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Terrae Antiqvae

El Nilo se come los cimientos de los templos de Luxor

Las aguas del Nilo están royendo los cimientos de los templos de Luxor, la antigua Tebas, que en solo veinte años han sufrido más que en sus tres milenios de historia.

Y todo por culpa de la presa de Asuán: aunque puso a Egipto en la modernidad, el precio fue perturbar el sueño de los dioses, que según los egipcios antiguos reposaban en Tebas tras la creación del mundo.

Ahora un ambicioso proyecto tiene como fin rebajar dos metros el nivel de las aguas subterráneas, que están minando los cimientos de algunos de los templos más visitados del turismo mundial.

"Los templos están en un estado muy grave, ya que en los últimos veinte años han sufrido el peor deterioro en sus miles de años de vida", dijo a Efe el jefe del proyecto, Jeremy Gustaffon, de la Agencia estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID).

La razón de este deterioro está más al sur, en la presa de Asuán, a unos 250 kilómetros de Luxor: desde que la presa fuera completada en 1970, el nivel de las aguas subterráneas ha subido considerablemente hasta suponer un peligro inminente para los templos.

Presa de Asuán

A eso hay que añadir las filtraciones de las aguas provenientes del regadío de las tierras agrícolas de los alrededores, que en los últimos años también han aumentado.

"Como los monumentos son de piedra arenisca porosa, pueden absorber el agua, algo que ya ha pasado con los cimientos de los templos", advirtió Gustaffon.

Un proyecto similar en la otra orilla del Nilo, también en Luxor, ya ha conseguido salvar los grandiosos templos de Karnak y Luxor.

Ahora, los colosales monumentos de Ramesseum, Seti I, Amenofis III y Medinet Habu, así como los templos menores y tumbas de la ribera occidental, serán el objetivo de la nueva iniciativa, explicó a Efe el director de Egiptología del Consejo Supremo de Antigüedades, Sabri Abdel Aziz.

Con financiación de la USAID, el proyecto, que tiene un presupuesto de entre 40 y 50 millones de libras (unos 9 millones de dólares) según Aziz, se pondrá en marcha el próximo junio.

A lo largo de 5 kilómetros repletos de antigüedades y bajo la supervisión de dos técnicos estadounidenses, numerosos obreros y expertos en arqueología egipcios excavarán hasta una profundidad de 7 metros para rebajar las aguas.

Y cuando se seque la tierra, no sólo los monumentos descubiertos disfrutarán de buena salud, sino que además los arqueólogos podrán desvelar lo que hasta ahora ha permanecido escondido bajo las aguas.

"No descartamos en absoluto que las excavaciones den lugar a nuevos descubrimientos arqueológicos" afirmó Aziz.

Para ello, los responsables del proyecto tomarán una serie de precauciones como utilizar sensores en la misma tierra que detecten una posible pieza arqueológica antes de cavar. Si es necesario, excavarán con sus propias manos, y siempre procurarán que las obras estén a una distancia mínima de 50 metros de los templos.

Al final del proyecto, se instalarán unas tuberías para drenar todas las aguas subterráneas y hacerlas desembocar en un canal cercano.

Este proyecto de 17 meses no afectará al turismo, ya que los viajeros podrán seguir visitando los templos de Ramesseum, Seti I, Amenofis III y Medinet Habu, situados inmediatamente al sur del Valle de los Reyes.

Fuente: EFE, El Cairo / Público.es, 11 de febrero de 2008

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Las aguas amenazan a la Esfinge (24 de octubre de 2007) 

Foto: Un charco de agua estancada en las cercanías de la Esfinge. (Foto: EFE)

Hace cuatro meses, comenzó a crecer una capa de césped en los alrededores. El poderoso Consejo Supremo de Antigüedades egipcio reconoce el problema.

CAMPAÑA DE CONCIENCIACIÓN EN INTERNET

"La Esfinge se hunde" es la seria advertencia que tiene a los egiptólogos preocupados por la salud del milenario coloso, tras comprobar cómo las aguas subterráneas en sus alrededores están saliendo a la superficie.

Tan sólo a unos pasos de los pies de Abu el Hul, o Padre del Terror, como los egipcios llaman a la Esfinge, una capa de césped comenzó a crecer hace cuatro meses, lo que prueba la existencia de agua en la zona, explica el arqueólogo Bassam el Shammaa.

"Y hace una semana vi con mis propios ojos grandes charcos de agua estancada de una profundidad de entre 30 y 40 centímetros delante del Templo del Valle, a pocos metros de la Esfinge", aseguró Shammaa.

El experto ha lanzado una campaña de concienciación en Internet bajo el nombre de 'Salvemos la Esfinge' y en su página web (http://www.sossphinx.bassam.itgo.com/) ha colgado fotos que confirman sus palabras.

El egiptólogo espera que los responsables de antigüedades "se muevan ya" para salvar la estatua, a la que, a su juicio, "le quedan sólo entre 30 y 35 años de vida si no se resuelve el problema".

Después de 4.600 años custodiando las Pirámides de Guiza, a este monstruo de piedra caliza, mitad hombre mitad león, le ha llegado el momento de que lo protejan a él.

Las autoridades reconocen el problema

Los dirigentes del poderoso Consejo Supremo de Antigüedades egipcio (CSA) han reconocido que existen "problemas cuyo origen todavía se desconoce" con las aguas en las cercanías de la Esfinge.

"Ya sea una fuga de las tuberías de agua potable, del desagüe, de los canales o de las aguas de irrigación, tenemos que descubrir el causante del problema para que no se repita", aclara el director del departamento de egiptología del CSA, Sabri Abdelaziz.

Para lograr ese objetivo, un comité de especialistas de la Universidad de El Cairo comenzó hace dos meses a estudiar el nuevo fenómeno que rodea a la Esfinge, y se espera que lleguen a alguna conclusión en noviembre.

"Pese a todo, la Esfinge está a salvo. No corre peligro, porque está a un nivel más alto que las aguas subterráneas. Los estudios necesitan su tiempo antes de que lancemos un proyecto para la protección del monumento", tranquiliza Abdelaziz.

Otros expertos independientes también preocupados por los templos faraónicos, como Ayman Ahmed de la Universidad de Sohag (sur de Egipto) y el hidrogeólogo Graham Fogg, de la Universidad de California en Davis (EEUU), examinan el movimiento de las aguas subterráneas bajo los monumentos.

Bien a través de esfuerzos individuales o bien a través de trabajos auspiciados por las autoridades, lo cierto es que la salud de la estatua, una de las más célebres y gigantescas del mundo, ha puesto en alerta a los egiptólogos de todo el planeta.

Con una longitud de 73 metros, una altura de 22,5 y un ancho que fluctúa a lo largo de su cuerpo entre los cinco y nueve metros, la Esfinge siempre gozó de veneración y culto durante la antigüedad.

Fuente: HEBA HELMY (EFE. El Cairo) El Mundo.es

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Concluyen proyecto para proteger templos faraónicos de filtraciones de agua (6 de marzo de 2007)

El Gobierno de Egipto anunció hoy que ha concluido el mayor proyecto para controlar la filtración de agua subterránea que amenazaba los templos faraónicos de Luxor y Karnak, construidos hace casi 4.000 años a unos 700 kilómetros al sur de El Cairo.

El anuncio fue hecho por el ministro egipcio de Cultura, Faruq Hosni, en un comunicado difundido por el Consejo Supremo de Antigüedades (CSA).

El estudio del proyecto, que fue preparado por expertos suizos, y financiado por Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID), duró cinco años, precisa la nota, que destaca que el plan fue realizado en el marco de un acuerdo entre la USAID y el CSA.

Las aguas subterráneas, cuyo nivel ha subido considerablemente en Luxor desde la construcción en el río Nilo, hace casi cuatro décadas, de la presa de Asuan, a unos 250 kilómetros al sur, habían llegado a suponer un peligro inmediato para los templos de Karnak y Luxor, declaró a Efe el ex secretario general del CSA, Gabalah Ali Gabalah.

Por su parte, el actual máximo responsable de esa institución, Zahi Hawas, adelantó que el mismo proyecto será aplicado en la ribera oeste del Nilo, para proteger las tumbas y templos de los reyes, reinas y altos funcionarios de la época faraónica.

En ese sentido, reveló que una comisión del CSA, integrado por expertos arqueológicos y técnicos ya han comenzado los estudios del ese plan.

Hawas reveló que esos templos y tumbas, situados en una área de alrededor de 5.000 kilómetros cuadrados, también están amenazados por la filtración de agua subterránea proveniente del regadío de las zonas agrícolas de los alrededores.

Por último, el responsable arqueológico aseguró que esta parte del proyecto será financiado totalmente con fondos del CSA.

Los templos de Luxor y Karnak fueron construidos hace casi 4.000 años, durante el reinado de los faraones Amenhotep III y Ramses II, del Imperio Medio y el Imperio Nuevo, respectivamente, y estaban unidos a través de una larga calzada conocida como el Paseo de las Esfinges.

Ese complejo religioso de enormes dimensiones situado en la orilla este del Nilo era el centro de Tebas, la antigua capital del sur de los faraones.

Fuente: Terra Actualidad - EFE

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