Israel. Descubren la ubicación de un importante tesoro bíblico desaparecido en un monasterio cerca de Belén
Un arqueólogo británico dice haber descubierto bajo el monasterio de San Teodosio, próximo a Belén, uno de los más grandes tesoros bíblicos, que fue robado por los romanos y que se pensaba que estaba en el Vaticano, informa hoy The Times.
El tesoro consistía en una serie de objetos sagrados como una tabla de la Divina Presencia, ricamente adornada, unos candelabros de oro y unas trompetas de plata que podrían haber anunciado la llegada del Mesías, y que en su día fueron robados en un saqueo del antiguo Templo de Jerusalén en el año 70 después de Cristo.
Tras más de diez años de investigación, el arqueólogo Sean Kingsley ha sido el primero en reconstruir dos mil años después la ruta que hizo, según él, el botín robado.
El experto señala que las riquezas pasaron por Roma, Cartago, Constantinopla y Argelia, antes de ser enterradas bajo el monasterio de San Teodosio, a doce kilómetros al este de Belén (Cisjordania).
El recorrido comenzó cuando el emperador romano Tito Flavio Vespasiano ordenó la destrucción del Templo de Jerusalén en el año 70 d. C, después de una rebelión judía.
Los romanos saquearon el templo y se llevaron el tesoro a Roma para mostrarlo al público en el Templo de la Paz del Foro, donde estuvo hasta el siglo V d.C.
Más tarde, los vándalos se lo llevarían en barco a Cartago, el actual Túnez, en el año 455.
En el año 533, el general bizantino Belisario se apoderó del tesoro que viajaba en un barco que había salido del puerto argelino de Hippo Regius, y lo llevó a Constantinopla, la capital del imperio.
En el siglo VII, los persas saquearon Jerusalén, mataron a miles de cristianos y se llevaron al patriarca Zacarías a Persia.
Según el arqueólogo Kingsley, el sucesor de Zacarías, Modesto, llevó el tesoro al actual escondite en el siglo 614 después de Cristo.
Para Kingsley algo es seguro. El tesoro no está en la ciudad del Vaticano, como he logrado demostrar por vez primera.
Fuente: Terra Actualidad EFE, 25 de septiembre de 2006
Enalce: http://actualidad.terra.es/sociedad/articulo/
descubren_ubicacion_importante_tesoro_biblico_1104853.htm
(2) Treasures looted by Rome are back in the Holy Land
By Dalya Alberge, Arts Correspondent
A Collection of sacred artefacts looted by the Romans from the Temple of Jerusalem and long suspected of being hidden in the vaults of the Vatican are actually in the Holy Land, according to a British archaeologist.
Sean Kingsley, a specialist in the Holy Land, claims to have discovered what became of the collection, which is widely regarded as the greatest of biblical treasures and includes silver trumpets that would have heralded the Coming of the Messiah.
The trumpets, gold candelabra and the bejewelled Table of the Divine Presence were among pieces shipped to Rome after the looting in AD70 of the Temple, the most sacred building in the ancient Jewish faith.
After a decade of research into previously untapped ancient texts and archaeological sources, Dr Kingsley has reconstructed the treasures route for the first time in 2,000 years to provide evidence that it left Rome in the 5th century.
He has discovered that it was taken to Carthage, Constantinople and Algeria before being hidden in the Judaean wilderness, beneath the Monastery of Theodosius.
Dr Kingsley said: The treasure resonates fiercely across modern politics. Since the mid-1990s, a heated political wrangle has been simmering between the Vatican and Israel, which has accused the papacy of imprisoning the treasure.
The Temple treasure remains a deadly political tool in the volatile Arab-Israeli conflict centred on the Temple Mount [the site of the Jewish Temple and the Muslim Dome of the Rock].
The treasures final hiding place in the modern West Bank . . . deep in Hamas territory will rock world religions.
Emperor Vespasian ordered the destruction of the Temple at Jerusalem after a Jewish revolt and Roman forces took about 50 tons of gold, silver and precious art to Rome.
The Arch of Titus, built a decade later, depicts Roman soldiers bearing the sacred spoils on their shoulders. The Jews were expelled from Jerusalem and dispersed throughout the world.
Between AD75 and the early 5th century, the treasure was on public display in the Temple of Peace in the Forum, in Rome.
The Vatican has told Dr Kingsley that there is no evidence in its archives that the treasure resided in Rome from the medieval period onwards.
He said: One thing is for sure it is not imprisoned deep in Vatican City. I am the first person to prove that the Temple treasures no longer languish in Rome.
Dr Kingsleys sources include Josephus, a 1st-century Jewish historian who sometimes exaggerated but is an authority on Roman and Jewish history. Dr Kingsley also found evidence in, among others, the works of Procopius, a court historian of the Emperor Justinian, who died in AD562, and from Theophanes Confessor (c760-817), a Christian monk from Constantinople.
In Chronographia, which spanned AD284 to 813, Theophanes recorded that Gaiseric, king of the Vandals, loaded the treasures that Titus had brought to Rome after the capture of Jerusalem on a boat to Carthage in Tunisia in AD455.
In the first holy crusade in AD533, the Byzantine Belisarius seized the treasure from a royal ship fleeing the Algerian harbour of Hippo Regius. It was then shipped to Constantinople, the capital of Byzantium.In the 7th century, Persians sacked Jerusalem, killing thousands of Christians, and dragging the Patriarch, Zacharias, to Persia. Dr Kingsley believes that his replacement, Modestus, spirited away the treasures to their final hiding place in AD614.
Dr Kingsley will reveal his findings in Gods Gold: The Quest for the Lost Temple Treasure of Jerusalem, to be published by John Murray on October 5.
Fuente: Times Newspapers Ltd. 25 de septiembre de 2006
Enlace: http://www.timesonline.co.uk/article/0,,13509-2373355,00.html
*** La destrucción de Jerusalén relatada por Flavio Josefo (70 d.C.):
[Su obra más antigua, La guerra de los judíos, constituye un repaso de la historia judía desde la conquista de Jerusalén por Antíoco Epífanes (siglo II a. de C.) hasta la revuelta del año 67 d.de C. A continuación narra la guerra que culminó en el año 73]. Tan solo treinta y tres años después de que Jesús la pronunció, comenzó a cumplirse la profecía acerca de Jerusalén y su templo. Las facciones radicales judías de Jerusalén estaban totalmente decididas a sacudirse el yugo romano. En el año 66 E.C., los informes a este respecto llevaron a la movilización y envío de legiones romanas acaudilladas por Cestio Galo, gobernador de Siria. Tenían la misión de sofocar la rebelión y castigar a los culpables. Tras hacer estragos en los arrabales de Jerusalén, los soldados de Cestio acamparon en torno a la ciudad amurallada. Para protegerse del enemigo, emplearon el método del testudo o tortuga: unieron los escudos formando algo parecido al caparazón de una tortuga. Josefo atestigua su eficacia: "Se deslizaban las flechas sin dañar, y [...] los soldados pudieron, sin riesgo, minar la muralla y prepararse para pegar fuego a la puerta del Templo". "Cestio -prosigue Josefo- retiró repentinamente sus tropas [...] y sin razones valederas abandonó la ciudad." Aunque seguramente Josefo no pretendía glorificar al Hijo de Dios, hizo relación del mismo suceso que los cristianos de Jerusalén habían estado esperando: el cumplimiento de la profecía de Jesucristo. Años antes, el Hijo de Dios había dado esta advertencia:
Cuando vean a Jerusalén cercada de ejércitos acampados, entonces sepan que la desolación de ella se ha acercado. Entonces los que estén en Judea echen a huir a las montañas, y los que estén en medio de Jerusalén retírense, y los que estén en los lugares rurales no entren en ella; porque estos son días para hacer justicia, para que se cumplan todas las cosas que están escritas". (Lucas 21:20-22.)
En conformidad con las instrucciones de Jesús, sus fieles seguidores se apresuraron a huir de la ciudad, permanecieron lejos de allí y se libraron del terrible sufrimiento que le sobrevino. Cuando los ejércitos romanos regresaron en el año 70 E.C., Josefo escribió un relato detallado y realista de las consecuencias. El general Tito, el hijo mayor de Vespasiano, marchó a conquistar Jerusalén y su grandioso templo. En la ciudad luchaban varias facciones por el poder. Recurrían a medidas drásticas que resultaban en baños de sangre. "En vista de los males internos, [algunos] deseaban la entrada de los romanos", con idea de que la guerra "los libraría de tantas calamidades domésticas", explicó Josefo. Llamó a los insurgentes "ladrones" que destruían las propiedades de los opulentos y asesinaban a las personalidades sospechosas de colaborar con los romanos. La vida degeneró a un grado increíble durante la guerra civil, llegándose a dejar insepultos a los difuntos. "Los sediciosos luchaban sobre montones de cadáveres, y los muertos que pisoteaban avivaban su furor." Saqueaban y asesinaban para obtener comida y riquezas. Los lamentos de los afligidos eran incesantes. Tito exhortó a los judíos a rendir la ciudad a fin de salvar la vida. "Además encargó a Josefo que les hablara en su lengua materna, pensando que los judíos atenderían mejor a un hombre de su misma nación." Estos, empero, reprocharon a Josefo su actitud. A continuación, Tito cercó la ciudad con estacas puntiagudas. (Lucas 19:43.) Eliminada la posibilidad de escapar o desplazarse, el hambre "devoraba familias y hogares". La lucha continua siguió engrosando el recuento de víctimas. Sin saber que cumplía la profecía bíblica, Tito tomó Jerusalén. Más tarde, al contemplar las sólidas murallas y las torres fortificadas, exclamó: "Dios ha sido el que expulsó a los judíos de estas defensas". Perecieron más de un millón de judíos. (Lucas 21:5, 6, 23, 24.) (Galland 2003)
Flavio Josefo:
En el año 67 d.J.C., el emperador Nerón envió al general Tito Flavio Vespasiano a Palestina para sofocar una rebelión de la población judaica, que ya hacía años que duraba. Vespasiano venció a los judíos en Galilea y, en la conquista de la ciudad de Jotapata hizo prisionero a un joven muy inteligente llamado José ben Matías, un sabio en escrituras de la escuela patriótico-ortodoxa de los fariseos, que era considerado como caudillo y jefe espiritual de los rebeldes de Galilea. Este José ben Matías no fue crucificado ni obligado a salir a la arena, como solía hacerse con los que se rebelaban contra el poder romano; al contrario, aquel cabecilla supo ganarse el favor de Vespasiano y se convirtió en el acompañante inseparable del general en todas sus campañas victoriosas por Palestina. Según la tradición, eso fue debido a que José ben Matías profetizó a Vespasiano -algo orgulloso a pesar de su probidad y fidelidad- que pronto sería emperador de Roma. No se necesitaban especiales dotes de profeta para hacer semejante vaticinio, porque quien conociera las circunstancias del momento, podía muy bien calcular que, a la caída de Nerón , subiría al trono el hombre que tuviera las legiones más fuertes, y quien poseía las legiones más fuertes era Vespasiano. Cuando al cabo de dos años, Vespasiano entró en Roma como emperador, llevó consigo a José ben Matías, le concedió la ciudadanía romana y lo nombró historiador oficial del imperio. A partir de aquel momento, el antiguo fariseo vivió en la capital del mundo y, entre otras cosas, escribió una historia del pueblo judío, de la cual algunos pasajes se incorporaron al libro bíblico de los Macabeos. Ahora se llamaba Flavio Josefo y su libro, escrito con la intención de dar a conocer al mundo grecorromano la historia de su pueblo hasta entonces casi ignorada, es considerado hasta hoy, al lado del Antiguo Testamento, una de las fuentes esenciales para la época primitiva de Palestina, de aquel país pequeño, pero aún así sumamente importante, situado en la encrucijada de las grandes culturas. (Herbert Wendt. Empezó en Babel)
*** Arco de Tito en Roma
Situado cerca de la Vía Sacra, arteria principal del que fuera centro de la Roma imperial, fue edificado por el general Tito, hijo del emperador Vespasiano, por su victoria sobre Jerusalén. Tito llegó a Jerusalén con las legiones romanas en abril del año 70. El asedio duró de abril a septiembre. En el mes de agosto, las puertas de la ciudad fueron incendiadas y el templo también ardió, a pesar de las órdenes en contrario dadas por Tito. Finalmente, en septiembre, toda la ciudad se halló en manos de Tito.
En los relieves del arco de Tito, el general conmemoró su victoria sobre Jerusalén, con escenas en que se representa a los soldados en cortejo triunfal, llevándose los tesoros del templo, entre ellos, el candelabro de siete brazos. Las palabras del Profeta de Profetas, Cristo Jesús, habían tenido pleno cumplimiento:
"Porque vendrán días sobre ti en que tus enemigos te cercarán con barricadas, te sitiarán, te atacarán por todas partes y te destruirán por completo. Matarán a tus habitantes y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no reconociste el tiempo en que Dios vino a salvarte."
Lucas 19:43,44.
3 comentarios
Gabriel Lopez -
Alfonso Gómez -
Angel Gomez-Moran -
Imagino que el autor tendrA suficientes datos como para exponer una teorIa que parece en sI misma difIcil de argumentar por la precisiOn que relata. En mi opiniOn resulta extranno que recoja ese periplo del tesoro del templo de SalomOn y no haga menciOn a su historia "oficial" (para rebatirla) . Pues se supone, que el Profeta Jeremias fue el encargado de esconder en una cueva del monte Nebo los tesoros del Templo de SalomOn y el Arca de la Alianza (Macabeos C.II L.II). De allI parece que fueron llevados a Etiopia via Egipto, donde dicen que el Arca tanto como algunos tesoros aun se conservan en la iglesia Copta de origen judio Ntra. Sra. de SiOn (hay datos para pensar que pudiera ser cierto). Por su parte, junto a los Rollos del Mar Muerto tambiEn se encontrO la lista escrita en bronce, con la situaciOn y mapa donde se ocultaron los 60 tesoros del Jerusalen antes su destrucciOn (algo que tampoco menciona el artIculo). Pudiera tratarse de alguno de estos tesoros de la ciudad, pero el autor no menciona este hecho ni la existencia de la lista que tras poderse abrir y cortarse en tiras se leyO.
Finalmente annadir que me es difIcil creer que un pueblo tan religioso y tan cauteloso en conservar sus tradiciones, haya dejado caer en manos de Roma los tesoros del Templo (los principales), cuando tuvieron tiempo de huir al saber que iban a ser asediados.