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Terrae Antiqvae

Mérida. Una investigación de cinco años sobre la presa de Proserpina descarta su origen romano

Mérida. Una investigación de cinco años sobre la presa de Proserpina descarta su origen romano

Foto: Vista de la presa de Proserpina. ©Juan Gil

El investigador Santiago Feijoo abre un importante debate científico que rompe mitos Numerosos indicios ponen en duda también la romanidad de la presa de Cornalvo.

Reportaje Fotográfico

El arqueólogo e investigador Santiago Feijoo, que en la actualidad coordina la excavación del convento de San Andrés, ha abierto un importante debate científico en España al publicar las conclusiones de una investigación que ha durado cinco años y que rompe una de las grandes tradiciones de Mérida: el origen romano de la presa de Proserpina.

Su investigación defiende que la presa fue construida en época altomedieval (entre los siglos VIII y X) para lo que aporta numerosos datos, así como un importante conjunto de fuentes bibliográficas y comparativas. Su trabajo se hizo público hace unos meses en el salón de actos del Museo Nacional de Arte Romano, con motivo de la presentación del número 8 de ’Monografías Emeritenses’, una publicación especializada del Museo Nacional de Arte Romano, de difusión internacional, y que recogía por primera vez su trabajo, titulado ’Las Presas y los Acueductos de Agua Potable, una Asociación Incompatible en la Antigüedad: El Abastecimiento en Augusta Emerita’.

Este trabajo, que ya ha protagonizado un encendido debate en los foros especializados de internet, ha despertado el interés de la comunidad científica, y Santiago Feijoo ya ha sido invitado a participar en congresos para explicar su tesis. Feijoo parte de la base de que era imposible que el Acueducto de Los Milagros, que surtía a una parte de la ciudad en época romana, captara el agua de un embalse, ya que hasta el siglo XIX los humanos no se abastecieron nunca de agua embalsada.

Caso «único e imposible»

De hecho, el caso de Mérida sería algo único en todo el área mediterráneo, incluidas las zonas más desérticas.

En el siglo XIX, el impresionante crecimiento de las urbes obligó a buscar sistemas alternativos de abastecimiento y se empezó a captar aguas de menor calidad, «lo que redunda en una serie de epidemias que caracterizan a todo el siglo XIX. Si la peste fue el azote del siglo XVII, la viruela del siglo XVIII, el cólera se cebó en el siglo XIX». Esta situación continuó hasta comienzos del siglo XX, cuando empieza a utilizarse la cloración continua del agua.

De hecho, los romanos construían los acueductos buscando buenos manantiales a kilómetros de distancia justamente para paliar los problemas de salubridad basándose en tres principios básicos, que recogió Vitrubio en su obra ’Los Diez Libros de Arquitectura’.

Tres principios

El primero era que debía protegerse el agua de la luz, por lo que toda construcción que captara o llevara el agua debía ser abovedada. «Las conducciones que tenemos en Mérida siguen este mismo precepto. Todos los canales en su recorrido completo estaban abovedados, lo que constituye una total contradicción si se estaba captando de un embalse donde el agua había estado al aire.

Resulta inconcebible que se realizara el esfuerzo de cubrir decenas de kilómetros de canal para proteger el agua, si ya desde su comienzo se tomaba de un lugar expuesto continuamente a todo tipo de contaminación», defiende Feijoo en su trabajo.

El segundo principio que seguían a rajatabla los romanos era el de la temperatura del agua potable, que debía mantenerse fría para evitar la proliferación de organismos patógenos, por lo que resultaba importante mantener cerrado el canal.

El tercer principio era la necesidad de proteger el agua destinada al consumo de agentes externos, ya que cualquier materia descompuesta puede deteriorar su calidad.

Santiago Feijoo argumenta que resulta difícil de creer que el emperador realizara una inversión tan costosa como la del Acueducto de Los Milagros para llevar «agua verde» a los emeritenses, sino que más bien esta obra sirvió para llevar a los ciudadanos agua pura procedente de los manantiales que existen en la zona, y que ahora surten a Proserpina.

No podía coger agua

Uno de los argumentos más importantes de su tesis es que la cota de la presa original de Proserpina no llega a la de la conducción que lleva el agua a Mérida por lo que estos dos elementos no pudieron funcionar juntos, defiende el investigador. «No tiene sentido, y por ello nosotros creemos que, al igual que en Cornalvo, el acueducto de Los Milagros no tiene ninguna relación con la presa de Proserpina, habiéndose realizado ésta en un momento posterior para embalsar los manantiales que antes lo surtían, que sabemos que existían pues se localizaron varios al vaciarla para quitar los limos a comienzos de los 90».

Otro de sus argumentos es el tipo de construcción utilizado en la presa. La fábrica romana tiene un sello característico, y la presa original «no lo tiene». Al contrario, se parece mucho a la que se encuentra en época Altomedieval: la sillería no tiene huellas de las grúas romanas, y las juntas son sinuosas, no horizontales, y bastante anchas, cuando la mayoría de las romanas normalmente no llegan al milímetro.

Algunas hiladas están compuestas por sillares muy estrechos y alargados, hay ripios de gran tamaño, y no hay formato de ningún tipo, sino que cada sillar es completamente diferente al resto.

En opinión de Feijoo, es complicado achacar estas diferencias a que esta sillería iba a estar sumergida «pues la arquitectura del Imperio se caracteriza por un rigor casi matemático: quizás se cuidara menos la sillería en estos casos, pero hacer las hiladas sinuosas lo vemos muy difícil, ya que responde, junto con los otros elementos, a una concepción constructiva completamente diferente», explica el investigador.

Cornalvo, tampoco

El mismo origen dudoso romano tiene para Feijoo la presa de Cornalvo, cuyo canal pasa por debajo de la pared hasta la torre de toma, y tiene continuidad además aguas arriba de la presa siguiendo varios cientos de metros. En su opinión, el canal es anterior al embalse, y éste es posterior al acueducto.

Respecto a su sistema constructivo, el único elemento romano que se aprecia en Cornalvo es la llamada Torre de Roma, dotada de puertas y ventanas por lo que resulta muy difícil explicar su función dentro de un embalse, «como no sea el de servir a los peces», bromeó ayer Feijoo.

«La presa romana de Cornalvo puede ser una entelequia a la que ha contribuido no poco la existencia de la torre de toma. Es muy ilustrador seguir el proceso historiográfico por el cual se ha fraguado su existencia: primero se ha asociado la presa con el acueducto presuponiéndose de forma natural que si éste es romano, la presa también lo era», señala.

Ya pasó antes

El autor recuerda que ya se ha planteado anteriormente el hecho de descartar el origen romano de unas presas consideradas tradicionalmente de esa época.

El caso más reciente fue planteado por el arqueólogo Luis Caballero, muy conocido en Mérida por haber participado en la excavación de Santa Eulalia y otros yacimientos en Extremadura.

Caballero publicó en 1999 un trabajo en el que demostró que las cinco presas que rodean el monasterio de Santa María de Melque (Toledo) eran de cronología posterior a la romana, y fueron construidas entre los siglos VII y IX.

Para saber más, consultar:

(1) http://traianus.rediris.es/textos/proserpina.htm
(2) http://www.seprem.com/paginas/SeccionTecnica/
HistoriayPatrimonio/ICongresoHistoria/LOS_EMBALSES_DE_EMERITA_
AUGUSTA_Y_DE_SUS_ALREDEDORES.pdf


«Los que piensen que la presa es romana, que lo argumenten»

SANTIAGO FEIJOO ARQUEÓLOGO E INVESTIGADOR

El arqueólogo Santiago Feijoo ha tardado mucho en decidirse a dar el paso de mostrar las conclusiones de su investigación sobre Proserpina al saber que rompe con una tradición, pero la Ciencia sólo avanza discutiendo cuestiones que parecían indiscutibles.
-¿Qué es lo que originó sus dudas sobre el origen romano de Proserpina?

-Hace unos años me encargaron el estudio arqueológico y arquitectónico del Acueducto de los Milagros para ’Alba Plata’. Fue entonces me di cuenta de que era una obra de envergadura muy importante. Todo en él tiene un sentido y una utilidad. Su canal también sigue una tipología clave: está abovedado o es subterráneo. Todo está diseñado para mantener el agua protegida, para garantizar que llegara pura a los ciudadanos. Al comprender eso me di cuenta que era una contradicción que se captara agua de un embalse al aire libre. Empecé entonces a investigar sobre el agua en la Antigüedad, y constaté que las presas no se utilizaban nunca para abastecer de agua potable.

-¿Cuándo cree que surgió entonces el embalse?

-El embalse debió surgir cuando se abandonó el Acueducto, y empezó a almacenarse el agua del manantial que antes iba al Acueducto. Tuvo entonces un aprovechamiento principalmente ganadero, ya que por allí pasaba el Cordel Ganadero, y también para algunas industrias, como el lavadero de lanas del XVII.

-¿Por qué cree que usted se ha dado cuenta de algo que otros arqueólogos e investigadores reputados no han visto?

- Esta pregunta no tiene respuesta, porque hay cosas evidentes que no te das cuenta hasta que cambias la mirada. Yo he sido el primero que he considerado Proserpina un embalse romano, y no me he dado cuenta del error.

-¿Qué opina de las pruebas del Carbono 14 del tapón que se encontró en Proserpina?

- Esta prueba no resulta fiable para épocas históricas más recientes, y además hay que tener un control absoluto de cómo se toman las muestras, porque en un trozo de árbol no dará el mismo resultado coger la muestra de los últimos anillos, que del mismo centro.

-¿Y de la placa de mármol romana en honor a Proserpina que se encontró cerca?

- Esta placa se encontraba en el lavadero de lanas, y hasta sus propios descubridores dijeron que era una pieza reutilizada como hay tantas en numerosos edificios de Mérida.

-¿Es consciente de que habrá mucha gente que se le eche encima por defender esta tesis?

-Es necesario que se estudie científicamente esta presa. Los que piensen que es romana deben argumentar por qué es romana. Se creará un diálogo y será enriquecedor. En mi opinión, con un 90% de probabilidades, no es romana, pero a lo mejor mañana sacan nuevos datos que lo refutan. Lo importante es avanzar en el conocimiento de la presa.

-Pero en Mérida casi resulta escandaloso decir que Proserpina no es romana.

-Ya nos escandalizamos de pocas cosas. Tiene casi más valor una presa altomedieval porque en esa época las técnicas eran peores. Pero a principios del XX, todo lo que era de piedra, lo daban por romano.


Fuente: C. H./MÉRIDA / Hoy Digital, 20 de diciembre de 2005
Enlaces: http://www.hoy.es/pg051220/prensa/noticias/
Merida/200512/20/HOY-LOC-006.html
http://www.hoy.es/pg051220/prensa/noticias/
Merida/200512/20/HOY-MER-061.html


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El futuro centro de interpretación de Proserpina no dirá que es romana

El Ayuntamiento asegura que, sea cual sea su origen, seguirá promocionando este monumento El Centro de Interpretación se inaugurará el próximo año El Museo del Agua se recepcionará esta misma semana

El Centro de Interpretación del embalse de Proserpina, un proyecto que pretende convertir el embalse y su entorno en un nuevo foco de atracción turística, no asegurará en ninguna de sus zonas expositivas y museísticas que la presa es de origen romano.

Así no entrará en contradicción con las nuevas tesis que empiezan a argumentarse de que el embalse fue construido inicialmente en la época altomedieval, tal como defiende el arqueólogo e investigador Santiago Feijoo que, casualmente, es además el asesor científico de la empresa que se ha encargado del proyecto de musealización del centro, el llamado Museo del Agua.

Feijoo explicó que su tesis no ha entrado en contradicción con este trabajo ya que lo que se ha intentado explicar es la función de los embalses y el aprovechamiento que se da al agua desde la Antigüedad.

También se habla de otras presas, como la de Cornalvo, de la que también se baraja su posible origen romano, pero sin darlo por sentado.

El proyecto de musealización del Centro de Interpretación fue adjudicado por 215.630 euros a la empresa E-Cultura, cuya propuesta se impuso a las de las firmas Símbolo 3-D, Espai Visual, Tragaluz, Serrano Bulnes y Emblema.

Los trabajos ya están terminados, y hoy está previsto que la concejala de Turismo Gloria Constantino visite el Museo del Agua acompañada por representantes de la empresa.

Esta semana

Si no surge ningún problema imprevisto, se estima que el proyecto de musealización del Centro se podrá recepcionar esta misma semana, adelantó ayer Constantino.

El proyecto aprovecha el espacio circular diseñado por Rafael Mesa para mostrar la relación de Mérida con la hidrografía. Las sensaciones que recibirán los visitantes desde los colores azules, las pantallas de agua y los paneles se complementarán con la gota permanente que caerá desde la zona superior, y el sonido del transcurrir de un arroyo.

Aunque la obra del Centro de Interpretación ya está terminada, no se inaugurará sin embargo todo el conjunto hasta que se adjudique y entre en funcionamiento la cafetería.

Según prevé Turismo, el Centro podrá ponerse en marcha el próximo año, aunque no se sabe a ciencia cierta en qué mes ya que tanto la explotación de la cafetería como de los locales tendrá que salir a concurso.

Se promocionará igual

Constantino reconoció ayer sentirse sorprendida por la publicación de las principales conclusiones del arqueólogo Santiago Feijoo respecto a la posibilidad de que la presa no sea de época romana.

Sin embargo, considera que esta nueva teoría no afecta en la actualidad, ni perjudicará en el futuro a la promoción turística que tiene planteada el Ayuntamiento respecto al embalse.

«Aunque no sea romana, es una presa que lleva funcionando cientos de años, y que merece la pena visitar. Además es una zona turística irrepetible, con un centro de interpretación como el que se ha hecho, que explica la utilidad del embalse y las relaciones de la ciudad con el agua», defendió ayer Constantino.

La Concejalía de Turismo seguirá por tanto invirtiendo en la promoción turística de esta zona basándose en su riqueza arqueológica y natural. «Si fuera romana, sería más antigua, pero si es altomedieval, también es perfectamente vendible de cara al turismo», concluyó la edil.

Un importante esfuerzo

Este esfuerzo, que se concreta en la inversión de 1,5 millones de euros en el Centro de Interpretación con la ayuda del programa europeo Interreg, es la continuación del que se ha realizado en los últimos años, y en el que también ha participado la Confederación Hidrográfica del Guadiana.

Este organismo, además, está a punto de aprobar un nuevo proyecto para mejorar la carretera de acceso al embalse teniendo en cuenta además las previsiones de aumento de tráfico que existen para la zona por el posible aumento del número de visitantes.

(Fe de erratas: En el artículo de ayer, por un error tipográfico, se llamó torre de Roma a la torre de toma de Cornalvo).

MÉRIDA. REACCIONES ELLOS OPINAN

«Apuesto por su romanidad, pero nunca está escrita la última palabra»

José María Álvarez, director del Museo Nacional de Arte Romano, asegura que el debate sobre el origen romano o no de la presa de Proserpina «necesita una reflexión», aunque, «en principio, por los documentos arqueológicos que existen hasta el momento», apuesta por la romanidad del embalse.

Sin embargo, el también arqueólogo e investigador asegura que en la Ciencia «nunca está escrita la última palabra», y el trabajo de Santiago Feijoo ha creado una reflexión interesante y ha vuelto a poner de manifiesto la necesidad de una excavación arqueológica en la zona.

Al margen de esta discusión, «meramente científica y planteada desde el respeto», el director del Museo mostró su «gran admiración» por Feijoo.

José María Álvarez también aseguró que lo bueno de la Ciencia es que siempre se puede avanzar en los conocimientos. «Hay cosas que escribí hace 30 años que ya no me las creo ni yo», reconoce.


«Los argumentos de Feijoo, basados en el sentido común, son irrefutables»

El arqueólogo Miguel Alba, ex-coordinador de Excavaciones del Consorcio, volcado ahora mismo en el trabajo de investigación en el Instituto de Arqueología, es uno de los grandes defensores de la investigación de Santiago Feijoo que descarta el origen romano de la presa de Proserpina.

«Todos sus argumentos, desarrollados de forma escalonada y complementaria, están basados en el sentido común, y son irrefutables. Cada uno de ellos, por sí mismos, prueba que es imposible que los ciudadanos de Mérida se abastecieran del agua de un embalse llevado a la ciudad a través del Acueducto de los Milagros», asegura Alba.

El arqueólogo considera pruebas incontestables, por ejemplo, el tipo de construcción de la presa que, en ningún estudio serio y hecho sin prejuicios, podría calificarse como ’romano’; o el hecho de que la cota del embalse no llegara a la altura necesaria para que el Acueducto pudiera captar agua.

«Los romanos no hicieron presas para abastecer a ciudades, sino que hicieron embalses pequeños para el ganado y otras industrias», recuerda.


Fuente: CELIA HERRERA/MÉRIDA / Hoy Digital, 21 de diciembre de 2005
Enlace: http://es.f264.mail.yahoo.com/ym/Compose?SEND=1&YY=64903


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El Consorcio defiende que la presa de Proserpina es romana

Mateos afirma que hay datos que apuntan a la época de Trajano. Paralizada una excavación en Delgado Valencia por seguridad.

REUNION DE LA COMISION EJECUTIVA

El director científico del Consorcio, Pedro Mateos, afirmó ayer que no existen ni argumentos ni datos suficientes para afirmar que la presa de Proserpina no es romana "y mientras que existan estos problemas seguiremos defendiendo la romanidad de la presa".

En este sentido, indicó que hay elementos como el tapón de la presa, descubierto cuando se vació el lago, que fue examinados con la prueba del Carbono 14 y que dataron la presa en la época del emperador Trajano.

Mateos sale así al paso de la controversia suscitada a raíz de un estudio sobre la presa de Proserpina realizada por el arqueólogo del Consorcio Santiago Feijoo, quien defiende la tesis que es de época medieval.

FISONOMIA

Pedro Mateos recordó que la fisonomía de la presa de Proserpina es del siglo XVII "y hay una serie de reformas que se corresponden con cuatro momentos históricos de su uso, en los que se va ampliando y reformado. Lo mismo ocurre con el puente, ¿nadie pensará que el puente romano es todo romano?, porque hay elementos visigodos, islámicos, medievales, y contemporáneos".

Asimismo, añadió que "el revuelo se ha formado al cambiar el debate de la comunidad científica a la ciudadanía, y hay que tener cuidado. Pero no pasa nada porque el debate está ahí. Santiago Feijoo piensa eso y el resto de los que han estudiado el tema piensa que no".

Por estos motivos, indicó que en los carteles del Consorcio se seguirá datando la presa en la época romana.

En cuanto a la comisión ejecutiva del Consorcio, Mateos dio a conocer la paralización por motivos de seguridad de la excavación arqueológica que se lleva a cabo en la calle Delgado Valencia, en la que ha aparecido un tramo de la muralla romana.

Cuando consoliden la medianera colindante, se excavará para recuperar el alzado original de la muralla. Los restos se integrarán dentro del local comercial que se construirá.

Por otra parte, anunció que el Ministerio de Cultura ha aprobado la segunda fase de excavaciones del solar donde irá el museo visigodo. El presupuesto es de 100.000 euros y los trabajos se desarrollarán durante el 2006.

El presidente de la comisión ejecutiva del Consorcio, Francisco Pérez Urban, y director general de Patrimonio, anunció que se han presentado 15 proyectos, alguno de ellos extranjero, al concurso de ideas para ordenar las zonas aledañas al templo de Diana con edificios comerciales. Los locales recrearán el volumen del pórtico que rodeaba al monumento.

Fuente: CESAR PEGUERO / El Periódico Extremadura, 22 de diciembre de 2005
Enlace: http://www.elperiodicoextremadura.com/
noticias/noticia.asp?pkid=211874

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Mérida. Un grupo de investigación intenta probar que la presa de Proserpina es romana

El trabajo, elaborado por un equipo multidisciplinar, será presentado mañana en el Centro Universitario de Mérida Además de datos arqueológicos y constructivos, manejan estudios sobre consumo y calidad del agua en época romana

LOS AUTORES

Fernando Aranda Gutiérrez: Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos de la Confederación Hidrográfica del Guadiana. Director de explotación de las presas de Proserpina y Cornalvo, y director de obra de diversas actuaciones realizadas sobre las mismas. Es autor de varios trabajos sobre presas romanas, y concretamente, sobre el sistema hidráulico romano de abastecimiento a Toledo.

José Luis Sánchez Carcaboso: Ingeniero técnico de Obras Públicas en la Confederación Hidrográfica del Guadiana. Director adjunto de explotación de las presas de Proserpina y Cornalvo, y director adjunto de diversas actuaciones realizadas sobre las mismas. También es autor de varios artículos, comunicaciones y ponencias sobre las presas romanas.

Esperanza Andrés Díaz: Ingeniera técnica de Obras Públicas en la Confederación Hidrográfica del Guadiana en Mérida. Fue directora adjunta de los trabajos realizados por dicha Confederación en la presa de Proserpina (1996) y de las conducciones romanas de Mérida (1997).

Germán Rodríguez Martín: Doctor en Arqueología, miembro de la École des Hautes Études Hispaniques, Casa de Velázquez (Francia). Director de las excavaciones de la villa de Torre de Águila, y codirector del proyecto sobre Regina y su territorio.

María Eugenia Polo García: Ingeniera en Geodesia y Cartografía. profesora Titular de la Escuela Universitaria de la Universidad de Extremadura. Autora de diversos artículos sobre obras de ingeniería romana y las técnicas topográficas utilizadas en las mismas.

Rafael Sánchez Crespo: Ingeniero técnico industrial, jefe del servicio del Laboratorio de la Comisaría de Aguas de la Confederación Hidrográfica en Ciudad Real. Miembro de diversas asociaciones científicas, como la New York Academy of Sciences, el Instituto de Hidrología del CSIC, la Comisión Interministerial de Ordenación Alimentaria y la Real Sociedad Española de Química, entre otras.

José Antonio Gutiérrez Gallego: Doctor por la Universidad de Extremadura, en el departamento de Geografía y Ordenación del Territorio. Ingeniero en Geodesia y Cartografía. Profesor titular en el Centro Universitario de Mérida. Autor de varios artículos sobre obras de ingeniería romanas y las técnicas topográficas utilizadas en las mismas.

Un grupo multidisciplinar de investigadores ha trabajado durante varios meses en la elaboración de un trabajo con el que pretenden demostrar que las presas de Proserpina y Cornalvo son romanas, al contrario de lo que concluyó el último estudio publicado sobre el tema, que aseguraba que estos dos embalses son de factura altomedieval y que en ningún caso fueron utilizados para el consumo humano en épocas anteriores.

Este estudio, realizado por el arqueólogo Santiago Feijoo, provocó una pequeña revolución en la comunidad científica y también un profundo impacto en la sociedad emeritense, que siempre había creído, a pies juntillas, que Mérida albergaba una de las principales joyas de la ingeniería romana en Hispania.

El nuevo trabajo, impulsado principalmente por ingenieros y técnicos de la Confederación Hidrográfica del Guadiana, será hecho público mañana, en el transcurso de una conferencia que se impartirá en el Centro Universitario de Mérida, a las 19.30 horas.

La charla se enmarca dentro del programa de actividades de la Semana Cultural del CUM, dos de cuyos profesores, María Eugenia Polo y José Antonio Gutiérrez, han participado en la citada investigación.

Directores de la presa

Los responsables de su presentación, Fernando Aranda y José Luis Sánchez, son profundos conocedores y amantes de las presas de Proserpina y Cornalvo, de cuya explotación son director y director adjunto, respectivamente.

Ambos habían elaborado con anterioridad investigaciones sobre presas romanas y también trabajaron de cerca en el estudio que se realizó de la estructura de Proserpina coincidiendo con el vaciado del embalse.

De hecho, una de las principales aportaciones de este estudio es el conjunto de datos obtenidos durante los análisis estructurales y constructivos de la presa que se realizaron durante los años 1996 y 1997, en colaboración con la empresa 'Ingeniería 75', nunca publicados hasta el momento.

También recopila parte de los trabajos realizados por la Escuela de Topografía de Mérida, algunos de cuyos profesores han realizado actuaciones de identificación y prospecciones geofísicas en las conducciones romanas.

Pura necesidad

Otra aportación novedosa es el estudio de los caudales de Rabo de Buey y de San Lázaro, que se contrasta con el estudio de la cuenca hidrológica, de la climatología y de la geografía de la zona.

Según sus conclusiones, la escasez de acuíferos y de lluvias en la zona obligó a los romanos a buscar fórmulas para garantizar el abastecimiento de la ciudad, para lo que tendrían que construir, inevitablemente, los embalses de Proserpina y Cornalvo, al igual que hicieron en otras zonas áridas de su influencia, como el norte de África, entre otras.

Agua potable

Y como punto fuerte de la tesis que sostiene el origen romano de ambas presas, destacan los análisis de la calidad del agua de ambos embalses que certifica que, incluso en la actualidad, es perfectamente apta para su consumo directo, sin necesidad de cloración previa, teniendo en cuenta además que, en época romana, no sufrirían el impacto del uso social y ganadero que experimentan en la actualidad.

Hay que recordar que uno de los principales argumentos de Santiago Feijoo es que los romanos nunca consumían el agua embalsada, sino que la captaban preferentemente de manantiales subterráneos y la protegían con canalizaciones y conducciones para mantenerla a salvo de la luz y de la contaminación.

Además, y según concluyen los investigadores, un «embalse tiene cierto efecto autodepurador de sus aguas, mediante los fenómenos de dilución y dilución-equivalente, por lo que si no existen aportes de contaminación importantes, debidos a actividades humanas y ganaderas, las aguas del mismo pueden tener una calidad adecuada».

Junto a esto, los informes de los análisis del carbono 14 realizados a algunos de los elementos encontrados en los limos que se retiraron durante la limpieza de Proserpina, y el elevado número de construcciones similares que hicieron los romanos para abastecer a sus poblaciones, de los que se ofrece un breve resumen, son otros de los argumentos que confirman, en opinión de este grupo de investigadores, que ambos embalses fueron construidos en época romana, cuya fisonomía sería «muy parecida» a la actual, aunque con «algunos arreglos» hechos en los siglos posteriores.

La Mérida romana llegaba a consumir más agua que los habitantes de la ciudad actual

Aunque en la actualidad nos creamos unos derrochadores de agua potable, que lo somos, los emeritenses romanos lo eran mucho más, según los estudios sobre el consumo de Mérida en esa época que han manejado estos investigadores.

El consumo de los habitantes de Augusta Emerita se asemejaría al de otras ciudades de su importancia, en las que el agua corría de forma continua, y sin reciclaje, por sus numerosas fuentes públicas y ornamentales, de modo que se derrochaba sin límite en sus termas, estanques y piscinas privadas.

En base a sus estimaciones, cada habitante de la capital lusitania podría gastar unos 300 litros por día, teniendo en cuenta que, en los momentos de máximo esplendor, la ciudad podría contar con 30.000 vecinos.

«Ahora reciclamos mucha agua. Puede que gastemos más agua en la higiene personal, pero se derrocha menos agua pública», explica José Luis Sánchez Carcaboso.

Feijoo, el investigador que abrió el debate, expondrá en Astorga nuevos datos que confirman su tesis

Santiago Feijoo, el arqueólogo que abrió el debate sobre el origen romano o no de las presas de Proserpina y Cornalvo, expondrá en un congreso que se celebrará próximamente en Astorga nuevos datos que confirman su tesis de que no se construyeron en época romana para abastecer a la población.

Sus nuevas aportaciones se harán públicas en el transcurso del Congreso Bianual de Obras Públicas Romanas, que tuvo su origen en Mérida en el año 2002, y que tuvo su continuidad en el encuentro que se celebró en Tarragona en el año 2004.

Feijoo no quiere adelantar aún cuáles son sus nuevos datos para no restar novedad a su ponencia, pero sí asegura que cuenta con numerosos argumentos novedosos que ratifican su principal hipótesis: «Los romanos jamás han bebido agua de un embalse».

De todas formas, el investigador asegura que asistirá mañana con mucho interés a la exposición pública de la tesis contraria, abierto a la posibilidad de que sus datos terminen convenciéndole de que tienen razón los defensores de la hipótesis clásica que sostienen el origen romano de las presas de Cornalvo y Proserpina.

«Esto es lo bueno del debate científico, y además abre nuevas vías a la investigación sobre el tema», comenta con satisfacción.

Nuevos convencidos

Desde que hiciera público su estudio a través de una publicación del Museo Nacional de Arte Romano, y alcanzara mayor trascendencia con su repercusión en la prensa regional, Santiago Feijoo ha mantenido contacto con numerosos investigadores interesados por conocer o rebatir su tesis.

«He hablado con mucha gente, y hasta ahora no he oído ningún argumento nuevo al respecto», comenta el investigador, quien asegura que en este tiempo ha terminado convenciendo a muchos colegas de la posibilidad de que Proserpina no sea una construcción romana.

En su opinión, es muy esperanzador para posibles avances que la Confederación proyecte excavar en la zona. «Será como un documento nuevo que permitirá conocer muchas cosas interesantes y ayudará a la interpretación de este monumento», argumenta.

Fuente: CELIA HERRERA / MÉRIDA / Hoy Digital, 25 de abril de 2006
Enlace: http://www.hoy.es/pg060425/prensa/noticias/
Merida/200604/25/HOY-LOC-006.html

3 comentarios

Alicia M. Canto -

Entre mayo y junio del año pasado mantuvimos un intenso y fogoso intercambio de opiniones y argumentos, en el que participó también S. Feijoo, y que se puede leer, con fotos, en: http://www.celtiberia.net/verlugar.asp?id=465

Aunque soy revisionista por naturaleza, en este tema soy clásica. El aspecto revuelto que tiene el paramento en algunas zonas se debe a varias reformas, en especial la llevada a cabo en 1617 que documenta B. Moreno de Vargas en 1633 (Historia de Mérida, p. 87) en estos claros términos: \"...este muro y sus torres se aderezaron con el cuidado de Felipe de Albornoz... gobernador de la ciudad... y el muro quedó tan lucido y fuerte que algunos le juzgan por mejor edificio que el romano... los moros le pusieron \"albuhera\"... pero del que tuvo en tiempos de los romanos no hay noticia, sólo es cierto haber sido obra suya para tener moliendas en el verano, por causa de que las del río Guadiana suelen faltar en el estío. Hoy se usa de ellas en el mismo ministerio, y tiene trece molinos, y les dura el agua seis meses, con lo que no sólo la ciudad, más los lugares de su contorno son abastecidos de harina.\"

Entre los documentos materiales anejos a favor de la datación original romana de este embalse me parece inesquivable el gran tapón de madera aparecido hace poco en su fondo, que con el C14 ha dado más o menos la época de Trajano, así como la inscripción a Proserpina que dio su nombre a la presa. Otros argumentos se pueden ver en el debate citado. Aunque pruebas más claras y contundentes en contra siempre serán bienvenidas.

Saludos.

plutón -

Lo que me parece increible es que muchos que se dan de científicos ni siquiera se planteen revisar los conocimientos que han dado por ciertos, equivocadamente, durante años. Hay que mover las neuronas, y pensar que la tierra es redonda y se mueve. \'Animo, Santiago¡

ARQUEOLOGOS ESCEPTICOS UNIDOS -

la arriesgada tesis de Santiago nos parece genial, pero aun más interesante es el hecho simbólico de alterar los dogmas arqueológicos.
En Mérida, como en tantos otros sitios, existen interpretaciones decimononicas que por históricas han sido tomadas como ciertas y no han sido revisadas a la luz de la arqueología actual.