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Terrae Antiqvae

México. Presentan análisis sobre restos hallados en cenote de Chichén Itzá

Cenote Chichen Mayas 04

Corresponden a niños menores de 11 años y hombres adultos, con lo que se elimina la creencia de que los cuerpos fueran de jóvenes doncellas.

Los restos óseos encontrados en el fondo del cenote sagrado de Chichén Itzá, mismos que eran atribuidos a doncellas vírgenes sacrificadas para ofrendar a los dioses, corresponden principalmente a niños no mayores de 11 años y a hombres adultos.

Así lo corroboraron estudios científicos de la investigación titulada "Análisis osteatofonomico de restos óseos sumergidos en cenotes. Una visión desde el cenote sagrado de Chichén Itzá" , del arqueólogo Guillermo de Anda, adscrito a la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY).

Esta etapa de investigación fue acreedora a una mención honorífica en la última emisión de los premios que otorga el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), a los proyectos más destacados.

Entre sus principales objetivos destaca el estudio de los restos humanos encontrados en el cenote, a fin de determinar el tipo de rituales realizados, las características fisiológicas y los métodos utilizados al momento de los sacrificios.

Según palabras de Guillermo de Anda, el cenote sagrado de Chichén Itzá es considerado la madre de los cenotes, debido a los usos rituales que practicó la cultura maya en él, así como los diferentes pueblos que lo visitaban procedentes de lugares como Nuevo México y Centroamérica, para realizar actos ceremoniales.

Con esta investigación se elimina toda creencia relacionada a que los restos fueran de doncellas.

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Por lo tanto, agregó el especialista, la principal línea de estudio la dieron estos hechos y, mediante un proceso osteotafonomico, los responsables determinaron la edad, sexo, causas de muerte y si existió deposición ritual de los cuerpos al momento de su sacrificio.

Los restos obtenidos del cenote son producto de las temporadas de campo realizadas en 1961 y 1967, y el material conseguido, más de cinco mil piezas, se encuentran resguardadas en la osteoteca de la Dirección de Antropología Física del INAH.

Por las características de las excavaciones, las piezas no presentaron una relación anatómica.

El grupo de investigadores se dio a la tarea de armar las piezas como si se tratara de rompecabezas anatómicos, que permitieran formar esqueletos y poder definir, así, las características fisiológicas de cada individuo.

Ya armados se obtuvieron resultados trascendentales para la investigación, por ejemplo, de los 127 individuos constituidos aproximadamente, el 79% pertenece a infantes de entre 3 y 11 años.

El 21% restante corresponde a personas adultas en su mayoría del sexo masculino. Estos datos permiten inferir la escasa existencia de piezas óseas pertenecientes a mujeres y romper el mito de las doncellas vírgenes.

En los restos óseos de niños se encontraron grandes cantidades de manifestaciones rituales aplicadas comúnmente en la época prehispánica al cuerpo humano, como cortes para desarticular o descarnar, huesos quemados por intentos de cremación y marcas producidas por desollamiento.

Para la obtención de estos datos se utilizaron procedimientos osteotafonómicos que ayudaron, además, a definir otras características como desgaste de huesos por el roce con el terreno en el fondo del cenote o producidos por peces u otros animales.

El análisis osteotafonómico se debe entender como un proceso mediante el cual se identifican características especiales de restos óseos fosilizados, que permiten obtener información sobre los mismos.

Cenote Chichen Mayas 01

Todo lo tafonómico tiene que ver con evidencias encontradas en el material arqueológico, en este caso, tenemos procesos culturales, es decir, causados por el hombre, que se pueden dividir en aquellos relacionados a rituales en un cadáver, identificar marcas que nos permitan definir si se llevó a cabo algún tipo de proceso en el cuerpo como cortes o fracturas, mencionó De Anda.

"Para identificar estas marcas me dirijo a las zonas de articulaciones y parto que están unidas por tendones y ligamentos; en el supuesto de que fueran desarticulados, debo encontrar marcas de cuchillos que fueron utilizados para hacerlo, mismas que deben ser profundas debido a la fuerza necesaria para culminar el acto", dijo el especialista a través de un comunicado de prensa.

Luego, una vez observados en el microscopio, dichos cortes deben presentarse en forma triangular debido a las formas del cuchillo, por lo que se obtienen dos zonas de patrones, tanto de articulaciones como de las incisiones causadas por las heridas.

No obstante, existen detalles que determinan si fueron producidas en la antigüedad o son producto de actos modernos, por ejemplo, si la coloración de la marca es muy blanca y diferente a la del hueso, se puede deducir que corresponde a una herida moderna.

Cenote Chichen Mayas 02

En cambio, si es de la misma coloración ósea y se cubrió de pátina, entonces se puede decir que corresponde a una herida antigua.

Existen riesgos que se pueden correr al realizar las excavaciones, ya que las herramientas utilizadas causan daños al momento de extraer las piezas, mismas que pueden ser confundidas con marcas antiguas.

Cabe destacar que no fueron utilizadas sustancias químicas para obtener los resultados, todos los procesos se sujetaron a la observación micro y macroscópica con luz rasante en algunos casos.

La realización de esta investigación y haber obtenido una mención honorífica, permitieron gestar un nuevo proyecto titulado "El culto al cenote en el centro de Yucatán", autorizado por el INAH, mismo que pretende realizar los mismos estudios a piezas óseas encontradas en diferentes cenotes del lugar, los cuales, en su totalidad suman dos mil 500.

Con los resultados obtenidos en los primeros trabajos se podrán comparar los que resulten del segundo para conseguir información adicional que permita desentrañar las causas de los sacrificios, así como los métodos empleados.

A cargo del arqueólogo Guillermo de Anda y un grupo de investigadores adscritos a la UADY, dicho proyecto terminó su primera etapa en 2007 y los trabajos se retomarán en marzo de 2008. Actualmente, De Anda se desempeña como académico de la Universidad Autónoma de Yucatán en la materia de arqueología subacuática y a partir de este año se incorpora como profesor a la maestría de antropología esquelética.


(2) Tumbas acuáticas sin origen preciso

En cenotes de la península yucateca hallan restos con una antigüedad que unos estiman en 800 y otros en 10 mil años.

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CHETUMAL, Q. R.— El hallazgo de cámaras mortuorias al explorar seis cenotes en los estados de Quintana Roo y Yucatán, arrojó restos humanos que, aun sin estar fechados, han originado dos versiones de investigadores del INAH: que son vestigios de origen maya, por un lado, y, por el otro, que podrían datar de la Era del Hielo, 10 mil años atrás.

El hallazgo de los llamados “cementerios acuáticos mayas” (el término cementerio es un concepto cristiano que no existía para las culturas de Mesoamérica), será motivo en los próximos años de importantes investigaciones por parte de personal del Instituto Nacional de Antropología e Historia, informó Adriana Velásquez Morlet, delegada de esa dependencia federal en el estado, quien sostiene que se trata los entierros más antiguos de América.

La noticia difundida por el INAH, acerca del descubrimiento de las cámaras mortuorias acuáticas —cuya ubicación no se precisa por el riesgo de saqueo por parte de los buscadores de tesoros—, subraya que los resultados obtenidos forman parte de un proyecto iniciado hace cinco años, tiempo en el que se ha dado noticia de hasta 40 sitios, de los cuales cinco podrían ser cementerios acuáticos. La importancia de éstos es tal, puntualiza el informe oficial, “que podría cambiar el conocimiento sobre la organización política, económica y militar en los diferentes periodos de la cultura maya”.

Según datos de Carmen Rojas Sandoval, directora de las investigaciones en cenotes, a través de la subdirección Arqueológica Subacuática del INAH, se han entregado 17 cédulas de sitios subacuáticos en los cenotes y cuevas sumergidas de la península de Yucatán al Consejo de Arqueología y a la Dirección de Registro Público de Zonas y Monumentos del INAH, con el fin de que sean incorporados al Atlas Arqueológico Nacional.

Al respecto, Velásquez Morlet precisó que “los cementerios acuáticos son parte de una investigación muy reciente. En el caso de Quintana Roo, han sido identificados en la zona de Tulum y Lázaro Cárdenas, muy cerca de la zona limítrofe con Yucatán. En el ejido Jacinto Pat, Xel-há, Cobá y los límites con Yucatán es dónde se ha estado trabajando, logrando explorar hasta ahora seis cenotes en los cuales se han encontrado restos de ocupación humana antes de los mayas”, dijo.

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A diferencia de Rojas Sandoval, la directora del INAH en Quintana Roo agregó que de acuerdo a las primeras exploraciones han identificado restos humanos fechados entre los 10 y los 12 mil años, a finales de la Era de Hielo.

“También hemos podido encontrar restos mayas, vasijas y restos fósiles (mamut) que servirán para la elaboración de un catálogo de fotos que habrá de darse a conocer más adelante”.

La especialista Carmen Rojas Sandoval explicó que la propuesta del proyecto pretende establecer cuántos cenotes contienen evidencia arqueológica y paleontológica y a partir de esta consideración se derivan varias líneas de investigación tanto en Yucatán como en Quintana Roo. Hasta el momento, dijo, existe la hipótesis de que no todos los individuos cuyos restos se localizaron dentro de cenotes fueron sacrificados, como se pensaba, sino que fueron llevados ahí como parte de un ritual funerario. “A la fecha se pensaba que todos los esqueletos en los cenotes correspondían a individuos sacrificados. Antes de los años 60, también se creía que sólo sacrificaban mujeres jóvenes, pero con los trabajos del arqueólogo ya fallecido Román Piña Chan en esa década y los resultados publicados por A. H. Earnest en 1977, sabemos que los mayas también sacrificaban hombres y niños”.

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Rojas destacó que el concepto cementerio se aplica no con el significado judeo-cristiano, sino para referirse a la práctica de congregar a los muertos.

“Se dice que el uso de espacios formales para el depósito de los muertos tiene que ver con la creación de ancestros”, práctica por la cual se conmemora a ciertos antepasados, con el fin de delimitar un territorio y demostrar que se ha estado en un sitio por muchos años. De este modo un antepasado se convierte en un jerarca importante, por ejemplo, el fundador de una dinastía”.

La titular del INAH Quintana Roo, Velásquez Morlet declaró que analizan la posibilidad de realizar un proyecto que permita a los visitantes admirar parte del nuevo hallazgo en el interior de dos cenotes, con los recursos de la tecnología. “El objetivo es preservar intacto este legado de nuestros antepasados”, dijo. (Con información del INAH)


(3) Robot espacial en cenote mexicano

Pruebas que realiza la NASA en El Zacatón, Tamaulipas, servirán para evaluar el aparato antes de ir a una luna de Júpiter.

WASHINGTON (Notimex/EFE).- Científicos de la Agencia Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) utilizan desde ayer un cenote, en el estado mexicano de Tamaulipas, como centro de prácticas de un robot con el que esperan explorar Europa, una de las lunas de Júpiter, reportó The Washington Post.

El aparato, de 2.5 metros de diámetro, tiene el nombre oficial de DepthX (un acrónimo con las iniciales en inglés de Explorador Profundo Freático Termal), pero su apodo, más simpático, es Clementine, e inició ayer sus zambullidas en la fosa El Zacatón.

Durante las próximas dos semanas Clementine explorará en el fondo del cenote El Zacatón, ubicado a las afueras del puerto de Tampico, un área nunca antes alcanzada por humanos, de acuerdo con el diario.

El Zacatón, de 95 metros de diámetro y 305 de profundidad, es un hoyo originado por el colapso del techo de una caverna en terreno calcáreo y está lleno de agua.

Hay muchas fosas similares en la península de Yucatán, pero fuera de ella sólo hay unas pocas, en el municipio de Aldama, en Tamaulipas, que por su geografía ahora son tema de estudio para los científicos estadounidenses.

El cenote es considerado el depósito de agua perfecto para probar las capacidades de Clementine con miras a la misión final, que se estima podría tomar 30 años más para concretarse.

"Estamos aprendiendo a explorar Europa explorando primero un cenote mexicano", señaló al diario John Rummel, un científico del departamento de Astrobiología de la NASA.

Clementine cuenta con 50 sensores de sonar que le permiten "percibir" la topografía, sensores de temperatura, y es capaz de "saborear" el agua para detectar cambios en el oxígeno y otros componentes.

Todos estos procesos ayudan al robot a determinar por sí solo qué muestras de materia debe tomar y cómo volver a su punto de partida.

Para esta función, el robot utiliza una supercomputadora que le permite crear su propio mapa tridimensional del entorno que lo rodea y actualizarlo constantemente.

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Con evidencias de tener líquido en su superficie y fuentes de energía térmica, los científicos consideran Marte "uno de los blancos potenciales más probables para hallar vida" más allá de la Tierra, apuntó Peter T. Doran, científico de la Universidad de Chicago.

Clementine es parte de un proyecto denominado Deep Phreactic Thermal Explorer (Explorador Freático Térmico Profundo o DepthX, por sus siglas en inglés), a desarrollarse los próximos tres años con un costo de cinco millones de dólares.

Los científicos esperan que la profundidad de El Zacatón permita poner a prueba el desempeño del robot de una tonelada, que de lejos se asemeja más a un pequeño automóvil o a una naranja aplastada, cuya característica principal es su casi total autonomía.

El proyecto DepthX, en el cual la NASA gastará 5 millones de dólares en tres años, continuará con la exploración, el año próximo, del lago Bonney, en la Antártida, con un ambiente que los científicos de la NASA consideran más parecido al del satélite jupiteriano Europa.

Los científicos creen que, como en el lago antártico, en Europa podría haber agua atrapada bajo una gran capa de hielo de más de nueve kilómetros de espesor.

Fuente: Notimex / El Universal, México. 22 de enero de 2008

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