Blogia
Terrae Antiqvae

Petra. La Ciudad rosa del desierto

Petra. La Ciudad rosa del desierto Por Dra. Ana Mª. Vázquez Hoys, Profesora titular de la U.N.E.D

He estado en Petra varias veces. Las dos últimas salí de ellas de noche, con luna llena. La policía jordana cerraba de la marcha de los últimos visitantes. Y las piedras del desfiladero, iluminadas por la luna, cobraban vida en la noche fría de primavera. Lo divertido de aquel día es que amaneció nublado. A las cinco de la mañana anuncié: "No podremos entrar en Petra porque el siq puede inundarse y moriremos ahogados, como unos turistas franceses hace algunos años".

Una amiga me miró y dijo: "Pues me ahogo. Yo entro. He traído en el móvil la música de Indiana Jones y yo no me quedo aquí".

Lo de no entrar era una broma, porque no llovía ni llovió. Pero...entré en Petra con la música del móvil de Silvia. Así que a ella y a todos los que conocen Petra por Indi...aunque solo sea por Indi ( y por su padre, claro, ya que no solo de Arcas perdidas viven las señoras), dedico parte de un artículo que escribí hace unos años. Otro día os pasaré más y algunas fotos muy especiales, con nabateos, cabras y bebés.

También dedico este artículo a Pilar de Zaragoza, la guía española que me enseñó los altos senderos, las cuevas escondidas, los pasos inaccesibles, la que tantas niñas nabateas ha traído al mundo, salvando muchas vidas y ahora sufre tanto. A ella y a los amigos de Ammán que hacen y venden dagas, un abrazo en la distancia. Va por vosotros, amigos. Que Al´Uzza nos junte otra vez en los Lugares Altos.

Espacio, Tiempo y Forma, Serie II, Historia Antigua, t. 10, 1997, págs. 253-274

Petra. La Ciudad rosa del desierto.

RESUMEN

Petra, la ciudad rosa del desierto jordano, es conocida, sobre todo, por el bello color de sus piedras. A menudo se olvida su importancia histórica, como sede de los edomitas , enemigos de Israel en el Antiguo Testamento y más tarde de los nabateos, pueblo nómada árabe de excelentes comerciantes, intermediarios entre el Próximo Oriente y Occidente.

Sólo el pueblo romano, en el siglo 11 d.C. cambió la suerte de Petra, que permaneció olvidada durante diez y siete siglos.

En los últimos tiempos, el esfuerzo de los viajeros y arqueólogos ha permitido conocer quienes eran sus habitantes, donde vivían, qué pensaban y cuales eran sus dioses.

ABSTRACT

Petra, the «pink town» of the Jordan desert, is mainly known for its beautifully coloured stones. Often, we may forget about its historical significance as headquarters of the edomites —Israel’s enemies in the Old Testament— and, afterwards, royal! city of the nabateans, Arabian nomads mainly known for their commercial importance as intermediaries between the near East and Occident. It was only on the U century after J.C. that the Roman people changed Petra’s chance, letting the city remain «forgotten» during almost seventeen centuries. On the last two centuries, Petra was awakened of /the lethargic sleep by unfatigable travellers and archaeologists. Thanks to them, we have got to know about Petra's inhabitants, their thoughts, their ways of thinking, how they were living, and the name of their gods.

I. INTRODUCCIÓN

En el actual reino de Jordania, en los límites del mundo civilizado occidental, se encuentran las ruinas de la antigua ciudad de Petra «LA PIEDRA», término que no parece referirse a una ciudad, sino a un elemento del reino mineral.

Lo que denominamos «Petra», a menudo con el añadido de «la ciudad rosa del desierto», título de nuestro trabajo, no es, en realidad, sólo o únicamente una ciudad.

En el sentido actual de la palabra, entendemos el término «ciudad» como «un conjunto de calles y edificios», o «un núcleo de población, generalmente grande, que antiguamente gozaba de mayores prerrogativas que las villas».

De la ciudad que fue capital de un reino de nómadas nabateos no quedan hoy casi estructuras construidas, ni muchas ruinas de muros o edificios públicos. Podríamos decir que Petra «No es», puesto que es el paisaje y no sus estructuras ciudadanas visibles las que nos permiten hablar de ella como «la ciudad rosa». Petra es un círculo de rocas rosas, naranjas, amarillas, que cambian de tono a cada instante según cambia la situación del sol en el cielo. Un círculo de rocas, de montañas, sobre las que dominaba la Luna, la diosa de la fertilidad, al'Uzza, la principal diosa de los nabateos, que iluminaba con sus pálidos rayos los altares de sacrificio, denominados «lugares altos», donde debieron morir numerosas víctimas humanas en las noches de primavera.

II. SITUACIÓN GEOGRÁFICA:

LA ENCRUCIJADA DEL COMERCIO DEL PRÓXIMO ORIENTE ANTIGUO

Podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que el Próximo Oriente tiene dos coordenadas que lo condicionan morfológica y geográficamente: Los ríos y el agua (1).

Efectivamente, sus primeras civilizaciones conocidas se encuadran en las cuencas de los ríos Tigris, Eufrates (sumeria, acadia, babilonia, asiría) y Nilo (egipcia), por lo que se acuñó para ellas el término de «civilizaciones hidráulicas».

Además, enormes extensiones de desiertos rodean las fértiles tierras regadas por las aguas de estos míticos ríos, como el del Sinaí, tan cercano a Egipto o el gran desierto de Arabia, cuna de los pueblos semitas, que bordea el Golfo Arábigo o Pérsico. En él se encontraba, entre otras, la isla de Dilmún (hoy Bahrain) con sus minas de cobre, ya conocidas desde el III milenio a.C., cuyos dátiles eran famosos en Mesopotamia, formando hoy parte de los Emiratos árabes, grandes centros distribuidores de las riquezas que confluyen en ellos desde el Extremo Oriente, como primera escala de la encrucijada entre Oriente y Occidente que es esta gran zona.

Desde aquí, las mercancías llegaban también por un mar de arena, los desiertos de Arabia y Jordania, a través de difíciles rutas jalonadas de peligros, hasta los puertos del Mediterráneo. A partir de aquí, los pueblos costeros, entre ellos los fenicios desde el siglo x a.C. como antes los palestinos y los cicládicos del II milenio, se encargaban de distribuirlos por todo el Mediterráneo e incluso fuera de él (2) en grandes caravanas de camellos, animal crucial para este tipo de comercio por zonas desérticas.

Arabia, según Herodoto,(3).

«es la más meridional de las tierra habitadas. Y es el único país que produce incienso, mirra, cinamomo y resina. Y todos estos productos, a excepción de la mirra, los árabes lo extraen con dificultad. El incienso lo obtienen quemando estoraque, que los fenicios exportan a Grecia; lo queman y entonces obtienen el incienso. Los árboles que producen incienso los custodian serpientes aladas, de pequeñas dimensiones y variados colores, que revolotean en torno a cada árbol. Éstas son las serpientes que invaden Egipto».

También Herodoto se refiere a las dificultades para obtener el estoraque y el cinamomo, aventuras que los fenicios relataban a los griegos, envueltas en leyendas, protagonizadas por animales fabulosos y llenas de peligros sin cuento, lo que aumentó la fama de estos lugares alejados y el precio de las mercancías que proporcionaban. El profeta Ezequiel (4) describe magníficamente esta situación para el siglo VIII a.C., refiriéndose a Tiro (5).

«Los hijos de Dedán comerciaban contigo, muchas islas se hallaban bajo la dependencia de tu comercio, portándote como tributo colmillos de marfil y maderas de ébano. Edom comerciaba contigo por la abundancia de tus productos, rubíes, púrpura roja, recamados, lino fino, retales y carbunclos daban por tus mercancías. Judá y el país de Israel traficaban también contigo; trigo de Minnir, perfumes, miel, óleo y bálsamo daban consecuencia de la abundancia en toda riqueza, con vino de Helbón y lana de Sahar, Wedán y Yawán, desde Uzal, entregaban por tus mercaderías hierro forjado; canela y caña aromática figuraban en tus transacciones. Dedán traficaba contigo en sillas de montar. Arabia y todos los príncipes de Quedar se hallaban bajo la dependencia de tu comercio, traficando en corderos, carneros y cabríos. Los mercaderes de Son y Marnah comerciaban contigo: el más calificado bálsamo y toda clase de piedras preciosas y oro daban por tus mercancías. Harán, Kanneb y Eden, así como los mercaderes de Sebbám, Azur y Killete y bordados abigarrados, tapices multicolores, cuerdas sólidamente trenzadas. Las naves de Tarsis en tu mercado constituían tus caravanas comerciales. Tu fortuna y tus mercancías, tus artículos de importación, / tus marineros, tus pilotos, tus calafates, tus importadores de artículos importados / y todos tus guerreros que había en ti y toda la comunidad / que existía en medio de ti caerán en el corazón de los mares/ el día de tu ruina». refiriéndose no sólo a las vías comerciales de esta ciudad sino a muchas de las ciudades de las que partían las rutas caravaneras, que se hallaban repartidas por todo el Próximo Oriente, de las que Petra sena un punto neurálgico, por su posición en medio del desierto, equidistante tanto del Mediterráneo como del Mar Rojo, en la ruta del Golfo Pérsico.

Más al sur de Egipto está Etiopía, que produce mucho oro. Posee numerosos elefantes y todo tipo de plantas silvestres y ébano. De Etiopia, cuyos habitantes son «los más altos y más bellos», vino a Israel, posible-mente la reina del país de Saba, Bilquis, (Reyes I, XX), famosa por sus riquezas y su belleza, cuyo reino, del siglo x a.C., es descrito por Eratóstenes de Cirene, Plinio, Diodoro Sículo y Estrabón, con los ricos tributos entregados a los soberanos asirios Tiglat Pileser III (745-728 a.C.), Sargón 11 (721-705 a.C.) o Senaquerib (705-681 a.C.). Saba controlaba la principal ruta caravanera que unía el Creciente Fértil con el sur de Arabia, el Yemen, que tenía el monopolio comercial de productos como oro, piedras preciosas, marfil, elefantes, sedas, hierbas medicinales, especias, esclavos, caballos y camellos.

Los sábeos llevaban los cargamentos de productos preciosos junto con los míneos, habitantes de la parte septentrional del Yemen, además de los gerreos, los qatabanitas y los hadramitas. A estos míneos, creadores del comercio, Plinio los pone en relación con Minos y Radamante, los dos legisladores míticos de Creta (6).

El país del incienso era Sabwa, la Sabota de Plinio (7), reino que comprendía todo el Yemen del Sur hasta el océano Índico, extendiéndose hasta la región de Omán, punto de partida de la ruta caravanera que por vía terrestre a través de Sabwa, Qataban, Saba, Ma'in e Higaz llevaba el incienso hasta la costa del Mediterráneo.

Para evitar los numerosos peligros del viaje era preciso pagar tributo a las tribus por cuyos territorios se pasaba. Todos estos tributos y peajes encarecían el precio de las mercancías, que describe muy bien Plinio el Viejo (8), en el siglo I d. C., a propósito del transporte del incienso: «Una vez cargado el incienso, es transportado a lomo de camellos a Sabota, donde se abre una de las puertas de la ciudad para que entren las caravanas.

Los reyes consideraban una ofensa capital el que los camellos cargados no pasaran por la calle principal de la ciudad. En Sabota, los sacerdotes se quedan con un décimo, establecido basándose más en la medida que en el peso, para el dios que llaman Sabis, y el incienso no puede ponerse a la venta antes que se efectúe esta operación.

»Este décimo se separa para hacer frente a un gasto público, puesto que el dios ofrece generosos banquetes a los huéspedes durante un número determinado de días. Después, el incienso sólo puede ser exportado a través del país de los jebanitas, y se paga una tasa al rey de aquel país. Su capital es Tornna, que dista 1.487 millas y media de la ciudad de Gaza, en Judea, en la costa mediterránea.

»EI viaje consta de 65 etapas, con paradas para los camellos. También se dan porciones fijas de incienso a los sacerdotes y a los secretarios del rey, pero, además de éstos, se entregan asimismo a los guardias y sus asistentes, a los centinelas y a los sirvientes.

De hecho, a lo largo de todo el trayecto nunca dejan de pagar; en un lugar por el agua, en otro por el forraje o por el alojamiento en las paradas o en las distintas aduanas. Y aun se ha de pagar a los aduaneros de nuestro Imperio (9). En consecuencia, el precio del incienso de mejor calidad alcanza los seis denarios por libra, mientras que la misma cantidad de incienso de segunda categoría cuesta cinco denarios y el de tercera tres.

La calidad del producto se deduce de su color blanco, de su viscosidad y de la rapidez con que arde. Además, no debe poder desmenuzarse con los dientes».

En el Tibet y en la Meseta de Mongolia también se usan como medio principal de transporte caravanas de camellos juntamente con los yaks (10).

III. UN PUEBLO DEL ANTIGUO TESTAMENTO:

LOS EDOMITAS Y LA CIUDAD DE TEMAN. S. IX-VI a.C.

Edom era una comarca al sur de Palestina, que se extendía entre el Golfo de Aqaba y el Mar Muerto. Comprende una faja de tierra de 160 Km. De largo por 32 de ancho, en su mayor parte montañosa y pobre, con esporádicas regiones de tierra fértil. Sus habitantes, los Edomitas (o idumeos) eran un pueblo semita, mencionado muchas veces en el Antiguo Testamento. Se instalaron al este de Arabia, entre el Golfo de Aqaba y el Mar Muerto hacia fines del siglo XIV a.C., en los territorios tomados por Hor, el horiía, que debe su nombre a que estos hombres vivían primitivamente de cuevas, es decir, eran los «horin» o «habitantes de las cuevas».

Después de ser despojados del monte Seir por Esaú (Edom), fueron en parte destruidos (Deut 2, 22) y en parte absorbidos (Gen 36) por los descendientes del mismo, los edomitas o idumeos, «hijos de Esaú», quienes a pesar de su parentesco con los israelitas (su lengua también era afín a la hebrea), no les permitieron atravesar sus tierras durante su éxodo por el desierto (Núm. 20, 14-21) en busca de la tierra prometida, con lo que quedó establecido entre ambos pueblos un antagonismo que se prolongó hasta la Era Cristiana. Fueron conquistados por Saúl, subyugados por David y sujetos a Judá hasta el reinado de Jorám. De nuevo conquistados por Amasias y Uzias, consiguieron su independencia bajo Ajaz y dominaron en el sur de Palestina a la caída de Judá. Hacia el año 300 a.C., los nabateos conquistaron el este de Edom y expulsaron a sus habitantes hacia el oeste y el norte y tuvieron que soportar el empuje de los príncipes Macabeos que guerrearon después con fortuna con ellos. Desde los tiempos de Juan Hircano (109 d.C.), la parte occidental de Edom (Idumea en griego (11)) fue regida por gobernadores judíos, uno de los cuales, Antipater, llegó a ser procurador de toda Judea el año 47 d.C. y fundador de la Dinastía herodiana. Después de la destrucción de Jerusalén el año 70 d.C. por Roma., el país fue anexionado a la provincia romana de la Arabia Pétrea.

Sus principales ciudades fueron Sela (tal vez Petra), Bostra, Maon, Punon y los puertos de Elath y Ezion Geber, en el Mar Rojo. Su modelo de monarquía, la misma que tenían los países vecinos de Moab, Amón y Aram, que poseían un fuerte fundamento nacional, sin sucesión dinástica, fue seguido por Israel, aunque nunca se pudo superar la corriente de la actual monarquía jordana (12).

«Los nabateos son un pueblo muy sensato y tan inclinado a acumular riquezas que multan a quienes hayan disminuido su fortuna, a la vez que conceden honores a quienes la hayan aumentado Como tienen muy pocos esclavos son servidos normalmente por miembros de su propia tribu y esta costumbre es válida también para su rey. Este participa en los banquetes, preparados con gran magnificencia y en común, en los que cantan dos muchachas Pero nadie bebe más de 11 copas, usando cada vez una copa de oro distinta El rey es tan demócrata que incluso se sirve a si mismo y a veces a sus invitados. A menudo hace un balance de su reinado ante la asamblea popular y a veces se examina incluso su medio de vida. Las casa de los nabateos, construidas de piedra, son muy lujosas, y como viven en paz, las ciudades carecen de muralla.»

V. RECURSOS ECONÓMICOS:

«La mayor parte del país está bien provista de frutos, excepto de aceitunas. De hecho se usa el aceite de sésamo. El ganado tiene el pelo blanco y los bueyes son robustos. No hay caballos y en su lugar se utilizan camellos. En cuanto a su vestido, llevan túnicas, pero se ciñen con un cinturón y calzan sandalias. Los reyes llevan el mismo vestido, pero de color púrpura. Los productos locales son oro, plata y la mayor parte de los perfumes. En cambio el cobre, e! hierro, los vestidos de púrpura, el estoraque (un bálsamo obtenido de la corteza de un árbol), el azafrán, los tintes, o los objetos de metal repujado o trabajado a troquel no se encuentran en el país y han de importarse».

En el siglo IV d.C., Armario Marcelino describe así el reino nabateo:

«Adyacente a Palestina se encuentra Arabia, que por un lado limita con el país de los nabateos, tierra de valiosos y variados productos y llena de imponentes castillos y fortalezas, que el cuidado atento de sus primeros habitantes ha transformado en zonas habitables y bien defendidas para rechazar los ataques de las ciudades vecinas. Esta región posee también grandes ciudades como Bostra, Gerasa y Filadelfia, todas ellas defendidas por imponentes murallas».

Bostra estaba a 90 Km. al sur de Damasco y era colonia de Petra, así como Gerasa y Filadeifia. Bostra, en época helenística, era solo una de las muchas ciudades caravaneras de la ruta que comunicaba Arabia con los principales centros comerciales de Siria y Palestina. Durante el reinado de Trajano, se convirtió en la ciudad principal de la provincia romana de Arabia con el nombre de NOVA TRAIANA BOSTRA, sede de la Legión III. Cirenaica (14), en una excelente combinación de ciudad caravanera y campamento militar romano, reforzada por campamentos militares, castillos y torres que protegían del enemigo la nueva provincia y vigilaban la ruta caravanera al sur de Petra, bajo cuyo control había estado mucho tiempo.

VI. EL ENEMIGO SECULAR DE ISRAEL

La respectiva extensión de los pueblos edomita y hebreo hizo que se enfrentasen, ya en época de los Patriarcas, antes de mediados del II milenio, lo que degeneró en guerras en la época de los Jueces (s. XII a.C.) y la monarquía de Saúl (s. XI a.C. (Jueces 3, 6-10; 1er. Libro de Samuel 14, 47). El rey de Israel, David, se apoderó del país edomita, en el que su lugarteniente Joab asesinó a todos los hombres.

Salomón reforzó su empresa en Edom fundando el puerto de Ezion-Geber, desde donde lanzó su flota hacia el comercio del Mar Rojo. Aprovechándose de la debilidad israelita a la muerte de Salomón, los Edomitas recobraron su independencia, lo que no pudieron impedir los reyes de Judá, Amasias (796-781) y Azarías (781-740).

En el curso de estas guerras, el rey Amasias se apoderó de la ciudad denominada Sela, «la roca», un lugar identificado por algunos autores con el macizo montañoso de Umm el Biyarah, al S.O. del circo de montañas donde se extiende la ciudad baja de Petra. En esta ocasión, diez mil cautivos fueron precipitados de lo alto de las rocas.

Aprovechándose de la toma de Jerusalén por los asirios (587 a.C.), para ocupar el sur de Judá, los edomitas se ganaron el odio eterno de los judíos y los profetas Isaías, (Isaías 34), Jeremías (49, 7-22), Ezequiel en sus «oráculos contra las naciones» (25, 12-14), Abdias, en su visión sobre Edom y Malaquías( 1, 3-3), alzaron sus voces con la maldición de Yhavé contra Edom.

Tras la vuelta del exilio babilónico, Israel echó de nuevo su sandalia sobre Edom, según la imagen antigua que significa «posesión» (Salmos 60, 10):

«Moab, la jofaina para lavarme, sobre Edom lanzaré mi sandalia, sobre Filistea gritaré la victoria».

En los textos de Jeremías y Abdías se hace alusión a las alturas de la Roca y a los nidos de águila que formaban sus alturas:

«A ti que habitas en las cavernas de las rocas, que tienes la altura por morada y que dices en tu corazón: ¿Quien me hará descender a la tierra?

Aunque te eleves como el águila, aunque coloques tu nido entre las estrellas, te haré descender de allí» (15).

En efecto la ciudad era más una posición defensiva que una ciudad en el verdadero sentido del término: Una posición fuerte donde los edomitas podían esconderse en caso de peligro sin necesidad de construir edificios ni levantar paredes, refugiándose en las cuevas naturales. La ciudad de los edomitas orientales debía ser, en realidad, Buseirah, a 50 Km al norte a vuelo de pájaro de la ciudad del desierto.

VII. LA APARICIÓN DE LOS NABATEOS: LA CIUDAD DE GAIA

El movimiento de los clanes edomitas hacia el sur de Judá hacia el siglo VI a. C. debió ser correlativo a las presiones de la tribu árabe de los Nabateos una humilde tribu nómada de camelleros que había vivido nómada al sur de Edom y el norte de Arabia hasta la época de la dominación persa.

En las Crónicas del rey asirio Asurbanipal (668-627 a.C.) se cita a un grupo denominado Nabayates, así como a la tribu aramea de los Nabatu (16).

A los Nabateos como tales se les cita en las inscripciones griegas de la zona junto con otra tribu árabe, los Shalamu, a los que Esteban de Bizancio pone en relación con los Nabateos, pueblo que se hará conocido ya en el mundo helenístico, aunque su más antigua mención figura en Diodoro Siculo XIX, 94-100, que escribió en época de Augusto: «Poco después del 312, el Diadoco Antígono que defendía entonces Siria contra Ptolomeo y Seleuco, mandó a un amigo con un considerable numero de tropas ligeras contra los nabateos, porque estos actuaban contra sus intereses...con el encargo de llevarse sus rebaños. El amigo esperó a que los nabateos aptos para llevar las armas abandonasen la guarida de Petra, luego penetró a través de la estrecha garganta y en el cráter donde después habría de construirse la ciudad de Petra y por un estrecho sendero excavado por los hombres escaló la roca sobre la cual solían los nabateos poner a buen recaudo a las mujeres, ancianos y niños y los tesoros. Hizo un botín de incienso, especies, y de plata, pero no los rebaños, que pacían en el altiplano, fuera de allí.

Los árabes, a pesar de que se hallaban alerta, fueron cercados por el hijo de Antígono hasta que éste accedió a una suspensión de las hostilidades a cambio de valiosos presentes y de la entrega de rehenes. Posteriormente, el armisticio se convirtió en paz».

La ciudad nabatea llevaba el nombre de Gaia, residencia de los soberanos antes que se instalasen definitivamente en el circo rocoso conocido después por Petra. Esta Gaia sucedía a una aglomeración edomita, a menudo identificada con la Teñan bíblica, excavada en 1967-68 por Mrs. Cristal M. Bennett cerca de Petra. En el siglo VI a.C., los nómadas nabateos comenzaron a sedentarizarse, infiltrándose en el país edomita. El nombre de Gaia aparece a menudo en las inscripciones del dios Dusares, denominado «dios de Gaia».

VIII. UNA CULTURA ARAMEA

Esta zona y sus habitantes fueron absorbidos e influidos culturalmente por la importante corriente de los árameos o Aklamu, tribus de nómadas semitas ya errantes en el siglo XIII a.C., empujados hacia el oeste por la «Invasión de los Pueblos del Mar (siglo XII a.C.), de los que formaban parte los caldeos, que dieron lugar a la X Dinastía de Babilonia o Imperio Neobabilónico (625-539 a.C.), llegando hasta la región de Palmira y Karkemish (17).

Esta migración aramea fue el hecho histórico más importante del Próximo Oriente durante el II milenio. A pesar de que al final las vicisitudes políticas les fueron desfavorables, su lengua suplantó al hebreo en Palestina, fue la lengua oficial del Imperio Persa y del Neobabilónico, durando hasta la época de Jesucristo, que hablaba arameo y manteniéndose como lengua litúrgica en algunos lugares del Próximo Oriente, como en Madaba, en Siria, donde los cristianos maronitas aún rezan y dicen la Misa en arameo.
El nombre arameo de Petra era RQM, leído REQUEM o REQUAM, pero el topónimo exacto era «Reqem cerca de Gaia».

IX. PETRA EN EL MUNDO HELENÍSTICO

A la muerte de Alejandro se formaron los reinos helenísticos y la región nabatea fue fuente de conflictos entre Lágidas y Seleúcidas, debido a su condición de encrucijada de comercio, tanto marítimo como terrestre, cerca del Mar Rojo y las rutas de desierto de Arabia, hacia Egipto y los puertos del mar Mediterráneo oriental (18).

En este cruce de caminos, Petra servía de depósito de tesoros y de centro dispensador de comercio. El carácter poco belicoso de los nabateos les hizo apoyar a menudo a una u otra Dinastía, tanto la siria o Seleúcida como la egipcia o Lágida, buscando solo la libertad de su comercio.

El progreso de los judíos Asmoneos les hizo luchar contra ellos. Y finalmente cuando Roma llegó a Oriente, se enfrentaron a las fuerzas de Pompeyo.

X. LA SOMBRA DE ROMA. LA PAX ROMANA. EL FINAL

Un rey nabateo llegó hasta Damasco en el año 84 a.C. y eso hizo que los romanos los tuviesen en cuenta. Pompeyo el Grande mandó contra Petra a su lugarteniente Scauro, que no pudo tomarla, aunque consiguió un tributo en plata de los nabateos, a cambio de su libertad. La ciudad se convirtió en residencia real con Arelas III.

Los sucesores de este soberano se encontraron en posición bastante crítica con Augusto y los Partos, entre Antonio y Augusto y cara a las ambiciones de Herodes el Grande de Judea (37-4 a.C.), de origen idumeo, es decir, edomita.

ARETAS IV (8 a.C.-40 d.C.) llevó a cabo una hábil política llegando en su influencia hasta Damasco nuevamente, ya que en ella residía una importante colonia nabatea, que tenía a su cabeza un etnarca dependiente de Arelas, según dice San Pablo en su II Epístola a los Corintios 11, 32.

Durante el gobierno de este rey se construyeron en Petra bellas tumbas, así como en Hegra, una colonia de Petra en Arabia.

La anexión de Arabia por Trajano debió representar un duro golpe para el comercio caravanero de Petra. De hecho, Trajano convirtió en capital de la provincia de Arabia la ciudad de Bostra, más al norte, que se convirtió también en el centro comercial, suplantando a Petra que atravesó un periodo de decadencia relativa.

A partir del 106 d.C., en que Trajano destruyó Petra, las caravanas ya no pasaban necesariamente por la capital nabatea, sino que preferían la ruta más corta que pasaba por Bostra, en la que fueron a confluir cinco vías de comercio, las que antes fluían desde Petra. Las monedas llevaron el nombre desde la época de Heliogábalo de NEA TRAIANA BOSTRA, bajo Severo Alejandro la leyenda de COLONIA BOSTRA y más tarde COLONIA METROPOLIS BOSTRA (19).

Como consecuencia, los mercaderes más emprendedores de Petra emigraron a Bostra, que fue embellecida en tiempos del emperador que nació en ella: Filipo el Árabe.

También la pérdida de los privilegios por parte de Petra fue la causa de la prosperidad de dos ciudades: La primera fue Palmira, la ciudad del desierto sirio, visitada en 116 por Trajano, que la colmó de privilegios, haciéndola Adriano ciudad libre en 129 d.C., tomando la ciudad el nombre de Adriana Palmira. La segunda sería Jerasa, uno de cuyos arcos construidos lleva el nombre del emperador hispano (20).

XI: LAS EXCAVACIONES

Petra no fue conocida modernamente hasta la visita de Johnn Ludwig Burckhardt en 1812, viajero que pasó gran parte de su vida en riente Medio explorando los lugares antiguos, haciéndose pasar por musulmán como luego harían otros ilustres viajeros como León de Laborde en Jerasa.

Cuando llegó a Siria, Burckhardt se hizo pasar por mercader. Al oír hablar de las ruinas de una fantástica ciudad antigua decidió ir a visitarla, incorporándose a una caravana para evitar ser considerado como espía.

Cuando llegaron cerca de la tumba de Aarón, situada en una cumbre cerca de Petra, expresó el deseo de ir a hacer allí un sacrificio a este profeta y se alejó acompañado de un guía, hasta llegar al riachuelo Wadi Musa, que por la garganta llamada “siq” que se estrecha cada vez más, llega al circo rocoso que constituye el abrigo de la ciudad.

Lo que allí vio le hizo identificarla con la antigua Petra, sobre la que se había cumplido la maldición bíblica:

“Vosotros que vivís en las hendiduras de la roca que sostiene la cima de la colina, aunque hagáis vuestro nido tan alto como el águila, Yo os haré bajar de él, dice el Señor. Y Edom, caerá en la desolación, y todo aquel que pase por allí quedará atónito”( Jer.49).

Diez años más tarde, el reverendo Robinson, un estudioso norteamericano de arqueología bíblica, visitó Petra durante un viaje a Tierra Santa y, Biblia en mano, identificó una serie de lugares que hasta entonces habían sido sólo nombres sin soporte material ni fundamento real para la cultura occidental.

Treinta años después empezaron las primeras exploraciones científicas, llevadas a cabo por la Palestine Exploration Fund y, después, por la American Palestine Society, seguidas después por tres exploraciones alemanas, inglesas, norteamericanas y francesas (21).

En 1840, Henrv Layard, el descubridor de Nínive, se refería a esta ciudad diciendo que lo que más sorprendía de Petra (algo con lo que coinciden todos los arqueólogos y viajeros que la visitan), es el inmenso trabajo de excavación, realizado en el flanco de la montaña, para construir esas fachadas de edificios inmensos, con tan poco fondo en su interior. «Deja estupefacto que un pueblo haya transformado, con grandes esfuerzos la roca viva en templos, teatros, edificios públicos y privados, construyendo así una ciudad en los confines del desierto, en una región inhóspita y sin agua».

Incluso un observador atento como Layard se había hecho eco de la creencia popular en que la ciudad estaba excavada en la roca viva, cuando, en realidad, lo que tenía frente a él era una ciudad construida en buena parte con estructuras exentas.

El área urbana está rodeada por una muralla construida a finales de la época helenística, mientras que, en un primer momento, sólo la ciudadela estaba fortificada. A la entrada del Siq, el estrecho pasadizo, formado por el curso del Wadi Mousa, cuyas aguas fueran desviadas en la antigüedad, se encuentra una necrópolis rupestre que presenta los característicos nafesh, obeliscos o estelas que simbolizan el alma del difunto. En algunos casos, las fachadas son lisas, con una puerta en la parte inferior que puede estar enmarcada por pilastras y arquitrabes. La parte superior está decorada con dos hileras de pináculos escalonados. Estos monumentos se pueden fechar a finales del siglo II a.C. y constituyen la perduración en el tiempo de un tipo de tumba muy extendido en Siria en época helenística. También se encuentra otro tipo de fachada, contemporáneo o ligeramente anterior a la precedente. La parte superior de la tumba presenta, en lugar de los pináculos, dos grandes peldaños colocados en los ángulos, con la base hacia el interior, que descansan sobre un friso.

Al final del camino del Siq se puede observar la espléndida fachada de piedra roja de la tumba llamada Él Khazneh Firaun («El tesoro del Faraón»), tal vez la más elegante y coherente de las fachadas de tipo helenístico de Petra. El piso inferior, de gusto neoclásico, presenta una hilera de siete columnas corintias, rematadas por un tímpano, detrás del cual se encuentra la puerta principal, con un arquitrabe y acróteras laterales en forma de sépalo, que se repiten a los lados del frontón, decorado con volutas. El friso bajo el frontón lleva, en cambio, grifos afrontados y relieves que representan corredores. El piso superior presenta una pared corrida de nichos enmarcados por columnas, con estatuas en su interior, que a los lados forma dos intercolumnios que enmarcan un thólos, de techo cónico, coronado por una urna, y decorado, en los intercolumnios, con estatuas. La central ha sido identificada con Isis Tyqué, una divinidad compuesta con ¡as características de la diosa egipcia Isis y de la griega Tyqué o Fortuna. La misma diosa que aparece en las monedas de Petra.

Se ha pensado que podría tratarse del mausoleo de Aretas IV, rey de los nabateos entre el año 9 a. de C. y el 40 d. de C.

Una de las construcciones más grandiosas de Petra es la del Ed-Deir («el Monasterio»), que se levanta sobre la elevación del mismo nombre, al noreste de la ciudad.

La vía principal de Petra en época romana es el «cardo máximo»), una calle pavimentada que sigue el curso del Wadi Mousa, en parte canalizado y en parte cubierto. La calle es más alta en el centro permite el desagüe, pero debía dificultar el paso de los animales de carga.

Al norte y al sur, la ciudad presenta una disposición en terrazas, bastante escarpadas, con viviendas excavadas en la roca. Al inicio del cardo se encuentra una piscina termal, unida a un ninfeo o fuente en forma de hemiciclo. Al sur se hallan las ruinas de tres caravanserais, denominados respectivamente «mercado superior», «medio» e «inferior». Se trata de amplios recintos cerrados en los que los mercaderes concluían las compraventas, hacían sus negocios y se intercambiaban piedras precio-sas, especias perfumadas y demás mercancías. En el lado de la calle, los mercados presentaban una serie de estancias alineadas que eran utiliza-das como tiendas, como en los actuales bazares. Al otro lado de la calle se encuentran los restos del palacio del rey de los nabateos, príncipes mercaderes,
verdaderos jefes caravaneros, que a veces se hacían llamar «filohelenos». Sobre todo después que incorporaron los territorios septentrionales helenizados a su reino, junto al palacio había un gimnasio, siguiendo las pautas comunes a todas las ciudades helenísticas.

No queda mucho de ambos edificios, pero los fragmentos arquitectónicos, e! tipo de decoración y los materiales empleados indican que los edificios destruidos no debían ser inferiores a monumentos como El Khazneh o El Deir, tanto en la estructura como en los detalles. Al gimnasio se accedía por una puerta que se encontraba en la parte externa de un arco de tres vanos, que tenía una importante función urbanística, ya que servía para disimular el punto donde confluían las áreas construidas anteriormente, dotadas de otra orientación. Una inscripción hallada en las cercanías del arco ayuda a clarificar la situación histórico-topográfica de esta parte de la ciudad. La inscripción es una dedicatoria en griego al emperador Trajano, durante el proconsulado de C. Claudio Severo, es decir, en el año 114 d. de C-, ocho años después de la anexión de la Arabia Pétrea a Roma (106 d. de C.).

Se sabe, por las inscripciones de los miliarios, que el sector meridional de la vía que Trajano mandó construir para unir Bostra al Mar Rojo se terminó 272 entre el año 110 y el 111. En cambio, la parte norte se terminó más tarde. La vía tenía seguramente como misión facilitar el tráfico caravanero que llegaba al Imperio romano procedente de Áqaba y Arabia (Mapa no 2). Como resultado de eso, Petra, una ciudad alejada de Roma, en medio del desierto, pero no por ello menos sofisticada que otras muchas ciudades de la zona, se abrió aún más al mundo exterior que en época helenística. Así pues, la erección de este arco monumental, construido tres años después de terminarse el sector meridional de la vía de Trajano, ha de situarse en el contexto de estos nuevos contactos con el mundo romano. De este modo, los habitantes de Petra, tras la anexión al Imperio, transformaron su ciudad en una verdadera metrópoli romana.

El arco constituía también la entrada monumental al santuario de Qasr el-Bint, en su fase más tardía. El santuario estaba rodeado por un témenos que presentaba una doble banqueta adosada al muro meridional.

En el interior, cerca de la entrada, había un pequeño edificio en forma de torre, anterior a la construcción del arco. Frente a él, adosado al pie derecho meridional del arco, se hallaba el vestíbulo. Al fondo de la zona sagrada s se levantaban el templo y el altar. El templo, de cuatro columnas en la fachada se elevaba sobre podio y presentaba un pequeño canal a la altura del suelo. La cella, precedida por el pronaos, poseía un adyton tripartito El altar perpendicular al templo, estaba construido sobre gradas.

La construcción de Qasr el-Bint no puede ir mas allá de los primeros años del siglo I d. de C.

En el área del santuario se han hallado bajorrelieves figurados que pertenecen seguramente a la parte superior del templo.

De este tema, la religión, los dioses y los lugares de culto de Petra trataremos en un próximo trabajo, al que añadiremos, asimismo, la abundante Problemática bibliografía y la problemática que no hemos podido abordar en este artículo, debido a los límites físicos de esta publicación.

Notas:

1.- VÁZQUEZ HOYS, A.Mª: Introducción a la Hª Antigua I. Próximo Oriente y Egipto. Mapa 1, Madrid , UNED, 1997, 2ª edición.

2.- VAZQUEZ HOYS, op.cit. mapa 58, p. 830

3.- Heródoto II, 11-12-,III, 107-114

4.- EZEQUIEL 27, 12-13

5.- Pr. la crítica de la cronología de este pasaje bíblico cfr. AUBET SEMLER, Mª Eugenia: Tiro y las colonias fenicias de Occidente. Ediciones Bellaterra, Barcelona 1987, p.101

6.- PLINIO, HN XII, XXX, 53, XXI, 56.

7.- PUNIÓ, NH VI, XXXII, 154-5.

8.- NH 63-65

9.- Plinio se refiere aquí al Imperio, en cuya época escribe

10.- VALLVÉ, M.: El camello. Editorial Araluci. Barcelona 1934. Los camellos han sido repetidamente usados por los servicios militares de transporte. Los romanos hicieron gran uso de ellos para el transporte de hombres y equipo y como caballería en el combate. El general Edmund Allenby uti-lizó unos 60000 camellos en su victoriosa campaña contra el ejército turco durante la I Guerra Mundial. El dromedario es superior al caballo o al mulo como transporte militar en las regiones desérticas.

11.- Aunque el Edom bíblico se extiende desde el Mar Muerto hasta la cabecera oriental del Mar Rojo, en la historia judía y romana se entiende por Idumea la parte septentrional de la Arabia Pétrea y la meridional de Judea hasta Hebrón.

12.- VÁZQUEZ HOYS, op.cit.p.876.

13.- AMIANO MARCELINO XIV, 8,13. La moderna investigación tiene sus dudas sobre el origen de estos pueblos. Cfr. NEGUEV, A. en ANRW II, 8, pp.520-686.

14 Sobre las legiones romanas en Arabia, la Legio III Cirenaica, la VI Ferrata, la I Parthica Philippiana y la IV Martia, así como los correspondientes auxilia y otros efectivos cf. SPEIDEL, M.P.: «The Román Army in Arabia», ANRW II, 8, pp. 687- 730.

15.- ABDIAS 1, 3-4.

16.- El origen de los nabateos sigue siendo una cuestión abierta, ya que como casi todos los nómadas del Próximo Oriente, su génesis es, por ahora, desconocida.

17.- VÁZQUEZ HOYS, A. Ma., op. cit. Mapa n° 54.

18.- VÁZQUEZ HOYS, A. Ma., Grecia desde el siglo IV. Alejandro Magno. El helenismo. Madrid, CU 118, tomo II, 1994, passim

19.- Cfr.NEGEV, en ANRW 17, p. 662.

20 BROWNING, I.: Jerash and the Decapolis. London 1982, fig. 44, p. 108.

21 AVI-YONAH, M. STERN, E.: Encyclopedia of Archaeological Excavations in the Holy Land. Oxford 1978; BUCKINGHAM, J.S.: Travels in Palestina , through the Countries of Bashan and Gilead, London 1821; BURCKHARDT, J.L: Travels in Syria and the Holy Land, London 1822; LABORDE, L. de: Voyage de la Syrie, París 1837.

8 comentarios

MANUEL -

New website to have a quick look on the nabatean site of Madain Saleh (Hegra).

Enjoy !

scarlett nielsen -

porque razón Petra está incluída en las peregrinaciones a Tierra Santa;qué importancia tiene para los cristianos?
gracias

Pedro -

Todo muy bien y muy documentado, pero tengo una precisión que hacerte: Pilar, la guía, es de Guadix.

Juan Umaña -

Por favor; si pudieran mandarme por correo las coordenadas de la ciudad de Petra a mi correo -por favor- se los agradeserçiamucho; Juan Umaña. Todo por la posibilidad que sea la ciudad de protección de la Iglesia...

pablo sigismondi -

Quiero felicitarte por la profundidad, conocimiento y abundante bibliografía presentada.

Anónimo -

Anónimo -

Очень хорошо!!!

lilian ruiz -

excelente articulo¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡