Descubren en Campeche una ciudad maya atípica y misteriosa
La zona arqueológica de Río Bec, ubicada en la selva baja del sur de Campeche, muestra particularidades arquitectónicas, sociales y económicas que se disparan por completo de todo lo que se ha observado en el mundo maya, afirmó el arqueólogo francés Dominique Michelet.
Reconocida como capital regional de una área maya, en ella a diferencia de las conocidas, no se encuentra la organización social de ricos a humildes y sus edificios hablan de una zona habitada en su totalidad de castas nobles pues no se distinguen edificaciones menores y no hay pirámides con sus templos arriba, lo que es un elemento muy diferente no sólo en la zona maya sino de Mesoamerica completa.
Carlos Vidal Angles, director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) Campeche, indicó que el proyecto iniciado en 2002 no tiene precedente en el estado y su relevancia radica en que se trata de un modelo muy importante para el nivel académico y de investigación a nivel nacional.
Recordó que en los últimos veinte años los programas para las zonas arqueológicas se reducían a la conservación por lo que la inversión hecha en el área es inédita el presupuesto inicial, aportado por las empresas francesas en México, era de cuatro millones de pesos, pero el gobierno estatal aportó uno más y en la reciente visita del embajador francés se propuso que por cada peso nuevo de aportación de ellos nosotros daremos uno más.
De la investigación dijo que se han encontrado elementos arquitectónicos relevantes, un tipo de pintura mural que se desconocía en el área, banquetas con ornamentaciones muy ricas así como tres entierros de animales domésticos. En fin, estoy convencido de que cuando finalicemos, Río Bec va a dar sorpresas porque es una área de fondo de Campeche.
Dentro del conjunto habitacional de 170 casas, los primeros resultados revelaron que sus pobladores tenían una red de extracción de agua, así como un sistema agrícola desarrollado.
Suponemos que ya desde entonces enfrentaban el problema de la escasez de agua que prevalece en el área, pero el enigma de la zona es saber de dónde la extraían. Por ello, estamos trabajando en varios aspectos como el análisis de suelo con una serie de muestras que puedan determinar dónde se encuentran las grandes aguadas, tal y como se hizo en Calakmul.
Mientras el arqueólogo francés e investigador del Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS), mencionó que los puntos más relevantes que pretende descifrar la investigación son el primero de ellos, determinar hasta qué punto se estaba frente a un sistema de organización social política diferente que dominó por espacio de 400 años (600 a 1000 d.C, años de su esplendor, pues la zona se empezó a poblar desde 600 a.C), y que se dispara del sistema tradicional de los mayas.
Estamos realmente a nivel antropológico frente a una cosa relativamente nueva en la arqueología maya.
Michelet explicó que el segundo objetivo es de orden económico, pues no se ha podido determinar el sistema de producción en el que se basó la bonanza de esta ciudad de nobles.
Y es que si bien su densidad poblacional no era tan alta como en otras zonas del altiplano central, sí hubo una población relativamente fuerte y más importante que la que puebla actualmente el ejido de Veinte de Noviembre, donde se ubica Río Bec.
Nos preguntamos cómo pudo haber una población aparentemente exitosa más numerosa que la actual, la que se supone terminó más o menos mal. Estamos buscando sobre qué bases se desarrolló esta región, inclusive a nivel agrícola.
Los datos que tenemos nos permiten pensar que tal vez los habitantes de esa zona contaban con métodos de cultivo más eficientes que los modernos, lo que les permitió nutrir a sus poblaciones destacó.
Sin embrago, para Michelet hay que seguir preguntándose de qué vivían porque sin ser cantidades grandes si eran numerosos y ocupaban totalmente todos sus espacios, es decir que no había áreas para el cultivo.
Ante ello, la primer hipótesis plantea que tal vez tenían una agricultura intensiva eficiente, pese a no contar con nutrientes para la tierra, puesto que no había animales ni, en consecuencia, estiércol.
Añadió que en el aspecto arquitectónico existe también una serie de interrogantes, como la ausencia de espacios de culto a dioses y de recintos funerarios, como lo son las pirámides en otras zonas.
A su vez Vidal Angles agregó que hasta el momento se han descubierto que 51 grupos eran los que habitaban dentro del perímetro por lo que resultó no ser una ciudad tan pequeña como se planteó en un inicio, además que se pudo descubrir que era un pueblo base. Los nuevos datos serán determinantes al amarrar la información existente dentro de un círculo de 100 kilómetros cuadrados como no se había hecho nunca en el sur de Campeche y Quintana Roo.
Por Raúl Cruz de Jesús, La Crónica, México, 4 de mayo de 2005
Enlace: http://www.cronica.com.mx/nota.php?idc=179776
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Río Bec, sitio que no encaja. Ubicado en el sur de Campeche, es una rareza de los mayas.
La zona arqueológica de Río Bec, en la selva baja del sur de Campeche, muestra particularidades arquitectónicas, sociales y económicas que se disparan por completo de todo lo que se observa en el mundo maya, afirmó el arqueólogo francés Dominique Michelet.
Río Bec (Río del Roble) ¿es realmente una anomalía dentro del mundo maya desde el punto de vista de su organización, o es que no conocemos suficientemente el lugar?, se preguntó el especialista, quien se encuentra al frente de un grupo multidisciplinario de investigadores franceses, mexicanos y españoles.
El responsable del Proyecto Río Bec, que comenzó en 2002 y que en su primera etapa concluirá en 2006 el primero encabezado por un extranjero que es apoyado por el INAH, explicó que esa zona es una excepción dentro del mundo maya por las características de sus grupos de edificios y la distancia que existe entre ellos.
En su campamento establecido en Zoh Laguna, a 10 kilómetros del poblado de Xpuhil, municipio de Calakmul, en la parte sur de Campeche, el arqueólogo habla de la concepción concéntrica que se tenía en las poblaciones mayas.
El mundo maya, detalla, está formado por varias provincias, cada una tiene sus particularidades, pero en cuestiones generales de su organización social y política en el período clásico aparentemente todas funcionaban igual, ya sea en sitios grandes como Calakmul o Tikal, o en pequeñas ciudades, donde había un personaje central, príncipe o dirigente, el ahau o ajaw (señor).
Eran, añadió, sistemas donde había una familia real, con su personaje principal que es el rey, alrededor una corte de gente noble y después el resto de la población hasta los más humildes; eso da, a nivel de sitio, un centro con pirámides, juegos de pelota y palacios. Esto es, un primer centro con gente más elevada en la jerarquía social y hacia las afueras campesinos que trabajan las milpas, detalló el arqueólogo.
Pero en Río Bec, pese a ser parte de ese mundo maya, no se encuentra esa organización social, sus edificios hablan de una zona habitada por nobles; no se distinguen edificios menores y no hay pirámides con templos arriba, lo que es un elemento muy diferente no sólo de la zona maya sino de Mesoamérica.
Río Bec, aclara, no se puede decir que es un sitio, sino una zona habitacional con una gran cantidad de estructuras importantes, mayores en términos arquitectónicos, pero sin algún centro rector o zona que pudiera aparecer como el corazón del sitio.
Lo específico de Río Bec, que tuvo su mayor esplendor en el Clásico Tardío Terminal, es una estructura aquí, otra a 150 metros, otra a 200 por allá, y se desconoce si hubo un centro mayor que las demás, remarcó Michelet.
El especialista en Mesoamerica e investigador del Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS) y ex director (1984-1987) del Centro Francés de Estudios Mexicanos y Centroamericanos (Cemca), explicó que cuando se inició el Proyecto Río Bec, en 2002, se plantearon dos objetivos: El primero de ellos, determinar hasta qué punto se estaba frente a un sistema de organización social política diferente que dominó por espacio de 400 años (600 a 1000 d.C, años de su esplendor, pues la zona se empezó a poblar desde 600 a.C), y que se dispara del sistema tradicional de los mayas.
Tentativamente podríamos decir que estamos frente a un sistema de casas nobles sin que ninguna, o tal vez alguna, por un período breve, logre superar a las demás o imponerse a todos como ocurre con las familias reales de otros sitios, refirió. Estamos realmente a nivel antropológico frente a una cosa relativamente nueva en la arqueología maya.
El segundo objetivo, explica, es de orden económico, pues no se ha determinado el sistema de producción en el que se basó la bonanza de esta ciudad de nobles.
Nos preguntamos cómo pudo haber una población aparentemente con éxito más numerosa que la actual, la que se supone terminó más o menos mal. Estamos buscando sobre qué bases se desarrolló esta región, inclusive a nivel agrícola.
Los datos que han arrojado las investigaciones del grupo que encabeza Michelet permiten pensar que tal vez los habitantes de esa zona contaban con métodos de cultivo más eficientes que los modernos, lo que les permitió nutrir a sus poblaciones. Por ello, abundó el especialista, han enfocado sus trabajos al aspecto agrícola y del abasto del agua, pues hoy en día la población de la zona sufre de escasez de agua, e incluso el ejido tiene que abastecerse de pipas municipales.
Hay agua profunda, pero los mayas no tenían pozos con bombas. Incluso el agua que se encuentra a baja profundidad no es buena, acotó.
No obstante, se sabe que los antiguos pobladores de Río Bec usaron las aguadas, que son depósitos abiertos, naturales o artificiales, para la captación de agua pluvial, y que tenían formas de conservar la limpieza de esa agua. Esa es una tradición prehispánica que se perdió y que los habitantes actuales ya no usan. De cualquier forma hay que preguntarse de qué vivía esa gente.
El arqueólogo indicó que una vez que se concluya la quinta etapa del proyecto y cuarta de excavación, la investigación de campo será dejada de manera provisional, aunque se continuará con obras de consolidación para seguir dando mantenimiento al sitio y ampliar lo que se puede visitar.
Pero la investigación arqueológica se detendrá de uno a dos años, porque se necesitará reflexionar en torno a la gran cantidad de datos que hay.
Lo investigado hasta ahora representa una mínima parte, hay trabajo para siglos, porque no sabemos dónde termina el sitio; es una zona que se extiende y se pierde y no sabemos hasta dónde llega, expresó Michelet.
Fuente: CALAKMUL (Notimex). Diario de Yucatán, 13 de abril de 2005
Enlace: http://www.yucatan.com.mx/noticia.asp?cx=17$3301000000$3010584&f=20050413
Reconocida como capital regional de una área maya, en ella a diferencia de las conocidas, no se encuentra la organización social de ricos a humildes y sus edificios hablan de una zona habitada en su totalidad de castas nobles pues no se distinguen edificaciones menores y no hay pirámides con sus templos arriba, lo que es un elemento muy diferente no sólo en la zona maya sino de Mesoamerica completa.
Carlos Vidal Angles, director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) Campeche, indicó que el proyecto iniciado en 2002 no tiene precedente en el estado y su relevancia radica en que se trata de un modelo muy importante para el nivel académico y de investigación a nivel nacional.
Recordó que en los últimos veinte años los programas para las zonas arqueológicas se reducían a la conservación por lo que la inversión hecha en el área es inédita el presupuesto inicial, aportado por las empresas francesas en México, era de cuatro millones de pesos, pero el gobierno estatal aportó uno más y en la reciente visita del embajador francés se propuso que por cada peso nuevo de aportación de ellos nosotros daremos uno más.
De la investigación dijo que se han encontrado elementos arquitectónicos relevantes, un tipo de pintura mural que se desconocía en el área, banquetas con ornamentaciones muy ricas así como tres entierros de animales domésticos. En fin, estoy convencido de que cuando finalicemos, Río Bec va a dar sorpresas porque es una área de fondo de Campeche.
Dentro del conjunto habitacional de 170 casas, los primeros resultados revelaron que sus pobladores tenían una red de extracción de agua, así como un sistema agrícola desarrollado.
Suponemos que ya desde entonces enfrentaban el problema de la escasez de agua que prevalece en el área, pero el enigma de la zona es saber de dónde la extraían. Por ello, estamos trabajando en varios aspectos como el análisis de suelo con una serie de muestras que puedan determinar dónde se encuentran las grandes aguadas, tal y como se hizo en Calakmul.
Mientras el arqueólogo francés e investigador del Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS), mencionó que los puntos más relevantes que pretende descifrar la investigación son el primero de ellos, determinar hasta qué punto se estaba frente a un sistema de organización social política diferente que dominó por espacio de 400 años (600 a 1000 d.C, años de su esplendor, pues la zona se empezó a poblar desde 600 a.C), y que se dispara del sistema tradicional de los mayas.
Estamos realmente a nivel antropológico frente a una cosa relativamente nueva en la arqueología maya.
Michelet explicó que el segundo objetivo es de orden económico, pues no se ha podido determinar el sistema de producción en el que se basó la bonanza de esta ciudad de nobles.
Y es que si bien su densidad poblacional no era tan alta como en otras zonas del altiplano central, sí hubo una población relativamente fuerte y más importante que la que puebla actualmente el ejido de Veinte de Noviembre, donde se ubica Río Bec.
Nos preguntamos cómo pudo haber una población aparentemente exitosa más numerosa que la actual, la que se supone terminó más o menos mal. Estamos buscando sobre qué bases se desarrolló esta región, inclusive a nivel agrícola.
Los datos que tenemos nos permiten pensar que tal vez los habitantes de esa zona contaban con métodos de cultivo más eficientes que los modernos, lo que les permitió nutrir a sus poblaciones destacó.
Sin embrago, para Michelet hay que seguir preguntándose de qué vivían porque sin ser cantidades grandes si eran numerosos y ocupaban totalmente todos sus espacios, es decir que no había áreas para el cultivo.
Ante ello, la primer hipótesis plantea que tal vez tenían una agricultura intensiva eficiente, pese a no contar con nutrientes para la tierra, puesto que no había animales ni, en consecuencia, estiércol.
Añadió que en el aspecto arquitectónico existe también una serie de interrogantes, como la ausencia de espacios de culto a dioses y de recintos funerarios, como lo son las pirámides en otras zonas.
A su vez Vidal Angles agregó que hasta el momento se han descubierto que 51 grupos eran los que habitaban dentro del perímetro por lo que resultó no ser una ciudad tan pequeña como se planteó en un inicio, además que se pudo descubrir que era un pueblo base. Los nuevos datos serán determinantes al amarrar la información existente dentro de un círculo de 100 kilómetros cuadrados como no se había hecho nunca en el sur de Campeche y Quintana Roo.
Por Raúl Cruz de Jesús, La Crónica, México, 4 de mayo de 2005
Enlace: http://www.cronica.com.mx/nota.php?idc=179776
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Río Bec, sitio que no encaja. Ubicado en el sur de Campeche, es una rareza de los mayas.
La zona arqueológica de Río Bec, en la selva baja del sur de Campeche, muestra particularidades arquitectónicas, sociales y económicas que se disparan por completo de todo lo que se observa en el mundo maya, afirmó el arqueólogo francés Dominique Michelet.
Río Bec (Río del Roble) ¿es realmente una anomalía dentro del mundo maya desde el punto de vista de su organización, o es que no conocemos suficientemente el lugar?, se preguntó el especialista, quien se encuentra al frente de un grupo multidisciplinario de investigadores franceses, mexicanos y españoles.
El responsable del Proyecto Río Bec, que comenzó en 2002 y que en su primera etapa concluirá en 2006 el primero encabezado por un extranjero que es apoyado por el INAH, explicó que esa zona es una excepción dentro del mundo maya por las características de sus grupos de edificios y la distancia que existe entre ellos.
En su campamento establecido en Zoh Laguna, a 10 kilómetros del poblado de Xpuhil, municipio de Calakmul, en la parte sur de Campeche, el arqueólogo habla de la concepción concéntrica que se tenía en las poblaciones mayas.
El mundo maya, detalla, está formado por varias provincias, cada una tiene sus particularidades, pero en cuestiones generales de su organización social y política en el período clásico aparentemente todas funcionaban igual, ya sea en sitios grandes como Calakmul o Tikal, o en pequeñas ciudades, donde había un personaje central, príncipe o dirigente, el ahau o ajaw (señor).
Eran, añadió, sistemas donde había una familia real, con su personaje principal que es el rey, alrededor una corte de gente noble y después el resto de la población hasta los más humildes; eso da, a nivel de sitio, un centro con pirámides, juegos de pelota y palacios. Esto es, un primer centro con gente más elevada en la jerarquía social y hacia las afueras campesinos que trabajan las milpas, detalló el arqueólogo.
Pero en Río Bec, pese a ser parte de ese mundo maya, no se encuentra esa organización social, sus edificios hablan de una zona habitada por nobles; no se distinguen edificios menores y no hay pirámides con templos arriba, lo que es un elemento muy diferente no sólo de la zona maya sino de Mesoamérica.
Río Bec, aclara, no se puede decir que es un sitio, sino una zona habitacional con una gran cantidad de estructuras importantes, mayores en términos arquitectónicos, pero sin algún centro rector o zona que pudiera aparecer como el corazón del sitio.
Lo específico de Río Bec, que tuvo su mayor esplendor en el Clásico Tardío Terminal, es una estructura aquí, otra a 150 metros, otra a 200 por allá, y se desconoce si hubo un centro mayor que las demás, remarcó Michelet.
El especialista en Mesoamerica e investigador del Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS) y ex director (1984-1987) del Centro Francés de Estudios Mexicanos y Centroamericanos (Cemca), explicó que cuando se inició el Proyecto Río Bec, en 2002, se plantearon dos objetivos: El primero de ellos, determinar hasta qué punto se estaba frente a un sistema de organización social política diferente que dominó por espacio de 400 años (600 a 1000 d.C, años de su esplendor, pues la zona se empezó a poblar desde 600 a.C), y que se dispara del sistema tradicional de los mayas.
Tentativamente podríamos decir que estamos frente a un sistema de casas nobles sin que ninguna, o tal vez alguna, por un período breve, logre superar a las demás o imponerse a todos como ocurre con las familias reales de otros sitios, refirió. Estamos realmente a nivel antropológico frente a una cosa relativamente nueva en la arqueología maya.
El segundo objetivo, explica, es de orden económico, pues no se ha determinado el sistema de producción en el que se basó la bonanza de esta ciudad de nobles.
Nos preguntamos cómo pudo haber una población aparentemente con éxito más numerosa que la actual, la que se supone terminó más o menos mal. Estamos buscando sobre qué bases se desarrolló esta región, inclusive a nivel agrícola.
Los datos que han arrojado las investigaciones del grupo que encabeza Michelet permiten pensar que tal vez los habitantes de esa zona contaban con métodos de cultivo más eficientes que los modernos, lo que les permitió nutrir a sus poblaciones. Por ello, abundó el especialista, han enfocado sus trabajos al aspecto agrícola y del abasto del agua, pues hoy en día la población de la zona sufre de escasez de agua, e incluso el ejido tiene que abastecerse de pipas municipales.
Hay agua profunda, pero los mayas no tenían pozos con bombas. Incluso el agua que se encuentra a baja profundidad no es buena, acotó.
No obstante, se sabe que los antiguos pobladores de Río Bec usaron las aguadas, que son depósitos abiertos, naturales o artificiales, para la captación de agua pluvial, y que tenían formas de conservar la limpieza de esa agua. Esa es una tradición prehispánica que se perdió y que los habitantes actuales ya no usan. De cualquier forma hay que preguntarse de qué vivía esa gente.
El arqueólogo indicó que una vez que se concluya la quinta etapa del proyecto y cuarta de excavación, la investigación de campo será dejada de manera provisional, aunque se continuará con obras de consolidación para seguir dando mantenimiento al sitio y ampliar lo que se puede visitar.
Pero la investigación arqueológica se detendrá de uno a dos años, porque se necesitará reflexionar en torno a la gran cantidad de datos que hay.
Lo investigado hasta ahora representa una mínima parte, hay trabajo para siglos, porque no sabemos dónde termina el sitio; es una zona que se extiende y se pierde y no sabemos hasta dónde llega, expresó Michelet.
Fuente: CALAKMUL (Notimex). Diario de Yucatán, 13 de abril de 2005
Enlace: http://www.yucatan.com.mx/noticia.asp?cx=17$3301000000$3010584&f=20050413
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