México. Las guerras determinaron crecimiento de la pirámide del Templo Mayor. Cambió 12 veces en 100 años; la de la Luna, en Teotihuacán, siete en 500 años
Foto: Aspecto de una maqueta del Templo Mayor y de la pirámide que tuvo 12 ampliaciones en cien años. En el círculo inferior izquierdo se localiza la esquina que forman actualmente las calles de Argentina y Justo Sierra, en donde fue descubierta la piedra basáltica que podría haber sido utilizada para los sacrificios. El arqueólogo Leonardo López muestra La piedra de la librería Porrúa, que representa una biznaga, y que fue hallada durante de la sexta temporada de campo del Proyecto Templo Mayor. FOTO Francisco Olvera
Explica Leonardo López que la biznaga estaría relacionada con la peregrinación de Aztlán.
Las dimensiones de la pirámide del Templo Mayor crecieron 12 veces en cien años, en contraste, con la de la Luna, en Teotihuacán, que en 500 años sólo tuvo siete extensiones, así lo reveló el arqueólogo Leonardo López Luján, quien encabeza las investigaciones en ambos monumentos históricos.
A dos semanas de que culmine la sexta temporada de campo del Proyecto Templo Mayor, que inició en octubre de 2004, el especialista explicó lo anterior previo al análisis de laboratorio de los vestigios hallados en la zona arqueológica.
Abunda: "La pirámide crecía cuando lo hacía el imperio, es decir, las ampliaciones eran tomadas por los mexicas como un pretexto de guerra y de conquista".
La causa principal -dijo- por la que la pirámide aumentó sus dimensiones no fue sólo por cuestiones técnicas, sino porque era un símbolo que representaba y hacía más famoso al imperio de Huitzilopochtli.
Sin embargo, los mexicas no construían sus pirámides sino que toda la mano de obra la aportaban los pueblos aliados y los sujetos cautivos.
Las 12 modificaciones a la pirámide del Templo Mayor, subraya, fueron identificadas por Eduardo Matos, quien hace 27 años inició el proyecto, a raíz del hallazgo de la Coyolxauhqui.
Lo cierto, apuntó, tras esas décadas de distancia, es que "nuestros conocimientos sobre la antigua ciudad han cambiado radicalmente".
Ello -aduce- debido a que hay muchos aspectos y detalles de la vida en este lugar que pasaron inadvertidos o quizá no les interesaron a quienes narraron parte de la historia de este sitio.
"Por ejemplo, un religioso no se fijaba para explicar un caso trivial como los materiales con los cuales fue hecha la pirámide."
Acorde con sus premisas, la sexta temporada de Campo enfatiza la recuperación de datos acerca de la procedencia de los materiales constructivos, así como de las técnicas y de los estilos arquitectónicos como complemento de la información histórica sobre los procesos de producción e intercambio de bienes; el área de dominio de la Triple Alianza, y las relaciones de Tenochtitlán con otros pueblos a lo largo del tiempo.
En el presente año, el equipo que coordina López Luján halló 19 lápidas talladas en relieve con imágenes de dioses, plantas, sacerdotes y fechas calendáricas, la cuales fueron localizadas bajo el piso de la fachada principal del Templo Mayor.
Se descubrieron boca abajo varios grupos de construcciones que sirvieron para conformar el piso de una de las cuatro etapas de la fachada del Templo Mayor, y según indican los primeros estudios, dichas lápidas habrían formado parte de la ornamentación de una etapa más antigua a la misma pirámide.
Sobre la ofrenda de consagración, segundo hallazgo dado a conocer en julio pasado y que revela el sacrificio de niños en honor de Huitzilopochtli, Leonardo López Luján explicó la relevancia y la múltiple información que proporciona encontrar entierros y ofrendas.
"Estos depósitos rituales nos sirven para entender cuáles eran sus creencias, sus mitos básicos, los ritos que llevaban a cabo, porque los objetos no están arrojados al azar."
Los objetos, subrayó el arqueólogo, siguen una distribución espacial muy estricta. "Muchas ofrendas son cosmogramas, una representación miniatura del universo".
Por ejemplo -continúa- "el sacerdote ponía en la ofrenda una capa de arena marina y luego corales, peces, caracoles, es decir, todo lo que tiene que ver con el inframundo, ese mundo acuático que está bajo la superficie de la tierra".
Luego, ponían pieles de cocodrilo con sus cráneos y escamas, ponía tortugas o peces sierra, "todos los animales que simbolizan la costra terrestre que flotaba sobre ese mundo acuático. Y finalmente, en la parte superior, colocaban aves, águilas, garzas, todos los seres que tienen que ver con los cielos".
Por ello, explicó el hijo de otro destacado arqueólogo, Alfredo López Austin, "es sensacional descubrir estas ofrendas, porque entonces entiendes no sólo la economía y la política, sino también el simbolismo, la cosmovisión y la religión".
Datos de la peregrinación de Aztlán
Sobre el más reciente hallazgo, la Piedra de la Librería Porrúa, el equipo de López Luján supone que esa representación de una biznaga era utilizada para sacrificios.
Sobre la sólida roca basáltica hallada entre la esquina que forman las calles de Argentina y Justo Sierra -que data de finales del siglo XV y principios del XVI- cabe recordar, dijo el especialista, que "para los mexicas, la biznaga era uno de los símbolos por excelencia de las tierras áridas, y por tanto, de sus orígenes norteños.
"Poco tiempo después de que este pueblo abandonó la mítica Aztlán y emprendió su largo recorrido hacia la tierra prometida, sucedió algo trascendental: ocho personajes llamados mimixcoah cayeron del cielo sobre biznagas y mezquites."
De inmediato, los mexicas obedecieron la orden de su dios Huitzilopochtli de sacrificar a los mimixcoah, extrayéndoles el corazón sobre plantas espinosas y así nutrir al Sol. "A continuación, el dios les dijo a sus protegidos que ya no se llamarían aztecas, sino mexitin o mexicas, y les dio los instrumentos para convertirse en un pueblo conquistador. Tal (narración) se observa en el Códice Boturini".
Dado que el monolito no se encontraba en su posición original, pero sí rodeado de cables eléctricos y telefónicos, los arqueólogos analizarán la pieza en laboratorio para complementar el rompecabezas sobre su función, procedencia y contexto histórico. También la pieza superó las inclemencias del tiempo y el abandono, y estuvo a la vista colocada como un ornamento, hasta que después fue perdiéndose tras los hundimientos de la capital y las construcciones modernas.
Con esta serie de hallazgos del pasado prehispánico, ambos proyectos, el de Templo Mayor y el Programa de Arqueología Urbana suponen que la antigua ciudad de Tenochtitlán tenía una superficie estimada de 13.5 kilómetros cuadrados y estaba habitada por cerca de 200 mil personas.
El objetivo de los dos proyectos es añadir piezas a un rompecabezas que, a decir de López Luján, "sin duda no estaríamos en condiciones de completar, dado que es una zona urbana y no es cualquiera dato que el Centro Histórico es Patrimonio de la Humanidad e integra la mayor concentración de monumentos que hay en todo el continente americano".
Ello implica -continuó- que no podríamos excavar en cualquier lugar, porque estamos rodeados por joyas arquitectónicas de los siglos XVIII, XIX y XX (como edificios barrocos, neoclásicos, ecléctico porfiriano, art nouveau y art decó). "Por ello no podemos demoler cualquier construcción. Sería sacrificar parte de nuestro patrimonio por recuperar otra parte".
Fuente: ANA MONICA RODRIGUEZ / La Jornada, México, 22 de agosto de 2005
Enlace: http://www.jornada.unam.mx/2005/08/22/a09n1cul.php"
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(2) La Piedra de la Librería Porrúa al parecer se utilizó para fines sacrificiales: INAH
Descubren arqueólogos un monolito fuera de la zona del Templo Mayor.
La estructura basáltica representa una biznaga, y ''es única en su tipo''
El hallazgo ocurrió en la intersección de las calles de Argentina y Justo Sierra
(Foto) La pieza basáltica, que data de finales del siglo XV y principios del XVI, fue hallada entre nodos de cables de redes telefónicas y de electricidad FOTO Francisco Olvera
Un monolito mexica adosado a la pared de la Librería Porrúa, utilizado presuntamente para sacrificios, fue descubierto el sábado anterior por especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) afuera de la zona arqueológica del Templo Mayor.
La escultura basáltica de grandes proporciones es ''única en su tipo" y representa una biznaga, que ''habría servido como piedra sacrificial, la cual aún conserva pigmentos de color rojo", explicó el arqueólogo Leonardo López Luján, quien encabezó los trabajos de la sexta temporada de campo del Proyecto Templo Mayor, que comenzó hace 27 años en el área.
El siguiente paso, agregó, será someterla a un detallado análisis y a un tratamiento de conservación para después exhibirla en el museo de ese lugar.
La pieza hallada entre nodos de cables de redes telefónicas, electricidad y fibra óptica, data del periodo de finales del siglo XV y principios del XVI. Es única en su tipo, dijo López Luján, tanto por sus dimensiones (56 centímetros de altura por 77 centímetros de diámetro y con 600 kilos de peso) como por la calidad estética en que fueron esculpidas sus costillas y espinas.
El arqueólogo, quien también trabaja en las excavaciones de la pirámide de la Luna, en Teotihuacán, explicó que este nuevo hallazgo en la intersección de las calles Argentina y Justo Sierra fue llamado Piedra de la Librería Porrúa, siguiendo la convención arqueológica de nombrar a los monumentos de la antigua Tenochtitlán con el apelativo del lugar donde fueron descubiertos.
Y la originalidad de la piedra basáltica radica -dijo- en que los mexicas no se caracterizaban por esculpir plantas, sino que ''se preocupaban más por la figura humana, sus reyes, dioses y animales, dejando poco espacio en su quehacer para esculpir plantas".
También, añadió, el monolito es ''único debido a sus dimensiones en cuanto al volumen y delicadeza de su talla". Con ello se confirma la maestría de los mexicas para esculpir. ''Su arte escultórico ha sido catalogado como uno de los más logrados en la historia universal".
Transportación en canoa
La búsqueda, contextualizó López Luján, se inició luego de que en 2002 encontró en París documentos antiguos, los cuales revelaban que a finales del siglo XVII existía entre las calles otrora llamadas Relox y Montealegre una ''escultura prehispánica", la cual con el paso del tiempo quedó sepultada por los hundimientos en la zona y cuando se elevó el nivel de la banqueta.
Abundó: ''La escultura no se encontró en su posición original dentro del recinto sagrado, sino en un contexto temporalmente posterior, y a finales de la Colonia fue un ornamento en la casona de Luis de Castilla, uno de los lugartenientes de Hernán Cortés, que ha sido modificada múltiples veces, sobre todo en el siglo XVIII".
La piedra basáltica en la que fue tallada la biznaga, a decir de Leonardo López Luján, fue transportada en canoa desde la zona de Xochimilco o los Pedregales a la antigua ciudad, y ''perteneció a la fase imperial del arte mexica".
A partir de las narraciones que existen sobre la simbología que atribuían los antiguos pobladores a la biznaga se ''evoca a una de esas bases sacrificiales primigenias que servían para realizar rituales", además de que el reciente hallazgo tiene la misma altura de dos piedras destinadas a los sacrificios y que fueron halladas en la Etapa II del Proyecto Templo Mayor.
La Piedra de la Librería Porrúa será retirada este domingo de la esquina antes referida para que el equipo interdisciplinario comience con la limpieza de los restos de cemento, tras 10 meses de gestiones y trámites ante las autoridades federales y locales para iniciar la excavación.
La sexta etapa de la temporada comenzó en octubre de 2004 y arrojó a partir del presente año un total de 19 lápidas talladas en relieve con imágenes de dioses de la lluvia, plantas de maíz y fechas calendáricas, que fueron localizadas en el piso de la fachada principal del Templo Mayor.
En julio pasado, los investigadores informaron sobre el hallazgo de una ofrenda única de un niño, la cual reveló sacrificios humanos en honor de Huitzilopochtli.
Fuente: ANA MONICA RODRIGUEZ / La Jornada, México, 20 de agosto de 2005
Enlace: http://www.jornada.unam.mx/2005/08/20/a05n1cul.php
Explica Leonardo López que la biznaga estaría relacionada con la peregrinación de Aztlán.
Las dimensiones de la pirámide del Templo Mayor crecieron 12 veces en cien años, en contraste, con la de la Luna, en Teotihuacán, que en 500 años sólo tuvo siete extensiones, así lo reveló el arqueólogo Leonardo López Luján, quien encabeza las investigaciones en ambos monumentos históricos.
A dos semanas de que culmine la sexta temporada de campo del Proyecto Templo Mayor, que inició en octubre de 2004, el especialista explicó lo anterior previo al análisis de laboratorio de los vestigios hallados en la zona arqueológica.
Abunda: "La pirámide crecía cuando lo hacía el imperio, es decir, las ampliaciones eran tomadas por los mexicas como un pretexto de guerra y de conquista".
La causa principal -dijo- por la que la pirámide aumentó sus dimensiones no fue sólo por cuestiones técnicas, sino porque era un símbolo que representaba y hacía más famoso al imperio de Huitzilopochtli.
Sin embargo, los mexicas no construían sus pirámides sino que toda la mano de obra la aportaban los pueblos aliados y los sujetos cautivos.
Las 12 modificaciones a la pirámide del Templo Mayor, subraya, fueron identificadas por Eduardo Matos, quien hace 27 años inició el proyecto, a raíz del hallazgo de la Coyolxauhqui.
Lo cierto, apuntó, tras esas décadas de distancia, es que "nuestros conocimientos sobre la antigua ciudad han cambiado radicalmente".
Ello -aduce- debido a que hay muchos aspectos y detalles de la vida en este lugar que pasaron inadvertidos o quizá no les interesaron a quienes narraron parte de la historia de este sitio.
"Por ejemplo, un religioso no se fijaba para explicar un caso trivial como los materiales con los cuales fue hecha la pirámide."
Acorde con sus premisas, la sexta temporada de Campo enfatiza la recuperación de datos acerca de la procedencia de los materiales constructivos, así como de las técnicas y de los estilos arquitectónicos como complemento de la información histórica sobre los procesos de producción e intercambio de bienes; el área de dominio de la Triple Alianza, y las relaciones de Tenochtitlán con otros pueblos a lo largo del tiempo.
En el presente año, el equipo que coordina López Luján halló 19 lápidas talladas en relieve con imágenes de dioses, plantas, sacerdotes y fechas calendáricas, la cuales fueron localizadas bajo el piso de la fachada principal del Templo Mayor.
Se descubrieron boca abajo varios grupos de construcciones que sirvieron para conformar el piso de una de las cuatro etapas de la fachada del Templo Mayor, y según indican los primeros estudios, dichas lápidas habrían formado parte de la ornamentación de una etapa más antigua a la misma pirámide.
Sobre la ofrenda de consagración, segundo hallazgo dado a conocer en julio pasado y que revela el sacrificio de niños en honor de Huitzilopochtli, Leonardo López Luján explicó la relevancia y la múltiple información que proporciona encontrar entierros y ofrendas.
"Estos depósitos rituales nos sirven para entender cuáles eran sus creencias, sus mitos básicos, los ritos que llevaban a cabo, porque los objetos no están arrojados al azar."
Los objetos, subrayó el arqueólogo, siguen una distribución espacial muy estricta. "Muchas ofrendas son cosmogramas, una representación miniatura del universo".
Por ejemplo -continúa- "el sacerdote ponía en la ofrenda una capa de arena marina y luego corales, peces, caracoles, es decir, todo lo que tiene que ver con el inframundo, ese mundo acuático que está bajo la superficie de la tierra".
Luego, ponían pieles de cocodrilo con sus cráneos y escamas, ponía tortugas o peces sierra, "todos los animales que simbolizan la costra terrestre que flotaba sobre ese mundo acuático. Y finalmente, en la parte superior, colocaban aves, águilas, garzas, todos los seres que tienen que ver con los cielos".
Por ello, explicó el hijo de otro destacado arqueólogo, Alfredo López Austin, "es sensacional descubrir estas ofrendas, porque entonces entiendes no sólo la economía y la política, sino también el simbolismo, la cosmovisión y la religión".
Datos de la peregrinación de Aztlán
Sobre el más reciente hallazgo, la Piedra de la Librería Porrúa, el equipo de López Luján supone que esa representación de una biznaga era utilizada para sacrificios.
Sobre la sólida roca basáltica hallada entre la esquina que forman las calles de Argentina y Justo Sierra -que data de finales del siglo XV y principios del XVI- cabe recordar, dijo el especialista, que "para los mexicas, la biznaga era uno de los símbolos por excelencia de las tierras áridas, y por tanto, de sus orígenes norteños.
"Poco tiempo después de que este pueblo abandonó la mítica Aztlán y emprendió su largo recorrido hacia la tierra prometida, sucedió algo trascendental: ocho personajes llamados mimixcoah cayeron del cielo sobre biznagas y mezquites."
De inmediato, los mexicas obedecieron la orden de su dios Huitzilopochtli de sacrificar a los mimixcoah, extrayéndoles el corazón sobre plantas espinosas y así nutrir al Sol. "A continuación, el dios les dijo a sus protegidos que ya no se llamarían aztecas, sino mexitin o mexicas, y les dio los instrumentos para convertirse en un pueblo conquistador. Tal (narración) se observa en el Códice Boturini".
Dado que el monolito no se encontraba en su posición original, pero sí rodeado de cables eléctricos y telefónicos, los arqueólogos analizarán la pieza en laboratorio para complementar el rompecabezas sobre su función, procedencia y contexto histórico. También la pieza superó las inclemencias del tiempo y el abandono, y estuvo a la vista colocada como un ornamento, hasta que después fue perdiéndose tras los hundimientos de la capital y las construcciones modernas.
Con esta serie de hallazgos del pasado prehispánico, ambos proyectos, el de Templo Mayor y el Programa de Arqueología Urbana suponen que la antigua ciudad de Tenochtitlán tenía una superficie estimada de 13.5 kilómetros cuadrados y estaba habitada por cerca de 200 mil personas.
El objetivo de los dos proyectos es añadir piezas a un rompecabezas que, a decir de López Luján, "sin duda no estaríamos en condiciones de completar, dado que es una zona urbana y no es cualquiera dato que el Centro Histórico es Patrimonio de la Humanidad e integra la mayor concentración de monumentos que hay en todo el continente americano".
Ello implica -continuó- que no podríamos excavar en cualquier lugar, porque estamos rodeados por joyas arquitectónicas de los siglos XVIII, XIX y XX (como edificios barrocos, neoclásicos, ecléctico porfiriano, art nouveau y art decó). "Por ello no podemos demoler cualquier construcción. Sería sacrificar parte de nuestro patrimonio por recuperar otra parte".
Fuente: ANA MONICA RODRIGUEZ / La Jornada, México, 22 de agosto de 2005
Enlace: http://www.jornada.unam.mx/2005/08/22/a09n1cul.php"
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(2) La Piedra de la Librería Porrúa al parecer se utilizó para fines sacrificiales: INAH
Descubren arqueólogos un monolito fuera de la zona del Templo Mayor.
La estructura basáltica representa una biznaga, y ''es única en su tipo''
El hallazgo ocurrió en la intersección de las calles de Argentina y Justo Sierra
(Foto) La pieza basáltica, que data de finales del siglo XV y principios del XVI, fue hallada entre nodos de cables de redes telefónicas y de electricidad FOTO Francisco Olvera
Un monolito mexica adosado a la pared de la Librería Porrúa, utilizado presuntamente para sacrificios, fue descubierto el sábado anterior por especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) afuera de la zona arqueológica del Templo Mayor.
La escultura basáltica de grandes proporciones es ''única en su tipo" y representa una biznaga, que ''habría servido como piedra sacrificial, la cual aún conserva pigmentos de color rojo", explicó el arqueólogo Leonardo López Luján, quien encabezó los trabajos de la sexta temporada de campo del Proyecto Templo Mayor, que comenzó hace 27 años en el área.
El siguiente paso, agregó, será someterla a un detallado análisis y a un tratamiento de conservación para después exhibirla en el museo de ese lugar.
La pieza hallada entre nodos de cables de redes telefónicas, electricidad y fibra óptica, data del periodo de finales del siglo XV y principios del XVI. Es única en su tipo, dijo López Luján, tanto por sus dimensiones (56 centímetros de altura por 77 centímetros de diámetro y con 600 kilos de peso) como por la calidad estética en que fueron esculpidas sus costillas y espinas.
El arqueólogo, quien también trabaja en las excavaciones de la pirámide de la Luna, en Teotihuacán, explicó que este nuevo hallazgo en la intersección de las calles Argentina y Justo Sierra fue llamado Piedra de la Librería Porrúa, siguiendo la convención arqueológica de nombrar a los monumentos de la antigua Tenochtitlán con el apelativo del lugar donde fueron descubiertos.
Y la originalidad de la piedra basáltica radica -dijo- en que los mexicas no se caracterizaban por esculpir plantas, sino que ''se preocupaban más por la figura humana, sus reyes, dioses y animales, dejando poco espacio en su quehacer para esculpir plantas".
También, añadió, el monolito es ''único debido a sus dimensiones en cuanto al volumen y delicadeza de su talla". Con ello se confirma la maestría de los mexicas para esculpir. ''Su arte escultórico ha sido catalogado como uno de los más logrados en la historia universal".
Transportación en canoa
La búsqueda, contextualizó López Luján, se inició luego de que en 2002 encontró en París documentos antiguos, los cuales revelaban que a finales del siglo XVII existía entre las calles otrora llamadas Relox y Montealegre una ''escultura prehispánica", la cual con el paso del tiempo quedó sepultada por los hundimientos en la zona y cuando se elevó el nivel de la banqueta.
Abundó: ''La escultura no se encontró en su posición original dentro del recinto sagrado, sino en un contexto temporalmente posterior, y a finales de la Colonia fue un ornamento en la casona de Luis de Castilla, uno de los lugartenientes de Hernán Cortés, que ha sido modificada múltiples veces, sobre todo en el siglo XVIII".
La piedra basáltica en la que fue tallada la biznaga, a decir de Leonardo López Luján, fue transportada en canoa desde la zona de Xochimilco o los Pedregales a la antigua ciudad, y ''perteneció a la fase imperial del arte mexica".
A partir de las narraciones que existen sobre la simbología que atribuían los antiguos pobladores a la biznaga se ''evoca a una de esas bases sacrificiales primigenias que servían para realizar rituales", además de que el reciente hallazgo tiene la misma altura de dos piedras destinadas a los sacrificios y que fueron halladas en la Etapa II del Proyecto Templo Mayor.
La Piedra de la Librería Porrúa será retirada este domingo de la esquina antes referida para que el equipo interdisciplinario comience con la limpieza de los restos de cemento, tras 10 meses de gestiones y trámites ante las autoridades federales y locales para iniciar la excavación.
La sexta etapa de la temporada comenzó en octubre de 2004 y arrojó a partir del presente año un total de 19 lápidas talladas en relieve con imágenes de dioses de la lluvia, plantas de maíz y fechas calendáricas, que fueron localizadas en el piso de la fachada principal del Templo Mayor.
En julio pasado, los investigadores informaron sobre el hallazgo de una ofrenda única de un niño, la cual reveló sacrificios humanos en honor de Huitzilopochtli.
Fuente: ANA MONICA RODRIGUEZ / La Jornada, México, 20 de agosto de 2005
Enlace: http://www.jornada.unam.mx/2005/08/20/a05n1cul.php
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ALEJANDRO HERRERA -
FERNANDO LOJA -