragmentos de la composición vítrea de acuerdo al tamaño del hueco para finalmente ser incrustados en su lugar.
Las piedras que se imitaban con la composición vítrea eran ágata y ópalo para el blanco, turquesa y lapislázuli para el azul, cornalina el rojo, malaquita el verde y negro la obsidiana. Todas poseían dentro de sus creencias un gran contenido simbólico.
El arte de la incrustación esta muy ligado al arte del mosaico que floreció en el imperio antiguo, de los cuales se conservan impresionantes ejemplares como los encontrados en la tumba del rey Zozer en Saqqara. La influencia de este arte se deja sentir posteriormente en otros materiales en objetos del ajuar funerario como el mobiliario elaborado en diferentes maderas.
Al comienzo de los tiempos históricos, durante la primera dinastía, podemos encontrar ya una fascinante y variada producción de finas joyas donde se puede apreciar un excelente panorama, debido a que presentan una gran variedad de materiales y técnicas entre las cuales podemos encontrar una gran variedad de collares pulseras.
Las piezas del imperio antiguo presentan una incorporación de elementos ya existentes en los tiempos prehistóricos trabajados en interesante inventiva artística, pero a la vez, algunas de las piezas presentan un burdo tratamiento de los elementos.
Indudablemente el collar más característico dentro de la joyería egipcia es el weskhet, trabajado en cilindros dispuestos de manera vertical en forma semicircular y rematados en los extremos. Fue muy común que este modelo rematara con la cabeza de un halcón.
Museo Metropolitano de Arte, Nueva Cork. En la época Badarian podemos encontrar las piezas más antiguas que se conservan de la joyería egipcia trabajada con alguna composición vítrea, entre otras, se encuentra el collar de pequeñas cuentas engarzadas en varios hilos de color azul que era muy común utilizar en esa época en las rodillas, los collares funerarios más antiguos que se conservan de composición vítrea y oro podemos encontrar el de Impy de la sexta dinastía. El collar se encuentra finamente trabajado en color azul y rematado en la parte inferior con 63 pendientes en forma de escarabajo, el nombre de Impy se encuentra grabado en ambos extremos en las terminaciones de oro.
En el trabajo de la diadema de rosetas con centro de cobre con incrustaciones, podemos apreciar como desde los tiempos más tempranos se trabaja la incrustación vítrea en la joyería.
En la joyería de la XII dinastía se pueden encontrar los trabajos más finos realizados durante el imperio medio. Sin grandes lujos estas piezas contienen una gran armonía y belleza, donde los materiales y el color son cuidadosamente escogidos para dar fuerza al terminado final.
Una de las piezas que destaca en este periodo por su gran belleza y sencillez es el pendiente de Khnumet finamente trabajado en oro granulado y composición vítrea. El medallón circular del centro esta realizado con una frita azul y decorado con una pintura en miniatura de una vaca recostada. Para resaltar más el detalle central se le coloco un recubrimiento de cristal de roca. Los gránulos de oro es un trabajo muy típico en el imperio medio, y aunque podemos encontrarlo en tiempos posteriores el detalle nunca va a ser igualado.
Un notable ejemplo de la minuciosidad con la que se trabajaba la composición vítrea en el imperio medio es el cinturón de cuentas de Senebtisy. Del cinturón cuelgan como adorno veintitrés finos hilos de cuentas en forma vertical en donde se intercalan los colores verde y negro. Una manera de ver el notable trabajo que realizaban en la composición vítrea durante el imperio medio es observando el brillo del collar de cuentas azul combinado con plata, realmente es una pieza única en su estilo.
En el Imperio Nuevo, durante la dinastía XVIII se produjo un auge en el uso del vidrio, el cual se ve reflejado en las magnificas joyas con incrustación vítrea que trabajaron los orfebres de la época.
En los ejemplos conservados, se puede observar como los modelos y las técnicas siguen siendo prácticamente las mismas. Lo minucioso del trabajo y la armonía en el uso de los colores muestran como la joyería del imperio nuevo llega alcanzar las más elevadas cotas de belleza y perfección.
Durante el reinado de Tutmosis III se elaboraron joyas de muy alta calidad, prueba de ello son las joyas que fueron encontradas en la tumba de sus esposas en Tebas. Entre las piezas se pueden destacar por su belleza brazaletes con finos detalles, una variada cantidad de collares como el exquisito collar que tiene como decoración unos peces combinados con las cuentas de vidrio, la hermosa peluca que esta casi cubierta en su totalidad por rosetones incrustados de vidrio de colores y la diadema con el ureus no.
El punto máximo alcanzado en la joyería de la XVIII dinastía se encuentra en el reinado de Tutankamón, y no hay mejor ejemplo para ilustrar tal afirmación que las joyas encontradas en su tumba donde las piezas alcanzan la máxima habilidad artística.
Entre las joyas más hermosas que se le colocaron a la momia de Tutankamón, se encuentra un pectoral en forma de buitre trabajado en oro con incrustaciones de vidrio, el buitre se muestra con las alas extendidas y volteando la cabeza hacia el lado izquierdo. El trabajo está realizado realmente de manera magistral, en su superficie contiene trescientas incrustaciones de vidrio oscuro en diferentes tonos, azul, rojo y; la parte posterior esta trabajada de idéntica manera. El buitre de Tutankamón se destaca también por ser una pieza muy controvertida, ya que algunos autores afirman que la pieza está esmaltada, en realidad no hay pruebas de que en el Egipto faraónico se realizara este tipo de trabajo, sin embargo es tanta la perfección de está pieza que aun existe la duda, y en el caso de serlo, la pieza sería el más antiguo ejemplo de esmaltado.
Por el gran detalle que presentan la mayoría de las piezas de metal que se utilizaron como soporte en la joyería, lo más probable es que se trabajaron a la cera perdida. Para llevar a cabo este procedimiento se realizaba un modelo en cera para dar los detalles, después se recubría con una capa de arcilla en el cual se dejaban dos orificios, uno para vaciar el metal caliente y otro para drenar la cera fundida. Este proceso permite dar un gran detalle a las piezas pero presenta el inconveniente de no permitir una producción masiva o en serie como se logra con un molde abierto, tal y como se utilizaba en la mayoría de los amuletos.
Las joyas de Tutankamón se hicieron en oro y piedras semipreciosas, incorporando formas y diseños de la naturaleza, animales y vegetales como lo muestra el pectoral que tiene como decoración principal una luna llena trabajada en electrón. La luna descansa sobre una barca solar de oro que flota en una base de flores de loto. El pectoral, además de ser un diseño muy hermoso, combina a la perfección las piedras semipreciosas con el vidrio, lo cual le da un encanto muy particular a la pieza.
El pectoral en forma de halcón es probablemente una insignia real por su gran contenido simbólico. El halcón alado que representa al faraón, porta en su cabeza el disco solar que es el símbolo de la divinidad. El halcón sostiene con fuerza en sus garras el shen, símbolo de la eternidad, y el anj símbolo de la vida, se tiene en una sola pieza el poder, la vida y la eternidad . El plumaje del ave está trabajado con un gran ritmo con incrustaciones vítreas de vivos colores.
El pectoral combinaba en una sola pieza varias funciones como talismán, el marco que lo rodea en la mayoría de las veces es la fachada del templo, y en su interior siempre aparecen elementos mágicos como el buitre, el djet, anj o shen.
No menos de veintiséis pectorales trabajados con incrustaciones fueron encontrados en la tumba de Tutankamón, algunos estaban colocados en la momia y otros en diferentes objetos del ajuar funerario. Aunque en la gran mayoría se utilizó la composición vítrea para las incrustaciones, ocasionalmente también se combino con piedras semipreciosas como cuarzo, jaspe y cornalina, y solo en muy pocos casos con lapislázuli y turquesa.
La dinastía XIX, cuenta con una importante cantidad de piezas elaboradas con composición vítrea incrustada como las encontradas en el Serapeum entre las cuales destaca el pectoral en forma de halcón de Ramsés II por su gracia y colorido. También se cuenta con brazaletes, tobilleras y unos pendientes sumamente toscos y recargados. Aunque estas joyas no tienen comparación con las anteriores, presentan un gran detalle técnico en la elaboración y terminado como el pulido, incluso las costillas son muy finas, muestra de que las herramientas que fueron utilizadas en la manufactura de las joyas eran de gran calidad.
Del tercer periodo intermedio a finales de la época faraónica, se sigue trabajando la joyería con vidrio de una manera muy abundante entre las cuales podemos destacar las del famoso faraón mencionado en las sagradas escrituras Psusennes.
Entre los pectorales de este periodo sobresalen dos. El formado por el pilón del templo que contiene en su interior un escarabajo alado y que se compone de oro e incrustaciones de composición vítrea azul y el del escarabajo trabajado en jaspe verde considerado una de las piezas más hermosas de este periodo por su colorido y contenido simbólico. Las alas de oro están minuciosamente incrustadas con vidrio en franjas verticales. Sobre la parte superior del escarabjo se encuentra el cartucho real con el nombre del faraón también trabajado con incrustaciones jaspe y vidrio. Todos los detalles están cuidadosamente trabajados lo cual hace que esta pieza se distinga entre otras muchas.
Del reinado de Sheshonq durante la XXII dinastia podemos mencionar los brazaletes de oro en forma cónica, trabajados con incrustación de lapislázuli y vidrio, y el hermoso pectoral del escarabajo de lapislazuli que emerge del horizonte con el disco solar en la parte superior, franqueado por dos serpientes ureus que portan la corona blanca.
Museo Británico de Londres. Por su alto contenido simbólico la joyería formaba parte inseparable del egipcio tanto en la vida como en la muerte, por lo que su presencia puede encontrarse a lo largo de toda la historia faraónica. La tumba va a ser el mejor ejemplo para ver que objetos y materiales eran importantes en el más allá. Originalmente eran objetos sencillos que además de su función cotidiana poseían una función simbólica, pero poco a poco fueron haciéndose más elaborados hasta llegar al punto culminante en el imperio nuevo.
Los materiales que se utilizaron en la joyería prácticamente son los mismos desde principios del Periodo Predinástico, como las composiciones vítreas, las piedras semi preciosas, y el oro, lo cual nos dice claramente que el egipcio siempre trataba de buscar protección en el más allá, todo tenía una interrelación, culto, magia, religión, forma y material. El vidrio siempre estuvo presente.
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LUCIA -
Mirta Alicia Orsi -