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Terrae Antiqvae

Arqueólogos españoles descubren la tumba de un guerrero de alto rango en Luxor

 

Fotografías por cortesía de José Manuel Galán, Spanish National Research Council

Una tumba muy bien preservada que contiene la momia de un guerrero de alto rango que vivió durante el reinado de Hatshepsut ha sido hallada en Luxor (Egipto), junto al valle de los Reyes, por el prestigioso equipo de arqueólogos dirigido por el español José Manuel Galán, al frente del Proyecto Djehuty. La cámara data de entre 1550 y 1070 antes de Cristo. Según National Geographic, el hallazgo se produjo la semana pasada durante unas excavaciones de rutina en el antiguo cementerio Dra Abul Naga de Luxor, donde trabaja el equipo de Galán.

La tumba contiene la momia del guerrero depositada en una caja de madera algo afectada por las termitas y decorada con ricas pinturas, y la inscripción con el nombre Iqer, que significa el más excelente, en el antiguo idioma jeroglífico. En las pinturas, Iqer, de quien se desconoce si fue egipcio, nubio o libanés, presenta ofrendas a la diosa Hathor.

El guerrero, de alto rango a tenor de los objetos hallados (algo poco habitual porque las tumbas suelen ser de miembros de la realeza), sirvió a la reina Hatshepsut, de la XI dinastía, una época en que los soldados jugaron un importante papel en la sociedad cuando se produjo la reunificación de Egipto tras años de guerra civil y de los que no se tienen muchos vestigios funerarios. Junto a su tumba se hallaron cerámicas y cinco flechas, entre otros objetos, que han servido para datar el monumento funerario. Galán declaró que el hallazgo "ofrecerá una visión muy actualizada sobre un periodo muy poco documentado mediante una tumba intacta, lo que es muy poco común en la XI dinastía".

Fuente: El Periódico.com, 18 de febrero de 2008

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(2) Un equipo español halla la tumba intacta de Iqer, un guerrero de alto rango egipcio

La caja contiene el nombre del difunto, que significa 'el excelente'

En el interior han encontrado el cuerpo momificado y dos grandes arcos

El equipo dirigido por el arqueólogo del CSIC José Manuel Galán ha descubierto la tumba intacta de un arquero de alto rango de 4.000 años de antigüedad. La caja de madera contiene el nombre del difunto, Iqer, que significa 'el excelente', en escritura jeroglífica. En el interior del ataúd han encontrado el cuerpo momificado y debajo, dos grandes arcos y tres bastones largos.

El hallazgo se enmarca en la séptima campaña del 'Proyecto Djehuty', cuyos integrantes investigan las tumbas de Djehuty y de Hery, localizadas en la orilla oeste de Luxor (Egipto), en la necrópolis Dra Abu el-Naga. Djehuty y Hery fueron dos altos dignatarios de la corte de Hatshepsut, una de las pocas mujeres en la historia del antiguo Egipto que ejerció de faraón, en torno al año 1500 a.C.

Junto a la cabecera del ataúd se ha recuperado también una vasija de cerámica y cinco flechas clavadas en la tierra. La mayoría de ellas conserva las plumas en el extremo trasero, junto a la zona donde se encaja la cuerda del arco.

El director del proyecto, el investigador del CSIC José Manuel Galán, destaca la importancia del descubrimiento: "Es un hallazgo único y sorprendente porque muy pocas veces los arqueólogos tienen la fortuna de descubrir un enterramiento intacto tan antiguo. Habitualmente, las tumbas que se encuentran han sido visitadas antes, la primera vez por la familia del difunto, para recuperar las joyas y los objetos de valor, y la segunda, en el siglo XIX, por saqueadores profesionales de tumbas, que provocaban grandes daños".

"El arquero Iqer, enterrado con sus arcos y flechas, documenta estos años de conflicto y refleja una sociedad compleja, guerrera, a la vez que sofisticada, cultivada, intelectual y religiosa", señala Galán. La importancia del hallazgo radica en que la dinastía XI es un periodo de la historia de Egipto que se conoce muy poco. En ese momento había una guerra civil, que precedió a la unificación política del Alto y Bajo Egipto bajo un sólo monarca, Montuhotep.

El ataúd del guerrero contiene una banda de inscripción jeroglífica, que lo recorre de un lado a otro. "Los signos jeroglíficos están pintados de colores, con un estilo algo primitivo, incluso infantil y naif. La lechuza que representa el sonido /m/ nos pareció encantadora. Las serpientes, que tienen el valor fonético /f/, fueron dibujadas con una simpática sonrisa y, además, se la representa con el cuello cortado para que no pueda salir corriendo y hacer daño al difunto", detalla el investigador del CSIC.

El grupo de investigadores, formado por 15 personas, está integrado por egiptólogos, arqueólogos, restauradores, arquitectos, fotógrafos y dibujantes de distintas partes del mundo.

El hallazgo más destacado del egiptólogo del CSIC en anteriores campañas fue 'La tabla del aprendiz', el primer retrato frontal conocido de un faraón del antiguo Egipto. La tabla estucada con este singular dibujo está expuesta en la actualidad en una de las salas del Museo de Luxor.

Los arqueólogos también han encontrado dos cámaras funerarias ubicadas en un pozo de enterramiento, con gran parte del ajuar funerario de un noble y su mujer de más de 3.400 años de antigüedad. Asimismo, destaca un pequeño papiro con un breve texto de carácter mágico que los egipcios del año 1.000 a. C. llevaban como amuleto dentro de un estuche colgado al cuello. Asimismo, el año pasado, el equipo dirigido por el investigador del CSIC encontró 43 ramos de flores secas atados con cuerdas y formados en su mayoría por ramas de olivo y persea. Los vestigios, en buen estado de conservación, son los restos de olivo más antiguos recuperados hasta la fecha, con 3.500 años.

Fuente: CSIC / El Mundo.es, 18 de febrero de 2008

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(2) Rare Egyptian "Warrior" Tomb Found

Steven Stanek in Cairo, Egypt

for National Geographic News

February 15, 2008

An unusual, well-preserved burial chamber that may contain the mummy of an ancient warrior has been discovered in a necropolis in Luxor.

Scientists opened the tomb-found in Dra Abul Naga, an ancient cemetery on Luxor's west bank-on Wednesday.

Inside the burial shaft-a recess crudely carved from bedrock-experts found a closed wooden coffin inscribed with the name "Iker," which translates to "excellent one" in ancient Egyptian.

Near the coffin they also found five arrows made of reeds, three of them still feathered.

A team of Spanish archaeologists made the surprise find during routine excavations in a courtyard of the tomb of Djehuty, a high-ranking official under Queen Hatshepsut whose burial site was built on top of graves dating to the Middle Kingdom, 2055 to 1650 B.C.

Wealthy Warriors

The coffin dates to Egypt's Middle Kingdom era, though the cemetery is better known for its use during the New Kingdom, 1550 to 1070 B.C.

Based on the coffin's inscriptions and pottery found near it, experts date the burial to the early reign of the 11th dynasty, which lasted from 2125 to 1985 B.C. Soldiers played an important role in society during that time, when Egypt was reunified after years of civil war.

Some intact burials from that period had been found in the 1920s, but the leader of the new excavation, Jose Galán of the Spanish National Research Council, said the new find could offer a fresh look into the era's burial customs.

"It's fairly uncommon to find nowadays an 11th-dynasty intact burial. This is really remarkable," Galán said.

"It gives us information about the continuous use of the necropolis and ... about a period that was not so well documented."

The discovery of burials belonging to soldiers and mercenaries, who had elevated status in the wartime society, are even rarer, according to Salima Ikram, a professor of Egyptology at the American University in Cairo.

Only "a handful" have ever been unearthed, Ikram said.

"It shows that there were a lot of warriors that had been in use," she said.

"Because of their prominence in calming things down [after the civil war], they probably were wealthier and regarded with more honor than in early periods, and that is why they had nice burials."

Bows and Arrows

The wooden coffin-adorned with drawings of Iker presenting offerings to the goddess of the heavens, Hathor-was fairly well preserved, though it suffered some damage from flooding and termites, according to experts who pried it open.

Inside the coffin, the archaeologists found Iker's mummy, lying on its left side next to two bows and three staffs, which would have been used to indicate his high rank.

(Related: "Surprise Egypt Tombs Yield Ornate Coffins, Dog Mummies" [January 30, 2008].)

"Usually the important people [carried a staff] as a way to be recognized as chiefs of a tribe or family," said Galán, adding that his team had not yet analyzed the newfound artifacts.

The presence of bows and arrows means that Iker was likely a hired soldier in the service of a king, though the exact details are unclear.

"It means this person was a fighter," said Zahi Hawass, secretary general of Egypt's Supreme Council of Antiquities.

"He was fighting in the army or something like that ... there were many fighters joining the king, and this could be one of them," said Hawass, also a National Geographic Society Explorer-in-Residence. (National Geographic Society owns National Geographic News.)

Spanish archaeologist Galán and his team plan to remove the mummy from the coffin to x-ray it and determine more specifics.

"We don't know about the origin of Iker," Galán said. "We don't even know if he was Egyptian, Nubian, or Libyan."

Source: National Geographic News

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20 de febrero de 2008

«Hemos logrado ser la vanguardia en la arqueología de Egipto» José Miguel Serrano. Egiptólogo

La arqueología española se ha apuntado un nuevo tanto con el último hallazgo del Proyecto Djehuty: la tumba intacta de Iqer, un guerrero con 4.000 años de antigüedad, en la necrópolis Dra Abu el- Naga, en Luxor. Con 25 años de docencia como egiptólogo en la Universidad de Sevilla, José Miguel Serrano ha participado por séptima vez en esta expedición que, dirigida por el CSIC, sitúa a España «a la vanguardia de las investigaciones arqueológicas en Europa».

-Gracias al Proyecto Djehuty se ha hallado el primer retrato frontal de un faraón, varios ajuares funerarios, relieves con valiosa información, e incluso los restos de olivo más antiguos recuperados hasta la fecha. ¿Qué supondrá Iqer para el conocimiento de la historia antigua?

-Es un descubrimiento importante, porque se enmarca en el primer periodo intermedio de la historia del antiguo Egipto, la dinastía XI. Una etapa sobre la que se tienen muy pocos datos. La tumba de Djehuty es del Imperio Nuevo, más tardía en 400 o 500 años que el enterramiento intacto que hemos hallado y que, suponemos, aportará nueva documentación sobre este periodo histórico. Además, es algo inusual encontrar un cadáver en su posición original y con todo el ajuar intacto. Normalmente estos enterramientos fueron saqueados en la antigüedad o en el siglo XIX.

-José Manuel Galán, arqueólogo del CSIC que dirige el proyecto, ha calificado el hallazgo de Iqer como un «hito histórico»...

-En este tipo de investigaciones, España se encontraba muy atrás, siempre guiados en función de Inglaterra, Alemania o Francia. Ahora podemos decir perfectamente que nos codeamos con otras misiones de estos países y al mismo nivel. España ya está a la vanguardia en investigaciones arqueológicas en Egipto. Esto ha costado mucho trabajo, y ahora es necesario que las autoridades se enteren.

-¿Será posible ver alguna pieza de las excavaciones en Sevilla?

-El estado egipcio autoriza misiones como la nuestra, con total libertad, y nos apoyan, pero en cuestiones de traslado de piezas, la legislación es muy estricta. Hay que tener en cuenta que durante siglo y medio han sufrido el expolio de los países europeos. De todos modos podrían salir piezas importantes para exposiciones concretas y especiales. El Proyecto Djehuty tiene como objetivo, una vez culminen los trabajos de excavación, montar una buena exposición con piezas de nuestro trabajo. A mí personalmente me gustaría que además de Madrid, se pudiera visitar en Sevilla. Y para ello, es realmente importante que entidades culturales, o de la administración, así como Gobierno, ayuntamientos, administraciones autonómicas, bancos y fundaciones, apuesten por esta iniciativa y sufraguen los gastos que supondría una exposición, como estos vestigios de la historia merecen.

-¿La expedición preveía este hallazgo?

-Estamos trabajando en la necrópolis Dra Abu el- Naga desde hace siete años y en anteriores campañas hemos descubierto restos que nos hacían creer que podría existir una necrópolis más antigua que la de Djehuty. El año pasado hicimos una especie de cata en el patio de esa tumba y muy pronto apareció el ataúd de una mujer relativamente deteriorado que nos dio indicios de que en ese nivel o en otro podría existir otro tipo de enterramiento. Este año, hemos seguido excavando, y ha aparecido esto, dentro de la sorpresa, pero también de lo común.

-¿En qué ha consistido específicamente su tarea en el Proyecto Djehuty?

-Somos un equipo humano muy complejo, de unas 15 ó 16 personas.... Llevamos trabajando un mes y medio y cada uno tiene su función. La mía consiste en la excavación, valoración y registro de las piezas, pero el grupo está integrado por arqueólogos, restauradores, arquitectos, fotógrafos y dibujantes procedentes de distintos puntos de España y coordinados desde el CSIC.

Fuente: Lola Rodríguez / ABC, Sevilla, 20 de febrero de 2008

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Un Robin Hood de la antigua Tebas

El extraordinario hallazgo del ataúd de un arquero culmina la campaña de la misión española en Luxor.

"Afloja tu arco, depón tus flechas", puede leerse en las Aventuras de Sinuhé, el gran texto narrativo del Imperio Medio egipcio. La frase podría servir de epitafio de Iqer, el arquero de la misma época, hace 4.000 años, que ha encontrado, con sus arcos y sus flechas, el equipo español que excava las tumbas de Djehuty y Hery en la necrópolis de Dra Abu el Naga en la orilla oeste de Lúxor. La momia de Iqer ha aparecido en un ataúd de madera con inscripciones jeroglíficas que incluyen su nombre mientras se excavaba el patio exterior de la tumba de Djehuty.

"El enterramiento está intacto y en muy buen estado", explica por teléfono el director del equipo, el egiptólogo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) José Manuel Galán, desde su base de operaciones en el hotelito Marsam, junto al templo de Merneptah. "Las inscripciones del ataúd, en los cuatro lados y la tapa son preciosas, con invocaciones a Osiris, Anubis y Hathor, a la que se le da el poco frecuente título de Señora del Cielo. Iqer aparece sin títulos, pero junto al ataúd, a la altura de la cabeza, encontramos cinco flechas clavadas en el suelo, aún con plumas, y dentro, encima del cuerpo, dos arcos largos, con las cuerdas puestas, aunque rotas".

Aún es pronto para saber si los arcos estaban usados o se les dio "muerte ritual", si Iqer presentaba las durezas de los dedos típicas de los arqueros u otros indicios físicos de la práctica de la arquería, pero parece claro que estamos ante alguien ducho en ese arte -acaso un verdadero Robin Hood faraónico-, probablemente un militar, un guerrero de prestigio. "Así lo indica el enterramiento", señala Galán. "No podemos decir que fuera una figura de alto rango, un general, pero desde luego no era un soldado raso". Iqer, que como adjetivo significa "el excelente" -podríamos imaginar una referencia a su habilidad como saetero-, era un nombre común en este periodo, la Dinastía XI. La momia, cubierta por un sudario y una máscara de cartonnage dañada por las termitas, no ha podido ser aún estudiada.

Los arcos son longbows, como los típicos ingleses, de la estatura de un hombre. Las flechas son de un tipo habitual en el Imperio Medio, con cabezas largas de madera que se insertaban en el astil hueco, y no con puntas de metal. No se sabe si estaban recubiertas de veneno o sangre menstrual (para provocar la infertilidad del enemigo), un uso documentado en la arquería egipcia. Parece que los arqueros egipcios apuntaban especialmente al cuello, donde sus flechas podían producir más daño. Con flechas de punta de madera parecidas a las de Iqer fueron muertos los soldados de Mentuhotep II, de la misma época, hallados por Winlock en 1925 bajo el templo del rey en Deir el-Bahari -unas momias espantosas, por cierto-. Varios de estos soldados eran asimismo arqueros.

El hallazgo culmina la séptima campaña del Proyecto Djehuty, en la que se ha excavado el pozo funerario del noble. Queda para la próxima campaña excavar la cámara a la que se abre ese pozo, llena de escombros y esperanzas.

Fuente: Jacinto Antón / El País.com, 21 de febrero de 2008

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Guardián de la tumba

El egiptólogo José Manuel Galán, a las puertas de entrar en la tumba de Djehuty, en Luxor, rememora siete años de esfuerzo.

Una inscripción en un muro de un monumento funerario cegado por los cascotes fue definitiva. El arqueólogo José Manuel Galán, con la respiración entrecortada a causa del polvo y la humedad, supo que iba a seguir el rastro de Djehuty, el dignatario que sirvió a la reina Hatsepsut, según rezaba el jeroglífico. Siete años después, ha cerrado la tumba en la necrópolis de Dra Abu el-Naga, en Luxor, y se ha despedido de Alí Faruk, su capataz. Hasta el próximo invierno, cuando se reanuden los trabajos que se han interrumpido justo ante la puerta de la cámara funeraria del servidor del faraón rey, según se hacía llamar Hatsepsut.

"Que mi recuerdo perdure sobre la tierra y mi ba alma pueda vivir delante del señor de la eternidad", ruega la inscripción, que describe a Djehuty como "el noble, el líder, el que dice yo soy el jefe que pone las reglas". El dignatario que vivió en torno a 1.500 años antes de Cristo fue guardián del tesoro real, controlaba a los artesanos que construían obeliscos y a los que hacían espléndidos collares y amuletos.

Galán es precisamente filólogo de formación, primero en la Universidad Complutense de Madrid, luego durante seis años en la John Hopkins de Baltimore (EEUU) y finalmente en Tubinga (Alemania). Especialista en ugarítico (lengua semítica procedente del fenicio) y en acadio, ingresó en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y tiene publicados varios libros sobre jeroglíficos y literatura egipcia, ya que es experto en cuentos antiguos.

"Lo mío es leer jeroglíficos", confiesa desde Baltimore, donde disfruta en la John Hopkins de una nueva beca de investigación que ha interrumpido para excavar en Luxor durante dos meses. Cuando todo hacía suponer que sería toda una autoridad en investigaciones de biblioteca, decidió dar un giro a su currículo. "Tenía la necesidad de tener mi propio proyecto y que además sirviera a impulsar la egiptología española", explica.

Un acto de osadía

En noviembre del 2000 visitó por primera vez el monumento funerario de Djehuty y de Hery a propuesta del servicio de antigüedades egipcias. Conocida ya desde los tiempos de Champollion, la tumba jamás se había excavado. "La razón es que había agujeros por donde se colaban los escombros y otros arqueólogos se habían echado para atrás. Pero a mí me gustó el hecho de que las tumbas estuvieran decoradas con inscripciones y pensé que eran perfectas para mí. Por pura osadía no me asustaron los escombros" , afirma.

La primera campaña tuvo lugar en el 2000. El monumento funerario, que consta de varias cámaras, tuvo que apuntalarse a fondo y el equipo -que cuenta con el patrocinio de Telefónica y Caja Madrid- tuvo que contratar a un centenar de obreros para el desescombro. Y la sensación "fue impresionante". "A través de la vida de Djehuty que se sigue en sus inscripciones biográficas se puede reconstruir la vida del Imperio Nuevo", recuerda.

Tras dos años perforando bajo el suelo, el equipo ha podido excavar un pozo funerario de ocho metros que conduce a la cámara donde -en teoría- está la tumba del dignatario. Galán posee la prudencia del científico y no aventura nada. Pero si los escombros no han dañado la cámara y se termina a tiempo un buen sistema de ventilación, en el 2009 podría anunciarse el hallazgo de una tumba inviolada, la de Djehuty.

Mientras, la cosecha anual de la investigación no es en absoluto desdeñable. En el Museo de Luxor se exhibe la Tabla del Aprendiz, que apareció en el 2004, durante la tercera campaña. Galán habla con emoción de esta especie de pizarra donde un maestro enseñaba a dibujar y a escribir el Libro de Kemit, una especie de Catón para escribas, a su alumno. La tabla contiene el primer retrato hallado hasta ahora de un faraón de frente y no de perfil, datado hacia el 1450 antes de Cristo.

Hasta el momento han aparecido diversos enterramientos. El último, el del guerrero Iqer, que fue enterrado con sus flechas y que data de unos 500 años antes de que viniera al mundo Djehuty. Las tumbas en Egipto fueron profusamente reutilizadas. "Y en esta tumba lo mejor que nos puede pasar es que se haya librado de los ladrones de tumbas modernos, que se lo llevan todo", precisa Galán.

Paella con amigos

El equipo, unos 17 especialistas, se aloja en un pequeño hotel, El Marsam, tras los colosos de Memnón. La jornada de excavación se prolonga de siete de la mañana a tres de la tarde seis días a la semana. No es fácil trabajar con mascarilla o incluso con rodilleras para que las piedras no destrocen la piel. Las tardes se dedican a tareas de laboratorio o, en el caso de Galán, a escribir su diario de excavación.

Hay tiempo también para compartir una inmensa paella regada con cerveza egipcia con amigos como Alí Faruk, una institución entre las dinastías de capataces de arqueólogos en Luxor. O para asistir a la fiesta del 16° cumpleaños de Mohamed Bolbol, que ha ascendido de chico repartidor de té a extractor de escombros y que probablemente presenciará los trabajos finales de excavación y la apertura al público de la tumba del noble Djehuty, el guardián del tesoro.

Fuente: Rosario Fontova / El Periódico.com, 2 de marzo de 2008

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