La liga astur de La Carisa
Foto: El general Ramos Oliver, en el centro, junto a otros miembros de la investigación, en el campamento de La Carisa.
Un informe de Defensa abona la teoría de una alianza organizada de tribus astures contra Roma, «con mando único, gran coordinación y alto nivel de mentalización colectiva y social»
Las tribus astures del siglo I antes de Cristo dejaron a un lado sus trifulcas domésticas para elaborar un plan conjunto con el objetivo de evitar la invasión de sus territorios por las legiones romanas. Aunque con las lógicas reservas a la espera del avance de las investigaciones, ésta es una de las principales conclusiones que se extraen del informe sobre los restos arqueológicos del entorno de la vía Carisa, redactado, a requerimiento del Ministerio de Defensa, por el general Francisco Ramos Oliver. El experto en estrategia militar añade que esa especie de liga que formaron los pobladores de lo que hoy es Asturias «exigiría un mando único, una gran coordinación, un alto nivel de mentalización colectiva y una clara conciencia de pertenencia social».
Por José A. ORDÓÑEZ, La Nueva España, 13 de marzo de 2005
Es más, Ramos Oliver considera «probable» que tanto el campamento romano del monte Curriechos como la fortificación defensiva indígena del pico Homón de Faro, las dos construcciones que definen el enclave, estuvieran «integradas en un sistema ofensivo-defensivo más amplio», en el que podrían incluirse los restos de una antigua construcción localizada en el puerto de La Mesa, que, según la opinión de los expertos, corresponde también a una muralla astur.
Un aspecto fundamental de las investigaciones que están llevando a cabo en el enclave arqueológico radica en saber si, realmente, la caída de la gran muralla de 400 metros de longitud que los indígenas instalaron en el pico Homón de Faro para frenar el avance de las tropas imperiales se produjo tras una gran batalla. El informe del delegado del Ministerio de Defensa concluye que, por los restos localizados hasta la fecha, «cabría deducir, con todas las cautelas, que no». El general Oliver Ramos considera que «no sería extraño que la fortificación astur pudiera haber sido abandonada, o desactivada, sin pelea, como consecuencia de los resultados desfavorables de las luchas que se libraban en la Meseta, por haber sido desbordada como consecuencia de la ruptura del frente en otra vía de comunicación, o a partir de tratados o negociaciones entre ambos ejércitos».
Lo que no le ofrece dudas al general Ramos Oliver es que el trazado y la estructura de la fortificación del pico Homón de Faro «superan lo que se consideraría normal en un obstáculo organizado por unas fuerzas que sólo emplearan procedimientos de guerra irregular». Además, el militar asegura que «el emplazamiento de la barrera demuestra un gran conocimiento del terreno y de los procedimientos tácticos, tanto de los defensivos como de los que regían la actuación del Ejército romano».
El sistema defensivo del pico Homón de Faro fue construido por los habitantes del territorio que hoy ocupa Asturias en torno al 25 antes de Cristo, después de que Publio Carisio, al frente de sus tres legiones -la VI «Victrix», la X «Gemina» y la V «Alaudae»-, derrotara a los astures en la Meseta.
El general Ramos avala la hipótesis de una gran muralla en la Cordillera
A partir de esas victorias, las tropas imperiales se marcarían como objetivo principal llegar al mar Cantábrico, además de mantener y asegurar las comunicaciones entre la Meseta y la costa. Así, de acuerdo a la teoría del general Ramos Oliver, «la misión de los legionarios tendría, primero, un carácter ofensivo, para, una vez conseguido vencer las defensas indígenas, pasar a ser defensiva y de control de la cornisa cantábrica».
El general Ramos Oliver apunta que, una vez decidido el asalto de la Asturias transmontana, y ante la posibilidad de que los pasos principales de la cordilleras estuvieran férreamente defendidos, lo más probable es que los romanos «decidieran mejorar y utilizar rutas secundarias», entre las que estaría la Carisa. Con esta estrategia, según el informe de Defensa, las tropas imperiales «tratarían de evitar emboscadas, asegurar las comunicaciones y cubrir los flancos de los caminos más importantes». Además, en el avance, «las guarniciones de observación les servirían de apoyo para los trabajos de adecuación de las calzadas y para el paso de los legionarios».
Salvar la Cordillera sería una labor que, según consta en el informe del Ministerio de Defensa, «precisaría de la participación de numerosas fuerzas del Ejército romano, dada la vasta extensión geográfica en que se ve obligada a actuar, la necesidad de reducir la resistencia astur, la reposición de las bajas y el flujo logístico».
Enfrente, las tribus astures, que, según el general Ramos, eran «perfectas conocedoras del terreno y contaban con tropas formadas en su mayor parte por infantes ligeros». Los indígenas utilizaban procedimientos propios de la guerra de guerrillas y su objetivo principal era tratar de impedir el paso de los romanos hacia los valles interiores de la región. Para ello, además de emboscadas y hostigamientos continuos, sería también necesario, de acuerdo a lo expresado en el informe, «desgastar y detener al enemigo lo más en vanguardia posible, ocupando los puntos dominantes desde los que lanzar sus acciones y cerrando de forma coordinada entre sí los lugares de paso mediante obstáculos que no puedan ser rebasados ni bordeados». Uno de ellos fue la muralla defensiva del Homón de Faro.
El general Oliver pone en relación a la vía Carisa, en el cordal de Carracedo, con los puertos de montaña de Tarna, San Isidro o Pajares, accesos naturales al corazón de la Asturias central y a los principales puertos de la región. A su juicio, fue en esos pasos en los que «debieron de centrarse los esfuerzos de ambos contendientes». Y es que «su dominio es fundamental para asegurar el dominio sobre la zona que definen los valles de Pola de Lena, Mieres, La Felguera y Pola de Lena, y, por tanto, de los accesos a los puertos de Villaviciosa, Avilés y, sobre todo, Gijón».
Sea como fuere, el informe del Ministerio de Defensa coincide con la mayor parte de las hipótesis de trabajo planteadas por los arqueólogos Yolanda Viniegra, Jorge Camino y Rogelio Estrada, encargados de la investigación del enclave. Es probable que la zona no haya sido escenario de una gran batalla -pese a que conforma un claro escenario bélico- o que los indígenas decidieran abandonar la muralla del pico Homón de Faro ante la clara superioridad de las legiones imperiales. Sin embargo, cada vez parece más claro que los antiguos pobladores de lo que hoy es Asturias decidieron dejar a un lado sus rencillas tribales y hacer frente común por la defensa de un territorio que ya sentían como propio.
El enclave arqueológico de la Carisa, del siglo I antes de Cristo, está formado por dos emplazamientos militares al paso de la vía Carisa por el límite entre los concejos de Lena y de Aller. A un lado, en lo alto del monte Curriechos, el campamento romano situado a mayor altura (1.728 metros) de cuantos se han encontrado en Europa. Enfrente, a un kilómetro de distancia en línea recta, el pico Homón de Faro, donde las tribus astures construyeron la defensa de los valles interiores del territorio que hoy ocupa Asturias y, por lo tanto, el paso hacia sus principales puertos. Se trataba de un muro de 450 metros de longitud, por cuatro o cinco de alto y seis de ancho. Por entre ambas fortificaciones discurre la vía Carisa, el camino que construyeron los legionarios romanos para conquistar la Asturias transmontana.
Los arqueólogos Jorge Camino, Rogelio Estrada y Yolanda Viniegra llevan dos años estudiando el enclave. El resultado de estas campañas ha resultado clave para conocer mejor el período de la romanización de Asturias. Sin embargo, la Carisa tiene mucho más que decir. Y lo hará a partir del próximo verano, cuando los arqueólogos inicien la tercera temporada de excavaciones e investigaciones en la zona. La Consejería de Cultura y Cajastur ya han comprometido su apoyo a la iniciativa.
Un informe de Defensa abona la teoría de una alianza organizada de tribus astures contra Roma, «con mando único, gran coordinación y alto nivel de mentalización colectiva y social»
Las tribus astures del siglo I antes de Cristo dejaron a un lado sus trifulcas domésticas para elaborar un plan conjunto con el objetivo de evitar la invasión de sus territorios por las legiones romanas. Aunque con las lógicas reservas a la espera del avance de las investigaciones, ésta es una de las principales conclusiones que se extraen del informe sobre los restos arqueológicos del entorno de la vía Carisa, redactado, a requerimiento del Ministerio de Defensa, por el general Francisco Ramos Oliver. El experto en estrategia militar añade que esa especie de liga que formaron los pobladores de lo que hoy es Asturias «exigiría un mando único, una gran coordinación, un alto nivel de mentalización colectiva y una clara conciencia de pertenencia social».
Por José A. ORDÓÑEZ, La Nueva España, 13 de marzo de 2005
Es más, Ramos Oliver considera «probable» que tanto el campamento romano del monte Curriechos como la fortificación defensiva indígena del pico Homón de Faro, las dos construcciones que definen el enclave, estuvieran «integradas en un sistema ofensivo-defensivo más amplio», en el que podrían incluirse los restos de una antigua construcción localizada en el puerto de La Mesa, que, según la opinión de los expertos, corresponde también a una muralla astur.
Un aspecto fundamental de las investigaciones que están llevando a cabo en el enclave arqueológico radica en saber si, realmente, la caída de la gran muralla de 400 metros de longitud que los indígenas instalaron en el pico Homón de Faro para frenar el avance de las tropas imperiales se produjo tras una gran batalla. El informe del delegado del Ministerio de Defensa concluye que, por los restos localizados hasta la fecha, «cabría deducir, con todas las cautelas, que no». El general Oliver Ramos considera que «no sería extraño que la fortificación astur pudiera haber sido abandonada, o desactivada, sin pelea, como consecuencia de los resultados desfavorables de las luchas que se libraban en la Meseta, por haber sido desbordada como consecuencia de la ruptura del frente en otra vía de comunicación, o a partir de tratados o negociaciones entre ambos ejércitos».
Lo que no le ofrece dudas al general Ramos Oliver es que el trazado y la estructura de la fortificación del pico Homón de Faro «superan lo que se consideraría normal en un obstáculo organizado por unas fuerzas que sólo emplearan procedimientos de guerra irregular». Además, el militar asegura que «el emplazamiento de la barrera demuestra un gran conocimiento del terreno y de los procedimientos tácticos, tanto de los defensivos como de los que regían la actuación del Ejército romano».
El sistema defensivo del pico Homón de Faro fue construido por los habitantes del territorio que hoy ocupa Asturias en torno al 25 antes de Cristo, después de que Publio Carisio, al frente de sus tres legiones -la VI «Victrix», la X «Gemina» y la V «Alaudae»-, derrotara a los astures en la Meseta.
El general Ramos avala la hipótesis de una gran muralla en la Cordillera
A partir de esas victorias, las tropas imperiales se marcarían como objetivo principal llegar al mar Cantábrico, además de mantener y asegurar las comunicaciones entre la Meseta y la costa. Así, de acuerdo a la teoría del general Ramos Oliver, «la misión de los legionarios tendría, primero, un carácter ofensivo, para, una vez conseguido vencer las defensas indígenas, pasar a ser defensiva y de control de la cornisa cantábrica».
El general Ramos Oliver apunta que, una vez decidido el asalto de la Asturias transmontana, y ante la posibilidad de que los pasos principales de la cordilleras estuvieran férreamente defendidos, lo más probable es que los romanos «decidieran mejorar y utilizar rutas secundarias», entre las que estaría la Carisa. Con esta estrategia, según el informe de Defensa, las tropas imperiales «tratarían de evitar emboscadas, asegurar las comunicaciones y cubrir los flancos de los caminos más importantes». Además, en el avance, «las guarniciones de observación les servirían de apoyo para los trabajos de adecuación de las calzadas y para el paso de los legionarios».
Salvar la Cordillera sería una labor que, según consta en el informe del Ministerio de Defensa, «precisaría de la participación de numerosas fuerzas del Ejército romano, dada la vasta extensión geográfica en que se ve obligada a actuar, la necesidad de reducir la resistencia astur, la reposición de las bajas y el flujo logístico».
Enfrente, las tribus astures, que, según el general Ramos, eran «perfectas conocedoras del terreno y contaban con tropas formadas en su mayor parte por infantes ligeros». Los indígenas utilizaban procedimientos propios de la guerra de guerrillas y su objetivo principal era tratar de impedir el paso de los romanos hacia los valles interiores de la región. Para ello, además de emboscadas y hostigamientos continuos, sería también necesario, de acuerdo a lo expresado en el informe, «desgastar y detener al enemigo lo más en vanguardia posible, ocupando los puntos dominantes desde los que lanzar sus acciones y cerrando de forma coordinada entre sí los lugares de paso mediante obstáculos que no puedan ser rebasados ni bordeados». Uno de ellos fue la muralla defensiva del Homón de Faro.
El general Oliver pone en relación a la vía Carisa, en el cordal de Carracedo, con los puertos de montaña de Tarna, San Isidro o Pajares, accesos naturales al corazón de la Asturias central y a los principales puertos de la región. A su juicio, fue en esos pasos en los que «debieron de centrarse los esfuerzos de ambos contendientes». Y es que «su dominio es fundamental para asegurar el dominio sobre la zona que definen los valles de Pola de Lena, Mieres, La Felguera y Pola de Lena, y, por tanto, de los accesos a los puertos de Villaviciosa, Avilés y, sobre todo, Gijón».
Sea como fuere, el informe del Ministerio de Defensa coincide con la mayor parte de las hipótesis de trabajo planteadas por los arqueólogos Yolanda Viniegra, Jorge Camino y Rogelio Estrada, encargados de la investigación del enclave. Es probable que la zona no haya sido escenario de una gran batalla -pese a que conforma un claro escenario bélico- o que los indígenas decidieran abandonar la muralla del pico Homón de Faro ante la clara superioridad de las legiones imperiales. Sin embargo, cada vez parece más claro que los antiguos pobladores de lo que hoy es Asturias decidieron dejar a un lado sus rencillas tribales y hacer frente común por la defensa de un territorio que ya sentían como propio.
El enclave arqueológico de la Carisa, del siglo I antes de Cristo, está formado por dos emplazamientos militares al paso de la vía Carisa por el límite entre los concejos de Lena y de Aller. A un lado, en lo alto del monte Curriechos, el campamento romano situado a mayor altura (1.728 metros) de cuantos se han encontrado en Europa. Enfrente, a un kilómetro de distancia en línea recta, el pico Homón de Faro, donde las tribus astures construyeron la defensa de los valles interiores del territorio que hoy ocupa Asturias y, por lo tanto, el paso hacia sus principales puertos. Se trataba de un muro de 450 metros de longitud, por cuatro o cinco de alto y seis de ancho. Por entre ambas fortificaciones discurre la vía Carisa, el camino que construyeron los legionarios romanos para conquistar la Asturias transmontana.
Los arqueólogos Jorge Camino, Rogelio Estrada y Yolanda Viniegra llevan dos años estudiando el enclave. El resultado de estas campañas ha resultado clave para conocer mejor el período de la romanización de Asturias. Sin embargo, la Carisa tiene mucho más que decir. Y lo hará a partir del próximo verano, cuando los arqueólogos inicien la tercera temporada de excavaciones e investigaciones en la zona. La Consejería de Cultura y Cajastur ya han comprometido su apoyo a la iniciativa.
7 comentarios
J. Luis López de Guereñu Polán -
PacienciaDivinoTesoro -
http://www.lne.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2008082500_38_669199__Cuencas-edad-importa-Carisa
pedro. r. -
En mi opinion, es bastante patetico que los investigadores hayan publicado una memoria del campo de batalla astur-romano para que unos meses mas tarde el carbono 14 desmonte toda esa teoria.
ahora resulta que los muros astures frente al campamento romano son del siglo VIII o VII d. C... esto es un buen ejemplo de sensacionalismo en la arqueologia, por parte de un grupo de investigadores dirigidos por j. Camino, el arqueologo regional, quien se ha dedicado a criticar intensivamente a otros equipos de la region como los del castro de la Campa en Gijon....
un saludo.
jose luis huerta -
Javier Suarez -
Asi mismo, los romanos siempre aprovechaban las defensas de los enemigos conquistados, aprendian de ellas y las mejoraban si lo consideraban necesario, la prueba de ella es la cantidad de defensas que han quedado de pueblos anteriores a la civilizacion romana. ( Ej. el sistema defensivo de Cilurniga ).
Para terminar me gustaria decirle a la sta. Canto que de los datos arqueologicos se pueden sacar muchas veces mas datos que de los relatos, puestos que estos pueden verse influidos por muchos factores en el momento de escribirlos y sobre todo por que muchos de ellos fueron escritos muchos años mas tarde de los hechos.
Saludos de un simple aficionado a las fortalezas, murallas y sistemas defensivos de la peninsula, y sobre todo de mi hermosa tierra Asturias.
Al -
Alicia M. Canto -
Y lo de "la gran coordinación y alto nivel de mentalización colectiva y social", ¿se puede deducir de los datos arqueológicos?
Entre Floro, Dión Casio y Orosio dicen, más o menos, que en el 25 a.C. los astures "bajaron" de sus nevadas montañas (¿la Carisa no está a 1.700 m de altitud?) y colocaron su campamento junto al río Astura; y, cuando iban a atacar en tres columnas a los romanos, una para cada campamento, "con un plan bien estudiado" (dice Floro), sus congéneres los brigiecinos los traicionaron, Carisio venció (y tuvo que ser en la zona baja), y ahí se acabó todo. Vamos, que después de eso los hacen bajar a todos para Asturica y ponerse a trabajar en las minas, no creo que pudieran ya construir ninguna muralla después del 25, como se supone...
Y, si hay un campamento romano allí arriba, lo construirían los romanos a posteriori para vigilar el control del territorio, es lo más razonable. Pero, ¿hacer un campamento sólo para una supuesta batalla de la que no hay rastros...? sobre todo cuando los autores antiguos nos cuentan que fueron los astures los que bajaron al llano.
¿Y lo de que dice el general Ramos, de que "a partir de esas victorias, las tropas imperiales se marcarían como objetivo principal llegar al mar Cantábrico"? Pero ¿para qué ese esfuerzo, si podían hacerlo más cómodamente por mar? Y de hecho es lo que hicieron... ¿No sabrá que Augusto mandó venir a la escuadra por el Cantábrico, que desembarcó para pillar a astures y cántabros entre dos frentes? Dice Floro (2, 33, 46): "Ni el Océano estaba quieto, sino que las espaldas de los enemigos eran batidas por la escuadra adversa..." y Orosio (6, 21, 1): "... (Augusto) ordenó finalmente que desde el golfo de Aquitania y a través del Océano se acercase la escuadra y, cogiendo a los enemigos de improviso, desembarcase tropas..." (uso las traducciones de FHA V). Bueno, creo que mejor lo dejo...