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Perú. Descubren quipu con más de 4500 años de antigüedad en Caral

Perú. Descubren quipu con más de 4500 años de antigüedad en Caral

La ciudadela de Caral tendría más de 5000 años de antigüedad.

****** REPORTAJES FOTOGRÁFICOS *****
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EXPOSICIÓN. Los últimos hallazgos descubiertos en la ciudadela de Caral serán presentados en la Sala Plenaria del Museo de la Nación el martes 19 de julio, a las 7 de la noche.

ERA FORMA DE REGISTRO DE CULTURAS PREINCAS

• El código más antiguo del que se tenía información tiene alrededor de 1500 años.
• Reciente hallazgo podría cambiar estudio de la historia peruana.
• Reconstruyen también rostro y características de habitante de Caral.

La historia de la humanidad estaría en proceso de reescribirse. Y es que el hallazgo de un quipu –forma de registro usado por los antiguos peruanos– con más de 4500 años de antigüedad demostraría que las culturas preincas tenían un grado mucho más elevado de cultura del que jamás se pensó. Un giro importante que cambiaría la forma en que estudiamos y entendemos el pasado.

En Caral

El quipu más antiguo del que se tenía registro hasta el momento databa del año 600 de nuestra era. Pero el encontrado recientemente por la arqueóloga Ruth Shady en la ciudadela de Caral (al norte de Lima) dataría de entre 2500 y 2000 años antes de Cristo.

Los quipus son ramales de cuerdas, con nudos y varios colores, con los que los antiguos peruanos daban razón de las historias, noticias y de las cuentas. Según el arqueólogo Carlos Leiva (miembro del proyecto Caral), son una forma de registro igual de válida que la cuneiforme o jeroglífica usada por los mesopotamios o los egipcios.

La forma de registro más antigua conocida es la cuneiforme que data de 3 mil 500 años antes de Cristo. Solo habría mil años de diferencia –y no 4 mil 100 como se pensaba hasta hace poco– entre la forma de registro más antigua conocida y la más antigua encontrada en territorio peruano.

Aunque no se ha sometido la reliquia a una prueba de Carbono 14, se ha estudiado el contexto en el que fue hallado a través de una estratigrafía –estudio de la superposición de las capas naturales y de ocupación cultural que se van encontrando en la tierra al momento de hacer la excavación– Esto ha permitido elaborar una cronología relativa que, debido a las características del sitio arqueológico, que no ha tenido una ocupación posterior al periodo arcaico, debería corresponder a la antigüedad supuesta.

El hombre de Caral

Por otro lado, los estudios realizados por Shady han permitido reconstruir el rostro, el peinado, la vestimenta, el calzado e investigar las fortalezas y carencias alimentarias de un habitante que vivió hace 5000 años en la ciudad de Caral. La información reunida indica que el hombre, de unos 20 años, fue sacrificado en el Templo Mayor.

Definitivamente son hallazgos que abren las puertas a todo un nuevo mundo de posibilidades que revolucionarán la historia del Perú.

Fuente: Alberto García M., La República.com, Perú, 16 de julio de 2005
Enlace: http://www.larepublica.com.pe/noticia_cs.jsp?pIdNoticia=45786&pId=7

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Las Investigaciones en Caral: Su significado y trascendencia para el Perú y el Mundo.

Ruth Shady Solís
Arqueóloga, Jefa del Proyecto Especial Arqueológico Caral-Supe/I.N.C.
Contactos: caral@terra.com.pe

Proyecto Especial Arqueológico Caral Supe, Perú
http://www.caralperu.gob.pe/

I. Introducción.

La ciudad de Caral fue construida por una de las más importantes civilizaciones del planeta, creada por el trabajo organizado de sus pobladores en un territorio de configuraciones geográficas contrastadas.

Muchos conocen Cusco como la capital del imperio Inca y Machu Picchu como el predio de uno de los últimos incas; pero pocos todavía saben que la Ciudad Sagrada de Caral fue edificada por el primer Estado político que se formó en el Perú 4400 años antes que gobernaran los incas.

Caral-Supe representa a la civilización más antigua de América, desarrollada casi simultáneamente con las de Mesopotamia, Egipto, India y China. Los habitantes del Perú se adelantaron en, por lo menos, 1500 años a los de Mesoamérica, el otro foco civilizatorio de los seis reconocidos mundialmente, y en más de 3000 años a la sociedad que edificó las reconocidas ciudades mayas.

El precoz desarrollo de la sociedad de Caral-Supe la convirtió en la civilización más antigua del Nuevo Mundo pero, a diferencia de otros focos civilizatorios, como Mesopotamia, Egipto e India, que intercambiaron conocimientos y experiencias, logró un avance sin precedentes en completo aislamiento de sus coetáneas de América y del Viejo Mundo.

En el Perú, las formas de organización económica, social y política de las poblaciones de Caral-Supe causaron fuerte impacto en la historia del área; trascendieron el espacio y el tiempo, y sentaron las bases del sistema sociopolítico que tendrían las poblaciones de los Andes Centrales.

En el área norcentral del Perú, el modelo de organización diseñado e implementado por el Estado de Supe, condujo por varios siglos el accionar de los individuos en los diferentes campos: económico, social, político y religioso.

II. La Sociedad de Supe en los Albores de la Civilización

Caral es el asentamiento más destacado de los 18 identificados a lo largo de 40 km del valle bajo y medio de Supe, cada uno de los cuales reúne edificios públicos con la característica plaza circular hundida, además de un conjunto de unidades domésticas. No es Caral el más extenso pero sí el que muestra un diseño arquitectónico planificado y una fuerte inversión de fuerza de trabajo en la construcción de los edificios piramidales. Por la extensión de los asentamientos y por la cantidad de trabajo invertida se hace evidente que ellos tienen un ordenamiento jerarquizado y que había una organización social unificada en el valle. Este patrón de distribución puede extenderse también a los valles de Pativilca, Fortaleza y Huaura, los cuales, al lado de Supe, debieron constituir el territorio base de formación del Estado prístino.

La ciudad de Caral se encuentra en el inicio del sector medio del valle de Supe, provincia de Barranca, a 184 km al norte de Lima, en el área norcentral del Perú. Es el asentamiento urbano más destacado por su extensión y complejidad arquitectónica de todos los identificados en el Perú entre los 3000 y 2000 años a.C.

Caral ocupa 66 ha, en las cuales se distingue una zona nuclear y una zona marginal. En el núcleo, las edificaciones están distribuidas en dos grandes mitades: una alta donde se pueden apreciar las construcciones piramidales más destacadas, una plaza circular hundida, dos espacios de congregación pública masiva, además de las unidades domésticas y de almacenamiento de los funcionarios, así como un conjunto residencial extenso. La mitad baja tiene edificios de menores dimensiones, aunque destaca el complejo arquitectónico del Anfiteatro, y un conjunto residencial, igualmente, de menor extensión. La zona en la periferia tiene numerosas viviendas agrupadas, distribuidas a modo de archipiélago en «islotes», a lo largo de la terraza que linda con el valle.

Millones de piedras fueron cortadas y trasladadas a la ciudad para la construcción de los edificios públicos, para remodelar los diseños arquitectónicos o para enterrarlos cíclicamente y construir uno nuevo.

Condiciones económicas que sustentaron la vida y obra de la sociedad de Supe

Los avances tecnológicos alcanzados en los campos agrícola y pesquero en los valles interandinos y en el litoral, respectivamente, incidieron en el desarrollo de las fuerzas productivas de las sociedades que habitaban los valles costeños del área norcentral, en particular en las de Supe. La producción de algodón y la manufactura de fibra destinada a la elaboración de ropa y sobre todo de redes para la extracción masiva de pescado, fomentaron la especialización laboral y favorecieron la complementariedad económica mediante el intercambio permanente de productos entre los asentamientos de agricultores y de pescadores. Se hizo posible, así, la acumulación de la producción, la división social del trabajo, la especialización, el intercambio a corta y a larga distancia.

La trama social y la formación del Estado

Los excedentes derivados de la producción social, tanto en el campo agrícola como en el pesquero, fueron distribuidos de modo desigual, en beneficio de los representantes de linajes y de los especialistas a cargo de las actividades necesarias para garantizar la reproducción del sistema; se formaron así en el área norcentral comunidades de agricultores y pescadores, “pachacas”, dirigidas por sus autoridades y «principales», con sus respectivos edificios públicos para fines administrativos y ceremoniales, sus conjuntos residenciales y su territorio de producción económica.

La producción excedentaria favoreció a las poblaciones del valle medio de Supe, mejor ubicadas para el intercambio de productos. Los valores agregados en la manufactura con la fibra de algodón y en el procesamiento de la anchoveta y sardina, con fines de intercambio, enriquecieron y acrecentaron el prestigio de los «principales» a cargo del comercio interétnico.Entre las autoridades se distinguió el hunu o señor de los señores de los asentamientos del valle y del litoral, y sobre todos los hunus se encontraría el señor del territorio comprendido entre los valles de Santa y Chancay. Este modelo de organización política continuaría en el Perú prehispánico a través del tiempo.

El Estado prístino de Supe logró movilizar grandes cantidades de fuerza de trabajo, y mediante complejas redes de relaciones consiguió atraer en su beneficio el excedente producido en un extenso territorio, que incluía, además del costeño, el Callejón de Huaylas, el Huallaga y el Marañón.
La población mayoritaria conformó el estrato social bajo, dedicada a las actividades agrícolas o pesqueras y a todas las labores que le demandaba el Estado.

La importancia del conocimiento en el desarrollo civilizatorio.

En esas condiciones socioeconómicas se desarrollaron las ciencias, tecnologías y artes. Conocimientos en astronomía, geometría, aritmética, biología, medicina, etc., fueron aplicados en la predicción del clima, en la elaboración del calendario, en la construcción de obras arquitectónicas, en el manejo de los suelos por medio de la excavación de canales de riego o de drenaje y la habilitación de chacras, en el mejoramiento genético de las plantas, en el tratamiento de algunas dolencias o enfermedades, en la administración pública y en la manufactura de artefactos con fines ceremoniales, comerciales y suntuarios. Estos avances en el conocimiento, realizados por especialistas, les dio también poder a éstos e hicieron posible mejores condiciones de vida para las poblaciones del área norcentral en los albores de la civilización.

Hoy podemos admirar el orden urbano, la obra arquitectónica, los geoglifos que antecedieron en más de tres mil años a las líneas de Nasca, la decoración de sus murales, los instrumentos musicales, sus elaborados textiles y adornos personales, la variedad genética de sus productos y su propia representación en más de un ciento de figurines de barro no cocido.

El rol de la religión

Un sistema elaborado de creencias, ceremonias y rituales impregnó a las sociedades de los valles ubicados entre el Santa y el Chancay y las sierras y selvas colindantes, articuladas por el primigenio Estado político de Supe o atraídas por su prestigio. Se formaron complejos universos mitológicos y simbólicos.

En ausencia de un grupo militar, la religión fue la fuerza de cohesión y control social. La vida y el quehacer de las poblaciones transcurrieron dedicados a producir para su subsistencia y para el mantenimiento de los dioses, autoridades, funcionarios y servidores, así como a efectuar los trabajos de construcción, enterramiento y remodelación de los templos, para lo que eran convocados periódicamente.

Caral y la autoestima social

La primera contribución de Caral a la sociedad actual es en el campo del conocimiento histórico al mostrar la gran antigüedad de la civilización en el Perú y América y modificar con ello concepciones sobre la condición humana en el planeta. En el caso más concreto de nuestro país, la investigación sobre Caral permite conocer las respuestas dadas por sociedades que habitaron por casi un milenio este territorio antes que nosotros; podemos aprovechar las experiencias positivas y desechar aquellas fallidas.

Desde la perspectiva cultural, Caral está llamado a convertirse en uno de los más importantes instrumentos para mejorar la autoestima de los peruanos y a constituirse en el símbolo más destacado de la identidad nacional, por ser la primera civilización, la más antigua de América y el modelo de organización sociopolítica que desarrollarían otras sociedades en períodos posteriores en el territorio del Perú. Nos pone en evidencia la capacidad creadora de los habitantes de este disímil territorio que con esfuerzo y organización lograron ingresar al estadio civilizatorio un milenio y medio antes que otras poblaciones del continente.

En el aspecto económico, la puesta en valor de Caral, a través de acciones de investigación, consolidación y restauración de sus imponentes construcciones monumentales, la convertirá en un destino turístico de primer orden a escala nacional e internacional, y en una fuente de ingresos importantes para mejorar las condiciones de vida de las poblaciones de la localidad y del país en general. Por su valor histórico, cultural y económico, el destinar fondos a Caral no es un gasto es una inversión que contribuirá al desarrollo del país. Confiamos en el cambio de actitudes, en el reconocimiento de los valores de nuestra historia milenaria, que todo peruano debe hacer para afirmarse y conducirse con seguridad, sesionado de la misma visión de desarrollo, en beneficio de los que conformamos esta nación.

El patrimonio cultural como eje que fomente el desarrollo socioeconómico.

Pero no solo se trata del patrimonio cultural. El Proyecto Especial Arqueológico Caral-Supe considera que la riqueza arqueológica del valle debe fomentar el desarrollo socioeconómico en sus diversos aspectos: agrario, ordenamiento de cuenca, reforestación, producción artesanal y manufacturera, etc. para que este importante recurso cultural pueda ser apreciado en un contexto social adecuado en concordancia con su importancia. Creemos que de este modo la población actual podrá identificarse con la fuente de la que derive una mejor calidad de vida y no se convertirá en mero espectador del bienestar de los visitantes. Con esta perspectiva venimos trabajando, pero se requiere del apoyo de diversos sectores del gobierno Central, del Regional y local, así como de la sociedad civil para que aunando esfuerzos se pueda hacer realidad esta visión integradora del desarrollo en beneficio del patrimonio arqueológico y de la población actual que vive al lado de él.

III. El Proyecto Especial Arqueológico Caral-Supe

El Proyecto Especial Arqueológico Caral-Supe (PEACS) es una unidad ejecutora del Instituto Nacional de Cultura del Estado peruano que ha planteado un programa una investigación, conservación y puesta en valor del patrimonio arqueológico con un enfoque integral, sostenible y multidisciplinario. Por ello se viene trabajando paralelamente en el estudio científico de los sitios arqueológicos del valle de Supe, en la conservación física de los monumentos, en la restauración y puesta en valor de éstos con fines turísticos y en la búsqueda de la aplicación de diversos otros proyectos con la finalidad de fomentar el desarrollo socioeconómico de las poblaciones del distrito de Supe y de la provincia de Barranca. Se busca convertir al rico patrimonio cultural de Caral-Supe, la civilización más antigua de América, en el eje que fomente mejores condiciones de vida para la sociedad actual.

Con esta perspectiva el PEACS viene realizando excavaciones arqueológicas en Caral y en otros sitios aledaños y coetáneos a éste; estudia y analiza los materiales obtenidos; desarrolla un programa permanente de monitoreo y conservación de las estructuras arquitectónicas del sitio; elabora informes científicos y de divulgación; diseña circuitos turísticos de visita; organiza eventos para la adecuada difusión de la importancia histórico-cultural del lugar; y, promueve el desarrollo integral de la población local y nacional. A partir del año 2005 se dará inicio al primero de los proyectos del programa integral, promovido por el PEACS, de aplicación en el aspecto agrario de la zona, que será ejecutado por el Instituto de Desarrollo y Medio Ambiente (IDMA) con el apoyo económico del Fondo de Las Américas (FONDAM).

Las actividades de investigación en el valle de Supe, provincia de Barranca, desarrolladas desde 1994, han demostrado que Supe fue el asiento del primer Estado político formado en el Perú, con mayor datación de este continente y que Caral es el asentamiento urbano con arquitectura monumental más antiguo de América. Su antigüedad ha sido confirmada por cuarentidós fechados radiocarbónicos, entre los 3000 y 2000 años antes de nuestra era.

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LA CIUDAD SAGRADA DE CARAL-SUPE EN LOS ALBORES DE LA CIVILIZACIÓN EN EL PERÚ

Shady Solís, Ruth Martha

FICHA DEL LIBRO

Título: La ciudad sagrada de Caral-Supe en los albores de la civilización en el Perú
Autor: Shady Solís, Ruth Martha
Publicación: Lima: UNMSM, Fondo Editorial, 1997
Descripción: 42, [4] p.: il., mapas ; 22 cm.
Nota: Bibliografía: p. 38-42
Tema: Indígenas de América del Sur - Perú - Supe; Valle del Río - Antigüedades; Excavaciones (Arqueología) - Perú - Supe; Valle del Río Supe, Valle del Río (Perú) - Antigüedades

Fuente: Bibliotecas de la UNMSM. Perú
Enlace: http://sisbib.unmsm.edu.pe/bibvirtual/libros/Arqueologia/ciudad_sagrada/caratula.htm

CAPÍTULO I

CONTEXTO GEOGRÁFICO E HISTÓRICO

LA UBICACIÓN DE CARAL

La primigenia ciudad de Caral se encuentra en la margen izquierda del río Supe, en la costa norcentral del Perú, cerca del poblado actual de Caral.

Desde la ciudad de Lima, se llega al sitio siguiendo la carretera Panamericana hasta el kilómetro 182, donde se encuentra el desvío que conduce al pueblo de Ambar.

CONDICIONES NATURALES DEL VALLE DE SUPE

La actual falta de agua en el río Supe durante la mayor parte del año y las escasas tierras de cultivo sugieren interesantes preguntas sobre el sustento de los 17 grandes centros cívicos ceremoniales, de Desde allí se continúa por una carretera afirmada, unos 22 km. hacia el interior
del valle.

La ciudad se halla a unos 350 msnm, sobre una terraza aluvial, por encima del valle que, en este sector medio, es estrecho, abrigado y de clima caluroso, muy favorable para la vida humana.

CONDICIONES NATURALES DEL VALLE DE SUPE

La falta de agua en río de Supe durante la mayor parte del año y las escasas tierras de cultivo sugieren interesantes preguntas sobre el sustento de 17 grandes centros cívicos ceremoniales temprana datación, identificados en el lugar.

Se hace evidente que las condiciones geográficas, aparentemente desfavorables en la actualidad no lo habrían sido entonces, en los albores de la civilización. Al ser Supe un valle pequeño, sin mucha gradiente, se puede aprovecharlas aguas del río mediante pequeños canales de riego, que no requieren de conocimientos técnicos sofisticados ni de numerosa inversión en mano de obra. Además, la mapa freática está muy cerca de la superficie, y aún hoy, se forman lagunas y charcos en algunas depresiones, cubiertos de vegetación. En la temporada de sequía, los cultivos se riegan mediante canales alimentados por los pozos de captación de esta fuente hídrica del subsuelo.

Los recursos naturales son muy ricos v variados:

El valle da vida a una densa vegetación natural, todavía persistente en algunos relictos, es denominada «monte ribereño», que constituye un verdadero bosque enmarañado de plantas arbóreas y herbáceas, como huarango (Prosopis juliflora), pájaro bobo, caña brava, achiote, guayabo (Psidium guajava), pacay (Inga feuiller), etc. Flora típicamente costeña, la cual albergaba a una variedad de aves, vizcachas y venados, que cubría al valle en grandes extensiones hasta hace unos pocos años.

Por otro lado, los cerros de la cadena andina, que limitan ambas márgenes del valle, se convierten en lomas durante la temporada de invierno y aún son aprovechadas por los pobladores que incursionan en busca de venados y vizcachas. Es posible que en el pasado cubriesen una mayor extensión y proporcionaran recursos vegetales y animales, al igual que los extensos pantanos, aún vigentes.

Hacia el litoral, el mar de la costa central ha sido fuente inagotable de peces, algas y moluscos, utilizados intensamente en la alimentación de la población y como bienes de comercialización con los agricultores cercanos y distantes.

El río mismo, en la época de verano nutre peces y crustáceos, que son consumidos por los pobladores.

Aparte de los recursos naturales propios, el sector medio del valle posee las mejores rutas de comunicación con otros valles vecinos y alejados. Caral, en particular, se conecta con el valle sureño de Huaura, cuya población habría estado bajo el control ideológico de los templos y el sacerdocio de esta ciudad. Otras vías lo vinculan a los valles costeños de Pativilca y Fortaleza. Las rutas más distantes conectan al valle de Sur
De con el Callejón de Huaylas, el Callejón de Conchucos y la cuenca del Marañon.

Los GRUPOS QUE ANTECEDIERON A LOS HABITANTES DE CARAL

Para comprender la temprana aparición de la civilización en los Andes Centrales del Perú, se debe conocer el proceso de neolitización y las características que éste presentó. El Neolítico se inició, como en otras partes del mundo, con el Holoceno y la extinción o reducción de los recursos de cazacolecta, que caracterizaban el ambiente del paleoindio: desaparición de la megafauna, en los que basaban su subsistencia los hombres.

Esta etapa del desarrollo, denominada Arcaico, casi coincide con el poblamiento del territorio en algunas partes de los Andes Centrales, alrededor de los 8000 años antes de Cristo, e implicó el cambio de un modo de vida basado en la apropiación de los recursos naturales, hacia uno que tomaba ventajas de las condiciones locales y había incorporado el manejo de la reproducción de algunas especies donde
ya se daba un cierto grado de nucleación y sedentarismo,

El cambio no fue súbito, porque se produjo en forma simultánea en todos los lugares, ni tuvo las mismas manifestaciones culturales, abarcó un largo período, por lo menos unos seis milenios, a través de los cuales los grupos humanos se distribuyeron por las diferentes regiones y zonas ecológicas e iniciaron una relación de culturo-ambiental, expresada en diversos procesos adaptativos o de neolitización, No hubo un solo foco o centro de distribución de un patrón de vida neolítico; porque cada centro se desarrolló de acuerdo con las características del habitat y la tradición cultural de los grupos allí asentados. Estos procesos se desenvolvieron en cierto aislamiento durante el Arcaico Temprano (8000-6000 a.C.), y en menor grado en el Medio (60003000 a.C.), ya sea en los valles de la costa, separados por extensos desiertos, en la sierra, por su topografía accidentada y ríos torrentosos, o en la más distante montaña y la llanura amazónica, igualmente con peculiares características.

Pero, no obstante que las sociedades siguieron portrayectorías diferentes, con estrategias de subsistencia distintas, algunas de ellas ubicadas en el área norcentral, tanto en la costa, con una economía orientada a la explotación de los recursos marinos y de lomas, como en los valles interandinos de la sierra adyacente y de las vertientes orientales, dirigidas al aprovechamiento de los recursos de varios pisos ecológicos y de cultivo, simultáneamente se tendieron redes de contactos interregionales y desarrollaron organizaciones complejas hacia los 3000-2500 a. C. La mayor productividad económica de estos grupos y la necesidad de coordinación de actividades de subsistencia diversas, en un contexto de alto riesgo, permitieron la aparición de «gestores» y de una creciente desigualdad social (Shady, 1995). En la costa norcentral del Perú, el período Arcaico comienza con los primeros asentamientos aglutinados de organizaciones sociales igualitarias y concluye, en el Arcaico Tardío o Precerámico, con el establecimiento de sociedades complejas, que erigieron construcciones monumentales, y la aparición de la civilización y la formación del estado. Cara¡ se ubica en este período (Bonavía, 1982; Engel, 1963; Feldman, 1980, 1985; Pozorski y Pozorski, 1979; Quilter, 1985, 1989, 1991).

OTROS ESTABLECIMIENTOS CONTEMPORÁNEOS A CARAL

El avance de las investigaciones en los últimos años dio a conocer importantes sitios arqueológicos pertenecientes al Arcaico Tardío, ubicados en el área norcentral del Perú, como: Áspero, en el litoral del valle de Supe (Feldman 1980, 1985); La Galgada, en la cuenca del Chuquicara, un tributario del río Santa (Grieder y Bueno 11981-, 1985), Piruro, en Tantamayo, Huánuco (Bonnier 1987, Bonnier y Rozenberg 1988), Kotosh, en Huánuco (lzumi y Terada 1972); Huaricoto, en el Callejón de Huaylas (Burger y Salazar 1985); y el Paraíso, en el valle bajo del río Chillón (Quilter 1985; Quilter, Wing y Ojeda 1991). Cabe destacar que estos sitios se encuentran en diferentes regiones: costa, sierra y selva alta, zonas ecológicas distintivas con recursos singulares, pero todos se hallan en el área norcentral del Perú. Área en que se habría desenvuelto una intensa interacción cultural durante el Arcaico Tardío, que impulsó el desarrollado social.

Estos sitios revelaron una complejidad arquitectónica mucho mayor que la inicialmente supuesta para el período
Arcaico Tardío. En la actualidad, se está evaluando la hipótesis referente a extender un milenio atrás la etapa Formativa para incluir las manifestaciones del Arcaico Tardío, dando as¡ una nueva interpretación al proceso cultural peruano.

Caral forma parte de ese conjunto, siendo uno de los más destacados por su extensión y monumentalidad.

EL DESCUBRIMIENTO DE CARAL

Desde hace varias décadas algunos investigadores habían llamado la atención sobre la existencia, en el valle de Supe, de una serie de complejos arquitectónicos monumentales (a cuatro de ellos se les denominó Chupacigarro) pero ninguno llegó a emprender excavaciones arqueológicas sistemáticas o d¡o a conocer sus resultados (1).

Atraídos por esta información, que hacía alusión a los imponentes sitios monumentales del valle, en contraste con nuestra experiencia sobre las condiciones geográficas de éste, y el conocimiento existente sobre la problemática del área, decidimos iniciar investigaciones arqueológicas. Para esto fue de gran utilidad el catastro de sitios arqueológicos del valle de Supe, efectuado por Carios Williams y Manuel Merino (1979), así como los valiosos estudios de Williams sobre la arquitectura temprana, entre los que se mencionaba a Caral.

En 1996, después de haber efectuado una detallada prospección arqueológica en el valle de Supe, con un equipo de 5 arqueólogos empezamos a trabajar en Caral uno de los cuatro establecimientos conocidos como «Chupacigarro». Este sitio fue elegido por el buen estado de conservación y porque reunía los rasgos culturales representativos del conjunto.

Para los pobladores actuales, mayormente inmigrantes de la sierra vecina, Caral ya no tenía ninguna significación; era un sitio eriazo por donde pasaba, en la época de las haciendas, la antigua carretera a Huacho, hoy cerrada por una duna. Consideraban a los volúmenes piramidales como cerros rocosos naturales. Los varios milenios y vicisitudes transcurridos habían pasado al olvido desterrando la historia y la noción de la sacralidad e importancia que tuvo la ciudad

(1). Sin embargo, en diferentes sectores de la Ciudad de Caral, hemos encontrado evidencias de intensivas excavaciones con restos de alimentos modernos. Muchas de éstas fueron hechas sin ningún rigor arqueológico y han destruido importantes estructuras arquitectónicas. Los campesinos del lugar recuerdan que hace algunas décadas llegaron unos extranjeros en dos Jeeps y excavaron en varios complejos monumentales del valle, entre ellos en Caral. De nuestra parte, tenemos información que Engel (1987) efectuó excavaciones en éste y en los otros tres sitios conocidos entonces como Chupacigarro.

El mismo nombre de Caral, tomado por nosotros del poblado más cercano al sitio arqueológico, carece de algún significado para sus habitantes. Posiblemente debió corresponder a una lengua regional desaparecida, pues los morfemas se repiten en la toponimia del área.

CAPITULO II

LA CIUDAD SAGRADA DE CARAL

«La Ciudad de las Pirámides», como también la han denominado algunos visitantes, por los 6 grandes volúmenes piramidales que se observan desde el fondo del valle, se encuentra sobre una terraza aluvial, en un paisaje grisáseo y árido, rodeada por las vistosas cumbres rocosas de las estribaciones costeñas de la cordillera de los Andes, Es un medio desértico, con dunas que contrastan con el colorido verdoso del valle, del cual se separa por una serie de terrazas aluviales, formadas sucesivamente a través de tiempos geológicos,

El ambiente natural del área contribuyó a darle a Caral el carácter sagrado que tuvo; así la ciudad quedó aislada, elevada sobre el valle y alejada de la vida de éste, en una planicie, entre el cielo y los cerros.

La ciudad sagrada, que cubre un área aproximada de 50 ha, está conformada por más de 32 conjuntos arquitectónicos de diversa magnitud y función, de los cuales, hasta el presente, se han podido identificar seis edificaciones piramidales y una serie de construcciones medianas y pequeñas, entre templos, sectores residenciales, plazas públicas, anfiteatro, almacenes, altares, calles, etc. La mayoría se halla todavía cubierta con los escombros de las paredes, derribadas por el paso de] tiempo, y los materiales de¡ enterramiento ritual de las edificaciones, que hacían periódicamente los habitantes de la ciudad de Caral.

Las estructuras arquitectónicas fueron erigidas siguiendo un ordenamiento espacial, en torno a grandes plazas o a espacios abiertos. En el centro de uno de éstos se yergue un gran bloque de piedra parada o «huanca», de 2.15 m. de alto por 80 cm. de ancho, en armonioso diseño con unos volúmenes piramidales, entre los que destacan dos, por su forma cuadrangular. Es frecuente el hallazgo de Ros de taila tosca, de diferente tamaño, hincados verticalmente en algunos de los ambientes de la ciudad.

EL TRABAJO DE CAMPO

Las investigaciones en Cara¡ fueron iniciadas en julio de 1996; conducidas por la suscrita, con la asistencia del Dr. Arturo Ruiz Estrada, la participación del arqueólogo Manuel Aguírre Morales y los estudiantes de arqueología de la Universidad de San Marcos, Pedro Espinoza y Cristian Mesía, y con el financiamiento de la «National Geographic Society».

Posteriormente, las Municipalidades de Supe y Barranca decidieron apoyar económicamente el mantenimiento de algunos trabajos y la gestión para obtener el financiamiento adecuado, que hicieran posible la puesta en valor de Caral Así, Pedro Espinoza pudo continuar excavando hasta diciembre en el sector administrativo, adyacente a la pirámide I. Gracias a ese apoyo municipal, a partir de enero dé este año, Martín García Godos y Elizabeth Enriquez se unieron a los trabajos en la zona, siempre apoyados por los campesinos Julián Solís y Gaudencio Sánchez.

Desde agosto de este año, la Universidad Nacional Mayor de San Marcos tomó la decisión de contribuir activamente con el programa de investigaciones en la ciudad de Caral. Asimismo, el Instituto de Investigaciones Lingüísticas (INVEL) asumió, con gran interés, investigaciones para la recuperación de lenguas antiguas en el valle de Supe.

A la fecha se han realizado excavaciones en área en cinco complejos arquitectónicas. de los 32 identificados, seleccionados a partir del levantamiento planimétrico, efectuado en base a fotos aéreas.

«EL TEMPLO DEL ANFITEATRO»

Es un conjunto arquitectónico de 150 m. por 90 m, en el que destaca una gran plaza circular hundida, «anfiteatro», asociada a una estructura alargada y escalonada, que se eleva sucesivamente, a modo de un ziggurat. Los varios componentes del conjunto están alineados en el mismo eje, aunque a diferentes alturas. El complejo se halla separado del resto de la ciudad por una muralla perimetral. Las construcciones levantadas en el interior de este cerco han cumplido diversas funciones y recibieron un tratamiento especial.

La fachada principal, orientada al NE, como toda la estructura, se halla precedida por una plataforma (1), que contiene en el lado oeste una serie de depósitos alineados, uno al lado del otro, ubicados en dirección horizontal y también vertical. Casi la mitad de este componente fue destruido por un aluvión, causado por inusitadas lluvias, como efecto de algún meganiño, fenómeno ocurrido después del abandono
de la ciudad.

Desde la plataforma (1) se ingresa por medio de una amplia escalinata a la plaza circular hundida (2), presentada como un gran anfiteatro, de 29 m. de diámetro en el interior. Esta tiene tres niveles de graderías en la mitad superior, ubicada al sur, donde además se adicionó una plataforma semicircular (3), a modo de una imponente banqueta. El exterior de este anfiteatro muestra tres terrazas escalonadas con sus respectivos muros de piedra. Las paredes y pisos tuvieron revoque de arcilla y pintura blanca o amarilla. Hay indicios de por lo menos dos remodelaciones en la construcción del anfiteatro.

Del anfiteatro se asciende por otra escalinata, ubicada en el lado opuesto a la de ingreso, hacia la parte superior de la plataforma semícircular (3), que a su vez da ingreso al templo. Este se halla protegido por una muralla, que en el frontis se quiebra en ángulos rectos, formando dos grecas o salientes, una a cada lado. El templo tiene, a su vez, una banqueta adosada al exterior del frontis.

El vano de acceso al templo sigue el mismo eje de las escaleras de la plaza circular. Por éste se ingresa a un recinto central de forma rectangular-horizontal (4), separado por paredes de otros dos recintos laterales. Estos no han sido todavía excavados.

Del recinto (4), siguiendo el eje central, se pasa a un ambiente muy importante (7), porque estuvo resguardado, como se observa en la entrada, por tres paredes anchas, adosadas sucesivamente. La última tiene una saliente en forma de greca. En el contorno de¡ interior de esta habitación hay tres terrazas laterales a modo de graderías y, en el centro, un fogón ceremonial, cerca de¡ cual se hallaba una piedra o «Huanca» que posiblemente estuvo hincada. Al excavar el fogón recuperamos ofrendas carbonizadas. Éste, de forma redondeada, mide 46 cm. por 45 cm. y 41 cm. de profundidad, presenta las paredes enlucidas con sucesivas capas de arcilla, resultantes de las remodelaciones. En una antigua excavación, ya limpiada, pudimos notar que el diseño de este ambiente fue modificado por lo menos 5 veces a través del tiempo. Estos antiguos ambientes yacen debajo de la superficie actual y fueron enterrados sucesivamente. Algunas paredes muestran enlucidos negros.

Desde el recinto 7 se accede por una escalinata, ubicada en el mismo eje central, a otra plataforma elevada con dos habitaciones rectangulares, una a cada lado (8 y 9), excavadas en parte, y donde se aprecia una antigua pared enterrada, muy maltratada que llevaba decoración en relieve. Por el centro continúa una escalera pintada hacia la cima de la terraza, cuyos recintos tampoco han sido definidos (10). En este nivel, por su ubicación más alta, destacada y de limitado acceso, debió estar la divinidad principal del templo y allí se habrían realizado las actividades ceremoniales más relevantes del grupo social que tuvo bajo su control este templo en la urbe.

En la parte posterior del templo se desciende del espacio 10haciaun recinto cuadrangular (12), pintado de amarillo y rojo. De allí baja a otras dos plataformas hasta llegar al patio (15), que está encerrado por la muralla que circunda a toda la estructura.

El conjunto descrito fue construido con piedras cortadas, unidas con una mezcla de arcilla, y delimitado por la muralla que encierra un amplio espacio rectangular, donde, en otro lado del templo, se construyeron otras unidades arquitectónicas menores, como las estructuras 13 y 14, dedicadas alas actividades auxiliares de los que manejaron el anfiteatro y el templo central. Las estructuras más antiguas subyacen debajo de enormes capas de piedra y muestran variaciones en la tecnología constructiva.

Las paredes externas de este conjunto arquitectónico tuvieron un grueso revoque de arcilla pintado de blanco-crema, color que debió reluciren el paisaje desértico grisáceo. Los ambientes del interior llevaron pintura amarilla, roja y negra.

La excavación de una de las construcciones arquitectónicas auxiliares, ubicada al Este del templo (14), dentro del perímetro amurallado, permitió conocer el funcionamiento de la estructura que estamos denominando: «El Altar del Fuego Sagrado» (14)

EL ALTAR DEL FUEGO SAGRADO

En un espacio rectangular y cercado, de piedra cortada, está encerrado un edificio circular pequeño. El ingreso no es directo, sino a un costado del muro norte (1), ubicado en forma discreta; se pasa por un vano semicerrado y se continúa rodeando al edificio circular por el lado sur hasta encontrar el ingreso en el lado oeste. Se sube por un peldaño trapezoidal (2) a un vano estrecho, el cual conduce a un fogón ceremonial central (3), que es todo lo que contiene esta construcción circular. El fogón es muy especial, de forma oval (22 por 29 cm.); tiene doble nivel y dos ductos subterráneos de ventilación, que cruzan el edificio, ubicados en la dirección de los vientos norte-sur (4 y 5). El ducto norte sale por un orificio desde la pared hacia una canaleta de 18 cm. de ancho por 1.40 de largo.

Las paredes y pisos llevaron revoque y pintura crema, amarilla y ploma, según las sucesivas refácciones realizadas.

El interior del recinto circular (6) muestra, además del fogón, una capa roja y calcinada entre las varias que cubrieron las paredes y el piso, como si hubiera ocurrido, en algún momento, un fuerte incendio. Hemos observado la siguiente sucesión de capas: una de barro marrón sobre la pared de piedra, seguida por una amarilla, una blanca y el rojo calcinado, además de otras 21 capas de mayor o menor espesor.

Por los rasgos que presenta, esta unidad puede ser ubicada dentro de la denominada «tradición religiosa Kotosh», caracterizada por la construcción de pequeños recintos ceremoniales con fogones centrales para la incineración de ofrendas. Tradición que estuvo distribuida en el área norcentral del Perú durante el Arcaico Tardío y el Formativo. Esta edificación de Cara¡ muestra, sin embargo, una modalidad netamente costeña, que fue reproducida en los valles de Casma y Jequetepeque, al parecer, durante el Formativo Temprano (Pozorski y Pozorski 1996: 349)? entre los 1500-1000 años antes de cristo.

Por las evidencias disponibles, se puede interpretar que durante el Arcaico Tardío la sociedad de¡ valle de Supe habría alcanzado un gran prestigio en el área norcentral, el cual le permitió ejercer influencia ideológica en las poblaciones de los valles costeños vecinos como Huaura, Pativilca, Fortaleza, Huarmey y Casma. Del mismo modo, habría establecido comunicación con las del Callejón de Huaylas, donde se encuentran los complejos La Galgada y Huaricoto; y las del Huallaga y Marañón, asientos de Kotosh y Piruiro respectivamente.

Se ha planteado la hipótesis que los exponentes arquitectónicos de la sierra, pertenecientes a la tradición Kotosh, serían más tempranos que los costeños y que este tipo de estructuras se habría originado en la sierra, para desde allí difundirse hacia la costa (Pozorski y Pozorski, ob. cit.: 350). Si la datación radiocarbónica confirmase el contexto estratigráfico, que ubica a Caral en el Arcaico Tardío, estaríamos ante una manifestación cultural común a la arquitectura ceremonial de sociedades serranas
y costeñas. La edificación circular, en cambio, habría sido una expresión singular de la arquitectura costeña hasta ahora, al parecer con la evidencia más temprana de Caral, en base a la cronología relativa. Cabe recordar, al respecto, que fueron distintivos y peculiares los procesos adaptativos en otros aspectos de la vida social en las diferentes regiones y áreas (Shady 1993 y 1995: 55-58). Sin embargo, es cierto también, que las sociedades del área norcentral compartieron una serie de rasgos debido a la interacción y al intercambio de bienes.

EL PEQUEÑO TEMPLO DE LA BANQUETA

Es otra estructura arquitectónica, de menor tamaño, ubicada a unos 150 m. al oeste del «Templo del Anfiteatro».

Presenta una terraza central elevada entre un patio anterior y otro posterior. El paramento de esta terraza (1) muestra las diferentes fases de remodelación a las que fue sometida la construcción, las que se confirman con los análisis de la tecnología empleada, las varias capas de pintura y la estratigrafía. Hemos determinado la superposición de, por lo menos, cinco estructuras cuadrangulares, con su respectivo fogón central. Cada una de ellas fue objeto de un enterramiento ritual, con la acostumbrada incineración de ofrendas, antes de la construcción de la siguiente estructura.

Las construcciones de períodos sucesivos muestran diferencias leves en cuanto a las orientaciones de ¡as paredes, y creemos que el alineamiento de éstas varió en relación con determinadas mediciones astronómicas, efectuadas periódicamente. El conocimiento astronómico, necesario para la elaboración de los calendarios agrícolas, debió ser una de las actividades importantes a cargo de los sacerdotes de la ciudad.

El edificio cuadrangular mejor conservado consiste en un espacio encerrado por muros de piedra y una banqueta (3) de 42 cm de altura por 83 cm. de ancho, adosada al paramento de la terraza y a la parte media superior de los lados. Se ingresa a este ambiente por un vano ubicado al NE, de 1.50 m. (4). En el espacio central destaca un fogón ceremonial (5), donde se realizaron quemas rituales.

El paramento de la terraza principal (1) muestra cuatro de las cinco sucesivas remodelaciones, que hemos identificado, con accesos que fueron tapiados. El más antiguo tuvo un ingreso amplio, con un peldaño sin banqueta, que luego fue reducido dos veces hasta quedar definitivamente sellado cuando se construyó la banqueta. Finalmente, ésta fue enterrada; se levantó un nuevo paramento, paralelo al anterior, que dejó más pequeño el ambiente interno, al que se le hizo un fogón acorde con las nuevas dimensiones. Los pisos presentan una serie de hoyos de los postes de madera que soportaron el techo, compuesto de material orgánico, enlucido con barro.

En las sucesivas remodelaciones se cambió, igualmente, el color de las paredes, que conservan capas superpuestas de pigmentos: blanco crema, amarillo, gris, anaranjado y azul.

Por sus rasgos arquitectónicos, estaedificación puede ser comparada con otras construidas en la sierra, pertenecientes a la tradición religiosa Kotosh, y es una buena exponente de la interacción entre las sociedades que habitaron las diferentes regiones de¡ área norcentral.

En el lado este del «Pequeño Templo», fue éxcavado un edificio lateral que debió estar vinculado con aquél. El edificio contiene un re cinto de un sólo componente estratigráfico, destinado a actividades domésticas, dada la abundancia de res tos de alimentos recuperados, predominantemente de origen marino.

SECTORES RESIDENCIALES

Hemos identificado tres sectores residenciales, relacionados con las otras estructuras: uno frente al Pequeño Templo; otro mayor, relacionado con el Templo del Anfíteatro; y uno al pie de la pirámide C. Se caracterizan por no mostrar sobre la superficie una volumetría elevada, sino mas bien una serie de depresiones que, al inicio de las excavaciones, interpretamos como hoyos de tumbas, y porque las edificaciones, con excepción de aquellas de las últimas fases, a diferencia de los otros sectores excavados, tienen distinto diseño, y fueron construidas de material orgánico.

No descartamos que puedan haber en la ciudad otros sectores disimulados por el enterramiento ritual que hicieron sus ocupantes antes de abandonarla.

Excavamos en alguna extensión en el sector residencial A ubicado en la explanada, encima de la terraza aluvial derecha de la quebrada por donde pasó el aluvión, al este del Templo del Anfiteatro. A su vez, este sector tiene al frente el espacio abierto más extenso de la ciudad, en cuyo contorno se erigieron las enormes estructuras piramidales.

Ocupa un área de forma rectangular, con terrazas y muros de contención, levantados con bloques de piedra, En el interior se distinguen plazas y subdivisiones, aun no excavadas.

En este conjunto de recintos hemos identificado varios componentes arquitectónicos que muestran estilos y técnicas diferentes, todos pertenecientes a períodos distintos. Al igual que los otros complejos de la ciudad, éste fue también objeto de un enterramiento ritual progresivo y de la incineración de ofrendas. Hemos identificado hasta 10 capas estratigráficas, las cuales sugieren una larga ocupación en este espacio de la ciudad.

Los ambientes aterrazados con paredes de piedra, ubicados frente al gran espacio abierto y presididas por una pequeña estructura escalonada, adherida en la parte central del muro frontal, corresponden a una de las últimas fases constructivas. Esta estructura recuerda al «usnu» incaico.

Otra fase constructiva más antigua presenta paredes con armazón de palos de huarango cruzados por carricillos. Esta fue seguida por otra con estructuras de «quincha», compuestas de un armazón principalmente de carricillos.

Algunos ambientes, no bien ubicados cronológicamente, tienen paredes de piedra cortada y de cantos rodados. Asimismo, se recuperó pequeños adobes en los rellenos, quizás pertenecientes a un edificio muy antiguo.

A la fecha se ha excavado un conjunto de recintos con paredes de huarango y fino revoque, pintadas de crema, amarillo o anaranjado, con pisos igualmente enlucidos y pintados, de alisado uniforme.

En este sector, como en otras partes de la ciudad, las edificaciones muestran sucesivos enterramientos y remodelaciones. Al parecer, una de las actividades más importantes de los habitantes estuvo centrada en el cambio permanente del diseño arquitectónico; tapaban unos ambientes en tanto usaban otros y remodelaban los antiguos. Una de las últimas acciones en este lugar consistió en destruir, como era costumbre, una parte de las construcciones y enterrar completamente todos los recintos con grandes acumulaciones de piedras. Estos enterramientos fueron efectuados en medio de rituales, con grandes incineraciones de alimentos, esparciendo el carbón y la ceniza, depositando ofrendas en hoyos o al lado de las paredes. En la fase tardía, estas ofrendas incluyeron canastas, fabricadas con fibra vegetal, «shicras», llenas con bloques de piedras cortadas y cantos rodados, junto con alimentos quemados, vegetales, moluscos y pescados.

En el centro de los recintos del sector se han encontrado los fogones rituales donde se quemaron alimentos en un acto previo a la nueva remodelación; con ellos se cubrió toda el área antes de hacer el nuevo piso, patrón que ha sido observado también en las otras unidades arquitectónicas de la ciudad.

Como parte de¡ material usado para el enterramiento, recogimos pequeños adobes hechos a mano, algunos en forma plano-convexa, fragmentos de revoque y de arcilla mezclados con cañas y fibras, procedentes de antiguas construcciones destruidas.

Los materiales asociados a todas las remodelaciones identificadas consisten en restos de alimentos, vegetales y marinos, textiles entrelazados, fragmentos de mates, cestas, figuras de arcilla no cocida, lascas cortantes, pedazos de cuarzo, chancadores, moledores y piedras quemadas. No hubo ningún fragmento de cerámica o de textiles a telar, aunque si varios trozos de arcilla quemada, desprendidos de los fogones y de los pisos circundantes.

LAS CONSTRUCCIONES DE HUARANGO Y DE QUINCHA

Debido a las excelentes condiciones de conservación y al patrón constructivo y destructivo secuencial, hemos podido registrar las técnicas de edificación utilizadas a través de los varios períodos de ocupación en este sector del centro urbano. Una de ellas, las más extendida, lleva el armazón de palos de huarango cruzados con carricillos. Uno de los ambientes tuvo decoración mural modelada, que fue destruida al serenterrada. Para ello, hicieron un cerco tosco de pirca, paralelo al muro, que contuviese al material de relleno, pero previo al depósito de éste excavaron unos pozos en el suelo, al pie del muro, donde depositaron ofrendas. En la pared de este recinto, opuesta a los relieves, se encuentra una pequeña plataforma de piedra y barro, a modo de un asiento. Este ambiente tuvo algunas remodelaciones y fue reutilizado durante varias épocas.

Debajo de él subyace enterrada otra estructura arquitectónica de piso blanco y pulido.

A una época posterior pertenecen unos ambientes con armazón de «quincha», a base de algunos palos de huarango equidistantes y carricillos, colocados por pares, tanto en dirección vertical como horizontal, amarrados con junco, los cuales parecen formar un diseño reticulado. Los atravesados en forma horizontal van por detrás.

Además, aplicaron por ambos lados, tanto a las habitaciones de huarango como a las de quincha, que tienen esquinas curvadas, un grueso revoque de arcilla, un enlucido de barro, muy alisado, y pintura amarilla o blanca.
Los pisos fueron igualmente alisados y pintados.

DEPÓSITO ESPECIAL DE OFRENDAS

En uno de los recintos más tardíos del sector A se construyó un depósito de ofrendas, de 1.30 m. por 60 cm., como parte del enterramiento ritual. Este consistió en una caja rectangular con paredes de piedra cortada y cantos rodados, enlucidas con barro sólo en la cara interna y pintadas de color blanco. No hubo cara externa, porque era parte del relleno, consistente en piedras angulosas y cantos rodados de tamaño mediano (Técnica que también hemos encontrado en algunos muros tardíos de los otros complejos excavados).

En esta caja se depositaron capas de ofrendas, siguiendo un ordenamiento ritual estricto. Debajo de una cubierta de carricillos y de una esterilla fina había una especie de «tamal» carbonizado y otros alimentos dentro de valvas de moluscos, cubiertas con haces de hojas, colocadas unas hacia abajo y otras hacia arriba, asociados a una tabletilla de madera alisada, En las esquinas habían huesos de pescado, conchas, hojas y unos panecillos de barro de forma redondeada.

Las ofrendas más destacadas, dejadas en la parte central, consistían en algunas figuirillas de barro no cocido, dos casi enteras, colocadas boca abajo, otras fragmentadas en pedacitos de cuarzo transparente y una piedra.

En una de las esquinas de la caja había un instrumento musical, una flauta, una cesta y abundantes haces de hojas.

Por todo el espacio se hallaron restos de pescado seco, moluscos, huesos de roedores y fragmentos de coprolitos humanos. Además, el piso es amarillo (por la complejidad de este depósito de ofrendas dejamos su descripción detallada para un artículo específico).

«LETRINA»

Otro de los hallazgos importantes del sector residencial A consiste en un espacio lleno de grandes heces humanas, el que fue cubierto con una capa de ripio fino.

Cuando podamos avanzar con las excavaciones de la «letrina», el material dará importante información sobre la dieta alimenticia, el nivel nutricional y las enfermedades de los ocupantes de esta parte de la ciudad. Se podrá conocer, asimismo, la naturaleza del ambiente donde se depositaron las heces y verificar, como sugiere el contexto, si se trata de un recinto especial dentro de¡ ordenamiento habitacional. Servirá también para la reconstrucci0n de la flora existente en esa época, del clima y de las actividades económicas practicadas por los pobladores.

Llama la atención el repetido hallazgo de heces humanas asociadas a las diversas ofrendas. Se podría interpretar que esta clase de muestras estuvo considerada como sagrada.

LA PLATAFORMA ESCALONADA, «USNU»

Esta pequeña unidad arquitectónica escalonada, con frente al noreste, estuvo adosada al muro de lajas perimetral del sector A .

Se encontró semidestruida por las excavaciones extensas que se hicieron en esta ciudad hace unas décadas. Un forado había alcanzado al relleno de «shicra», donde se dejó una bolsa de galletas y un fragmento de periódico. Sólo quedaba un peldaño completo y parte del siguiente, el tercero, estaba destruido.

Mide 1.71 m, x 2,64 m. y habría tenido tres escalones; el paso que se conserva 28 cm x 31 cm de conserva mide 2 altura.

Las paredes son de piedras cortadas v cantos rodados con estuco, enlucido y pintura crema y blanca sólo en la cara interna. Habría tenido tres escalones.

El interior de esta plataforma contenía un relleno de 43 cm., compuesto por cantos rodados pequeños, cascajo, trozos de revoque y tierra, el cual cubría a un conjunto de 7 canastas de shicra, superpuestas entre rellenos de piedra y algunos grandes bloques cortados.

Las shicras son de junco, confeccionadas con fibras dobles torcidas de aproximadamente 1.5 cm de ancho, a modo de una red, con cuadros de 7 por 7 cm., un diámetro de boca de 30 cm. y 18 cm. de altura. El contenido varía unas llevaban piedras de tamaño mediano, otras sólo unas cuantas grandes. Pesaron entre 10 y 15 kilos. Junto con las piedras habían carboncillos. mesodesmas amarillas pequeñas. fragmentos de choros y restos de cangrejos, En un caso la shicra era doble, es decir. una sobrepuesta en otra.

Debajo de las shicras hubo dos capas, divididas en sectores por fibras, de 7 y 5 cm., con ceniza, abundante pescado, cangrejos, vegetales, choros, mesodesmas, heces y «gomas de mascar».

Este contenido orgánico fue depositado sobre el piso, mayormente roto, correspondiente al Muro de piedra al que se adosó esta estructura.

SACRIFICIOS HUMANOS

En el sector residencial cercano a la «Pirámide C», se halló el entierro de un infante menor de un año, depositado como ofrenda antes de la construcción de una pared con grandes bloques líticos.

La pirámide C es una de las más elevadas, de 21.56 m. Al este de ésta, pero en directa asociación, se encuentra el sector residencial, con un cerco el-, e¡ lado norte, compuesto de grandes bloques de piedra cortada.

Excavamos en este sector tres cortes de prueba, uno de los cuales permitió identificar el entierro humano, que a continuación describimos.

El cadáver fue depositado en una fosa excavada en el terreno estéril, Posteriormente sellada por un piso morado. La fosa, deforma ovoide, tiene 68 X 28 cm. en la boca y una profundidad de 1.42 m. El paquete funerario mide en la base 89 X 28 cm, Esta fosa se halla debajo del muro de piedra, lo que hizo muy difícil la excavación.

Sobre e¡ piso morado había un relleno muy similar al material de la capa estéril, el cual servía de base al piso gris, que está asociado al muro de grandes bloques de piedra.

El relleno que cubría al entierro presentaba una secuencia de capas compuesta por carboncillos, de cantos rodados, y arena.

El infante se encontraba en dirección E-W, decúbito dorsal y con la cabeza al este, mirando a la pirámide. Fue envuelto en una estera de fibra de junco y tenía, hacia los pies, una cesta de fibra entrelazada de 10 cm. de diámetro; una redecilla de algodón con similar técnica se hallaba adherida a la cabeza y sobre ella otra cesta similar a la anterior El cuerpo estaba cubierto con un textil de algodón, en el lado norte de la cabeza había una valva de Choromytilus chorus,- otro choro a la altura del hombro derecho. En el lado izquierdo del hombro se recuperó una aguja de hueso y ala altura del estómago un cordel de algodón. En el cernido de los residuos de¡ entierro aparecieron semillas de algodón, un fragmento de cuarzo transparente, una cuenta de hueso y una cuenta de piedra.

En otros sectores de la ciudad se han ubicado algunos entierros humanos, asociados con estructuras arquitectónicas, todavía pendientes de excavación.

EL TEMPLO MAYOR

(PIRÁMIDE E)

Es una de las construcciones piramidales más destacadas de la ciudad; se encuentra hacia el este, al borde de la terraza que linda con el valle, desde donde se la puede apreciar, imponente en toda su magnitud.

La componen una pequeña plaza circular hundida, ubicada en el frontis de la pirámide, de 19.0 m. de diámetro interno y una profundidad de 1.98 m. Esta plaza presenta dos escalinatas, una de ingreso, con 8 pasos, y otra de conexión con la estructura piramidal. En la parte externa se aprecian dos muros circulares a diferente nivel, que a modo de dos anillos o terrazas definen el perímetro circular. Aunque de menor dimensión, esta unidad es parecida al anfiteatro. La construcción es de piedras cortadas, unidas con argamasa de barro, gravilla y cantos rodados.

Se observa el desfase de unos 6 grados en el eje de ubicación, entre el acceso a la plaza y la entrada a la pirámide, que podría indicar una diferencia diacrónica entre fases constructivas, donde la plaza circular fuese integrante de un complejo más antiguo, cubierto por las sucesivas remodelaciones y ampliaciones efectuadas en la pirámide.

La estructura piramidal central tiene dos alas laterales, cada una con tres grandes plataformas. El ascenso de una plataforma a la siguiente se efectúa a través de una imponente escalinata, aún semienterrada. El gran atrio, ubicado en la parte superior, muestra un enorme bloque de piedra, «huanca», caído, en la forma de un lanzón, de 1. 70 m x 45 cm., que recuerda al que se halló en el atrio de¡ Templo del Anfiteatro.

En la segunda plataforma, al oeste, se ubicaron dos grandes bloques de piedras caídas, uno con tres hoyos tallados y el otro totalmente pulido.

Las escalinatas de la parte posterior, que dan al valle, indican 24 niveles de acceso a estructuras todavía no identificadas.

En el contorno de la pirámide se hallan enormes bloques de piedra, que a modo de cerco delimita el espacio correspondiente a la edificación.

Las excavaciones en este monumento han tenido carácter preliminar debido a su gran volumen, que requiere una fuerte inversión de mano de obra. No obstante, hemos podido observar que la técnica constructiva para elevar la pirámide consistió en grandes rellenos con bloques de piedras cortadas, cantos rodados, grumos de arcilla y barro, provenientes de edificios antiguos, depositados juntamente con canastas de fibra, «shicra», llenas de piedras, ramas, hojas y ceniza, en un contexto ritual muy similar al de los otros conjuntos excavados.

Los pisos de los recintos y de la plaza circular hundida estuvieron enlucidos con capas de arcilla, pintadas de blanco y amarillo.

LA ESTRUCTURA AUXILIAR DE LA PIRÁMIDE CUADRANGULAR (I)

La pirámide denominada 1 conforma un espacio aparte, junto con otra, ambas de notoria forma cuadrangular, dispuestas en tomo a un espacio abierto y con un gran bloque, de piedra hincado o «huanca».

En el lado sur de la pirámide 1 se excavó una estructura «auxiliar», compuesta por recintos de piedra y patios delimitados por un muro perimetral. Los ambientes son pequeños y con una serie de fogones centrales y banquetas, que sugieren un conjunto de depósitos, ordenado en torno a espacios de mayores dimensiones. Las paredes están cubiertas de cuidadoso enlucido y de pintura crema, amarilla y roja.

Destaca en este conjunto un espacio abierto, frente a la pirámide I, que tiene adosado en la esquina sureste una plataforma escalonada, a modo de un altar o lugar prominente. Este ambiente y otros de la estructura contienen sobre el piso una capa de materiales carbonizados.

Al igual que las otras construcciones de la ciudad, ésta muestra sucesivas remodelaciones y recintos en varios niveles estratigráficos. Al parecer, la función de esta estructura habría cambiado con el tiempo. Hemos observado, por lo menos, cuatro edificaciones superpuestas. Los ambientes que subyacen a los pequeños recintos son de mayores dimensiones. Una de las habitaciones, con un pequeño altar, fue cubierta totalmente con numerosas bolsas de shicra, relleno inusual que podría indicar su carácter sagrado; en la mayoría de casos, la shicra está aislada como una ofrenda y colocada en medio del relleno.

Algunos entierros intrusivos, del período de Los Desarrollos Regionales (200 a. C- 100 d. C.) han alterado la composición de los recintos que linda con la pirámide I.

En este conjunto, más que en otros de la ciudad, nos llamó la atención el tamaño reducido de los recintos de la última fase constructiva. Pero, al igual que en todos, es notable su carácter ritual.

CAPÍTULO III

LA SOCIEDAD DE CARAL - SUPE: INFERENCIAS PRELIMINARES SOBRE LA ANTIGÜEDAD:

En base a la información recuperada, se puede asignar la ciudad sagrada de Caral al período Arcaico Tardío (3000-1500 años a.C.).

La ocupación de Caral habría empezado hacia el tercer milenio antes de Cristo (unos cinco mil años al presente) y continuó durante varios siglos, como puede inferirse de la estratigrafía y de las construcciones superpuestas. Se ha observado cambios a través del tiempo en el diseño y concepción de la ciudad, asimismo en la tecnología constructiva y en el volumen de mano de obra invertida.

Al parecer, en esa época, la población que habitaba Supe estaba distribuida en la zona del litoral y en el valle bajo y medio, conformando comunidades sedentarías, autosuficientes y concierta autonomía en su organización, pero participaba de una entidad mayor, como se infiere de los numerosos rasgos culturales compartidos y de las dimensiones monumentales de algunos sitios, que implican una inversión de mano de obra mayor que la proveniente de su ámbito directo, con la correspondiente organización, supracomunitaria.

Si bien en el litoral se edificó un sitio monumental, como Aspero, y en el valle bajo destacó el complejo de Piedra Parada, el sector medio del valle tuvo la mayor concentración de establecimientos, además de la más grande extensión y volumen, entre los que resalta Caral. Al lado de esta ciudad se edificaron los extensos complejos, denominados Chupacigarro Este, Chupacigarro Centro, y Chupacigarro Oeste, y frente a ellos, en la otra margen del valle, Pueblo Nuevo y Alipacoto. Son, asimismo, notables los complejos de Huacache y Peñico. Puede considerarse a ¡a población supana de entonces entre las primeras sociedades que alcanzaron un temprano y complejo desarrollo, y que organizaron sus actividades económicas, sociales y político-religiosas dentro del marco de los asentamientos urbanos.

LA SACRALIDAD DE LA CIUDAD

La religión tuvo un rol predominante en la vida de los pobladores y en su organización social, los templos destacaron en ¡os centros urbanos y en torno a ellos se desenvolvieron las actividades cotidianas de diverso orden. Cada asentamiento tuvo as¡ un carácter sagrado y los templos fueron el foco de la dinámica socioeconómica y política.

Estos templos sirvieron como fundamento de la cohesión social y recibieron una periódica remodelación, posiblemente en relación con observaciones astronómicas, una de las actividades efectuadas por los gestores de estas ciudades, encargados de la medición del tiempo y de la elaboración del calendario agrícola. Las varias piedras paradas o «huancas», identificadas en las plazas y atrios, habrían servido para esta función. El trabajo permanente de construcción-destrucción y reconstrucción de las estructuras en medio de rituales, ofrendase incineraciones, era también un modo de mantener las obligaciones de la población con la religión y de utilizar a ésta como medio de cohesión.

Los gestores o conductores de la ciudad de Caral reforzaron su poder con estas prácticas ceremoniales y rituales, Todas las actividades efectuadas en la ciudad estuvieron teñidas de religiosidad, cada ambiente tuvo su fogón central donde se incineraban alimentos y otras ofrendas.

Antes de la remodelación de un ambiente se quemaban bienes y se esparcían los carbones y las cenizas por el piso del recinto, que luego era enterrado. En algunos casos, se colocaba en hoyos, tapados por alimentos quemados y cenizas, una especie de «tamales», alimentos preparados, envueltos en hojas. En un período tardío se puso unas canastas llenas de piedras y alimentos quemados en medio de¡ relleno de la habitación que estaba siendo enterrada.

ASPECTOS DE LA ECONOMÍA

La sociedad que edificó el centro urbano de Caral se sustentaba de una economía mixta, basada en actividades agrícolas complementadas con la pesca en el mar y el río, con la recolecta de moluscos y con el aprovechamiento de los recursos vegetales y animales de¡ abundante monte ribereño y de las lomas.

Los feligreses de Caral se desplazaban por el valle, cultivaban en las estrechas márgenes del río Supe, de tierras muy fértiles, irrigables con facilidad mediante cortos canales que tomaban agua del río o de los abundantes «puquiales», por donde afloraba la mapa freática. Este medio debió nutrir a una abundante flora y fauna.

De la misma forma se aprovechó de los recursos del mar, ya sea por el valle de Supe o, más directamente, por una vía natural entre los cerros, que sale al valle de Huaura, a la altura del actual pueblo de pescadores de Végueta. Extrajeron, de preferencia, anchovetas, choros, mesodesmas y algas.

Aparte de sus propios recursos naturales, el sector medio del valle, donde se encuentra Caral, posee las mejores rutas de comunicación con los valles vecinos, cuya población habría estado bajo el control ideológico de los conductores de los templos de Caral. Así parece sugerirlo la amplia distribución que alcanzó en el área el patrón arquitectónico de plataformaplaza circular hundida, peculiar de los asentamientos de Supe.

LOS FELIGRESES DE CARAL

Los constructores de Caral tuvieron conocimientos de arquitectura, geometría y astronomía. Supieron combinar formas y pianos, ordenar los edificios en el espacio, de acuerdo a un plan preconcebido, en un contexto artístico de intenso carácter religioso.

El ordenamiento espacial previo, la extensión del espacio construido y la diversidad de estructuras sugieren un patrón definidamente urbano.

Si comparamos la arquitectura de Caral con la del sitio de Aspero, ubicado en el litoral de Supe, observamos una fuerte identidad en el patrón constructivo, en la tecnología, en los materiales utilizados y en los procedimientos; esto hace pensar en la existencia de un grupo de especialistas que prestó servicios en ambos sitios o de una intensa comunicación entre las autoridades de estos centros urbanos, del litoral y del valle medio. Es también similar la forma como se ha expresado el patrón cultural de permanente construccióndestrucción, enterramiento y reconstrucción de los edificios.

A diferencia de los centros ceremoniales del período siguiente, «Formativo», Cara! muestra una gran extensión y, sobre todo, una mayor diversidad constructiva, que se espera de un lugar habitado por una población permanente. Por otro lado, la mayoría de los ambientes religiosos en las áreas excavadas son pequeños e íntimos, especiales para un número reducido de participantes, que quizás agrupaba a los representantes de las familias.

Se hace evidente que la sociedad tuvo una organización jerarquizada, con estamentos sociales bien definidos: campesinos pescadores y los especialistas, que eran autoridades religiosas o gestores. En algunos casos, los edificios estuvieron cercados por murallas que separaban al personal que los ocupaban del resto de la comunidad, Asimismo, en los complejos excavados existen ambientes que contienen estructuras escalonadas, que recuerdan al «usnu» incaico, símbolo del poder o importancia de la autoridad social.

Los trabajadores, además de realizar las actividades económicas de subsistencia, agricultura, pesca, recolecta de mariscos y de aprovechar de los recursos naturales del monte ribereño, de los pantanos y de las lomas, estaban obligados a prestar servicios permanentes en las obras públicas: explotación de canteras, traslado de los bloques de piedra, algunos de grandes dimensiones, para la construcción y remodelación permanente de las edificaciones. Ellos también tuvieron a su cargo el acarreo de piedras y tierra en grandes volúmenes, para el enterramiento ritual de las construcciones, actividad realizada periódicamente,

El número de centros urbanos (17), identificado en el valle de Supe, y su magnitud, requirieron de una gran cantidad de mano de obra y de los excedentes, para su edificación, mantenimiento, remodelación y enterramiento. Si consideramos exclusivamente la capacidad productiva de este pequeño valle, esa inversión no habría podido ser realizada sin la participación de las comunidades de los valles vecinos. Por motivos que todavía desconocemos, la ideología de los pobladores de Supe alcanzó prestigio regional en la época, convirtiéndolo en un valle sagrado. Las comunidades ubicadas en las rutas de comunicación, como Caral, atrajeron la atención de sus vecinos, lograron captar la fuerza de trabajo y los excedentes producidos por los pobladores de los valles costeños de Huaura, Pativilca y Fortaleza, con los cuales se comunicaba Supe a través de varias quebradas laterales, especialmente desde el valle medio.

Nos preguntamos si el mismo nombre que ha quedado en el valle, Supe (de Supay, demonio, diablo), podría ser el recuerdo nominal del temor y respeto que las sociedades de aquella época le tuvieron al lugar donde residían los dioses y estaba el poder de los gestores y conductores de su vida económica, social y religiosa.

RELACIÓN DE OTRAS POBLACIONES COETÁNEAS

Asimismo, cabe señalar las amplias redes de comunicación que se tendieron en el Arcaico Tardío, entre los 3000y 1500 años antes de Cristo, en el área norcentral del Perú, espacio que estuvo articulado en el eje de norte-sur, entre los valles de El Chillón y Chao, y en el eje oeste-este, a lo largo de los varios pisos ecológicos de la cordillera, desde el mar hasta el Huallaga y el Marañón.

Esta fue el área que tuvo el mayor avance sociocultural del Perú durante el Arcaico Tardío. Las poblaciones vecinas del área norte y sur presentaban un menor nivel de integración social.

Se ha denominado «tradición cultura¡ religiosa Kotosh» al patrón religioso observado en los varios centros monumentales estudiados en el área norcentral. La sociedad de Caral compartió una serie de rasgos culturales de esta tradición con otros centros de la época, ubicados en el valle de Chuquicara (La Galgada), en el Callejón de Huaylas (Huaricoto), el valle del Huallaga (Kotosh) y el Marañón (Piruro). Entre los rasgos más comunes se encuentran: construcciorres arquitectónicas con recintos pequeños, fogones centrales, ofrendas incineradas, nichos, banquetas y un contexto material precerámico. En el área se generó una importante esfera de interacción, que impulsó el desarrollo cultural. Esta situación explica mejore¡ posterior desenvolvimiento y el nivel monumental de los centros ceremoniales del Formativo Temprano en la costa, en Casma, Rímac o Lurín y la edificación de Chavín de Huantar, un milenio y medio después que se iniciara la construcción de los establecimientos del Arcaico Tardío.

SIGNIFICACIÓN DE CARAL EN EL PROCESO CULTURAL PERUANO Y EN EL CONTEXTO INTERNACIONAL

Los numerosos centros urbanos que contiene el valle de Supe, de gran complejidad y de temprana datación, realidad arqueológica no informada en otro lugar de¡ territorio nacional, convierten a este valle en una zona privilegiada para las investigaciones sobre el proceso civilizatorio en el país, situación que justifica el calificativo que le estamos dando: «Supe, El Valle Sagrado en los Albores de la Civilización en el Perú ».

En base a la información disponible, se puede afirmar que Cara¡ es uno de ¡os centros urbanos más extensos y complejos del Arcaico Tardío.

Su complejidad arquitectónica, su ordenamiento espacial y de extensión, y los testimonios de su cultura material permiten inferir, a falta de nuestro conocimiento sobre su escritura, la existencia de especialistas que lograron desarrollar ciencias aplicadas como la geometría, aritmética y astronomía, dentro del contexto religioso que se extendió en todas las actividades. Estos conocimientos fueron plasmados en la construcción de la ciudad y, posiblemente, en la confección del calendario. El instrumento ideológico les permitió el manejo de la población y de sus excedentes de producción.

En cuanto al continente americano, el Perú se presenta como el foco civilizatorio más antiguo, con arquitectura monumental y organizaciones sociales complejas, que anteceden en, por lo menos. mil años a las sociedades de similar nivel en Mesoamérica.

El Perú ha sido considerado como uno de los seis focos civilizatorios a nivel mundial, al lado de Egipto, Mesopotamia, China, India y Mesoamérica (Service 1968). Sin embargo, las investigaciones arqueológicas, en el caso peruano, no son todavía suficientes para conocer las características, condiciones y factores que intervinieron para configurar ese alto nivel de desarrollo.

En el plano mundial, podemos señalar que, cuando se construía en Egipto las pirámides de Keops y florecían las ciudades sumerias de Mesopotamia, hacia los 2550 años antes de Cristo, en Supe, Perú, se edificaba el centro urbano monumental de Caral.

También podríamos decir que, si los filósofos presocráticos de Grecia discutían sobre el origen de la vida hacia los 600 años antes de Cristo, en el centro urbano de Caral por lo menos 2000 años antes, anónimos filósofos explicaban a su pueblo diversos aspectos relacionados con la existencia de los hombres, los recursos naturales, el origen de la vida y de las cosas.

EL ABANDONO DE LA CIUDAD SAGRADA

Finalmente, después de varios siglos de ocupación, los habitantes de la ciudad sagrada decidieron abandonarla, no sin antes enterrar todas las construcciones con densas capas de guijarros, piedras cortadas y cantos rodados, cumpliendo con determinadas ofrendas a la usanza tradicional. Nada se dejó al descubierto. El clima, a través de los cuatro milenios siguientes, se encargó de acumular arena y contribuir en esta obra de enterramiento cultural.

En los tres primeros siglos de nuestra era, algunos grupos enterraron a sus muertos en ciertos sectores de la antigua ciudad, sin conocer ya su historia.

Sólo las excavaciones arqueológicas irán desenterrando las calles y barrios de este primigenio centro urbano y se podrá mostrar al mundo las obras realizadas por esta sociedad que logró el mayor esplendor de toda la historia del poblamiento del valle de Supe. No hubo all¡ otra época de similar importancia. Caral nunca volvió a ser habitada y eso ha permitido que lleguen hasta nosotros, sin alteraciones, los testimonios culturales de un pueblo en los albores de la civilización.

CONCLUSIONES

1 . El valle de Supe fue uno de los asientos más importantes donde se configuró la civilización peruana.

2. La ciudad de Caral, perteneciente al período Arcaico Tardío (5000-3500 años antes del presente), es uno de los exponentes más destacados para el conocimiento del proceso civilizatorio del desarrollo urbano y de la formación del estado en el Perú.

3. Los feligreses de Caral que habitaban el territorio en forma nucleada y sedentaria, basaron su economía en la producción agrícola, complementada con la extracción de peces, moluscos marinos y los recursos del monte ribereño, de los pantanos y las lomas.

4. El bajo desarrollo tecnológico fue reemplazado por un alto nivel de organización social, que utilizó a la religión como instrumento para el manejo de la fuerza de trabajo humana.

5. Los habitantes de la ciudad tuvieron un nivel de organización social complejo, con diferencias jerárquicas, donde la clase conductora estaba sustentada por la función social que desempeñaba.

6. La ciudad fue construida, destruida, reconstruida y remodelada permanentemente, en un contexto ritual. Cambió de diseño arquitectónico y de técnicas constructivas a través del tiempo.

7. La construcción, mantenimiento y remodelación de este centro urbano dependió de la productividad de un área mayor que la del valle de Supe. Aquí apreciamos un aumento en la inversión de fuerza de trabajo, a través del tiempo, los volúmenes de piedra y tierra son mayores.

8. La élite de Caral participó en la esfera de interacción formada en el área norcentral, que integró a las regiones de costa, sierra y oriente, cuyas sociedades compartieron una serie de patrones culturales.

9. El valle de Supe fue la sede de una sociedad que alcanzó gran prestigio en el Perú durante el Arcaico Tardío.

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Arqueólogos descubrieron aldea de 5 mil años de antigüedad

Fecha Publicación: 12/06/2005 12:00:00 a.m.

Resumen: Arqueólogos peruanos descubrieron una aldea de pescadores de unos 5.000 años de antigüedad que probablemente abastecía con productos marinos a la ciudad sagrada de Caral-Supe, la civilización más antigua de América, informa la prensa de Lima.

El sitio arqueológico, conocido como Bandurria, está ubicado a 145 kilómetros al norte de Lima, cerca a la localidad de Huacho y en las inmediaciones de la albufera Paraíso.

El arqueólogo que dirige el proyecto, Alejandro Chu, dijo que se trata de una zona en la que sus habitantes accedieron a varios recursos provenientes de la albufera, del mar y de las lomas adyacentes.

Las excavaciones del sitio, formado por cuatro montículos cubiertos de arena de los cuales sólo ha sido excavado uno, ha dejado al descubierto una construcción de barro y piedras de 60 metros de largo, 30 de ancho y 10 metros de altura.

La arqueóloga Ruth Shady, descubridora de la ciudad sagrada de Caral, comentó que la arquitectura de Bandurria consistía en cantos rodados, nunca antes registrada en la costa peruana.

El descubrimiento de las edificaciones de este sitio arqueológico, que cubre un área de unas 23 hectáreas y corresponde al período Arcaico Tardío, podría cambiar el concepto de que no se trataba de una aldea de pescadores si no de un centro preurbano.

Los hallazgos durante las excavaciones han permitido llegar a la conclusión de que los habitantes del lugar utilizaron la fibra del algodón para hacer telas y cordeles para las redes de pesca, y junco para la confección de canastas y bolsos para el traslado del pescado.

Shady comentó que los habitantes de Bandurria deben haber sido los abastecedores de pescado de Caral, ciudad que, según señaló, tuvo vínculos estrechos con pescadores, comerciantes y agricultores.

Además, cerca del lugar excavado se hallaron los restos de un hombre, una mujer y un niño, al parecer miembros de una familia de pescadores, así como avíos de pesca y restos de caminos que habrían comunicado a Bandurria con Caral.

La ciudad sagrada de Caral-Supe, ubicada unos 50 kilómetros al noreste del lugar recién descubierto y que se investiga desde 1994, fue edificada por el primer Estado político de América, con organización económica, social y religiosa, según los expertos.
Fuente: http://www.radional.gob.pa/portal/noticia.aspx?PaginaAnterior=Noticias.Aspx&NoticiaID=31072

14 comentarios

FATIMA -

ESTA MUY INTERESANTE PERO FALTA FOTOS SOBRE SU VESTIMENTA SOLAMENTE SE MENCIONA PERO NO SE EXPLICA COMO ES

pamela -

vacaannnnnnnnnnnnnn

anónimo -

bastante completo :P pro faltarian fotos divertidas

robert -

en realidad el texto mostrado en la pagina es muy bueno y pone en sintesslo que el proyecto arqueologico difunde de manera oficial.
Pero hay que anotar que el rigor cientifico en caral deja mucho que desear; sus mas preciados hallazgos: el conjunto de flautas y recientemente hallado quipu, no cuentan con fechados directos; toda vez que sus contextos no son seguros y el proyecto no tiene la intencion de realizar purebas cinetificas algunas, pesto que le conviene afirmar en su afan marketero que como toda la ciudad, tienen 5 milenios.lo cual tampoco es exacto porque los monuemntos tal como lo vemos en la actualidad habrian sido dados recien a los 2400 a 2000 a.c
futuros arqeologos no todo lo qeu brilla es oro.

neikoz -

es muy interezante la informacion mostrada en la pagina por que nos ayuda a los estudiantes de arqueologia a actualizarnos y conocer los diferentes proyectos que se realizan en nuestro país

ELENA -

Me interesaria saber d donde proviene el nombre Caral.Es de conocimiento público que con la llegada d los españoles todas las provincias deLima eliminaron el quechua.Este descubrimiento es prehispanico.Que significa Caral\\\'\\\' gracias

silvia saire arredondo -

en lo personal, creo que la informacion brindada es de mucha ayuda para todos en especial para estudiantes de arqueologia como yo, de hecho quisiera que se muestren mas fotos de los trabajos de excavación en la zona. gracias

sara cortez baraybar -

me parece que este tipo de paginas esten porque a los estudiantes como yo nos sirve de mucgha ayuda , pero lo deverian de mostrar con fotografias

gustavo espinoza guzman -

es muy gracioso como la gente critica sin fundamento"lincoln maylle antaurco"pues en una presentacion no te van a dar un informe de excavacion y confrontacion del dato con el marco teorico del investigador , eso es iluso , el verdadero investigador bus informacion en bibliotecas o con el mismo investigador,parece que no lo has hecho, tienes a la doctora todos los miercolies en la facu de sociales de la unmsm, buscala si te da flojera leer hay muchisimas publicaciones en español e ingles.

Julia Mercedes Linares Capillo -

Necesito saber los avances cientificos y tecnologicos del peru y del mundo desde 1968 hasta nuestros dias como puedo hacer. Por favor urgente

Diego -

muy bueno me va a ayudar mucho en mi trabajo de investigación

Anónimo -

que deben informar mas sobre el tema

lincoln maylle antaurco -

Como estudioso en el tema me llama poderosamente la atención la falta de publicación de las pruebas confiables de lo que se afirma sobre la antiguedad del quipu y del quipu mismo, ¿NO SERÁ TODO UNA FARSA PARA "CREAR UNA HISTORIA" ? en el perú existe un hermetismo al respecto, casi nadie sabe sobre el informe científico realizado en el museo de la nación.

Felipe -

Bueno, Caral es la ciudad más antigua por ahora. Pronto se descubriran ciudades aún más antiquísimas. Y eso es lógico porque... América del Sur es en realidad la Atlántida. En 1507 le cambiaron el nombre...