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Terrae Antiqvae

Cáceres. El yacimiento del Mayoralgo confirma el origen puramente romano de la ciudad

Cáceres. El yacimiento del Mayoralgo confirma el origen puramente romano de la ciudad Foto: Lápida de Norba Caesarina. Inscripción funeraria encontrada en la necrópolis de Norba que se situaba fuera de la ciudad,a lo largo de la Vía de la Plata hacia Augusta Emerita. (c) jugimo / Imagen publicada por: jugimo en celtiberia.net

La primera ocupación hallada data del siglo I a. C. y es el antecedente de Norba Caesarina Las excavaciones son una ruta arquitectónica por más de 2.000 años de historia cacereña

SECUENCIA DE OCUPACIÓN

Fase 1: Primera mitad del siglo I antes de Cristo. Ocupan el área miembros de los cercanos campamentos militares romanos.

Fase 2: Siglos I a III. Construcción de la colonia Norba Caesarina.

Fase 3: Siglos III a V: Construcción de una muralla y reforma urbanística que supone la degradación de la ciudad.

Fase 4: Siglos V a VIII: Degradación paulatina del área, que pasa a convertirse en un arrabal.

Fase 5: Siglos VIII a X. La zona se constituye como arrabal para funciones industriales.

Fase 6: Siglos X a XIV: El área se revitaliza tras estabilizarse la región.

Fase 7: Siglos XIV a XVI: Se construye el palacio de Mayoralgo. La economía crece gracias a la ganadería.

Fase 8: Sigolos XVI a XVIII: Reformas de poca entidad.

Fase 9 : Siglos XVIII a XX. Reformas funcionales en el palacio.

Fase 10: Siglo XXI. Caja Extremadura reforma el edificio.


Antes de la fundación de Norba Caesarina existió otra ciudad en el espacio que hoy ocupa la Ciudad Monumental. Fue en el siglo I antes de Cristo, en los últimos años de la república romana previos a la llegada del imperio, y hoy podemos saberlo gracias al yacimiento arqueológico que ha quedado al descubierto tras la reforma del palacio de Mayoralgo.

Los investigadores han descubierto allí, en el patio trasero, una construcción de piedra que les permite asegurar que el origen de la ciudad de Cáceres es puramente romano y sin participación aborigen, es decir, que no se construyó sobre ningún castro anterior. El director de las excavaciones, el arqueólogo Hugo Chautón, afirma que la cerámica hallada en esa vivienda permite ser muy concreto y situarla «entre el 80 y el 70 antes de Cristo».

Los trabajos realizados en el patio del Mayoralgo desde el año 2001 han dejado a la luz un extenso yacimiento de 531 metros cuadrados, en el que pueden verse mezcladas estructuras que abarcan desde esa época tardo-republicana hasta las últimas actuaciones acometidas en la era contemporánea, más de 2.000 años de historia superpuestos que ahora han quedado a la vista de todos. Caja Extremadura, propietaria del inmueble, ha acondicionados el yacimiento con pasarelas, luces y paneles informativos que permiten realizar una visita en el tiempo desde los orígenes de Cáceres hasta la actualidad.

Hugo Chautón insiste en la tremenda importancia de esta actuación. Las estructuras descubiertas permiten fijar sin duda alguna los orígenes romanos de Cáceres y la situación exacta del área monumental de Norba Caesarina, de la cual hasta ahora se tenía cierta información imprecisa, pero no evidencias tajantes. Además, los arqueólogos han podido fechar la fundación en la época correspondiente a los emperadores Tiberio y Claudio tras analizar el derribo del entramado urbano anterior.

El director del yacimiento explica que Norba Caesarina conoció un tiempo de pujanza entre los siglos I y III, en la época romana altoimperial. Era una ciudad satélite de Emérita Augusta que se fundó como centro administrativo de los nuevos territorios conquistados en la expansión de la Lusitania. En el subsuelo del Mayoralgo han aparecido unas termas (frigidarium) y un aljibe de aquella época, además de otras estructuras más pequeñas correspondientes a un posible ninfeo y el patio porticado de una casa.

No obstante, Hugo Chautón matiza que la excavación sólo abarca una ínfima parte, algo así como un uno por ciento, de la extensión de Norba Caesarina, cuyos límites se encontraban entre tres y cuatro metros hacia el interior de la muralla medieval que conocemos hoy. Por lo tanto no se pueden establecer unas conclusiones generales claras y definitivas sobre la colonia con tan poco terreno estudiado, pero sí establecer su localización «con seguridad» en el recinto intramuros.

La construcción mejor conservada es un aljibe con dos brocales que serviría entre otras cosas para abastecer de agua a las termas, situadas a unos pocos metros de distancia. Su tamaño es considerable, y apareció tras retirar cuatro metros de tierra y seguir la boca del pozo que estaba en la superficie del patio del Mayoralgo, y que permaneció en uso hasta el siglo XVIII.

El espacio del aljibe ya se conocía y había sido utilizado, si bien es ahora cuando la superficie ha quedado al descubierto. Su análisis ha permitido además descartar que se trate de parte de un pasadizo, posibilidad que habían apuntado algunos investigadores.

Periodo bajoimperial

La siguiente fase de la que se han encontrado construcciones es la correspondiente al periodo romano bajoimperial, entre los siglos III y V. Es un momento en el que la zona va perdiendo monumentalidad en las construcciones que van sustituyendo a las anteriores, y de hecho los materiales antiguos se reutilizan en los nuevos edificios. El perímetro urbano crece y se delimita con una muralla, pero la ciudad original se va degradando. De esta época ha aparecido un taller de forja con un pequeño horno de ladrillo en bóveda, dos pilas de hormigón y otras estructuras adyacentes.

Hugo Chautón y su equipo han datado un total de diez fases constructivas basadas en los restos que han encontrado en el yacimiento del Mayoralgo, una secuencia ocupacional que hacen extensible al conjunto de la ciudad.

A partir del siglo V el área objeto de la excavación se convierte en un arrabal dedicado a funciones industriales. Permanece así durante casi mil años, hasta que la estabilización de la región en el siglo XVI permite que la zona se revitalice económicamente, gracias sobre todo a los prósperos negocios de la ganadería. En el siglo XV se construye el palacio y quedan enterradas todas las estructuras anteriores, de modo que a partir de entonces el interés arquitectónico de los restos hallados se reduce a reformas de pequeña entidad.

Todas estas transformaciones acometidas a lo largo de la historia de ese pequeño trozo de la ciudad han quedado ahora documentadas y a la vista en el yacimiento del Palacio de Mayoralgo. Las que más interés revisten son sin duda las más antiguas, que corresponden a los primeros asentamientos romanos y a la fundación y desarrollo de la colonia de Norba Caesarina.

Hugo Chautón destaca el esfuerzo realizado por Caja Extremadura al conservar el yacimiento y crear un recorrido que permite visitarlo, pues lo normal en estos casos es llevar a cabo un estudio más o menos pormenorizado, documentar los materiales y las estructuras encontrados y volverlos a cubrir para aprovechar el terreno. En este caso no se ha hecho así, sino que se ha colocado una cubierta protectora sobre la excavación y se ha instalado un sistema de pasarelas que permite realizar una visita por todo el yacimiento.

Materiales

Además de las estructuras ha aparecido durante los trabajos arqueológicos una gran cantidad de materiales de distintas épocas. En concreto son muy útiles las cerámicas, ya que por una parte permiten datar con exactitud la estructura donde aparecen, y por otra constatar las relaciones comerciales de los habitantes de Norba Caesarina, ya que la procedencia de los fragmentos es mu diversa. También se han encontrado muchas monedas, la mayor parte de época medieval.

Pero sin duda el hallazgo más importante fue el magnífico busto de bronce bañado en oro que apareció en noviembre de 2001, al poco tiempo de comenzar las excavaciones. Se trata de una pieza única en la Península Ibérica, cuya procedencia se sitúa en el siglo I después de Cristo.

El busto se encuentra desde entonces en el Museo de Cáceres, donde según Hugo Chautón está previsto habilitar una sala en la que se expongan los distintos materiales localizados en el yacimiento.

La excavación del palacio de Mayoralgo es la primera que se ha llevado a cabo en lo que hoy es el recinto intramuros. No cabe duda de que ofrece una nueva perspectiva sobre los orígenes de la ciudad y ha servido para responder a muchas interrogantes, aunque la mayor parte de la historia romana de Cáceres permanece oculta bajo las calles, monumentos y palacios de la Ciudad Monumental.

Aparece parte del foro en la zona de la Cuesta de Aldana

El yacimiento del palacio de Mayoralgo se corresponde con el área monumental de Norba Caesarina, pero a los arqueólogos les faltaba situar con exactitud el corazón de toda ciudad romana: el foro o plaza pública.

Como es lógico, en la parte antigua no se puede excavar, por lo que fue una zanja abierta en la Cuesta de Aldana para la instalación de líneas eléctricas lo la que permitió descubrir una serie de losas de granito de gran tamaño que los investigadores han identificado como parte del foro de Norba Caesarina.

También han ubicado los dos ejes principales sobre los que, a semejanza de los campamentos romanos, se construyó la ciudad. Son la vía decumana (de este a oeste) y el cardo (de norte a sur), un tipo de urbanismo del que existen otros ejemplos en Extremadura, el más relevante de ellos el caso de Mérida.

Norba Caesarina era un asentamiento de cierta importancia que según Hugo Chautón contaría con «todos los elementos propios de una urbe romana», tanto los que ya han aparecido, como el foro o las termas, como otros que aún permanecerían ocultos en el subsuelo, que podrían ser templos y, dado el tamaño de la colonia, hasta un teatro.

Asimismo, ha aparecido un tramo perfectamente conservado de calzada romana, que en principio sería un ramal que conectaría la ciudad con la Vía de la Plata.

Fuente: CLAUDIO MATEOS/CÁCERES / Hoy Digital, 1 de noviembre de 2005
Enlace: http://www.hoy.es/pg051101/prensa/noticias/Caceres/200511/01/HOY-LOC-004.html

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