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Terrae Antiqvae

Palencia. ‘La Olmeda’ afronta el cambio más radical en sus 1.700 años de vida

Palencia. ‘La Olmeda’ afronta el cambio más radical en sus 1.700 años de vida

Ayer se colocó la primera piedra del proyecto de adecuación del yacimiento romano ubicado en la localidad de Pedrosa de la Vega

Siglo IV. La fértil vega saldañesa ha sido objeto de un intenso proceso de romanización y se está llegando al final de esta esplendorosa época. Muy cerca de Saldaña tiene establecida su residencia un aristócrata, en un gran mansión, centro de una explotación agrícola, en la que se reflejan sus gustos, de lo más refinados de la época.

Verano de 1968. Javier Cortés realiza un descubrimiento histórico. Rescata la mansión del olvido casi por casualidad.

Año 2005. Veinticinco años después de que la Diputación se hiciera cargo de los trabajos de investigación y gestión de la villa romana, arranca el proyecto más ambicioso desde su descubrimiento, y podría decirse que en sus 1.700 años de historia (la edificación originaria podría datarse en el siglo I, aunque posteriormente fue reedificada, para llegar a su máximo apogeo en el s. IV).

La Diputación puso ayer la primera piedra -con paleta y cemento, en este caso no se puede hablar metafóricamente- de la adecuación del yacimiento arqueológico. Serán 14 meses y 12 días (uno menos desde hoy) de trabajos con un fin: construir una instalación que prioritariamente permita la visita y conocimiento del conjunto del yacimiento -incluido el patio- y que a su vez puedan continuar las labores de investigación iniciadas hace 38 años.

En 2007 La Olmeda habrá cambiado de traje, manteniendo la percha. Una bella percha en forma de villa romana, uno de los principales elementos turísticos de la provincia, con cerca de 40.000 visitas anuales. La Diputación, tal y como anunció ayer su máximo responsable, Enrique Martín, se ha marcado una meta, duplicar esa cifra «para colocarla en un lugar privilegiado», como merecen sus mosaicos, de los más bellos de todo el Occidente tardorromano.

Síntesis de arquitecturas

La concepción Noli me tangere es un aspecto que ha cuidado especialmente la Diputación, que finalmente se decantó por la propuesta del estudio Pedrosa-Paredes.

Lejos de concebir La Olmeda como un espacio expositivo al uso, lo plantean estos arquitectos «como un lugar en el que se guardan objetos artísticos, no una cubierta sobre unas ruinas».

Ése es uno de los elementos esenciales. A diferencia de otros yacimientos, La Olmeda se presentará al visitante como un lugar destinado al estudio, la conservación y exposición del legado cultural de los romanos.

El yacimiento de Pedrosa de la Vega llamará la atención por el tejido de cuadrados y rombos entrelazados con la planta de la villa romano que no será «ajeno al carácter del museo», explican los arquitectos.

Y llamará la atención porque será una macroestructura de cuadrados y rombos entrelazados donde lejos de proponer un cubrimiento de los restos arqueológicos bajo la que se domine de un solo golpe de vista toda la excavación, «se envuelven todas las estancias que tienen mosaicos, permitiendo vislumbrar unos espacios tridimensionales».

Iluminación. Ello se consigue iluminando cuidadosamente el plano del mosaico. Se trata, tal y como explican los arquitectos, de síntesis de dos arquitecturas, «fuga de toda referencia a un hangar, a un polideportivo, a una nave industrial. Búsqueda de una pieza que forme parte del paisaje, deslizando la nueva construcción entre el entorno de álamos». Así plantean Ignacio García Pedrosa y Ángela García de Paredes su proyecto Noli me tangere, el proyecto arquitectónico que debe permitir la adecuación del yacimiento y su reapertura en 2007.

En la idea que se plasmará se conjuga la protección técnica y estética con la dotación de nuevos servicios, con unas reglas del juego «que posibilitan múltiples situaciones, permitiendo modificar la transparencia del interior arqueológico y su funcionalidad».

Fuente: L.M.RIVAS CILLEROS / Diario Palentino, 17 de noviembre de 2005
Enlace: http://www.diariopalentino.es/secciones.cfm?secc=Local&id=225625


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VILLA ROMANA DE LA OLMEDA (PALENCIA)

Las ruinas de la villa romana de la Olmeda se levantan en la vega del río Carrión, afluente del Pisuerga, a 60 Kms. al Norte de Palencia y a 6 Kms. de distancia de la villa de Saldaña, en el término municipal de Pedrosa de la Vega.

El descubrimiento de la villa tuvo lugar el día 5 de Julio de 1968. En unas tierras de labor, y en el pago denominado desde antiguo “La Olmeda”, se encontraba un pequeño altozano en el que se observaban restos de viejas construcciones, por lo que era llamado “el alto del Convento” por los vecinos de Pedrosa de la Vega.

Se iniciaron unos trabajos de allanamiento con el fin de rebajar el altozano y facilitar el cultivo, y pronto se vio que las rejas del arado tropezaban en muros subterráneos.

La curiosidad hizo que junto a uno de estos muros se realizase un sondeo, con el resultado de que a poca profundidad -unos 60 cms.- se alcanzase el pavimento de mosaico de una habitación.

Quedaba, pues, aclarada una primera incógnita: el “Convento” era, en realidad, un edificio romano. Pronto se vio la importancia del descubrimiento, y en años sucesivos se pudo ver su complejidad.

Así, lo primero que habíamos sacado a la luz era un palacio del siglo IV después de J.C.; pero a continuación se identificó un edificio anterior; quizás de fines del siglo 1, las termas correspondientes al palacio del siglo IV, las áreas de servicios, tres necrópolis romanas, otro cementerio visigodo, un hábitat de la Primera Edad del Hierro y un cementerio medieval, en fin, todo un yacimiento arqueológico que abarcaba varias culturas y épocas muy diversas.

Del primer edificio romano de la Olmeda solo dejaremos constancia de su existencia a través de los siglos II, III y primera mitad del IV. No sabemos mucho de él, ya que sobre sus ruinas se instaló un cementerio visigodo, deshaciéndolas aún más, si cabe, de lo que estaban, y sobre este cementerio visigodo se continuó enterrando durante la Edad Media, haciendo que la excavación arqueológica sea compleja y lenta.

En tomo a los años centrales del siglo IV se levanta el palacio bajo-imperial, bien conservado, cuyo esplendor podemos fijar en la segunda mitad del siglo IV y principios del V.

Esta época de esplendor en la que se desenvuelve la vida de los primeros años del palacio de la Olmeda es, por vanas razones, una de las más apasionantes de la Historia Universal: época de crisis, de cambios radicales, y en ello estriba su interés.

Aunque España no se ve afectada por invasiones de pueblos bárbaros durante el siglo IV, sí llegan a ella las luchas religiosas. A finales de siglo surge la herejía del obispo de Ávila, Prisciliano, que se propaga con éxito por toda la península. Su principal valedor en el episcopado es Symposio, obispo de Astorga, y no olvidemos que tanto Ávila, como Astorga y la Olmeda son enclaves en la Meseta Norte.

Prisciliano es ejecutado en Tréveris por el Emperador español Magno Máximo, y esta ejecución lo convierte en un mártir a los ojos de sus seguidores.

En una tumba de la necrópolis Sur de la Olmeda encontramos una sortija de bronce en cuyo sello se puede ver una representación mágica, muy posiblemente del dios gnóstico Abraxas. Lleva cabeza de pájaro y otros atributos normales de esta divinidad, representando la Providencia, La Fuerza, la Razón, y, quizás, alusiones a los planetas.
Esta sortija, en época de esplendor priscilianista y en tierras palentinas, no olvidemos que, todavía en el siglo VI, un arzobispo de Toledo, Montano, recrimina al obispo de Palencia por el priscilianismo de sus feligreses, nos lleva a la conclusión de que a la Olmeda llegó con éxito la doctrina de Prisciliano.

Otro signo del cristianísmo de la villa es una inscripción encontrada sobre una pequeña vasija de cerámica, y que dice “Marciano, vivas muchos años en el Señor”.

No sabemos cómo ni cuando comienza la decadencia del palacio, aunque empezamos a entrever algunas posibilidades en este aspecto. Así, entre los hallazgos de la Olmeda figura una moneda de plata del usurpador Constantino III, cuya relación con Palencia es conocida: al derrotar sus ejércitos, con Geroncio al frente de ellos, a las tropas del Emperador legítimo Honorio, los soldados vencedores saquean las villas palentinas, según relatan los textos clásicos.

Esta moneda de plata del usurpador Constantino —pieza extremadamente rara— da pie para pensar que hasta la Olmeda llegaron las consecuencias de aquella guerra civil, y esto pudo ser el comienzo de su decadencia.

Otros indicios nos hablan también de ella: mosaicos torpemente rehechos, puertas tabicadas, muros compartimentando habitaciones, un pozo para sacar agua que perfora un mosaico, el jardín central del palacio convertido en basurero... Pero, por contra, encontramos procedentes del Norte de África y del Próximo Oriente, importaciones de ánforas, fechadas en el siglo V, que sugieren un comercio próspero que se desarrolla todavía en la villa.

Igualmente de época tardía son dos “contomiati”: medallones de bronce, de rareza excepcional, que presentan a menudo efigies de antiguos emperadores y que se consideran símbolos de gran prestigio para su poseedor.

Un violento incendio termina con la vida en el palacio, pero conserva para la posteridad sus estructuras. Los grandes muros de tapial, al derrumbarse, protegen los mosaicos, y una densa capa de tierra procedente de las paredes cubre las ruinas, formando un montículo apreciable a cierta distancia. Era el antes citado “alto del convento”, así bautizado por los labradores del lugar.

EL PALACIO CENTRAL DE LA OLMEDA

Es una casa romana de peristilo, es decir, con un jardín central rodeado de galerías, a las que abren las diversas habitaciones. Tiene forma sensiblemente cuadrada y presenta una torre en cada esquina: las de la fachada Sur de forma octogonal y las de la fachada Norte cuadradas. Son torres que embellecen y dan prestancia al edificio. Entre estas torres, tanto en la fachada Norte como en la Sur, abren sendos pórticos, sostenidos por columnas. Sobre estos pórticos, terrazas pavimentadas con mosaicos.

El ingreso principal al palacio se hace por el centro del pórtico Sur, pasando en primer lugar a un atrio o vestíbulo con un sencillo mosaico geométrico. Al fondo del vestíbulo, cuatro columnas pintadas de rojo jalonan el acceso a la galería Sur del peristilo, cuya separación con el jardín lo forma una arquería de ladrillo con nueve arcos de medio punto. Estos arcos se han podido reconstruir con el material original.

Las habitaciones del ala Sur del palacio son habitaciones de servicios, entre las que destaca la cocina, un almacén y otra sala destinada a algún uso agrícola o industrial impreciso.

En el centro del ala oriental del palacio se encuentra la sala principal, con el mosaico de Aquiles y el de la Cacería. En este mismo ala oriental, un comedor con ábside rectangular, un pequeño dormitorio y tres habitaciones con hipocaustos —calefacción subterránea—, de uso desconocido. Todas ellas pavimentadas con mosaicos geométricos, algunos de gran belleza como el que cubre el dormitorio o el de la habitación contigua a la gran sala por su lado Norte.

El ala Norte del palacio se compone de una larga serie de habitaciones, sin mosaico, cuyo uso no podemos precisar. En el centro de este ala, otro ingreso al palacio, con piso de madera, al que se accede después de cruzar el pórtico, con terraza pavimentada con mosaico, que en el derrumbe del edificio quedó prácticamente deshecho.

Nuevamente hacen su aparición los mosaicos en las habitaciones del ala Oeste del edificio, casi todas con este tipo de piso. Destaca el comedor principal, de forma muy irregular al haber sido ampliado durante la época de esplendor del palacio. Lo cubren cuatro mosaicos diferentes y tiene también calefacción por hipocaustos.

Junto al comedor, un amplio pasillo o corredor, con piso de tierra, sale del palacio y se dirige hacia el Oeste, a las Termas, permitiendo así a los bañistas trasladarse a este recinto sin salir al exterior.

Finalmente, el jardín central. Es prácticamente cuadrado y tenía en su centro una fuente, por desgracia desaparecida. Rodeaba la fuente un pequeño mosaico circular. Una pérgola, formada por ocho arcos de follaje, pasaba por el centro del jardín, uniendo las dos puertas de acceso a las galerías del peristilo. En las jambas de estas puertas. columnas de mármol blanco.

EL MOSAICO DE LA SALA PRINCIPAL

Es la pieza más importante de la villa, tanto por su tamaño -174 metros cuadrados- por su calidad, su temática y la espectacularidad de sus diseños. El centro del mosaico lo ocupan los temas figurados, a los que rodea cenefa geométrica de fuerte barroquismo.

Entre los temas figurados, el más próximo a la puerta del salón es un conjunto de paneles con escenas de caza, posiblemente siete, unidos en un agradable y pintoresco conjunto en el que vemos leopardos que luchan con cazadores, un jabalí acosado por jauría de perros, antílopes perseguidos por un león, y otra serie de animales, tanto autóctonos como exóticos. Es la parte del mosaico que mejor se ha conservado. El centro del salón lo ocupa un conocido tema mitológico: el momento en que Ulises descubre a Aquiles, cuando éste se encontraba vestido de mujer y escondido entre las princesas del palacio real de Skyros.

Tiene figuras de gran tamaño —entre 2,20 y 2,50 mts. de altura— y abundan en él las teselas de mármol y de vidrio.

Rodeando el cuadro de Aquiles hay una cenefa con el tercer tema figurado del mosaico: una serie de medallones ovalados —se conservan catorce de un total de diez y ocho que fueron en origen— con retratos masculinos y femeninos de una excepcional calidad.

Mucho se ha escrito ya sobre ellos, y la teoría más aceptada es la de que se trata de las efigies de los dueños del palacio y de sus familiares. En estos retratos las teselas llegan a alcanzar dimensiones minúsculas —hasta poco más de 1 mm.— y lo mismo que en el tema de Aquiles, se utilizan en ellos teselas de mármol y de vidrio.
En las esquinas de la cenefa están representadas las cuatro estaciones del año, en bustos femeninos: no se conserva el verano, destruido ya en época romana.

LA VILLA DE LA OLMEDA EN EL CONTEXTO DE LAS VILLAS ROMANAS HISPANICAS

La excavación de la villa iniciada en el año 1969, se desarrolló de forma privada hasta el año 1980, de acuerdo con la antigua Ley del Patrimonio. Durante este tiempo se excavó una parte relativamente pequeña del palacio y la Necrópolis Sur, instalándose en Saldaña, a 6 Kms. de la villa, un museo Monográfico, la “Colección Cortes”, con los objetos encontrados en la excavación. Después de estos doce primeros años se constituye la Fundación Pública “Villa Romana de la Olmeda” patrocinada por la Diputación Provincial de Palencia, y las investigaciones arqueológicas adquieren un ritmo más vivo, trasladándose el Museo a una iglesia acondicionada para ello.

Durante los veinte primeros años la excavación la dirige el Dr. Palol, catedrático de la Universidad de Valladolid y después de la de Barcelona. Actualmente la dirección corre a cargo del Dr. Abásolo, catedrático de la Universidad vallisoletana.

Un equipo de especialistas, dirigido por D. Domiciano Ríos, se hace cargo de las labores de excavaciones y de restauración, principalmente la consolidación del conjunto de mosaicos, a partir del año 1969.

Hasta aquí todo es normal, si exceptuamos que esta excavación ha tenido una continuidad poco frecuente en España y un equipo especializado para ella, lo que la confiere una garantía de trabajo bien hecho.

Pero lo que ya no es tan frecuente, más bien es inusitado, es el haber conseguido que una excavación arqueológica española se preserve con cubiertas y paredes, se abra al público y tenga un equipo de seguimiento y conservación.

Más raro todavía en España: que una excavación lleva adjunto un museo monográfico en el que los visitantes puedan ver la relación entre el yacimiento arqueológico y sus objetos.

La consecución de estos logros no ha sido fácil: intentos de obstrucción, de paralización de las obras, en fin la tarea de “contra” con la que por desgracia hay que contar en España, han sido superados, y, también hay que decirlo han existido ayudas generosas y apoyos desinteresados.

LAS NECROPOLIS

Son difíciles de descubrir las necrópolis de estas villas rústicas romanas, pues, además de estar ubicadas a distancias muy variables del poblado, la mayoría de sus enterramientos son simples fosas en tierra, de las que no queda señal alguna visible en superficie.

La suerte quiso que pocos años después del descubrimiento de la villa, se identificase una de sus necrópolis, 400 mts. al Sur del palacio. Con la experiencia adquirida en su excavación y la ayuda de los labradores, se descubrió pronto una segunda necrópolis, esta vez al Norte del palacio, a unos 700 mts. de distancia.

Últimamente se ha encontrado otra, a medio camino entre el palacio y la necrópolis Norte; aún no se ha excavado.

Las dos primeras encontradas han proporcionado un total de 636 tumbas de inhumación, con ataúdes de madera de los que se conservan los clavos. Los restos humanos han desaparecido casi por completo, dada la acidez y humedad del terreno.

Son tumbas con una alta proporción de ajuares funerarios —aproximadamente un 40% en la Necrópolis Sur y un 70% en la Necrópolis Norte— con fechas que oscilan entre mediados del siglo IV —Necrópolis Norte— y mediados o fines del siglo V
—Necrópolis Sur— y que han dado bastante luz sobre la vida en la villa y sobre sus habitantes. Sabemos, por las dimensiones del ataúd, la corta estatura de los inhumados, y comprobamos el ambiente todavía pagano en el que viven, indicado por la colocación de ajuares, y, en el caso de la Necrópolis Norte, por la falta de orientación ritual de la tumba, que demanda la costumbre cristiana.

Estos enterramientos han proporcionado un variado y abundante material, entre el que hay que destacar, en primer lugar, la magnífica colección de vasos de vidrio del Museo de Saldaña, las cerámicas de todo tipo, las herramientas y armas de hierro, los acetres de cobre, las hebillas de cinturón de bronce, pulseras, collares, etc.

OBJETOS SINGULARES DE LA EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA

Hemos citado anteriormente algunos como el anillo gnóstico, los “contorniati” y la colección de vidrio de las tumbas, pero no queremos pasar por alto otras piezas interesantes, como puedan ser: una placa calada de bronce, procedente de las termas, que lleva la inscripción latina VINARI LETARI. Se trata de parte de un cubilete para jugar a los dados, mientras se canta una letrilla cuyo primer verso es la inscripción citada.

Una copa de mármol blanco de Carrara, en forma de flor, con base sujeta por garras de león, identificada como pebetero para quemar perfumes y que solía colocarse a la entrada de los triclinios.

Una estatuilla de bronce del dios Apolo con su corona de rayos solares.

Una pequeña bota de cuero, decorada con flecos, encontrada en el fondo de un pozo de las termas.

Y la colección de piezas de atalaje de caballo: frenos, petrales, etc., en bronce, de gran calidad.


Fuente: © www.vegavaldavia.com
Información recopilada de www.villarromana.com
Página web de la Comarca Natural Páramo-Vega-Loma –Valdavia (Palencia)

Enlace: http://www.vegavaldavia.com/paginas/documentos/
olmeda/olmeda.asp

2 comentarios

m jesus -

faltan fotos de los mosaicos

Aitor Ruiz -

Quería saber si se dispone de información acerca de la tipología de monedas encontradas en la villa de La Olmeda. Emperadores, cronología valores etc si es posible...