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América

Descubren en Perú los objetos de oro más antiguos de toda América

 

Los objetos ornamentales de oro más antiguos elaborados en el continente americano, entre ellos un collar que data de hace 4.000 años, han sido descubiertos en el sureste de Perú, afirmaron investigadores estadounidenses.

En la edición del martes de la revista especializada Proceedings of the National Academy of Sciences, a la que tuvo acceso Efe, los investigadores describen el importante hallazgo de objetos ornamentales en Jiskairumoko, en la cuenca del Lago Titicaca.

Se trata, según los investigadores, del descubrimiento de oro más antiguo no sólo en la región de los Andes sino de todas América y reafirma la hipótesis de que, en esa área, 'la fabricación de artefactos de metal comenzó con la experimentación con el oro'.

En la zona residían pobladores dedicados exclusivamente a la caza y recolección de alimentos pero, según los investigadores, el descubrimiento sugiere el principio de 'una posible desigualdad social' en esa sociedad prehispánica.

Para los investigadores, entre ellos Mark Aldenderfer, de la Universidad de Arizona (EEUU), el hallazgo además desvirtúa prácticamente la idea de que una sociedad primero tenía que demostrar capacidad para producir excedentes agrarios antes de dedicarse a la tradición de la orfebrería.

De hecho, se han descubierto 'copiosas' cantidades de oro en diversos sitios arqueológicos de complejas culturas en las que el oro, frecuentemente utilizado en la elaboración de vestimentas y disfraces, servía de símbolo de estatus social, explicaron los expertos.

El uso del oro ha sido vinculado exclusivamente con un alto nivel de complejidad social y política, donde la elite daba apoyo material y financiero a los artesanos, indica el artículo.

De lo anterior proviene la hipótesis sobre el origen de la tradición de la orfebrería, que supone un proceso técnico de alta complejidad y, por lo tanto, 'sólo es factible cuando se ha acumulado suficiente riqueza', por ejemplo mediante excedentes agrícolas, que permita, a su vez, la producción de objetos de lujo, agregó.

Pero, el hallazgo del collar de oro en un sitio de entierros en la cuenca del Lago Titicaca, en el sureste de Perú, 'sugiere que el uso de artefactos de oro como símbolo social en esta región comenzó mucho antes de que surgieran sociedades más complejas capaces de generar excedentes', explicaron los investigadores.

En el artículo de cuatro páginas los expertos ofrecen una extensa descripción del terreno y de las excavaciones realizadas en Jiskairumoko.

En esas excavaciones, los arqueólogos no encontraron pistas claras sobre las herramientas utilizadas para la elaboración del collar de oro.

Sin embargo, Aldenderfer y sus colegas señalaron que las piezas muestran pequeñas abolladuras que sugieren que los artesanos recurrieron a una especie de mortero de piedra para aplanar y moldearlas.

Posteriormente, el oro fue colocado, con mucho cuidado, alrededor de un objeto cilíndrico donde fue nuevamente moldeado en forma de tubo.

Aunque ya se habían descubierto artefactos de oro y cobre en Mina Perdida, en el valle de Lurín, lo importante del hallazgo en Jiskairumoko es, precisamente, que los ornamentos encontrados en la cuenca del Lago Titicaca datan de unos 600 años antes, indicaron los investigadores.

Fuente: Terra Actualidad - EFE, 1 de abril de 2008

Encuentran templo y camino ritual inca cerca de Machu Pichu

 

Hallan los restos de un templo inca cerca del Machu Pichu

Arqueólogos peruanos hallaron los restos de un antiguo templo y un camino inca que estuvieron durante más de cuatro siglos bajo tierra, en medio de un bosque de eucaliptos en el parque Arqueológico de Sacsayhuamán en Cusco, cerca del Machu Puchu, informó el Instituto Nacional de Cultura (INC).

"Se han descubierto varias estructuras arquitectónicas con cortejos funerarios y hallazgos como cerámicas que corresponden a la época inca", dijo Washington Camacho, director del Parque Arqueológico de Sacsayhuamán, en las afueras de Cusco.

Las estructuras del templo fueron halladas junto al costado de una enorme formación rocosa que en la época anterior a la conquista española se presume fue uno de los lugares sagrados que existieron dentro del área que ocupa el referido parque arqueológico.

El lugar inca está ubicado en la zona de Cochapata, a unos 1.500 metros de las murallas de la fortaleza de Sacsayhuamán.

La edificación mide 250 metros cuadrados, ocupa aproximadamente el 15% de la totalidad del conjunto arqueológico que mide más de 4.000 metros, tiene 11 recintos de diferentes tamaños, en los cuales se presume se colocaban momias o ídolos de deidades de diferente jerarquía, explicó Oscar Rodríguez, arqueólogo residente de la obra del INC-Cusco.

Camacho informó por otro lado que dentro de los descubrimientos se halló un antiguo camino inca que conectaba a todos las huacas o sitios arqueológicos de la ciudad cusqueña.

"Es un camino que llega a las demás huacas, está bien conservado, tiene una distancia de 400 a 500 metros que han sido descubiertos", añadió Camacho tras señalar que es la primera vez que se encuentra esta clase de caminos. "Y aún falta mucho por descubrir", dijo.

Gran parque

Se trata de una ruta ceremonial que durante el período inca se utilizó como camino ritual para las diferentes peregrinaciones que se realizaban hacia las huacas.

El camino tiene muros en ambos costados, hechos de barro, de 70 centímetros de alto por 60 centímetros de ancho, y cuenta con una canaleta al costado para que no erosione el camino.

El parque Arqueológico de Sacsayhuaman de la ciudad del Cusco tiene una extensión aproximada de 3.000 hectáreas.

Cusco, antigua capital del imperio de los incas, es la mayor atracción turística de Perú con variados complejos arqueológicos, entre los cuales destaca la fortaleza de Machu Picchu, declarada como una de las siete maravillas del mundo moderno.

Fuente: AFP / Colpisa, Lima, 14 de marzo de 2008

Especialistas descubren una elaborada calzada inca en complejo de Sacsayhuamán

El camino, descubierto por especialistas del INC, se ubica a 50 metros del templo recientemente desenterrado en la zona de Cochapata.

Una elaborada calzada inca fue hallada en el Parque Arqueológico de Sacsayhuaman por especialistas del Instituto Nacional de Cultura (INC) de Cusco a 50 metros del templo recientemente desenterrado en la zona de Cochapata.

El camino, que durante siglos permaneció enterrado bajo un metro de tierra, constituye una importante vía debido a sus características y por estar dirigido en forma directa desde el adoratorio de Qenco hacia la fortaleza de Sacsayhuaman, donde están las murallas en zigzag.

Se presume que el descubrimiento forma parte de una bien lograda red de caminos que conectaban las diferentes huacas templos sagrados ubicados en la zona.

Esta teoría fue ratificada por Washington Camacho, director del Parque Arqueológico de Sacsayhuaman, quien refirió que se trata de un camino ceremonial que durante el periodo inca se utilizo como camino ritual para las diferentes peregrinaciones que se realizaban hacia las huacas.

Por su lado Oscar Rodríguez Limache, arqueólogo residente de la obra, explicó que se trataría de una vía de carácter secundario a un Capac ñan -camino de alta circulación que conectaba las diferentes regiones del imperio Inca.

Hasta el momento se ha descubierto 200 metros lineales del referido camino, que resulta bastante amplio (mide 6 metros de ancho y posee un piso muy bien tratado, el cual se ha conservado debido a que estuvo durante siglo bajo tierra).

El camino ritual tiene muros adyacentes en ambos costados hechos de material rústico de mortero de barro de 70 centímetros de alto por 60 centímetros de anchura y cuenta con una canaleta al costado para que no erosione el camino.

Los trabajos de investigación seguirán su curso, a fin de identificar, excavar y poner en valor otros tramos del camino prehispánico. Se estima que existe un aproximado de 10 kilómetros lineales de caminos de estas características soterrados bajo tierra.

Fuente: El Comercio.com.pe, Perú, Cusco (Andina).- 12 de marzo de 2008

 

El fin del misterio del azul maya

 

Descubren que el colorante se producía mediante el calentamiento de incienso, arcilla y hojas de índigo en cuencos durante los sacrificios humanos ceremoniales al dios de la lluvia en Chichén Itzá.

Antropólogos de la Universidad de Wheaton y el Museo Fields de Chicago han descubierto cómo se elaboraba el azul maya, un pigmento usado en ofrendas, cerámica y murales en Mesoamérica entre 300 y 1500, y que su fabricación se enmarcaba en la celebración de sacrificios rituales. El hallazgo, que se publica hoy en la revista Antiquity, marca un hito en los más de 70 años de estudios sobre un tinte extraordinariamente resistente cuya composición no se desentrañó hasta 1993.

Los historiadores consideran este pigmento «uno de los grandes logros tecnológicos y artísticos de Mesoamérica». Identificado en 1931 por H.E. Merwin cuando estudiaba los murales del Templo de los Guerreros de Chichén Itzá, en la península de Yucatán, fue bautizado como azul maya once años después por Rutherford Gettens y George Stout. Arqueólogos y químicos han estudiado desde entonces un colorante que se va con el agua, pero es resistente al tiempo, el ácido, la biodegradación y los modernos disolventes.

Dios de la lluvia

Un equipo de la Universidad Nacional Autónoma de México dirigido por M. José Yacamán descubrió en 1996 que se trata de una mezcla a 150º C de un tipo de arcilla denominado paligorskita con una pequeña cantidad de hojas del arbusto del índigo, pero no cómo se conseguía. El azul era para los mayas el color del sacrificio. De ese color pintaban los cuerpos de las víctimas antes de tumbarlas de espaldas en el altar del Templo de los Guerreros de Chichén Itzá y sacar el corazón todavía latente de sus cuerpos antes de lanzarlos al Cenote Sagrado.

Un cenote es un pozo que se abre al derrumbarse el techo de una cueva inundada de agua dulce. Es una estructura geológica típica de la península del Yucatán. El fondo del de Chichén Itzá tiene una capa de arcilla azul de más de 4 metros de espesor, debida al colorante desprendido por el agua de los objetos y cuerpos a él tirados. A mediados del siglo XVI, el obispo español Diego de Landa dejó escrito que los mayas ofrecían al dios de la lluvia Chaak sacrificios humanos y todo tipo de valiosos presentes en el Cenote Sagrado, siempre pintadas las víctimas y los objetos de azul.

Del pozo se recuperaron en su momento más de cien cadáveres, además de gran número de piezas de cerámica, fragmentos de incienso de resina del árbol de copal, jade, piel, oro... «Exceptuando la cerámica, los trozos de incienso de copal han sido el resto más frecuentemente recuperado y su cantidad indica la importancia que tuvo en el ritual de ofrendas al cenote. Más importante aún es que muchas de esas ofrendas de copal tenían restos de pintura azul», escriben los investigadores en Antiquity.

Dean Arnold, antropólogo de la Universidad de Wheaton, examinaba un día un catálogo del Museo Fields cuando le llamó la atención la descripción de una pieza. Decía: «Azul sobre copal en cuenco». Él y otro de los autores examinaron la cerámica, de 20 centímetros de diámetro y tres patas, porque creían que podía estar relacionada con un posible escenario de elaboración del azul maya. Y detectaron en la parte inferior del trozo de incienso había una motas blancas que se parecían a la paligorskita que Arnold había visto en Yucatán.

La solución, en el museo

El cuenco no era una pieza arqueológica recién descubierta. Había sido sacado del fondo del Cenote Sagrado de Chihén Itzá en 1904 y forma parte de la colección del museo desde los años 30 del siglo pasado. Los investigadores comprobaron que las sospechosas manchas azules y blancas estaban repartidas por toda la muestra de incienso, ante lo cual decidieron recurrir a las tecnologías de exploración más avanzadas. El microscopio electrónico del Museo Fields examinó las inclusiones y encontró en ellas rastros de paligorskita e índigo en lo que parecía un intento de frustrado de producir azul maya mediante el calentamiento del incienso del cuenco. Arnold y sus colaboradores no sólo habían dado con el método de producción del colorante -el calentamiento de incienso con paligorskita e índigo-, sino también con el escenario: el tinte se elaboraba durante los sacrificios humanos a Chaak.

Foto: Cuenco con incienso copal. Reuters/John Weinstein.

The Field Museum/Handout.

La lluvia, indican, era vital para un pueblo agrícola como el maya en el norte de Yucatán, donde entre enero y mayo se vive una auténtica estación seca. «Los mayas usaban el índigo, la paligorskita y el incienso de copal con fines medicinales. La combinación ritual de estos tres elementos, utilizados por separado como curativos, tenía un gran valor simbólico e importancia ritual. La ofrenda de estas tres sustancias curativas era un alimento para Chaak y simbólicamente le hacía aparecen en el ritual en la forma de un brillante color azul que atraería la lluvia y haría que el maíz volviera a crecer», sostiene Arnold.

Para Gary Feinman, conservador del Museo Fields y coautor del descubrimiento, éste demuestra la importancia que pueden llegar a tener piezas guardadas en instituciones desde hace décadas a la hora de resolver preguntas antiguas. «Nuestro trabajo saca a la luz las potenciales recompensas del trabajo científico sobre las viejas colecciones de museos», indica. Un simple cuenco de los muchos lanzados al pozo de Chichén Itzá ha desvelado al hombre del siglo XXI cómo y cuándo los mayas fabricaban el colorante que tiñe de azul el fondo del Cenote Sagrado.

Fuente: Luis Alfonso Gámez / Diario Vasco.com, 28 de febrero de 2008

Ved también: Los Mayas, tradiciones del Sol, Instituto Nacional de Antropología e Historia de México

 

Sechín Bajo la estructura más antigua del Perú, construida hace 5.500 años

 

La estructura más antigua del Perú encontrada hasta el momento se halla en el complejo arqueológico de Sechín Bajo, en Áncash. La historia de nuestro país tiene hoy un nuevo capítulo.

Las veinticinco pruebas de fechado carbónico hechas en la zona no dejan espacio a la duda. Aquella plaza circular, con diez a doce metros de diámetro encontrada en el complejo arqueológico Sechín Bajo, es hasta hoy la estructura más antigua hallada en el Perú. Tiene, aproximadamente, 5.500 años de antigüedad. Sus descubridores, arqueólogos alemanes y peruanos, no pueden estar más felices.

La historia de este hallazgo comienza en 1992 cuando la estudiante alemana de arqueología Renate Patzschke llega junto con algunos compañeros a Casma desde su lejana Universidad de Berlín. Para los demás este viaje fue la excursión clásica de fin de ciclo, pero para ella fue el inicio de su encuentro con la historia.

"Yo hice mi estudio de bachillerato en este complejo y desde hace 16 años me comprometí a apoyar su investigación", señala Renate en un lenguaje particular, una mezcla entre su alemán natal y el español de esta, su nueva tierra.

Ella ha trabajado de la mano con el director del proyecto Arqueológico Sechín Bajo, Peter R. Fuchs durante mucho tiempo. Fuchs cuenta con particular entusiasmo que la plaza circular hundida fue construida con piedras y adobes rectangulares, los mismos que luego fueron complementados con otras estructuras.

El descubrimiento producido hace pocas semanas en el departamento de Áncash, detalló el especialista, permite demostrar que en el valle de Casma se desarrollaron las primeras sociedades con centros ceremoniales. Esto echaría por tierra otras teorías que señalan que estas civilizaciones se desenvolvieron inicialmente junto a la costa para posteriormente ocupar el interior de los valles.  

"Antes del hallazgo de la plaza circular hundida se sabía que las estructuras más antiguas halladas en el Perú estaban en la playa Huaynuna, al norte de la bahía de Tortugas, también en Casma. Allí los esposos Pozorski hallaron un pequeño templo que era de fines del Arcaico precerámico (entre los 4.000 y los 3.600 años de antigüedad). Sin embargo, los hallazgos realizados en Sechín Bajo, especialmente el de la plaza circular hundida, han demostrado que hay restos de hasta 5.500 años", indicó Fuchs.

LOS MOMENTOS DE SECHÍN

Si bien es cierto que la plaza circular hundida es actualmente lo que más llama la atención en Sechín Bajo, en ese complejo arqueológico existen otros dos conceptos arquitectónicos distintos, es decir, otros dos tipos de estructuras levantadas por generaciones posteriores.

Un primer momento constructivo, desarrollado cerca de los 3.500 a.C., es evidenciado por la plaza circular hundida. Según los estudiosos, este espacio servía para que las personas pudieran reunirse al aire libre y sociabilizar.

 

Con el transcurso del tiempo, en un segundo momento, que no ha sido determinado, se comenzaron a levantar edificaciones más grandes debido al crecimiento de la población. Estas se construyeron en una zona adyacente al lugar donde fue hallada la plaza circular hundida.

"Hay un tercer momento constructivo (cerca de los 1.600 a.C.), más reciente que los anteriores, en el que encontramos una estructura que mide 180 metros de largo por 120 metros de ancho. Esta tiene en su primera fase dos grandes patios alineados y rectangulares, los cuales, en su segunda fase, se subdividen en cuatro patios seguidos con esquinas curvadas y muros que poseen nichos ", detalló Fuchs.

Gran parte de la arquitectura de Sechín Bajo es de piedra canteada traída desde los cerros más cercanos, afirma el experto, lo cual evidencia una fuerza de trabajo bastante significativa por parte de quienes la construyeron. A decir de Fuchs, para esa labor se debió contar con diversos implementos y herramientas a fin de darle a las paredes esa consistencia sólida.

"Quienes edificaron Sechín Bajo tuvieron un alto conocimiento arquitectónico y constructivo. Esto se ve claramente en el manejo que se ha dado a los materiales para que los edificios sean resistentes", agregó.

A los investigadores también les sorprendió el manejo de los enlucidos (trabajo de tarrajeo), así como el hallazgo de un tipo de adobes de forma rectangular en los que se ven las huellas de las manos de sus constructores. Estos son de unos 10 centímetros de alto por 15 centímetros de ancho y están relacionados con el primer edificio construido en Sechín Bajo.

EL DEGOLLADOR

Los arqueólogos aún no habían salido del asombro que les provocó el hallazgo de la plaza circular hundida cuando en el primer patio del tercer edificio del complejo arqueológico (perteneciente al tercer momento) fue encontrado un friso que, en alto relieve, mostraba la figura del degollador, personaje mítico muy ligado a la historia antigua del Perú. Este tendría una antigüedad de 3.600 años.

Para el arqueólogo Jesús Briceño Rosario, asesor científico del proyecto, la imagen del degollador representa un descubrimiento inusual. "La arqueología peruana se encuentra, por primera vez, frente a la representación de un personaje que permanecería vigente unos 3.000 años hasta el final de la cultura moche, que es cuando desaparece como imagen representada, pero es casi seguro que se mantuvo dentro del pensamiento del poblador andino por mucho tiempo más", señaló Briceño.

Para Fuchs, el degollador reúne los elementos básicos del pensamiento religioso andino, que son el felino y la serpiente. "Este relieve nos ha sorprendido mucho porque se trata de un personaje con dientes felinos, que luego sería muy recurrente en la iconografía Chavín. En la mano derecha tiene un cuchillo ceremonial y en la izquierda una serpiente".

Fuente: Francisco Vallejos / El Comercio.com.pe, Perú. 24 de febrero de 2008

Vídeo:

Las Ruinas Sechin Bajo


 

El adobe ya se utilizaba hace 3.500 años a.C.

Si hay quienes creen que las primeras civilizaciones hicieron vida en la costa antes que en la sierra están equivocados. Hace pocas semanas en el departamento de Áncash, un grupo de arqueólogos peruanos y alemanes descubrieron una plaza circular precolombina construida hace unos 5.500 años, que ahora es considerada como la más antigua de Perú, e incluso del mundo, junto a Mesopotamia, Egipto, India, China y Mesoamérica.

La protagonista mayor del descubrimiento es la arqueología alemana Renate Patzschke, quién hace 16 años llegó al Perú como parte de sus estudios de bachillerato de la lejana Universidad de Berlín, y desde ahí no paró hasta entregar este descubrimiento que a entender del diario El Comercio, medio que publicó la investigación, gracias al descubrimiento "nuestro país tiene hoy un nuevo capítulo".

Más allá de la historia y otras explicaciones académicas que muchas veces no tienen ninguna importancia en la vida cotidiana, lo que llama la atención es la utilización del adobe. Según los investigadores, la plaza que servía para reunirse al aire libre y socializar, fue construida con piedras y adobes rectangulares. Si señores, aquel elemento imprescindible en la construcción andina de hoy ya fue utilizada en hace 3.500 años atrás.

Los arqueólogos confiesan haberse sorprendido por el hallazgo de un tipo de adobes de forma rectangular en los que incluso se ven las huellas de las manos de sus constructores. Se conoce que estos adobes miden 10 centímetros de alto por 15 centímetros de ancho; y fueron utilizados en el primer edificio de la construcción en Sechín Bajo, que data de hace 3.500 años.

A entender de los descubridores, quienes edificaron la plaza de Sechín Bajo tuvieron un alto conocimiento arquitectónico y constructivo; empero lo que realmente asombra es la utilización del adobe, elemento que subsiste en las edificaciones de hoy, del cual, los serranos debemos sentirnos orgullosos.

Fuente: Los Andes.com.pe, 27 de febrero de 2008

Civilización de Sechín Bajo es tan importante como las más antiguas del Medio Oriente

El descubrimiento de un complejo arquitectónico en Sechín Bajo, Casma, demostraría que el Perú fue uno de los centros de alta civilización en el mundo antiguo y reafirmaría los orígenes de un pasado libre de influencias externas, sostuvo hoy el arqueólogo y descubridor del Señor de Sipán, Walter Alva.     

"Con este descubrimiento realizado por el reconocido investigador Peter Fuchs, el Perú se consolida como uno de los mas importantes y antiguos centros de generación de civilización del mundo antiguo, lejos de México" señaló Alva a la agencia Andina.

Afirmó que la plaza circular hundida construida hace 5.500 años en Casma, colocaba al Perú en el mismo nivel de otras civilizaciones del Medio Oriente.

En esta zona de Ancash, el arqueólogo Fuchs anunció hace cuatro días el hallazgo de un plaza circular hundida, construida con piedras y adobes rectangulares de más de 5.500 años de antigüedad.  

Alva dijo que este modelo arquitectónico de plazas hundidas marcaría los orígenes del antiguo Perú. "Este modelo estaría vigente por mas de dos mil años en las posteriores culturas precolombinas" añadió.

"El hallazgo termina definitivamente con toda posibilidad de que el Perú haya podido recibir influencias culturales ajenas a nuestro territorio. Todo lo elaboró el antiguo peruano de acuerdo a sus creencias" señaló.

Abrió la posibilidad que en el futuro se puedan hallar templos más antiguos en algún lugar del país que terminaría por demostrar que el Perú fue "un foco de origen de alta civilización en América y el mundo".

"Existen indicios de que la agricultura en la costa del Perú se generó hace 8 mil años de antigüedad y el paso de la agricultura a la construcción de los primeros santuarios debió ser bastante rápido, es probable que en el futuro se pueda encontrar testimonios mucho mas antiguos que nos colocaría entre los grandes centros de civilización del mundo antiguo" remarcó.

Manifestó que la presencia de Sechín, respondió a una agricultura desarrollada que dio paso a una arquitectura ceremonial que marcó la pauta en el desarrollo cultural de un pueblo.

"Para construir un templo hay que tener un grupo de gente que obedezca a un liderazgo, todo arquitectura ceremonial es una obra comunal" enfatizó el arqueólogo.

Fuente: Andina.com.pe, Lima, 26 de febrero de 2008

Los satélites sacan a la luz varios templos mayas perdidos

 

Fotos: Templos mayas al descubierto. En esta imagen comparativa, tomadas desde el espacio por dos satélites, se ven las ruinas de Tikal, una ciudad maya ubicada en las profundidades de la selva guatemalteca. REUTERS/NASA/Handout.

Arqueólogos y científicos de la NASA, con la ayuda de satélites, han descubierto varios sitios escondidos durante siglos bajo la tupida selva de Guatemala.

Los antiguos astrólogos mayas alinearon sus templos con las estrellas y ahora los arqueólogos modernos han encontrado las ruinas de ciudades escondidas en la selva de Guatemala desde el cielo. Los arqueólogos y los científicos de la NASA se unieron hace cinco años en busca de las claves acerca del misterioso colapso de la civilización maya, que floreció en Centroamérica y el sur de México durante 1.000 años, antes de abandonar sus ciudades misteriosamente hacia el año 900 después de Cristo.

Y esa unión está dando frutos, según el arqueólogo William Saturno, quien descubrió recientemente cinco sitios extensos, con centenares de edificios, utilizando un satélite espía que puede ver a través de nubes y bosques para revelar las sutiles diferencias en la vegetación. Saturno informó que las imágenes de satélite facilitaron enormemente el hallazgo de las ruinas, cubiertas por siglos de densas enredaderas y árboles. La idea inicial del arqueólogo era buscar primero las imágenes del satélite para encontrar la fuente del agua cerca de su campamento de excavación en San Bartola, unos 53 kilómetros de la población más cercana.

La NASA le dio una foto de radiación solar reflejada sobre la gran variedad de plantas de la región y la gran sorpresa de Saturno fue ver un patrón de decoloración en la imagen que mostraba el contorno de algunos edificios que su equipo había descubierto. Utilizando un aparato de GPS, marcó en un mapa las ubicaciones de otras decoloraciones cercanas y encontró una zona de arquitectura maya que no había sido descubierta.

Foto: REUTERS/NASA/Handout.

Los mayas construían con piedra caliza y estuco. A medida que los edificios abandonados se van desintegrando, los químicos de las piedras se mezclan con el suelo, impidiendo que algunas plantas crezcan alrededor de las estructuras o afectando la química de aquellas que sí pueden crecer. Los satélites pueden detectar las diferencias y el resultado es un mapa de las estructuras enterradas por la vegetación desde una distancia de 640 kilómetros de la Tierra.

El arqueólogo dijo que la foto le facilitó la búsqueda de los edificios que estaban escondidos desde hace siglos.

"Yo estaba como pescando en un barril," dijo Saturno en una entrevista. Con la nueva tecnología, Saturno ha encontrado cinco nuevos sitios cerca de San Bartolo con cientos de edificios.

Y espera más descubrimientos como el que hizo en 2001, cuando encontró un mural que data del año 100 antes de Cristo, describiendo el mito de la creación maya y una ceremonia real, lo que él llama la Capilla Sixtina del mundo maya.

Fuente: Reuters, Guatemala / El País.com, 21 de febrero de 2008

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(2) Satellites spot lost Guatemala Mayan temples

By Brendan Kolbay

GUATEMALA CITY (Reuters) - Ancient Mayan astronomers aligned their soaring temples with the stars and now modern archeologists have found the ruins of hidden cities in the Guatemalan jungle by peering down from space.

Archeologists and NASA scientists began teaming up five years ago to search for clues about the mysterious collapse of the Mayan civilization that flourished in Central America and southern Mexico for 1,000 years.

Foto: REUTERS/NASA/Handout.

The work is paying off, says archeologist William Saturno, who recently discovered five sprawling sites with hundreds of buildings using a spy satellite that can see through clouds and forest to reveal differences in the vegetation below.

Saturno said the satellite images made it infinitely easier to find ruins covered for centuries by dense jungle vines and trees. "It was like shooting fish in a barrel," he said.

Saturno first sought out satellite images to find a source of water near his excavation camp at San Bartolo, which lies 32 miles from the nearest town on inaccessible roads deep in Guatemala's northern Peten region.

NASA gave him a snapshot of solar radiation reflected off the wide variety of plants in the region. Saturno was surprised to see a pattern of discoloration in the satellite image that outlined some of the buildings he had already uncovered.

Using a GPS device, he pinpointed on a map the location of other discolorations nearby and discovered several areas with hidden Mayan architecture.

The Maya built with limestone and lime plasters. As the abandoned buildings disintegrate, chemicals from the stones seep into the soil, keeping some plants from growing around the structures and affecting the chemistry of those that do grow.

The satellite can spot these differences and the result is a virtual road map of the buried structures from nearly 400 miles above Earth's surface.

CLUES TO COLLAPSE

Saturno said he expects more discoveries like his 2001 find of an elaborate mural from around 100 B.C. depicting the Mayan creation myth, dubbed the Sistine Chapel of the Mayan world.

His research partner at NASA, Tom Sever, hopes the satellite images could provide clues as to why the Mayan civilization collapsed around 900 A.D.

"What we are investigating is the choices the Maya made that ultimately created a catastrophic situation for them," Sever said by telephone from a NASA base in the U.S. state of Alabama.

To support a population boom the Maya felled huge swathes of jungle for agriculture. They collected water in giant reservoirs called "bajos" to farm during seasonal dry spells, but the deforestation raised temperatures and reduced rainfall, drying up water sources, Sever said.

Foto: REUTERS/NASA/Handout.

Bajos were found at around half the new sites located by the satellite, potentially boosting this theory of why the Maya had to leave their cities.

Information about the fate of the Maya could help modern societies make better choices and "avoid the sometimes disastrous mistakes of the past," said Sever. "We are in a race against time to preserve our history."

(Writing by Mica Rosenberg; Editing by Catherine Bremer and David Wiessler)

Source: Reuters, Wed Feb 20, 2008

 

La diosa azteca Coyolxauhqui, la Luna

 

Coatlicue era la Tierra, madre de Coyolxauhqui, la Luna y de los "Cuatrocientos del sur" Centzon Huiznahua, las Estrellas. Un día, cuando barría su templo en lo alto del cerro de Coatepec, la Tierra quedó embarazada milagrosamente gracias a una bolita de plumas que provenía del cielo y que ella guardó en su pecho. La Luna consideró el embarazo de su madre como una afrenta e instigó a sus hermanos las Estrellas a matarla. Huitzilopochtli, el Sol, desde el vientre de la Tierra, advirtió el peligro y decidió defender su vida y la de su madre. Cuando la Luna y las Estrellas estaban a punto de asesinarla, nació el Sol Huitzilopochtli, ataviado para la guerra y armado con una serpiente de fuego, llamada Xiuhcóatl, con la que la decapitó para, después, arrojarla desde lo alto del cerro Coatepec. En su caída, la diosa se fue desmembrando en cada giro. Así muere la Luna cada mes derrotada por el Sol, a pedazos. Coyolxauhqui y su desmembramiento son la explicación a un fenómeno celeste, en cual la luna muere y nace por fases, y así fue encontrada al pie de la escalinata de Huitzilopochtli en el Templo Mayor. 

El relieve muestra a la diosa decapitada y mutilada de brazos y piernas, con gotas de sangre que manan de las extremidades y que dejan expuestas las coyunturas óseas. Está adornada con un cinturón de serpiente bicéfala rematado con un cráneo en su espalda. La serpiente de dos cabezas se repite en los atados de muslos y brazos. Las articulaciones y los talones de sus pies están adornados con mascarones compuestos por un rostro de perfil provisto de colmillos, cuyo significado todavía se presta a las más variadas conjeturas. Lleva sus sandalias, sus muñequeras y tobilleras.

Su tronco, con los pechos flácidos, está de frente, mientras que sus caderas dan un inusitado giro mostrándose de perfil y obligando a las extremidades a colocarse de igual forma. Su cabeza porta un gran penacho de plumas y su pelo está adornado con círculos. Sus orejeras, compuestas por tres figuras geométricas, enmarcan su rostro, cuyo ornamento principal, los cascabeles en la mejilla, da nombre a la diosa Luna, de la que parece salir el último aliento de vida a través de su boca entreabierta.

La escultura tiene 3.25 metros de diámetro en promedio, 8 toneladas de peso y está hecha en piedra volcánica. Fue encontrada fortuitamente por unos trabajadores de la Compañia de Luz y Fuerza del Centro, que instalaban cables subterráneos en la esquina de las calles de Guatemala y Argentina, el 21 de febrero de 1978. Este importante hallazgo dio por resultado las excavaciones arqueológicas del Proyecto Templo Mayor, hasta la fecha bajo la dirección del Arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma. 

 

La diosa Coyolxauhqui celebra el 30 aniversario de su vuelta a la luz en México La Diosa azteca Coyolxauhqui cumple este mes 30 años de volver a la luz, tras permanecer siglos enterrada y olvidada bajo el suelo de Ciudad de México hasta que el arqueólogo Raúl Arana la descubrió en 1978 en unas obras que adelantaba una compañía de energía. Arana, investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), recordó hoy en una entrevista con Efe que su descubrimiento comenzó el 23 de febrero de 1978, con la denuncia de un posible hallazgo arqueológico por parte de un grupo de electricistas que hacía excavaciones en el Zócalo capitalino. 

El Centro Histórico de México está construido sobre los restos del Templo Mayor de la ciudad de Tenochtitlán, que fue capital de los aztecas, el mayor imperio prehispánico desde principios del siglo XIV hasta la llegada de los españoles y cuyos habitantes adoraban a Coyolxauhqui, entre otras deidades. A medianoche, el único arqueólogo disponible aquel día fue Arana, que se encontraba por la zona supervisando las obras del metro para controlar eventuales daños patrimoniales. "La diosa me escogió, por eso estaba yo ahí", aseguró el funcionario, quien al verla se sintió "trasladado al tiempo en que se depositaba esta pieza, cuando era venerada". 

El ingeniero que lo acompañó le preguntó si la pieza era valiosa o si podía continuar la obra. "Automáticamente le dije: 'Usted no volverá jamás a tocar en su vida esta piedra'", rememoró. "Todavía no sabíamos exactamente de qué se trataba, pero sí de que iba ser una revolución cultural, histórica y de todo tipo para el Centro Histórico, para la Ciudad de México y para nuestro país", aseguró. El equipo de Arana tardó cinco días en desenterrar el monolito, que tiene 3,25 metros de diámetro por 30 centímetros de espesor. Finalmente, en la madrugada del 28 febrero de 1978 el arqueólogo identificó la figura como la diosa azteca Coyolxauhqui, que significa "la que tiene pintura facial con cascabeles". 

El mito azteca dice que cuando Coyolxauhqui supo que su madre Coatlicue, diosa de la Tierra, iba a dar a luz, conspiró con sus hermanos para matarla porque su nuevo hermano había sido engendrado por la pluma de un colibrí. Sin embargo, Huitzilopochtli, Dios de la guerra y del Sol, nació como adulto y armado para defender a su madre, decapitó a Coyolxauhqui y la arrojó montaña abajo, con lo que su cuerpo quedó desmembrado, así como aparece en el monolito. Coyolxauhqui se convirtió en la Luna y los demás guerreros vencidos en las estrellas. La escultura fue encontrada en su ubicación original, a los pies de la pirámide Huitzilopochtli, y, según Arana, fue sepultada por los propios aztecas. Para este arqueólogo, Coyolxauhqui ayudó a demostrar que los aztecas sí realizaban sacrificios humanos, algunas veces imitando ese mito, pero con prisioneros de guerra. A los cautivos les arrancaban el corazón y los lanzaban pirámide abajo, donde les cortaban las extremidades y las repartían. 

El hallazgo también facilitó que se expropiaran más de 40.000 metros cuadrados para realizar excavaciones en el Centro Histórico, e incluso que la UNESCO considerara esta zona Patrimonio de la Humanidad. "Coyolxauhqui es sólo la puntita del iceberg", aseguró Arana, quien recordó que Ciudad de México está construida sobre un lago y, por tanto, "hay gran cantidad de monumentos y restos arqueológicos esperando hundidos en el fango". Uno de los últimos descubrimientos valiosos realizados en esta zona es una lápida que representa a la Diosa de los Muertos, Tlaltecuhtli, donde sospechan que podrían estar los restos de Ahuitozl, gobernante de los aztecas cuando Cristóbal Colón desembarcó en el Nuevo Mundo. De ser así, sería la primera tumba de un gobernante azteca descubierta. 

Para conmemorar los 30 años del descubrimiento de Coyolxauhqui el Templo Mayor organiza durante todo febrero conferencias al respecto los sábados, el 23 una fiesta y en abril una exposición especial. Este santuario prehispánico es uno de los mayores atractivos de Ciudad de México y el año pasado recibió 602.543 visitas, según sus responsables. 

Fuente: EFE, México/Yahoo, 1 de febrero de 2008 

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La ubicación de la Coyolxauhqui en el Templo Mayor, clave para entenderla 

Hay que reconstruir virtualmente el recorrido del Sol por el Templo Mayor: Felipe Solís. 

Por la noche reinaba la deidad lunar Coyolxauhqui, pero conforme salía el Sol por el este, a espaldas del doble edificio del Templo Mayor, la pirámide correspondiente a la deidad solar de Huitzilopochtli se iba iluminando. Y mientras su sombra se achicaba, la frontera de luz y oscuridad “cercenaba” poco a poco el disco de piedra que representaba a la diosa desmembrada y que había sido colocado por los mexicas al pie de la escalinata. La piedra circular de ocho toneladas de la Coyolxauhqui estuvo ahí desde finales del siglo XV, cuando los sacerdotes de la Gran Tenochtitlán ordenaron su ubicación, hasta hace 30 años, en 1978, cuando fue puesta al descubierto por trabajadores de la Compañía de Luz, e identificada y removida después por un equipo de arqueólogos mexicanos a cargo de Raúl Arana. 

La mitología azteca cuenta que la diosa Coatlicue se embarazó de manera por demás fantástica con un plumón blanco (el esperma de la creación), que sus hijos, encabezados por Coyolxauhqui, la iban a matar para lavar la afrenta, pero que el nuevo hijo sería nada menos que Huitzilopochtli. Antes de también ser asesinado junto con su madre Coatlicue, Huitzilopochtli nació fuerte, adulto y dotado de armas. Entonces decapitó y desmembró a su media hermana, Coyolxauhqui, al arrojarla desde el cerro de Coatepec. Una batalla y un triunfo de uno sobre otra que se representaba todos los días en el cielo que cobijaba a la gran Tenochtitlán, con la salida del Sol, con el repliegue de la Luna. Y que era representado y alimentado con los sacrificios humanos, cuyos cuerpos de las víctimas eran arrojados desde lo alto de la pirámide. Las luces sobre ese mito y la gran Tenochtitlán se han ampliado con las reflexiones del arqueólogo Felipe Solís en torno al simbolismo de la Coyolxauhqui, de las cuales compartió algunos adelantos, como parte del ciclo de conferencias por los 30 años del descubrimiento de esa deidad lunar y del inicio del proyecto del Templo Mayor. 

Mito y astronomía 

Felipe Solís, también director del Museo Nacional de Antropología, habló este sábado en el auditorio Eduardo Matos Moctezuma del Museo del Templo Mayor y recordó que suman tres o cuatro los trabajos de interpretación iconográfica de la Coyolxauhqui. Pero ante eso, Solís destacó que la interpretación tiene que hacerse en relación con la ubicación in situ de la pieza circular de la Coyolxauhqui. Y la pieza del disco, dijo, está en relación con la pirámide, que es la materialización de Coatepec, y con la imagen de Huitzilopochtli, que se sabe que estaba en el Templo Mayor con su madre Coatlicue. “Es decir, los protagonistas: Coyolxauhqui, Huitzilopochtli y Coatlicue, estaban vinculados. Y el disco de la primera tiene que ver precisamente con que el Sol lo iluminaba cotidianamente al transcurrir del este al oeste y al alejar gradualmente las sombras, porque va subiendo por encima del Templo Mayor y va cortando por pedazos a Coyolxauhqui. “Va reproduciendo el mito (de la decapitación y desmembramiento que hizo Huitzilopochtli de Coyolxauhqui), pero también está explicando que la Luna, por acción del movimiento del Sol, y no sabemos si esto lo sabían los mexicas, tiene sus menguantes y sus crecientes. Y esto también lo está reflejando el disco.” Solís recordó que Coyolxauhqui y su mito son conocidos ya de manera suficiente. Ahora, propuso, se tiene que avanzar a partir del manejo de bases de datos y de reconstrucciones virtuales en computadora. Estos programas, agregó, permitirían recrear el movimiento del Sol sobre el Templo Mayor para poder verlo como sí es posible observarlo en la realidad, en Chichén Itzá. “Y si pudiéramos hacerlo, podríamos saber un poco más acerca de estos fenómenos astrales vinculados con el relieve del disco de la Coyolxauhqui.

A lo mejor aquí se podían marcar efectivamente los momentos en que los mexicas se iban a la guerra.” También propuso hacer una publicación más amplia de todas las piezas e imágenes de la Coyolxauhqui que se conocen. Por lo pronto, recordó que Eduardo Matos Moctezuma ha reconocido seis, y que el propio Solís ha identificado una séptima en un pequeño colgante de oro. “Y si mi teoría es correcta, también el decapitado (labrado) de las escalinatas del Templo Mayor sería el octavo”. 

Fuente: Arturo Jiménez La Jornada, México, 10 de febrero de 2008 

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Monolito de la Coyolxauhqui, recipiente de sacrificados: arqueólogo Solís    

De acuerdo con información del INAH, Felipe Solís Olguín refirió además que el uso de la piedra labrada se daba durante los rituales que recreaban el mito sobre el nacimiento de Huitzilopochtli, deidad central de los mexicas. 

México, DF.- El monolito azteca de la Coyolxauhqui, descubierto hace 30 años, fue utilizado como el lugar donde caían los cuerpos de los hombres sacrificados en honor al Sol, aseguró aquí el arqueólogo Felipe Solís Olguín, al participar en un ciclo de charlas con las que se conmemora el hallazgo de la escultura. De acuerdo con información del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Solís refirió además que el uso de la piedra labrada se daba durante los rituales que recreaban el mito sobre el nacimiento de Huitzilopochtli, deidad central de los mexicas. 

Por ello, explicó, el monolito había sido ubicado al pie del adoratorio del dios mexica, localizado en la parte sur del Templo Mayor de Tenochtitlán, desde cuya cima eran arrojados los cuerpos de los prisioneros sacrificados para que cayeran sobre el monolito de la deidad femenina relacionada con la Luna y los vencidos. El arqueólogo, quien participó en la identificación de la diosa en 1978, explicó que a diferencia de otros monolitos, como el Calendario Azteca, que fue removido en la Epoca Colonial (1521-1821), éste se encontró en el mismo lugar que ocupó en la antigua Tenochtitlan. Solís habló en el marco de las actividades académicas celebradas con motivo del 30 aniversario del hallazgo del monolito de la Coyolxauhqui, ocurrido el 21 de febrero de 1978. El hallazgo arqueológico del relieve, detalló, se dio en el mismo lugar que ocupaba en la época prehispánica, en el arranque de la escalinata de acceso al adoratorio de Huitzilopochtli, que se encuentra en la cima del Templo Mayor. “De esta manera los mexicas representaron el mito del nacimiento de Huitzilopochtli, en el que se relata que Coatlicue, su madre, estaba barriendo y se encontró una bola de plumas que guardó en su vientre y quedó embarazada. 

Al saber esto, su hija, Coyolxauhqui, y sus hermanos, las 400 estrellas, intentan matarla y se inicia un combate. “Huitzilopochtli nace armado en el cerro Coatepec y mata a su hermana, la cual cae desde la cima y queda desmembrada en el suelo”, explicó. Este episodio solía representarse durante los rituales que se hacían en la festividad del Panquetzaliztli, en la que se efectuaba el sacrificio de guerreros capturados en combate y que eran ofrendados en honor a Huitzilopochtli, dios de la guerra y el Sol, abundó. “Al igual que fue arrojada Coyolxauhqui desde la cima del cerro Coatepec, una vez inmolados los cuerpos de los cautivos de guerra eran lanzados desde lo alto del Templo Mayor y rodaban por la escalinata, hasta caer sobre el disco de Coyolxauhqui, el cual servía como recipiente sagrado”, apuntó. “Primero eran decapitados, al igual que la Coyolxauhqui, para posteriormente ser despeñados desde lo alto del adoratorio a Huitzilopochtli. Los cuerpos caían sobre el monolito, una especie de recipiente”, dijo. De acuerdo con los fechamientos, el monolito fue creado entre los años 1469 y 1881 de nuestra era, durante el reinado de Axayácatl y formaba parte de la etapa constructiva IVb del Templo Mayor de Tenochtitlan. 

Fuente: Notimex/Milenio.com, 9 de febrero de 2008

Descubren centro piramidal de la cultura Vicús en centro poblado de Piura

 

Un centro piramidal que pertenece a la cultura Vicús fue descubierto en el caserío de Laynes, provincia de Morropón (Piura), por trabajadores del programa Construyendo Perú cuando realizaban labores de limpieza en la zona.

La noticia movilizó a los  arqueólogos del Instituto Nacional de Cultura (INC) de Piura, y tras una visita a la zona se confirmó la existencia de un centro religioso o cementerio de la alta jerarquía de la cultura Vicús.

El complejo arqueológico piramidal ocupa un área aproximada de tres mil 500 metros cuadrados. El descubrimiento incluye seis pirámides truncas, construidas a modo de tejido de adobe sobrepuesto.

Los arqueólogos que visitaron el lugar denominaron a las dos estructuras más grandes Pirámide Mayor 1 y 2, mientras que a las cuatro restantes las llamaron Pirámides Menores.

En la Pirámide Mayor 1 se comprobó alta concentración de vestigios del Horizonte Tardío y fragmentos óseos del cráneo de un ser humano. No se descarta que a una profundidad de 25 metros esté enterrado un personaje importante.

Al lado de la Pirámide Mayor 2 se observa una extensa plataforma donde es probable que se realizaban las ceremonias y tributos a los curacas. La forma de gran nave deja entrever que aquí estarían enterrados destacados personajes de la nobleza.

"Este complejo religioso de la alta jerarquía preínca está rodeado de un cementerio profanado y saqueado por huaqueros, sin embargo el complejo arqueológico está intacto", señaló César Santos Sánchez, jefe del Área de Arqueología del INC-Piura.

La zona está rodeada de cuatro cerros representativos: Pilán, Vicús, Chanchape y Tongo, formando un cuadrilátero alrededor de la Pirámide Mayor 1 por lo que se especula que era un lugar estratégico y de alto valor administrativo y religioso.

Ante el hallazgo empezaron a pulular los saqueadores o huaqueros que ya han deteriorado las zonas de estudio en busca de piezas valiosas.

La comuna delegada de Laynes, junto con la Municipalidad Distrital de La Matanza, coordinarán con el INC-Piura la colocación de hitos geofísicos que delimiten la zona a proteger.

El hallazgo se produjo el 22 de enero ante el asombro de los trabajadores de Construyendo Perú.

Fuente y Fotos: Andina.com.pe, 7 de febrero de 2008

La explosión de una estrella supernova ocurrida en el año 1054 quedó registrada en la inscripción prehispánica de Tuitán en Durango, México

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Investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México identificaron que una civilización prehispánica de Durango dejó un registro de la explosión de una estrella supernova ocurrida en el año 1054.

El hallazgo de los especialistas Daniel Flores Gutiérrez y Marie Areti Hers, de los institutos de Astronomía y de Investigaciones Estéticas de la UNAM, fue producto de un estudio llamado “Hervideros” realizado en la región duranguense de Tuitán.

Flores Gutiérrez explicó que la cultura Chalchihuiteña, la cual se desarrolló en ese sitio y que tuvo influencia teotihuacana, dejó un marcador astronómico grabado en piedra volcánica bien determinado en cuanto a una posición angular y orientación cardenal.

Especificó que el estallido de la supernova, localizada en la Constelación del Toro, fue consignada a la inscripción de Tuitán y la dirección en la que se oculta el lugar donde ocurrió el fenómeno que formó la Nebulosa del Cangrejo.

Detalló que el descubrimiento, el cual confirma el gran adelanto de los pueblos mesoamericanos en astronomía, es un mapa de horizonte o una gráfica tal como se hace hoy en papel.

El académico indicó que los marcadores astronómicos, de los cuales también se han encontrado en sitios desde Guatemala hasta el norte de México, son circunferencias o rectángulos concéntricos formados por puntos.

Refirió que esos instrumentos arqueológicos se identifican en la tradición teotihuacana, civilización que utilizaba el sistema de registro del movimiento de los astros.

Agregó que estas culturas además de consignar los fenómenos astronómicos y sustentarlos mediante el desarrollo de la geometría, usaban esas figuras talladas en piedra para contar el tiempo a través de intervalos de 260 días y los 105 días para completar la cuenta de los años trópico.

CIVILIZACIÓN AZTECA

La civilización Azteca surge después de la caída de la Tolteca, a partir del siglo X d.C.

Su máximo esplendor lo obtuvo entre los siglos XIV al XVI. La representación del cielo (masculino) y Tierra (femenino) estaban determinados por Ometecuhtli y Omecíhuatl, respectivamente.

Eras aztecas. Las eras en la cosmología azteca están definidas por soles, cuyo final estaba signado por descomunales cataclismos.

El primer Sol, Nahui-Oceloti (Jaguar) era un mundo poblado por gigantes que tuvo una duración de 156 años (tres veces 52 años).

Fue destruido por jaguares. El segundo Sol, Nahui-Ehécati (Viento) duró 364 años (7 veces 52 años) y fue destruido por un huracán.

El tercer Sol, Nahuiquiahuitl, duró 312 años (6 veces 52 años) y fue destruida por una lluvia de fuego.

El cuarto Sol, Nahui-Ati (agua) duró 156 años (3 veces 52 años) y fue destruida por un diluvio.

El Sol actual, Nahui-Ollin (movimiento) está destinado a desaparecer por movimientos telúricos.

El calendario azteca. El calendario azteca o piedra del Sol es el monolito más antiguo que se conserva de la cultura prehispánica.

Se estima su fecha de construcción en el año 1479. La Piedra del Sol, como se le conoce, es un monolito circular con cuatro círculos concéntricos.

En el centro se distingue el rostro de Tonatiuh (Dios Sol) tocado con adornos de Jade y sosteniendo un cuchillo en la boca.

Los cuatro soles o eras anteriores, se encuentran representados por figuras de forma cuadrada que flanquean al quinto sol, en el centro.

El círculo más exterior está constituido por 20 áreas que representan los días de cada uno de los 18 meses que constaba el calendario azteca.

Para completar los 365 días del año solar, los aztecas incorporaban 5 días aciagos o nemontemi.

La cosmología azteca. Para los aztecas, la simple sucesión del día y la noche se encontraba enmarcada en constantes pugnas entre los astros principales.

La circunstancia de que a plena luz del día fuese muy difícil observar a la Luna e imposible a las estrellas, era representado con el mito que el sol naciente (Huitzilopochtli) mataba a la Luna (Coyolxauhqui) y a las estrellas.

Para los aztecas, la astronomía era tan importante, que construyó observatorios que les permitió realizar observaciones muy precisas, hasta el punto que midieron con gran exactitud las revoluciones sinódicas del Sol, la Luna y los planetas Venus y Marte.

Al igual que casi todos los pueblos antiguos, los aztecas agruparon las estrellas brillantes en asociaciones aparentes (constelaciones).

Los cometas fueron denominados por ellos “las estrellas que humean”. Los aztecas no solo desarrollaron la astronomía y el calendario, sino que estudiaron y desarrollaron la meteorología, como una consecuencia lógica de la aplicación de sus conocimientos para facilitar sus labores agrícolas.

CIVILIZACIÓN MAYA

Desde el año 2.400 a.C se inicia la concentración de conglomerados humanos que llevan al desarrollo de la cultura Olmeca, la primera de las civilizaciones mesoamericanas, que tuvo su máximo esplendor hacia el 1.200 a.C.

De ese tronco surge, algunos siglos antes de Cristo, lo que llegó a constituirse en una de las más admirables y brillantes civilizaciones antiguas de América: los Mayas.

Sus ciudades más importantes fueron Uxmal, Palenque y Chichén-Itzá en Yucatán y Copán en Honduras.

Casi todos sus templos poseen alineaciones de carácter astronómico. En Chichén Itzá, las pirámides y templos se encuentran alineados con las posiciones que asume el Sol el 21 de marzo (Equinoccio Vernal).

Un templo en especial, dedicado a Kukulcán (la serpiente) produce un efecto visual los días de Equinoccio.

En el instante del ocaso del Sol, sobre la escalinata principal se produce un juego de luz y sombra que asemejan a una serpiente descendiendo escaleras abajo, en clara alusión al descenso a la Tierra de la gigantesca serpiente.

Las latitudes terrestres a la que se desarrolló la civilización Maya, permitió que el Sol, en su recorrido anual por los cielos pasara en dos ocasiones por el Cenit.

Esta situación permitió que se desarrollasen observaciones muy exactas del movimiento solar, que quedaron registradas en las orientaciones de sus edificios más importantes.

El complemento para su calendario lo constituyó la Luna. Sus observaciones les permitió establecer el período sinódico de la Luna de 29,5 días, situación que resolvieron alternando en su calendario lunaciones de 29 y 30 días.

El conocimiento de las posiciones de la Luna y el Sol fueron tan impresionantes que desarrollaron un calendario de eclipses, caso único en los pueblos indígenas.

El planetas Venus Merece especial atención el planeta Venus, que para los Mayas constituyó un objeto astronómico de gran interés.

Determinaron cuidadosamente el Levantamiento Helíaco (salida del astro) por las mañanas y le ofrendaron sacrificios humanos.

Observaciones meticulosas determinaron dos ciclos en las disposiciones planetarias que tienen que ver con el planeta Venus.

El primer ciclo es el de 584 días, que es lo que duran la Tierra, Venus y el Sol para producir una alineación.

Venus se observa 260 días durante las madrugadas y 260 días en el atardecer, con 64 días que no se puede observar ya que pasa o por delante o detrás del Sol.

El segundo ciclo es de 2.922 días (aproximadamente 8 años solares o 5 ciclos de Venus) que es el tiempo que demoran la Tierra, Venus, el Sol las estrellas para alinearse.

Las observaciones de Venus surtieron un efecto psicológico tan influyente en la civilización Maya, que lograron realizar observaciones diurnas del mismo.

La Eclíptica y la Vía Láctea. Para los Mayas, la Eclíptica fue representada como la serpiente de dos cabezas.

Casi toda la cosmología maya se encuentra perdida, pero se han encontrado evidencias de algunas denominaciones dadas a algunas constelaciones situadas en la Eclíptica, que curiosamente también se corresponden con animales, tal como nuestras constelaciones del Zoodiaco.

En este sentido encontramos al Escorpión (única constelación que los pueblos antiguos identificaron igual, dado su inconfundible aspecto), el Saíno (cerdo nocturno americano), la Tortuga, el Tiburón, el Jaguar, la Serpiente.

Hasta ahora se ha identificado que la constelación del Saíno, es Géminis y las Pléyades eran el crótalo o cola de la serpiente de cascabel.

La Vía Láctea recibió dos denominaciones dependiendo de la fecha en que fuese visible.

La Vía Láctea hacia el centro (constelación de Sagitario) era visible en el periodo de lluvias y florecimiento de los árboles; de aquí que haya sido llamada el Árbol del Mundo (Wakah Chan): la Ceiba majestuosa de donde provino la vida. Para los meses de Verano, recibía el nombre de Serpiente blanca deshuesada (Kawak).

Fuente: El Porvenir.com.mx, 28 de enero de 2008


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(2) Un astrónomo mexicano y una arqueóloga belga encontraron en un asentamiento prehispánico del estado de Durango un petroglifo que identificaron como el registro de la explosión de la supernova de 1054, quizá la más famosa de todas, que se ubicaba en la constelación del Toro y constituye hoy la nebulosa del Cangrejo.

Daniel Flores Gutiérrez, del Instituto de Astronomía (IA) de la UNAM, trabajó en colaboración con Marie Areti Hers, del Instituto de Investigaciones Estéticas (UNAM-IIE), en el estudio interdisciplinario llamado Hervideros, y localizó la marca de aquel evento cataclísmico en la lava de la región de Tuitán.

El descubrimiento no sólo ratifica que los pueblos mesoamericanos estaban muy adelantados en materia de observaciones astronómicas, sino que aportó más información sobre el modo en que vivían y organizaban el tiempo los antiguos moradores de la región.

De hecho, según comunicado de la Universidad Nacional Autónoma de México, en la región se han detectado registros de diversos fenómenos astronómicos asociados con la constelación de Escorpión, la Vía Láctea y otros eventos celestes.

Hoy sólo queda un mar de laca petrificada en la zona llamada Tuitán. Pero en la época prehispánica floreció en la región la cultura llamada chalchihuiteña —ampliamente estudiada por Areti Hers—, que tuvo gran influencia teotihuacana, de tal modo que ambas usaban el mismo sistema para registrar los movimientos de los astros.

Desde hace años, científicos de varias disciplinas trabajan en el noroeste de Durango como parte del estudio Hervideros, y su labor derivó en un cúmulo de descubrimientos, de los cuales el más importante es el marcador astronómico de Tuitán.

El análisis de las marcas grabadas en la lava llevó a los expertos a un fenómeno celeste ocurrido en 1054 que aparece registrado en viejos textos chinos y también en ruinas ubicadas en Chaco, en el sur de Estados Unidos.

“El marcador de Tuitán, a diferencia de otras inscripciones, está bien determinado en cuanto a una posición angular y su orientación cardinal”, dice el comunicado. “La piedra encontrada es un mapa de horizonte o una gráfica tal y como se hace hoy en papel, que ellos grabaron en piedra volcánica”, señaló Flores Gutiérrez.

El astrónomo explicó que los marcadores astronómicos en Mesoamérica se presentan en forma de circunferencias o rectángulos concéntricos formados por puntos. En México estos objetos arqueológicos se identifican dentro de la tradición teotihuacana, ya que los primeros se localizaron en este centro ceremonial, aunque también se han hallado en otros sitios, desde Uaxactún, en Guatemala, hasta varios sitios en México: Guerrero, Michoacán, Durango y hasta Chihuahua.

Lo que registró la inscripción de Tuitán es la explosión de una estrella supernova localizada en la constelación del Toro. El evento fue visible en la Tierra en el año 1054, y la dirección donde se oculta el lugar donde aconteció ese fenómeno, que formó la actual Nebulosa del Cangrejo, confirma la exactitud de la marca, afirmó Flores Gutiérrez.

“Este gran suceso luminoso en la bóveda celeste debió haber sido un evento impresionante para los antepasados, quienes lo grabaron con especial atención”, dijo.

En otros marcadores astronómicos se puede identificar el registro de otros fenómenos celestes, lo cual indica que los pueblos mesoamericanos sustentaban la observación de fenómenos astronómicos mediante el desarrollo de su propia geometría, apuntó.

El uso que se le daba a estos instrumentos, además de consignar los fenómenos astronómicos, también es una evidencia de ese posicionamiento de diferentes ciudades como bancos topográficos o geodésicos, expuso.

Según el experto, estas figuras talladas en piedra también funcionaban para contar el tiempo a través de intervalos de 260 días y los de 105 días para completar la cuenta de los años trópico.

Quiénes fueron los autores

En el primer milenio de nuestra era, diversos grupos mesoamericanos emigraron desde el sur hasta una región que abarca los actuales estados de Zacatecas, Durango y Jalisco, para formar la cultura chalchihuites.

Los chalchihuiteños han sido identificados por los expertos como los toltecas-chichimecas de la tradición. Eran agricultores, pero también, por vivir en zona de frontera, eran guerreros temibles que se asentaron en sitios de fácil defensa.

Después del siglo noveno, algunos grupos volvieron al sur, a las tierras de sus ancestros, saliendo de Chicomóztoc, lugar de las Siete Cuevas, y los de habla náhuatl fundaron la poderosa y cosmopolita ciudad de Tula.

Marie Areti Hers, arqueóloga belga que trabaja en el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, ha manifestado la relevancia de esta cultura con un aserto simple: “la cultura huistleña (parte de la chalchihuites) fue predecesora de la cultura maya, azteca, tolteca y olmeca”.

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marcador solar Quiringüicharo

Fotos: Foto 1: Mediciones azimutales durante el equinoccio de primavera en el "marcador" de Quiringüicharo. Foto A.Nicolau / Foto 2: Vista del amanecer en el equinoccio de primavera (21-03-1998), obsérvese que los primeros rayos solares reflejan (flare) exactamente un haz de luz paralelo (90°) al eje de puntos del marcador. Foto A. Nicolau. / Lám. 1: Gráfica obtenido del calco aplicado en el "marcador" de Quiringüicharo, Mich. Se detallan el número de puntos y las partes erosionadas. Dimensiones: 122 cm (n-s) 137 (e-w). Calco:A.Nicolau y M.Rétiz.

Más información:

Un "Marcador solar" en Quiringüicharo, Michoacán.