Las prostitutas o
Las "tlatlamiani" o "alegradoras", mujeres que ejercían la prostitución en el México prehispánico, no sufrían discriminación pues se las consideraba "respetables porque cumplían una labor dentro de su comunidad", aseguró hoy un especialista en arqueología.
La más famosa entre ellas fue quizás Marina, también conocida como "La Malinche", la mujer que fue amante y traductora de Hernán Cortés a su llegada a las costas de Veracruz en 1521, indicó el arqueólogo Eduardo Merlo.
El experto, quien ha realizado diversos estudios sobre la mujer en el México prehispánico y es comisario de la exposición "Diosas y mortales", que se exhibe en el Museo Regional de la ciudad central de Puebla, destaca el papel crucial que tuvieron antaño.
"Las alegradoras eran muy importantes sobre toda en la guerra, porque acompañaban a los soldados, de esa manera evitaban que violaran o raptaran a las mujeres de los pueblos conquistados. Si lo hacían eran castigados terriblemente, porque para eso llevaban a su contingente", precisó Merlo.
La exposición que ha dirigido, que se exhibe en Puebla, 125 kilómetros al sureste de la capital mexicana, contiene un centenar de piezas entre esculturas, figurillas de barro, joyería e instrumentos de cocina que dan cuenta de la vida cotidiana de las mujeres desde el año 500 antes de Cristo hasta el 1521 de nuestra era, cuando llega Hernán Cortés a México.
Merlo dijo a la prensa que las prostitutas recibían dobles honorarios pues "eran pagadas por el Estado por su servicio y también por los propios usuarios".
El cronista Fray Bernardino de Sahagún las definía en sus escritos como mujeres "que se bañaban todos los días, se vestían elegantes, se adornaban con flores el cabello, se pintaban el cuerpo" y "masticaban su chicle".
"Diosas y mortales", después de exhibirse en Puebla, viajará a los estados mexicanos de Yucatán y Chiapas, y en 2008, a Nuevo México y Nueva York (EEUU).
Merlo señala que las "alegradoras", como las deidades, eran las únicas que usaban sandalias y siempre llevaban el cabello lacio, como se representó en los códices a "La Malinche".
Incluso el muralista mexicano Diego Rivera (1886-1957) la representó en uno de los murales sobre la vida del México prehispánico que se pueden ver en el Palacio Nacional, en la capital del país.
El especialista dijo que las "tlatlamiani", vocablo en lengua náuhatl que quiere decir "la que hace feliz", nunca se casaban, y si alguien les faltaba al respeto podía ser castigado.
"Las mujeres del pueblo no las veían mal pero había otras que practicaban la prostitución a escondidas, a las que les llamaban huilas (palomas), que iban de aquí para allá y eran mal vistas y criticadas. Con las otras eso no ocurría porque abiertamente se dedicaban a eso", detalló.
La exposición también da cuenta de los rituales con los que se preparaban para casarse antaño las mujeres en general.
"Se amarra la tilma (un tipo de ropa) del hombre con el huipil (camiseta) de la mujer en presencia de los ancianos", que les daban consejos sobre lo que deberían hacer, explica Merlo.
"En la alcoba colocaban plumas y un trozo de jade como símbolo de fertilidad", agregó.
Otra peculiaridad de la época es el elevado estatus social de las mujeres que morían dando a luz a sus hijos, un símbolo de buena suerte para la guerra.
"Los guerreros irrumpían en la casa de la muerta para arrancarle el cabello o una extremidad porque era uno de los amuletos de la guerra. Mientras, los familiares se armaban para defender el cuerpo", aseguró.
Otro de los apartados de la exposición muestra las vestimentas, orejeras y collares que usaban las mujeres del México prehispánico y sus distintos peinados.
Las que se rizaban el cabello "lo hacían con piedras calientes" con la pretensión de verse más hermosas, pues el cabello ondulado no existía en las razas de entonces, hasta la llegada de los esclavos negros de África siglos más tarde.
Un apartado de la exposición está dedicado a la diosa del maíz Centeotl o Tonantzin, que era la que les daba de comer, a Chalchiuhtlicue, diosa del agua que brota de la tierra, Tlazolteotl, la diosa de la sexualidad , y la diosa de las flores y la belleza, Xochiquetzal.
Fuente: EFE, Puebla (México), 23 de febrero de 2007
Enlace: http://es.news.yahoo.com/23022007/185/prostitutas
-tlatlamiani-mujeres-respetables-mexico-prehispanico.html
(2) DEIDAD PREHISPANICA QUE AMPARABA LA PROSTITUCION EN EXPOSICION MEXICANA
Una deidad prehispánica que perdonaba los excesos sexuales y amparaba a la prostitución como un oficio necesario, es exhibida en un museo del estado mexicano de Puebla (centro) como parte de la exposición "Diosas y mortales".
"La diosa del amor carnal, llamada Tlazoltéotl, se comía la inmundicia y los pecados sexuales, es decir, la gente que se excedía sexualmente iba al templo de esta deidad, se confesaba ante ella y salía limpia", relató a la AFP Eduardo Merlo, arqueólogo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
La exposición, montada en el Museo Regional del INAH en Puebla, pretende, a través de estatuillas y esculturas que datan del año 2.500 antes de nuestra era hasta el 1.521 de nuestra era, mostrar la vida de la mujer indígena antes de la conquista española "porque las deidades femeninas eran muy importantes en ese mundo prehispánico", detalló Merlo.
Además de confeccionar telas y realizar las labores del hogar, las mujeres prehispánicas desempeñaban los oficios de parteras, adivinadoras, médicas, campesinas y prostitutas, llamadas popularmente "auianime o alegradoras".
"En tiempo de paz eran mal vistas por las mujeres, pero en tiempos de guerra eran bien vistas por todos ya que atrás del contingente militar iba el contingente de auianime para darle servicio al Ejército", dijo el especialista.
"Se trataba de algo práctico, si los soldados tenían este servicio no tenían porqué violar a las mujeres de los pueblos conquistados y si alguno lo hacía era ejecutado", explicó.
Para los indígenas prehispánicos la mujer tenía un papel relevante, por eso cada deidad masculina tenía su equivalente femenino.
"Incluso el dios creador Ometéotl era mitad masculino y mitad femenino, lo que es único ya que ninguna cultura en el mundo ha tenido un elemento que encierre lo masculino y lo femenino en una sola potencia", destacó Eduardo Merlo.
El antecedente de la Virgen de Guadalupe, venerada por los mexicanos, es representado por la diosa del maíz, conocida como Chicomecóatl o Tonantzin (nuestra madrecita en náhuatl), "quien tenía su templo en el Tepeyac, el cual fue destruido durante la conquista y ahora a la Virgen de Guadalupe los indígenas la siguen llamando Tonantzin", puntualizó.
En la exposición también se exhiben Cihuacóatl, la diosa madre, Chalchiuhtlicue, la diosa del agua, y Xochiquétzal, la diosa de la belleza.
La muestra compuesta por piezas de una colección particular, así como de los Centros INAH de Puebla (centro) y Veracruz (sureste), podría viajar a Estados Unidos en los próximos meses.
Fuente: AFP / 26/02/2007
5 comentarios
Javier Márquez López. -
Cintia -
alma rosa -
Uvaldo -
Estoy leyendo unos libros que se llaman Azteca 1 y Azteca 2 de Gary Jennings pero me gustaría saber que tan ciertas son las cosas que ahí están escritas.
Saludos
anaccapote -