El Supremo ordena desmantelar la reforma del teatro romano de Sagunto
Fotos: El teatro romano de Sagunto antes y después de la intervención
La Generalitat tendrá que devolver el teatro romano de Sagunto a su estado original. Las obras consistirán en retirar el mármol del graderío y rebajar el muro de la escena. EL Alto Tribunal rechaza las alegaciones del Ayuntamiento de Sagunto.
El teatro romano de Sagunto volverá a tener el aspecto que presentaba antes de la intervención realizada a principios de la década de 1990 por los arquitectos Giorgio Grassi y Manuel Portaceli que, más que una restauración, suponía una recreación del aspecto original del edificio.
La Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo ha confirmado el plazo de dieciocho meses para que se ejecuten las obras de reversión del Teatro Romano de Sagunto dictadas en la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV) de abril de 2003.
Así lo establece una sentencia de la sección cuarta de dicha sala del Alto Tribunal hecha pública hoy, en la que se desestima el recurso interpuesto por el Ayuntamiento de Sagunto contra una decisión anterior del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJCV).
Según dictaminó el TSJCV en un auto de 2003, las obras consistirán en desmontar las placas de mármol que se superponen a los restos de la piedra de la cávea (graderío) del teatro y en la demolición del muro de cierre de la escena hasta dejarlo a una altura inferior a 1,20 metros. La entidad encargada de estas tareas será la Generalitat valenciana.
Foto: Imagen actual de las gradas del teatro de Sagunto. Jesús Císcar / El País.com
En el recurso, el ayuntamiento entendía que el grado de reversión de la obra que se había decidido imposibilitaba el uso cultural continuado del edificio, con la consiguiente repercusión negativa que de ello se derivaría. El teatro es la sede de un importante festival cultural de verano. A este respecto, el Supremo señala que la reversión de las obras "no tiene porqué frustrar" las actividades culturales que acoge este inmueble.
Fuente: 20minutos.es, 3 de enero de 2008
(2) El PSOE acabó con la “memoria histórica” del más bello Teatro de la Hispania Romana
En pocos días más, el Tribunal Supremo resolverá definitivamente sobre la ejecución de la sentencia que obligará a la Generalitat Valenciana y al Ayuntamiento de Sagunto a demoler las ilegales obras hechas en el Teatro Romano de Sagunto y restituirlo a como se encontraba el día anterior al inicio de éstas, con lo que el PSOE consiguió destruir la “memoria histórica” de una ciudad que fue famosa en las épocas de la Grecia y Roma clásicas.
Ahora, cuando el PSOE acaba de aprobar en el Congreso de Diputados la Ley de la Memoria Histórica, su partido en Valencia puede que se vea obligado a restituirla en su vertiente patrimonial, arqueológica y arquitectónica, al concluir un largo proceso judicial que ha llevado en solitario, para vergüenza de autoridades, instituciones y entidades culturales valencianas, una sola persona, el abogado Juan Marco Molines, que ha invertido en el procedimiento toda su salud y fortuna.
Sólo una persona ha tenido la dignidad y el honor de actuar en consecuencia a sus creencias y amor por el patrimonio. El letrado valenciano comenzó su quijotesca actuación en los tribunales el año 1990 y no será hasta dentro de poco, cuando después de 18 años de pelear y obtener la razón siempre en los tribunales, cuando, si nada se tuerce, pueda ver la luz del túnel definitivamente y se haga justicia.
La legalidad del artículo 39 de la Ley 16/1985, de 25 de julio, del Patrimonio Histórico Español fue totalmente violentada y quebrantada por quienes autorizaron y perpetraron las obras de “rehabilitación” del Teatro Romano de Sagunto, cuya ilegalidad fue contundentemente declarada por los 21 Magistrados que integraron el Pleno de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana y posteriormente por el Tribunal Supremo.
Fue el PSOE, instalado en el Ayuntamiento de Sagunto y en la Generalitat Valenciana, el responsable político de la destroza y sepultura de las valiosas ruinas arqueológicas del Teatro Romano, atentado cometido en aras de recuperar para el recinto su “modernidad y funcionalidad”.
El experimento realizado en Sagunto no se ha hecho en ninguno de los teatros que construyeron en su época los romanos cuando colonizaron distintas regiones ribereñas del Mediterráneo, en Europa y norte de África. El ejemplo más clarividente que encontramos en Europa de salvación de ruinas romanas lo tenemos en el Coliseo de Roma, y en España es excelente el ejemplo del Teatro Romano de Mérida.
Casos más cercanos de recuperación y no ocultación ni destroza de Teatros Romanos los tenemos en Zaragoza, Cartagena y Tarragona, donde se ha aplicado con destreza las normas y tecnologías de restauración arqueológicas, y se ha respetado escrupulosamente la Ley de Patrimonio, que transfiere a las Comunidades Autónomas las competencias sobre tutela, conservación y protección del patrimonio histórico artístico existente en el territorio de su jurisdicción.
El Teatro Romano de Sagunto era uno de los más bellos monumentos de la Hispania Romana, que fue declarado de especial protección por las Cortes de Cádiz en 1811, entregado a la Academia de la Historia en 1858 y elevado a rango de Monumento Nacional el 26 de agosto de 1896.
Hasta los años 50 del pasado siglo no comenzaría a hacerse en el Teatro ninguna intervención restauradora o recuperadora en sus ruinas. Hubo pocas actuaciones y no muy acertadas.
En 1984, en plena euforia del gobierno socialista, la Conselleria de Cultura, mandada por Ciprià Ciscar, encarga al arquitecto italiano Giorgio Grasssi y al valenciano Manuel Portaceli el proyecto de reutilización del Teatro Romano. Para justificar su agresiva e ilegal intervención, Portaceli proclamó su famosa frase de que el Teatro “era una castaña” y Grassi dijo ser “una ruina artificial”.
Ciscar pretendía hacer allí un teatro cómodo, con todo tipo de tecnología, con la finalidad de que se pudiera representar obras en el lugar, lo cual siempre se había hecho hasta el día antes de comenzar las devastadoras y vandálicas obras.
Conselleria de Cultura, juntamente con el Ayuntamiento de Sagunto, autorizaron las obras, según proyecto que presentaron los autores, sin tener en cuenta lo que claramente especifica el artículo 39 de la Ley de Patrimonio, que en su punto número 2, textualmente, dice: “En el caso de bienes inmuebles, las actuaciones irán encaminadas a su conservación, consolidación y rehabilitación y evitará los intentos de reconstrucción, salvo cuando se utilice partes originales de los mismos y pueda probarse su autenticidad…”.
El PSOE, ensoberbecido y radicalizado por haber tocado el poder después de tantos años de franquismo, puso en marcha su rodillo, como en tantos otros ámbitos y lugares donde alcanzó gobernar, y se saltó la Ley a sabiendas con tal de lograr sus pretensiones: hacer un nuevo teatro, un teatro moderno sobre el existente, que se había salvado en parte tras dos mil años de historia y avatares.
Grassi y Portaceli defendieron que no querían una “restauración mimética”, como si ellos fueran la encarnación de la Ley e impusieron su alucinante y fantasioso proyecto sobre cualquier criterio científico o legal restaurador y en contra de la inmensa mayoría de los expertos en arqueología. Prefirieron su capricho a la autenticidad histórica.
El salvaje atentado perpetrado contra el Teatro Romano de Sagunto fue fruto de la alucinante visión de la historia y lo histórico del dúo Grassi-Portaceli, su falta de respeto por las venerables ruinas y de la incultura de un Conseller y Gobierno socialistas de la Generalitat, que creyeron que así se estaba a la moda del tiempo.
Como bien reflexionó el arquitecto Javier Domínguez en su discurso de ingreso como académico de número de la Real Academia de Cultura Valenciana, el 23 de mayo de 1996, el caso del Teatro Romano fue un problema “más cultural que arquitectónico, más ideológico que técnico. Porque en el fondo ‘la intervención’ de Sagunto ha significado la primacía de los valores puramente visuales y literarios de la ‘modernidad historicista’ de Grassi frente a los contenidos históricos, documentales y arqueológicos del monumento, al que se ha privado de sus atributos formales más sustantivos como ‘memoria histórica’ de una civilización”.
Y concluía: “Para garantizar ‘la vida’ del teatro Romano no era necesario su disfrute comercial con representaciones escénicas y folclóricas, ya que su valor como testimonio histórico permitiría siempre su papel pedagógico y cultural. Y por ello era tan importante respetar su identidad arquitectónica estableciendo unos límites entre ‘la reconstrucción creativa’ y ‘la restitución arqueológica’y parodiando a Ruskin ‘otra época podría darle otra alma, pero esto sería un nuevo edificio’”.
Fuente: Baltasar Bueno / Valencia Huy.com, 2 de enero de 2008
Sentencia del Tribunal Supremo
La noticia en 1.992
(3) El teatro romano de Sagunto revive 20 siglos después en medio de un debate sobre las ruinas
La rehabilitación de Portaceli y Grassi devuelve a la ciudad un escenario del siglo I
La ciudad de Sagunto (Valencia) recuperará el año próximo el teatro romano que, desde hace 20 siglos, es uno de sus símbolos. Tras quince siglos de olvido, cuatro de nostálgico abandono y uno de restauraciones voluntariosas, a veces frustradas y a veces desfiguradoras, un plan de rehabilitación a cargo de los arquitectos Manuel Portaceli y Giorgio Grassi devolverá su esplendor a la escena saguntina. El proyecto es antes una restitución fiel que una restauración conservadora, lo que ha suscitado críticas virulentas, e incluso un recurso ante los tribunales, de medios partidarios de preservar genéricamente los restos de un edificio del que se conservan muy pocas ruinas originales.
Sagunto verá resucitar su teatro romano el año próximo. La intervención ha sido ampliamente estudiada por publicaciones especializadas -las revistas italianas Lotus y Domus, la alemana Bau-welt, o la británica Architectural Design son algunas de las que se han ocupado del proyecto-, dada la claridad de su propuesta: crear un espacio teatral de uso actual, respetuoso con los restos arqueológicos, que supere las falsas ruinas de inspiración pseudorromántica que decenas de intervenciones habían fabricado a lo largo del tiempo.La idea no ha gustado a algunos sectores, en su mayoría de posiciones ideológicas conservadoras, que acusan a Grassi y Portaceli de construir un teatro nuevo sobre la destrucción de otro anterior romano.
La rehabilitación del teatro de Sagunto ha tenido una breve pero accidentada historia. El proyecto original data de 1984, pero no fue definitivamente aprobado por el consistorio saguntino hasta junio de 1989. Las obras -sufragadas por el departamento de Cultura de la Generalitat valenciana con un presupuesto global de 500 millones de pesetas y encargadas a la empresa Dragados y Construcciones, bajo la dirección técnica del propio Portaceli y del arquitecto Juan José Estellés- comenzaron en mayo de 1990 y deben terminar la próxima primavera.
Antes de eso, la historia del escenario saguntino fue también procelosa. Un sondeo estratigráfico realizado en 1984 situó la fecha de construcción de los cimientos en torno al reinado del emperador Tiberio, en el siglo I de nuestra era. Otros expertos sitúan la construcción entre los años 24 y 37 después de Cristo y otros apuntan incluso la existencia de dos fases constructivas diferenciadas.
Foto: Estado del teatro romano en la década de los 60
Las características originales del edificio lo designan como un teatro latino de tipología clásica, análogo a otros existentes en toda la cuenca mediterránea, como los teatros de Arausio (Orange, Francia), CorInto (Grecia) y Sabrath (Libia) y, aunque mucho menor en dimensiones, como el Odeon de Agrippa, en Roma.
En su origen, el edificio constaba de una escena clásica con tres puertas, con un foso para la orquesta y entradas laterales para los espectadores. El espacio del graderío o cavea, separado de la orquesta por un biselium, constaba de dos cuerpos de gradas senatoriales con un pasillo central, bajo el cual discurre el desagüe principal del edificio, llamado cloaca maxima. El cuerpo escénico tenía tres pisos.
La rehabilitación proyectada por Portaceli y Grassi se inició con una excavación arqueológica del perímetro del teatro -lo que contradice las afirmaciones de algunos críticos del proyecto, según los cuales "ni siquiera se había hecho una excavación"- y la limpieza de la cara Oeste. Posteriormente, se realizaron sondeos en el área del escenario y del cuerpo escénico, en los que se descubrieron los sistemas constructivos de la tramoya y se completó el recorrido del desagüe central. Durante esta fase se hallaron 98 fragmentos pétreos, entre ellos cuatro capiteles, diez basas de columna y fragmentos de fustes.
La intervención propiamente dicha comprende la reconstrucción del graderío, que, según Manuel Portaceli, "tenía la sección alterada tras haber sufrido muchas reconstrucciones parciales". Para dicha reconstrucción se ha empleado caliza travertina de la Cantera del Castillo, en Teruel (y no "mármol hasta el techo", como aseguraba un diario valenciano) y se han dejado sin restaurar dos cuñas laterales de las gradas para tener una referencia del efecto de veinte siglos sobre la piedra. Se ha restituido la circulación original del edificio, con sus puertas, pasillos y corredor posterior al escenario y los arquitectos han puesto empeño en dejar accesibles las entrañas romanas del edificio.
La obra estará completa cuando se termine el edificio escénico, para cuya construcción se siguen reglas lo más artesanales e inobtrusivas posible. Algunos detalles modernos, como un ascensor-montacargas, estarán ocultos en la estructura y la iluminación de focos para los espectáculos nocturnos será desmontable.
Falsa polémica sobre falsas ruinas
"No hay reflexión. Nadie define qué ruinas pretende salvar", se exclama Manuel Portaceli, al referirse a las duras descalificaciones vertidas por ciertos medios sobre la rehabilitación del teatro romano de Sagunto y al recurso presentado ante el Tribunal Superior por Juan Marco Molines, un ex responsable local de Cultura con UCD y militante de la derecha valenciana. Portaceli resalta el escrupuloso tratamiento arqueológico de los restos romanos mantenido en las obras y sentencia: "Es una falsa polémica sobre unas falsas ruinas".El teatro romano de Sagunto aparece por vez primera en un documento histórico posterior a la época romana en el siglo X, en que el cronista árabe Razid lo describe como un lugar que concita el pasmo de las gentes. El asombro, sin embargo, no impidió que los habitantes de la Sagunto musulmana tomaran prestados materiales del teatro para construir sus casas, práctica muy corriente en el mundo islámico antiguo. Algunas crónicas del siglo XV hablan del deterioro del lugar a causa de "Ias inclemencias del tiempo y la ignorancia de los hombres". En el siglo XVII, se hicieron esfuerzos para consolidar el graderío y el pórtico superior, e incluso se realizaron algunas representaciones teatrales.
La fortuna volvió de nuevo la espalda al teatro a principios del siglo XIX, durante las guerras napoleónicas, cuando el perímetro del edificio fue demolido para permitir el transporte de piezas de artillería hasta el castillo de Sagunto. Siguió una nueva etapa de abandono hasta 1917, en que Luis Ferreres, arquitecto de la Diputación de Valencia, trazó un detallado plan de rehabilitación, que debía financiar el Ministerio de Instrucción Pública. La luz verde y los fondos no llegaron hasta 1930, en que se realizó una restauración parcial que costó 9.000 pesetas.
Entre los años treinta y 1957 se realizaron múltiples obras, casi todas dirigidas por Alejandro Ferrant, con presupuestos muy limitados y objetivos básicamente conservacionistas. Hacia 1970, el intervencionismo cambió de cariz y dio lugar a la construcción de una plataforma de cemento sobre el escenario, que sería derruida.
Foto: Actual entrada al teatro romano
Al recibir el encargo de la Generalitat -gobernada por los socialistas- para la rehabilitación, Portaceli y Grassi partieron de la base de que lo que quedaba del teatro romano eran unas ruinas falsificadas por el deterioro y las intervenciones dictadas por las modas estéticas o el mero afán consolidador y emprendieron una documentada restitución del edificio a su estructura y dimensiones originales.
Fuente: J. J. NAVARRO ARISA / A. BELTRAN, - Barcelona / Valencia - El País.com, 21 de noviembre de 1992
Manuel Portaceli
(4) La arquitectura de las ruinas
La propuesta de restauración del teatro romano de Sagunto, que la Conselleria de Cultura de la Generalitat Valenciana ha dado a conocer recientemente, constituye una de las aportaciones más interesantes en el debate actual sobre la problemática de la tutela y conservación monumental de España.
Restauración y rehabilitación del teatro romano de Sagunto
El Teatro Romano de Sagunto, como es usual en las obras de la antigüedad es expoliado, utilizando sus materiales y elementos arquitectónicos en las construcciones De la ciudad y fuera de ella, según documentos. Histórica y geográficamente vinculado al castillo (dónde se ubica el foro) sufre diversas destrucciones al estar unido a aquel en sus avatares militares. A partir de la tercera década de nuestro siglo se realizan numerosas intervenciones de ordenación y reconstrucción de la fábrica romana.
Hipótesis general de utilización y restitución arquitectónica
Actualmente el Teatro Romano de Sagunto se representa, a grandes trazos como unas ruinas artificiales. Quiero decir, que gran parte de cuanto aparece en realidad a las recientes intervenciones de ordenación y reconstrucción de la fábrica romana.
Foto: Un plano de finales del siglo XVII. Fuente: Las Provincias Digital.
Foto: Grabado de las ruinas del Teatro Romano de Sagunto de 1732. Fuente: Las Provincias Digital.
Foto: Una persona posa sobre las gradas del teatro en una vieja fotografía tomada en 1882. Fuente: Las Provincias Digital.
Foto: Imagen del conjunto escénico, antes de las obras de la rehabilitación de Grassi y Portaceli. Fuente: Las Provincias Digital.
(4) El artífice de la polémica restauración del monumento de Sagunto lamenta que su obra haya acabado en los tribunales
Manuel Portaceli: "Si no hay más remedio, acataré la sentencia de revertir el Teatro Romano"
Una semana más tarde de conocer la sentencia del Tribunal Supremo que dictamina la reversión de las obras del Teatro Romano de Sagunto, uno de los dos arquitectos que se encargó de rehabilitar este Monumento Nacional en 1990, Manuel Portaceli, aparca su silencio. Lamenta que su obra haya acabado en los tribunales y sigue creyendo que lo mejor es dejarla como está.
Una semana más tarde de conocer la sentencia del Tribunal Supremo, que obliga a que el Teatro Romano de Sagunto vuelva a su estado original, el arquitecto que se encargó de rehabilitar este Monumento Nacional en 1990, Manuel Portaceli, deja su silencio a un lado y se dispone a justificar el porqué de una obra que ha levantado tanta polémica y cuyo final ha tenido que determinar un juez 17 años después. La obra llevada a cabo conjuntamente por Portaceli y Giorgio Grassi ha sido, probablemente, la más criticada del conjunto escénico. Fue declada ilegal por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana en 1993. A pesar de ello, antes de llevar a cabo la restauración del monumento, el arquitecto Manuel Portaceli se había encargado también de la rehabilitación del Almudín de Xàtiva, de las Atarazanas y de la ampliación del Museo San Pío V de Valencia.
-¿Qué sentimientos pasan por su cabeza después de conocer el fallo del Tribunal Supremo de revertir el Teatro Romano de Sagunto a su estado original?
-No puedo ocultar mi pesar por querer negar a los saguntinos y a todos los ciudadanos en general el legado cultural tan importante que representa este edificio. No obstante, si no nos queda más remedio, acataré la sentencia, tal y cómo se ha pronunciado el Tribunal Supremo. El Teatro Romano es una infraestructura muy importante para Sagunto y me gustaría que se mantuviese como está.
-¿Qué es lo que más le duele de todo este proceso que se ha llevado a cabo?
-Desde luego hay que lamentar que, siendo un tema cultural como es este, que se estudia en todas las facultades de arquitectura de todo el mundo, haya acabado convirtiéndose en un asunto judicial y que haya durado tanto tiempo. Todos los años vienen profesionales y estudiantes de las escuelas de arquitectura más importantes del mundo para conocer el Teatro Romano. Casualmente, hace muy poco que compartí una visita al monumento con el personal de la Escuela de Arquitectos de Nápoles.
-¿Cree que si se hubiese utilizado otro tipo de material, como la piedra caliza, para rehabilitar el Teatro Romano el fallo hubiera sido distinto?
-El Teatro Romano estaba revertido en piedra antes de la rehabilitación que llevamos a cabo. Eso significa que es el propio monumento el que pide esos materiales, dependiendo de su color o estructura. Cada edificio demanda unos materiales en función de su tamaño, estructura o voluminosidad.
-Cuando realizó las obras de restauración del monumento el plan aseguraba que los materiales utilizados permitían la reversibilidad del edificio. Una vez pública la sentencia, ¿cree que la vuelta al estado original dañará los restos arqueológicos del Teatro?
-La eliminación del escenario conllevará que se elimine el conjunto de espacio único, puesto que si no hay escena, la esencia del teatro en sí se pierde. La altura de las gradas es igual a la altura del escenario para conseguir un conjunto. Si se quitaran las losas de mármol aparecerían los restos ya rehabilitados en años anteriores.
-¿Cuáles fueron las principales dificultades al empezar con la rehabilitación?
-Sobre todo, los problemas fueron de tipo arquitectónico. A pesar del mal estado de este edificio histórico, entre los años 1955 y 1970, las gradas fueron reconstruidas sin tener en cuenta el pasado del teatro. Recuerdo cómo nos disponíamos a descubrir una alcantarilla romana y nos encontramos un lugar totalmente reformado. Eso sí, por suerte, el escenario se olvidaron de reconstruirlo por completo. Cuando nos pusimos con la restauración del Teatro de Sagunto había que estudiar a fondo este edificio dentro de la Historia de la Arquitectura para que su rehabilitación fuese de acuerdo a su historia, conforme lo habrían hecho los romanos.
Fuente: Carme Martínez, Sagunto / Las Provincias.es, 8 de enero de 2008
30-01-2008
El mundo de la cultura, contra la reversión de las obras del Teatro Romano de Sagunto
Personalidades del espectáculo como Concha Velasco, Ana Belén, Serrat o Bigas Luna, son algunos de los 1.100 artistas que han firmado un manifiesto contra la demolición.
Personalidades del espectáculo como Concha Velasco, Ana Belén, Rosa Mª Sardá, Serrat, Bigas Luna, Enma Suárez, Juan Echanove, Mercedes Sampietro, José María Pou, y arquitectos como Andrea Morri, Navarro Baldebeg o Franco Porto han firmado un manifiesto contra la demolición del Teatro Romano de Sagunto.
Cerca de 1.100 nombres figuran en la lista de firmantes de un manifiesto en el que se oponen a la demolición de las obras de restauración del Teatro Romano de Sagunto, tal y como ordena un fallo del Supremo, y advierten: "tras 17 años de litigio judicial, político y mediático, los profesionales de la cultura y las artes y demás ciudadanos no podemos guardar silencio".
Este grupo de artistas, escritores, arquitectos, personajes del mundo de la cultura y ciudadanos aseguran que "la demolición es un ataque a la independencia y a la libertad del mundo de la cultura".
"Una obra artística -añaden- puede gustar o no, pero llevarla a los tribunales de justicia sienta un precedente preocupante que afecta a la libertad de la que debe gozar la cultura. La confrontación política no puede invadir el espacio creativo que debe a toda costa preservar su autonomía. La creación artística debe permanecer al margen de la batalla política porque, en caso contrario, resulta herida de muerte".
Los firmantes consideran que la "rehabilitación del teatro ha sido usada como arma política y convertida en fenómeno mediático creando una falsa polémica al margen de su valor arquitectónico. Así se explica que haya llegado a los tribunales y haya protagonizado tantos titulares mientras goza de gran prestigio internacional y se estudia en universidades de toda Europa".
Manifiesto
Tres mil personas protestan contra las obras de reversión del teatro de Sagunto
En el manifiesto se recuerda que la Generalitat valenciana en los 80, entonces gobernada por el PSPV-PSOE, fue la que aprobó el proyecto, y el PP valenciano en la oposición hizo bandera contra el mismo, incluso el litigio judicial fue iniciado por un ex diputado autonómico del PP en 1993.
"La demolición es un derroche y va en perjuicio de los ciudadanos y de las artes escénicas", y "priva a los ciudadanos, sobre todo a los saguntinos, de un espacio que ya está funcionando y alberga iniciativas culturales como el festival Sagunt a Escena, dotando de vida cultural y económica a la ciudad y a la sociedad en general".
Su cierre "superará con mucho los seis millones de euros que pagaran los ciudadanos" y su demolición es una "muestra de cobardía intelectual", ya que durante siglos las ruinas del Teatro han "sufrido modificaciones de todo tipo sin rigor científico. Las diversas intervenciones, en su mayor parte reconstrucciones sin fundamento, habían afectado a gran parte del teatro cuando se llevó a cabo esta restauración".
Los firmantes piden la adhesión de firmas en la web manifiestoteatrosagunt@gmail.com
Fuente: EFE / ADN.es, 30 de enero de 2008
Nota: Podéis dejar vuestra opinión en la encuesta que tenéis en este Blog.
7 comentarios
Marcoantonio Muñoz -
J. Luis López de Guereñu Polán -
saguntina exiliada -
Dificil...
Desde el primer momento en que tocaron una de sus piedras pasaran a la historia que es lo que querian, se merecen una damnatio memoriae...
Gracias por tus trabajo
david -
José Mantilla -
catherine mahieu -
Alicia Mª Canto -