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Terrae Antiqvae

Últimas aportaciones a los orígenes de la colonización fenicia de Occidente

Últimas aportaciones a los orígenes de la colonización fenicia de Occidente

Por J.M. Blázquez (Miembro de la Real Academia de la Historia)

En los últimos años han aparecido varios artículos importantes que estudian el fenómeno de la colonización fenicia en Occidente, que conviene recordar.

I. HUELVA Y TARTESOS

El primero se debe a M. Pellicer [1], uno de los mejores especialistas en la actualidad sobre esta materia, titulado Huelva tartésica y fenicia. Este autor considera que Huelva (Fig. 1) es, con toda probabilidad, el yacimiento arqueológico español más interesante excavado en las últimas décadas, opinión que compartimos. En esta ciudad se han dado muchas y excelentes excavaciones, desde que varios arqueólogos, en 1970, publicáramos un corte estratigráfico del Cabezo de San Pedro [2], en base a las cuales se han lanzado diferentes hipótesis, incluso contradictorias. Es ya vieja la identificación de Huelva con Tartesos, o que aquélla fuera una ciudad tartésica con presencia de fenicios y de griegos. Un gran acierto de M. Pellicer es fundamentar sus opiniones en los datos ofrecidos por los excavadores. El autor no considera a Huelva un todo único, sino un emplazamiento bipartido, tartésico y colonial fenicio, sin establecimiento griego en los s. VIII-VII. Generalmente los arqueólogos que han trabajado en Huelva han adoptado las tesis tradicionales tartésicas sin encajar el yacimiento dentro del contexto y panorámica general de la colonización fenicia de Iberia, sin comparar las múltiples estratigrafías efectuadas, que es lo que hace ahora M. Pellicer y que añade valor a su investigación.

Desde la afirmación del afamado hispanista A. Schulten de que Huelva era la Tartesos de las fuentes griegas y romanas, basando su opinión en un periplo masaliota del s.VI a.C., esta tesis ha tenido gran aceptación, sin tener en cuenta que entre periplo y la Ora Maritima de Avieno distan 1000 años, y que esta última obra está plagada de interpretaciones. Varios autores hemos defendido que Huelva era Tartesos: J.M. Luzón, J.M. Blázquez, J.P. Garrido, J. Fernández Jurado y otros. J. Alvar, sin embargo, sitúa Tartesos en Cádiz.

Opina M. Pellicer, opinión que creemos acertada al día de hoy, que "Tartesos no debió existir como una ciudad opulenta en ese mundo más aldeano que urbano del bronce final, según documenta la deleznable arquitectura de chozas y la primacía urbanística de los abundantes yacimientos excavados". Ya en el Congreso de Jerez de la Frontera (1993), que conmemoró los 25 años del primer congreso sobre Tartesos, defendimos, con gran indignación de los asistentes, que la cultura ibérica es muy pobre comparada con la etrusca coetánea. Basta comparar la joyería tartésica [3] y la etrusca [4]. A. Blanco, al compar ya el granulado de las joyas de La Aliseda, hacia el 600, con las piezas etruscas, consideraba a aquéllas chapuzas, por las imperfecciones en las soldaduras de los gránulos, que no eran iguales todos, fallo inconcebible en el mundo etrusco. Además, la joyería tartésica es muy escasa comparada con la etrusca.

Conjuntos de joyas granuladas y repujadas en oro, en número elevado, caracterizadas por su variedad, como las etruscas, han sido halladas en la Tomba Bernardini de Palestrina, del segundo cuarto del s. VII a.C.; en la Tomba Barberini, de la misma localidad y fecha; en la Tomba Regolini Galassi de Cerveteri, datada en torno al 650 a.C.; en Marsiliana de Albergna, del primer cuarto del s.VII a.C.; en la Tomba del Littore de Vetulonia del 630 a.C.; en la Tomba di Gesseri de Volterra, del tercer cuarto del s. VII a.C.; en la Tomba Aureli II de Bolonia, del último cuarto del s.VII a.C.; etc. No existen, salvo en La Aliseda, en el mundo tartésico, y eso que el sur de la Península Ibérica era abundante en oro y plata, como afirma Estrabón (3.2.8) y Etruria carecía de estos metales. Tampoco ha aparecido hasta ahora en Tartesos ni un solo lebete de oro decorado, con filas de guerreros y serpientes sobre el borde, como el hallado en la Tomba Bernardini de Palestrina; ni las dos páteras de oro decoradas con animales y otras escenas de esta misma tumba; ni el kothyle liso de oro, como el de esta tumba de Palestrina, o el segundo con animales; ni fíbulas de oro, como en la Tomba Regolini Galassi; ni el pectoral de oro de esta misma tumba; ni las copas de oro decoradas con guerreros y otras escenas, de la misma procedencia. Todos estos conjuntos demuestran plenamente la tesis de M. Pellicer, que hacemos nuestra, de que Tartesos, en el Bronce Final, fue un mundo más aldeano que urbano. Tampoco han aparecido en Occidente vasos de bronce con figuras en relieve y con tres pies, como el encontrado en la Tomba Barberini; ni el lebete en bronce rodeado de figuras de esta misma tumba; ni los lebetes con prótomos de leones sobre el borde, uno de ellos con animales alados de la Tomba Regolini Galassi [5]. Tartesos careció de escultura autóctona; en cambio Etruria la tuvo ya en el periodo orientalizante, y muy abundantemente. Basta recordar unas pocas piezas: la cabeza y busto femenino en piedra calcárea de Vetulonia, túmulo de Pietrera, de finales del s. VI a.C., o las dos cabezas masculinas en terracota, varios canopos, de procedencia desconocido uno y de Cetona el segundo, fechados en torno al 575 y a comienzos del s.VI a.C., respectivamente; o el centauro en negro de Vulci, Poggio Maremma, de finales del s. VII o comienzos del siglo siguiente; o la estatuilla de guerrero, en piedra fétida, de Chiusi, del segundo cuarto del s.VI a.C., o la estatua de joven cabalgando un monstruo marino, de Vulci, Poggio Maremma, datado poco después de mediados del s.VI a.C. [6]; etc.

Tampoco en Iberia, en el periodo orientalizante o tartésico, hubo pintura funeraria, o por lo menos no es conocida hasta el momento presente. En Etruria, en el segundo cuarto del s.VI a.C. se pintaron las lastras Boccanera de Cerveteri [7]; en torno al 550-540 a.C., la Tomba dei Tori en Tarquinia [8], y antes la tumba campana de Veyo [9]. Todos estos datos confirman la tesis de M. Pellicer, que seguimos. Tampoco se ha encontrado algún carro con revestimiento de placas de bronce con figuras en relieve, como el de Monteleone de Spoleto, Colle Capistrano, de la mitad del s.VI a.C. [10]; ni los tres grandes trípodes con placas de figuras y calderos con leones y esfinges tumbadas sobre el borde, hallados en San Valentino (Perugia), tumba de Fonte Ramocchia, del tercer cuarto del s.VI a.C. [11]. Desde finales de la Edad del Bronce se representan espejos en las estelas, y en la realidad, en las tumbas de La Aliseda y de Huelva (necrópolis de La Joya) [12], pero no han aparecido en Tartesos espejos figurados con incisión como los de Tarquinia, de finales del s.VI a.C. [13]; ni estelas en piedra de 170 cm de altura, con figuras de guerrero en relieve, como la de Volterra, fechada hacia 550 a.C.

A finales del s.VI a.C. [14] los etruscos levantaron en Veyo el templo de Portonaccio [15], con acróteras de Gorgonas y estatuas de Apolo y de Héracles, de Hermes y Minerva, de gran tamaño, con muros de piedra, y los tartésicos santuarios de Despeñaperros, en cueva, de El Carambolo, que era una choza, y el altar de los sacrificios de Carmona. En Setefilla se han excavado túmulos que nosotros atribuimos a influjo u origen fenicio [16], pero no admiten ni de lejos la comparación con los túmulos de Cerveteri, necrópolis della Banditaccia [17], de finales del s.VI a.C., ni con la Tomba dei Capitelli, de esta misma necrópolis, hacia el 570 a.C. [18], con cámara funeraria decorada con el embrión de una casa romana republicana, con estancia laterales, con un cuerpo principal, y con vano que da paso a tres cámaras con bancos, columnas, capiteles, puertas, y lechos; o de la Tumba de los Escudos y de las Sillas, de la segunda mitad del s.VI a.C. [19], de la misma localidad, ambas excavadas en la roca, que son el interior de auténticas viviendas de la época. Ante todos estos testimonios, la cultura tartésica desmerece mucho. Ante estas muestras del arte etrusco tiene razón M. Pellicer de calificar de "aldeana" la cultura tartésica del Bronce Final, que nosotros hacemos extensivo a todo el periodo orientalizante.

Para M. Pellicer, "Tartesos respondería más bien a una vasta comarca densamente poblada por unos indígenas tartésicos del Bronce Final, entre el Bajo Guadalquivir y el Guadalete, con extensiones por el Algarve, con un retropaís definido por una extensa franja piritífera desde Córdoba hasta la Sierra de Monchique en el sur de Portugal, y con los que los colonizadores fenicios contactaron en el sur de Portugal desde mediados del s. VIII y s.VII a.C.". Se ha generalizado la idea de que la colonización fenicia no parece ser posible al área onubense y que Huelva no fue una colonia fenicia, sino un núcleo tartésico aculturado por los fenicios en virtud del comercio de la plata. Se admite la presencia física de fenicios y de griegos en Huelva. Contra esta tesis M. Pellicer propone otra que juzgamos de gran novedad y totalmente defendible, pues se apoya en un inteligente análisis de los materiales arqueológicos. El catedrático de Arqueología de la Universidad de Sevilla afirma que "si se admite la presencia fenicia en Huelva desde el s. VIII a.C., de unos comerciantes fenicios, es lógico suponer que tendrían allí el emplazamiento de su hábitat y de su factoría metalúrgica, dotada de nuevas técnicas de fusión y copelación del mineral de plata, y, en definitiva, que se tratase de unos colonos industriales y mercaderes marítimos". M.Pellicer, estudiando los restos materiales, sitúa una colonia fenicia en la parte baja de la actual Huelva, en las calles Puerto, La Piterilla, Botica, Méndez Núñez, Quintero Báez, La Fuente, Isaac Peral, Palos, Tres de Agosto. Los núcleos indígenas situarían sus hábitats en la parte alta de la ciudad, en los cabezos de San Pedro y de La Esperanza, y seguramente otros.

El examen pericial de las estratigrafías (Fig. 2) de Huelva indican una dinámica cultural totalmente diferente entre la parte baja de la ciudad, donde parece asentarse el establecimiento fenicio, basado en la urbanística, en las estructuras y en las técnicas arquitectónicas, en las especies cerámicas, en las técnicas metalúrgicas y en la cronología estratigráfica. Por su parte, los cabezos estarían habitados por poblaciones indígenas del Bronce Final, que en la segunda mitad del s.VIII se orientalizaron. De este hecho deduce M. Pellicer, sin duda acertadamente, que Huelva no es un yacimiento único, sino múltiple, con un asentamiento del Bronce Final, tartésico precolonial, al menos desde el s.IX a.C. asentado en los cabezos de San Pedro, de La Esperanza, del Cementerio Viejo, del Molino del Viento y quizás de Moncada y del Conquero, con una necrópolis no descubiertas aún, con cabañas de barro (Fig. 3). Este último asentamiento supera las 25 Ha. La colonia, factoría o emporio, fenicia surgió a mediados del s.VIII a.C. en la parte baja análoga, pero con funciones diferentes al de la Torre de Doña Blanca, y al de Sexi, paralelo en simbiosis con el poblado indígena de los cabezos, con el que mantendría una economía colonial.

En el s.VII a.C. Huelva sería , en opinión de M.Pellicer, una de las colonias más prósperas de Iberia, con una extensión de unas 10 Ha. y con una población de unos 2000 habitantes, mixta, y en pacífica convivencia. Este autor concede mucha importancia al texto de Estrabón (3.5.5) que afirma que Onoba fue el segundo punto donde arribaban los tirios antes de fundar Gadir en su tercer intento.

Pasa M. Pellicer a estudiar los datos arqueológicos. Onoba en los s.VII-VII a.C. tendría una extensión de 10 Ha, extensión sólo superada en este tiempo por Gádir (15 Ha.) y por el complejo de Toscanos / Peñón / Alarcón, con 12 Ha. y por Málaga con una extensión aproximada. A la Torre de Doña Blanca se le asignan 6 Ha.; 2 Ha. al Cerro del Prado, y otras 2 Ha. a Montilla; 5 Ha. a El Cerro del Villar; 2 Ha. al Morro de Mezquitilla; 3 Ha. a Las Chorreras; 6 Ha. a Almuñécar, y 2 Ha. a Adra.

Sólo ha sido excavada la necrópolis de La Joya, que pertenece a población tartésica orientalizada. No se han descubierto las necrópolis fenicias. El muro del cabezo de San Pedro, realizado con técnica fenicia, es prueba de la colaboración entre pobladores fenicios e indígenas a mediados del s.VIII a.C. El fragmento de cerámica ática, perteneciente al geométrico medio II, 800-750 a.C., es el vestigio más antiguo de la presencia fenicia en Huelva, y apareció en la parte baja de la ciudad, en la calle Palos.

Las excavaciones de Fernández Jurado en las calles del Puerto (Fig. 4), Méndez Núñez, Botica, etc., prueban, utilizando las palabras de M. Pellicer, "que Huelva es uno de los establecimientos fenicios más primitivos del extremo occidental mediterráneo y atlántico", coetáneo o algo posterior a Gadir, a la Torre de Doña Blanca, a La Montilla, a El Cerro del Villar, a Toscanos, a Morro de Mezquitilla, a Chorreras, a Sexi, a Abdera, o a el de Lixus.

Gran acierto del trabajo de M. Pellicer es indicar que la urbanización y arquitectura de los s.VIII-VIII a.C. de Huelva es típicamente fenicia y diferente de aquélla de los Cabezos. La erosión ha hecho gran destrozo. En la necrópolis de La Joya han desaparecido las superestructuras, que seguramente serían tumulares, como lo son las de Santa Marta y del Parque Moret. El tipo de arquitectura del subsuelo de Huelva es fenicio, como lo demuestran las plantas rectangulares de 4,2 m. de lado en el Puerto, los grandes zócalos de piedra, con esquinas perfectamente escuadradas, los muros de adobe o tapial encalado, con divisiones internas, patios, pavimentos de marga apisonada pintados de rojo o de amarillo, lajas de pizarra, de guijarros y de conchas. Los hogares son de placas de arcilla, las techumbres de carpintería, los hornos de planta circular con zócalos de piedra y cúpula de arcilla, con más de un metro de diámetro, para fundir plata, las calles y los espacios son abiertos. Es muy acertada la opinión de M.Pellicer de que no se trata de una expansión urbana por el sureste de la ciudad del núcleo tartésico de los cabezos del s.VIII a.C. hacia el Odiel, sino, como él mismo dice, "de una nueva ciudad, construida ex novo por colonos fenicios, paralela y gemela a los poblados indígenas emplazados en la altura". Este fenómeno es análogo al detectado en la Torre de Doña Blanca respecto a las poblaciones del Bronce Final de La Dehesa, o, en la ciudad vieja de almuñécar respecto al Castillo. Los poblados altos obedecen a una necesidad de defensa natural. El emplazamiento fenicio se debería a los marinos metalúrgicos y comerciantes que necesitaban un puerto en el estuario, y un hinterland rico en plata.

La plata era el mineral más buscado por estos comerciantes. Los indígenas colaborarían con ellos, proporcionándoselo del foco minero de Riotinto y de la sierra del Andévalo, que los mismos indígenas transportarían hasta Huelva. Los beneficiarios serían las élites indígenas que aceptaron el rito de la incineración de los cadáveres.

Otra de las novedades y gran aportación del trabajo que comentamos de M. Pellicer es la propuesta de la ubicación de un santuario fenicio consagrado a Melqart, cuya existencia demostrarían las dos estatuillas de bronce fechadas en los s. VII-VII a.C., halladas en la Barra de Huelva, que representan a unos dioses sirio-egipcios, del tipo de los recogidos en Cádiz, en Sancti Petri, donde se sitúa el Heracleion. Pensamos que el Heracleion funcionaría como karum, según la tesis propuesta. Lo mismo sucedería con el santuario de Cástulo, de tipo oriental, igual que los santuarios chipriotas estudiados por V. Karageorghis, que monopolizaban las explotaciones de las minas.

La evolución de la cerámica permite seguir el progreso económico y el aumento de la población de Huelva, según la siguiente tabla:

Cronología Indígena % Fenicia % Griega %

750-700 78´70 21´30 -
700-675 59´40 40´60 -
675-650 46´55 53´45 -
650-625 45´42 54´57 -
625-600 26´13 72´80 0´85
600-590 23´16 70´´20 6´63
590-560 22´26 64´13 13´60
560-530 16´23 74´5 9´26

M. Pellicer compara la estadística de Huelva con la fase I/II de Toscanos, fechadas entre los años 750-700 a.C. Se observa una clara discordancia entre ambas. La colonia de Huelva surgió por un pacto con los tartesios allí establecidos, expertos en una técnica alfarera tradicional y funcional. En el primer momento los fenicios no tenían necesidad de recurrir a sus cerámicas fabricadas a torno y a alta temperatura, utilizando indistintamente la indígena (78,7%) y en menor proporción la fenicia importada (21,3%). En esta última predominaban los productos de lujo: jarros, quemaperfumes, ungüentarios, ánforas para transportar aceite, vino, y trigo para intercambio con los indígenas o para su propio consumo.

Desde el 700 a.C. la colonia fenicia fabricaba en Huelva casi la mitad de las cerámicas con las técnicas nuevas (40,6%). A mediados del s.VII a.C. la cerámica fenicia (53,45%) superaba ya a la indígena (46,55%). A finales del s.VII a.C. la cerámica fenicia representa el 72,8% y en el tercer cuarto del s.VII acapara el 74,5%. Un 10% de esta cerámica fenicia son ánforas de transporte.

En los platos se observa un fenómeno de arcaísmo no documentado en otras colonias fenicias. A partir del 700 a.C. casi no evolucionan los bordes de los platos.

Al comienzo de la colonización fenicia en Huelva, se observa, al contrario que en Toscanos, un alto porcentaje de cerámica indígena, debido a la presencia de una densa población tartésica.

En Toscanos, entre los siglos VIII y VII a.C. la cerámica griega es muy escasa, mientras la fenicia representa el 97%, de la que el 70% son ánforas de almacenamiento; el 16% son vasos de barniz rojo; el 8% cerámica pintada geométrica; 6% cerámica gris de Occidente; 2% cerámica griega, kotylai protocorintias; 4% copas de Grecia oriental, ánforas áticas SOS, ánforas samias, etc.

En Huelva la cerámica griega es más abundante y variada. Su número aumenta desde finales del s.VIII hasta finales del VI a.C. Conjugando dos cortes, Puerto 6 y 9, y Méndez Núñez 84, la cerámica griega, comparada con la fenicia y con la indígena, arroja los siguientes resultados: 0,85% a finales del s.VII a.C.; 6,63% entre el 600 y 590 a.C.; 13,6% entre 590 y 560 a.C.; y 9,26% entre 560 y 530 a.C.

Cree M. Pellicer que este aumento de cerámica griega no es argumento suficiente que demuestre la presencia de una importante población griega en Huelva en el s.VII a.C., sino más bien la intensificación del comercio fenicio con la Grecia del Este, con las colonias jonias suritálicas y sicilianas, y con Massalia, de donde proceden la mayor parte de estos productos. Nosotros creemos que los fenicios pudieron obtener estas cerámicas en el Este más bien que en Sicilia o Massalia, pero tampoco se puede descartar completamente la tesis de M. Pellicer. Esta nueva propuesta de que la cerámica griega de Huelva pudo ser traída por los fenicios tiene un argumento importante a su favor: el hecho de ser poca comparada con la fenicia. El Ps. Scillax afirma que los fenicios llevaban al Occidente la cerámica griega.

La presencia de esta cerámica griega obedece a que los destinatarios tartésicos exigían productos de mayor calidad. De todo lo dicho deduce M. Pellicer que Huelva era "una colonia fenicia de singular importancia", lo que parece ser cierto, y que reunía las condiciones óptimas para su asentamiento, como son la desembocadura de un río, el Odiel; el estuario para un puerto; un ecosistema adecuado para alimentarse de los productos del mar; abundantes pastos para el ganado, y un retropaís rico en minas y en mano de obra tartésica. Huelva, entre los s.VIII-VII a.c. fue, según concluye brillantemente M. Pellicer, "una cabeza de puente para el emporio nuclear gaditano, integrado en la política y economía de Cádiz, fácilmente comunicada por mar con los establecimientos fenicios del Algarve portugués, con las desembocaduras de los ríos Sado, Tajo y Mondego, y con la costa malagueña".

La orientación del extremo suroeste peninsular estaría en función de la plata, a la que se añadiría el marfil, los huevos de avestruz y otros productos exóticos de Lixus o Mogador, más el estaño de las Casitérides. Esta tesis la creemos muy aceptable. Huelva mantenía relaciones con el sur de Portugal con los yacimientos orientalizados del s.VI a.C, como Rocha Branca de Silves en el río Odeloucas; de Monte Molião de Lagos, de donde importaría cobre y plata; de Setúbal, y de Alcácer do Sal, en el Sado; de Lisboa, en el estuario del Tajo, hasta Alcãçova de Santarem, llegando hasta el estuario del Mondego fundando la factoría de Santa Olaia en Figueira da Foz con otros yacimientos menores, como Tavarede, Montemor O Velha, Castro de Soure hasta Conimbriga; y de Almaraz, donde se crean factorías ya en el s.VIII a.C.

La orientalización de Extremadura y de la Meseta Occidental, que se consideraba ahora resultado del comercio tartésico desde el suroeste hispano, en opinión de M. Pellicer podía responder a la actividad comercial de las factorías fenicias de la costa portuguesa. Esta última tesis la encontramos discutible, pero hay que contar con ella para posteriores estudios y conocer mejor las factorías fenicias de la faz atlántica, o, pensar, al menos, en la existencia de ambas vías de penetración hacia el interior peninsular.

Este trabajo de M. Pellicer es de gran importancia por la cantidad de nuevos puntos de vista e hipótesis que ofrece, por el rigor de su desarrollo, y, sobre todo, por el abanico de perspectivas que abre para el futuro.

II. YACIMIENTO FENICIO DE LA FONTETA

A. González Prats y otros arqueólogos de Alicante han dado a conocer ahora (1997) un yacimiento fenicio situado en la costa ibera levantina que tiene una excepcional importancia por su cronología (s.VIII a.C.) y por la zona donde se sitúa, que amplía considerablemente el horizonte colonizador fenicio en la Península Ibérica y en el Occidente en general.

El yacimiento está situado en las dunas de Guardamar de Segura (Alicante) y recibe el nombre de La Fonteta. Se ha realizado en 1996 una campaña de excavaciones en este asentamiento fenicio, y otra en 1997, publicándose un avance de los resultados en la Revista de Arqueología XVIII de 1997 [20]. En el reciente Seminario Internacional sobre Temas Fenicios, en noviembre 1997, se ha presentado al mundo científico este importante yacimiento fenicio.

Los excavadores se había propuesto dos objetivos: descubrir un amplio tramo de muralla (Fig. 5), y delimitar la extensión del yacimiento, que se encuentra cubierto por las dunas, lo que dificultaba enormemente el afloramiento de la ciudad fenicia. En primer lugar se realizó un sondeo que constaba de tres paquetes sedimentarios diferenciados: la fase más reciente es un relleno de estratos depositados en forma de bolsadas, que parece ser un vertedero de detritos domésticos, al no haber huellas de viviendas. La fase siguiente es una vivienda (Fig. 6) con paredes de tapial anaranjado, y con piedras en la base a modo de zócalo. La vivienda tuvo dos momentos. En el más antiguo las estancias eran de mayor tamaño. Después se multiplicaron y redujeron su superficie. Estas habitaciones han proporcionado abundante cerámica.

La fase más antigua ha dado poco material cerámico pero se detectan hoyos de postes y restos de tabiques de entramado vegetal que puede corresponder al momento más antiguo, según su excavador, de la gran vivienda de la fase segunda. Este corte ha proporcionado todo tipo de cerámicas fenicias: ánforas de hombro carenado, platos grises, vasos con decoración monocroma y bicroma, cerámicas de engobe y de barniz rojo, lucernas, platos de ala, cuencos carenados, oinochoes de boca de seta, trípodes, numerosos fragmentos de huevos de avestruz pintados en ocre rojo en su interior y algunos con motivos bicromos en la superficie externa.

Se recogieron escorias de fundición de bronce en el suelo de la segunda fase. En la primera se hallaron cerámicas procedentes de la Grecia del Este, y en la segunda cerámica protocorintia. La cronología que proponen los excavadores es la siguiente:

Fase A: 630-590 a.C.
Fase B: 720-630 a.C.
Fase C: sin elementos de datación.

Se han descubierto unos 60 m. de muralla con un bastión, al parecer, de forma cuadrangular. El muro está formado de piedras de mediano tamaño, areniscas, calcarenitas y duna fósil, muy blandas. La anchura del muro varía entre 4 y 5 m. Al muro se adosaban cuerpos centrales verticales a los se pegaban refuerzos en talud, lo que da un espesor en la base de 7 m. Para evitar posiblemente el efecto de los fenómenos sísmicos, se colocaron en determinados puntos tirantes transversales con alzado superior de adobes. En la construcción de la muralla se emplearon también sillares procedentes de construcciones anteriores, y estelas-betilo procedentes de un área religiosa o funeraria.

Otro corte ha proporcionado la prueba de la existencia de habitaciones adosadas al foso en talud de la cara interna del lienzo de la muralla. Las dos dependencias tienen muros de 1,50 metros de altura sobre la que se asientan adobes de forma cuadrangular de color gris, de 10 cm. de espesor, cogidos con barro anaranjado. Las dos dependencias estaban cubiertas con adobes cocidos alternando con bolsadas grises en las que abundaban los restos de comidas, básicamente caracoles. También se han descubierto hogares.

Son interesantes algunos datos que proporcionan los excavadores sobre la fabricación de adobes. Unos estaban hechos a base de barro y algas, y las pellas de barro tenían cañas troceadas. Esta pellas pertenecían a la techumbre o a un piso superior. Para la vivienda se debió utilizar relleno de escombros. Debajo de esta fase se detecta una más antigua con restos de edificios. Los excavadores han comprobado que el asiento de la línea interna de sillares y su forro ataludado está descolgado con respecto al nivel del suelo de las estancias adosadas, cuyas paredes se apoyan en la muralla. Las viviendas que comienzan a aflorar se encontraban debajo del asiento de la muralla.

La muralla, a juzgar por las fechas proporcionadas por la cerámica griega del Este, ofrece una datación de construcción de mediados o tercer cuarto del s.VII a.C., siendo esta fecha relativamente reciente en esta ciudad.Se construyeron con seguridad casas más antiguas fuera ya del recinto amurallado, lo que dificulta los cálculos sobre la extensión.

No se puede dudar, en opinión de los arqueólogos, que estamos ante una factoría fenicia en la desembocadura del Segura, con una extensión de unas 8 Ha. Dado que el yacimiento está cubierto por las dunas, La Fonteta es, muy posiblemente, una de las ciudades fenicias mejor conservadas del Mediterráneo.

El santuario se encontraría en el Castillo de Guardamar, donde posteriormente se levantó un templo, del que se conocen las ofrendas de pebeteros de Kore-Deméter, o mejor de Astarté o Tanit.

El cabezo del Estaño defendería la desembocadura del Segura. La Fonteta era una ciudad comercial, plantada en una rica región agrícola, en la ruta de las islas (Ibiza). Piensa A. González Prats, que la Peña Negra en la vecina Sierra de Crevillente, mantuvo contactos con los fenicios ya desde el s.IX a.C. y el s.VIII a.C.

El foco metalúrgico de Peña Negra atrajo a gentes orientales, que trabajaban los minerales de la Sierra de Crevillente, próxima a la desembocadura del Segura. La presencia de fenicios en Peña Negra en el tránsito del s.IX al VII a.C. necesitaría una factoría para la elaboración de cerámicas y de una ciudad que era mercado y punto de confluencia de varias rutas comerciales. El desarrollo e importancia del comercio fue tan grande que ya en el s.VIII a.C. apareció en el sureste del Mediterráneo occidental un sistema monetal de barras planas de metal, cobre, bronce, y plomo, de las que han recogido dos piezas (Fig. 7).

En la campaña de 1997 se ha descubierto un conjunto de dependencias destinadas a la metalurgia, de fundición de hierro, y al parecer de plata, en compañía de numerosas vasijas de barniz rojo fechadas en la primera mitad del s.VII. De pronto se amortizó este taller metalúrgico para comenzar la construcción de la muralla, que supera los 5 metros de altura. Con la erección del sistema defensivo se inició la fase reciente de La Fonteta. Destaca aquí el descubrimiento de una vivienda pluricelular de cinco estancias por lo menos, con un alzado de adobes de 1,10 m. sobre un zócalo de igual altura. Se le superpone un basurero, con restos materiales de trabajos metalúrgicos, escorias de cobre, plomo, galena argentífera y litargirio. Se ha descubierto un horno circular con bóveda de adobes.

El yacimiento de La Fonteta es de una importancia excepcional. Se trata de una ciudad de los primeros momentos que los fenicios llegaron al Occidente. Dato fundamental y nuevo es que se sitúa en la costa ibérica levantina, pues hasta ahora sólo se conocían factorías fenicias en el mediodía y en la costa atlántica. Una vez que se excave en su totalidad sin duda aportará datos imprescindibles para el conocimiento del mecanismo colonizador de los fenicios; algo de esto ya lo sabemos por la existencia de una doble muralla reforzada con terraplenes y contrafuertes.

La presencia de betilos es una gran novedad, así como el uso de barras metálicas, cuya existencia en el periodo orientalizante ya sospechó A. Blanco para el mundo tartésico, en razón de unas piezas circulares guardadas en la antigua colección Calzadilla de Badajoz. La introducción de un sistema monetal sería una de las aportaciones fenicias más importantes al Occidente, aparte de las muchas ya conocidas [21] que han llegado hasta hoy.

En Cástulo apareció junto a la necrópolis del Estacar de Robarinas un campo de betilos circulares, de los que nunca se ha dado noticia. La Fonteta confirma la tesis de Villard expuesta hace muchos años, y aceptada por A. Blanco, por nosotros, por J. Alvar y por M.J. Pena, de que la descripción de la costa levantina en la Ora Maritima de Avieno responde a una fuente fenicia y no griega, del s.VII a.C., anterior a la fundación de Ampurias, a la que no se cita porque no existía.

III. AVIENO. LOS FENICIOS Y EL ATLÁNTICO

J. Alvar [22] ha estudiado recientemente este problema. El autor se plantea si en la Ora Maritima existe una base documental previa de y de qué antigüedad es. Considera que la composición de la Ora Maritima es una tarea compleja. Acepta que fue compuesta con materiales de diversa procedencia cultural y de distinta cronología, así como con residuos de tradiciones orales. En nuestra opinión, el hecho de que Ampurias no se mencione en este poema se debe a que la fuente usada por el escritor para describir la costa levantina es anterior a la fundación de la colonia griega. Piensa J. Alvar que la información proporcionada por Avieno es anterior al viaje de Himilcón por el Atlántico, que parece corresponderse con el periodo orientalizante.

Según el catedrático de la Universidad de Huelva, el análisis interno de la Ora Maritima permite suponer que el navegante que transmitió su experiencia marítima no llegó hasta los confines mencionados en el poema. La información relativa a las tierras más al norte del cabo Arvio fue elaborada con las noticias proporcionadas por los vendedores de los productos. J. Alvar acepta que el rotero es de autoría fenicia en la descripción de la costa mediterránea. Los fenicios junto a los tartesios intervendrían en el comercio atlántico. Hoy está claro que los fenicios frecuentaron la costa atlántica desde el s.VIII a.C. y que a mediados de ese siglo establecieron asentamientos firmes para la provisión de estaño. La región de Silves parece haber sido explorada desde el s.VII a.C.

Las ánforas halladas en el yacimiento de Rocha Branca parecen indicar una actividad comercial. En el Bajo Sado la presencia fenicia se documenta arqueológicamente en el yacimiento de Alcácer do Sal, Setúbal y Abul, este último fundación fenicia, y los dos primeros indígenas. Los comerciantes fenicios llegaban más al norte de Abul, como parece desprenderse de la Ora Maritima de Avieno. Los fenicios se establecieron en el estuario del Tajo desde finales del s.VII a.C., dedicados al comercio con los indígenas. Los fenicios intercambiarían vino y aceite por sal y quizá también por oro nativo. El yacimiento más importante de esta zona sería el de la Quinta de Almaraz. Lisboa sería un lugar de intercambio entre fenicios e indígenas, al igual que Alcãçova de Santarem, con materiales de intercambio ya del s.VIII a.C., y Chões de Alpompé, con importaciones desde finales del s.VII a.C. en esta zona no había asentamiento fenicio propio, sino la utilización de un espacio indígena para intercambio de productos.

La Bahía de Lisboa estaría descrita en la Ora Maritima 174-182. A esta zona se accedía por una ruta marítima y por otra terrestre. Una sería frecuentada por los indígenas o utilizada en el periodo que la navegación era imposible. Cádiz sería el destino de todos los productos. J.Alvar supone una interacción cultural en la que intervendrían tartesios, cempsios y fenicios, a los que se sumarían, quizás, los griegos.

La existencia de un lugar central regulador del comercio se daría en un momento algo más avanzado. J.Alvar tiende a admitir una intensificación de los contactos desde comienzos hasta mediados del s.VII a.C., en un sistema típico de las sociedades precoloniales, con contactos esporádicos, como queda reflejado en la Ora Maritima de Avieno, cuya información tendría una cronología anterior a los establecimientos permanentes, lo que es muy posible, y anterior a la llegada de los griegos a Huelva, llegada que M. Pellicer niega, pero que quizá convendría aceptar, pues se conocen los nombres de algunos griegos que llegaron al Occidente. Colaios de Samos llegó a Tartesos hacia el 625 a.C. Los samios de la nave cuyo patrón era Colaios, aportaron el diezmo de sus ganancias, seis talentos (unos 155,5 kg de plata), obtenidas en Tartesos y mandaron fundir una vasija de bronce del tipo de las cráteras argólidas, con el borde decorado con cabezas de grifo, que consagraron en el Heracleion de Samos, sobre un pedestal compuesto por tres colosos de bronce de siete codos de altura (3,1 m.) hincados de hinojos (Hdt. IV, 152). Heródoto añade que estos samios obtuvieron más ganancias que cualquier otro griego, salvo Sóstrato de Egina, isla que intervino muy activamente en la colonización griega. Plinio (N.H. VII, 197), que fue gobernador de la Provincia Tarraconense en época flavia, recoge la noticia de que Midácrito fue el primer griego que trajo estaño de las Casitérides. Pausanias, en su Descripción de Grecia (VI, 19.2-4), escrita hacia el año 180, dice que en el santuario de Olimpia había una edícula ofrecida por el tirano Mirón de Sición, por tanto hacia el año 600 a.C., con motivo de salir vencedor en una carrera de carros en la XXXIV Olimpiada. Esta edícula la vio Pausanias y duda si estaba fabricada con bronce procedente de Tartesos, como afirmaban los habitantes del santuario de Olimpia. Una inscripción indicaba que el bronce pesaba 500 talentos, es decir 13.000 kilos de plata. Este metal pudo proceder del comercio directo de los griegos con Tartesos, aunque no hay que descartar que los fenicios hubieran actuado de intermediarios.

Desde el estuario del Tajo hasta el cabo Arvio la distancia se da en la Ora Maritima en días de navegación. Más arriba no se proponen distancias, ausencia que lleva a J. Alvar a proponer que más allá no navegaban los fenicios, lo cual es muy probable. Sólo lo harían los indígenas, quienes proporcionaban el estaño, y proporcionaban a los fenicios alguna información. Para J. Alvar el cabo Arvio estaría en la desembocadura del río Vouga, o del Mondego o del Duero. La arqueología no confirma la presencia fenicia hasta el Ortegal. Hasta el Mondego se detecta el influjo fenicio, a través del yacimiento de Santa Olaia y de Conimbriga. En este último lugar el material arqueológico fenicio se fecha en el s.VIII a.C., y es producto de intercambio entre indígenas y fenicios. A partir del s.VII a.C. la presencia fenicia parece real, con productos de procedencia muy variada. Santa Olaia sería el término de la ruta, donde los fenicios construyeron un muro en el s.VII a.C.

El momento de mayor auge del comercio fenicio se da en el s.VI a.C., con alguna cerámica de lujo. No descarta J. Alvar, por la variedad de productos documentados, que entre los comerciantes y tripulaciones pudo haber gentes de diferentes etnias. No se puede olvidar que los barcos fenicios llevaban materiales de muy distinta procedencia. J. Alvar acepta que algún griego hubiera podido recorrer la costa atlántica y proporcionar los datos de la Ora Maritima. Midácrito llegó hasta las Casitérides y no se sabe cuándo, pero probablemente en el periodo orientalizante. Nosotros nos inclinamos a pensar que las noticias de la costa atlántica son de origen fenicio y no griego, y se fechan en el s.VII a.C., teoría, que conforme al estudio de J. Alvar, consideramos la más probable en una época en que estaban ya consolidados los intercambios con los indígenas y ni se trataba de viajes exploratorios.

El establecimiento permanente de agentes comerciales y la frecuentación de las costas sólo necesitaban de información acerca de los puertos. El auge de las exportaciones se sitúa a mediados del s.VI a.C.

Piensa J. Alvar que el Mondego no fue el límite de los viajes de los fenicios, pero conviene esperar a nuevos hallazgos. Este autor, en contra de la tesis de M. Pellicer, que nosotros al menos creemos probable, acepta que desde el último tercio del s.VII a.C. los griegos estaban asentados en Huelva, que pudieron recorrer el litoral portugués y que a alguno de ellos se puede deber el conocimiento de la costa atlántica que refleja la Ora Maritima.

No cabe duda que el trabajo de J. Alvar significa un gran avance en el conocimiento de las fuentes usadas por Avieno en su descripción del litoral atlántico, y borra muchas interpretaciones difícilmente aceptables al ser contrastadas con los hallazgos arqueológicos recientes.

IV. FENICIOS E INDÍGENAS EN EL BAJO GUADALQUIVIR

M. Belén y J.L. Escacena [23] han estudiado la interacción cultural fenicio-indígena en el Bajo Guadalquivir. Creemos que es elogiable y muy interesante el punto de partida de estos autores: conocer la situación precolonial en el Bajo Guadalquivir en lo relativo a poblamiento, tecnología, urbanismo, lengua, ritos funerarios, y otros aspectos de la vida social y política.

El poblamiento

Los yacimientos conocidos durante el s.IX a.C. son Setefilla y Carmona, y posiblemente Montemolín, Alhonoz, y Caura. A partir del s.IX a.C. se debió producir un despegue demográfico sustancial. En los poblados del s.VIII a.C. se documenta ya la influencia oriental, motivo por el cual el crecimiento de la población va ligado al de la colonización fenicia, hipótesis que consideramos muy razonable. Se dio una confluencia de intereses sobre un mismo territorio, de los fenicios y de la población local, que se manifestó en un primer nivel de influjos culturales inter-étnicos.

Formación

Los autores admiten un hiato entre el Bronce Medio local y el Bronce Final, entre los años 1.100 y 900 a.C. El siglo IX a.C. revela una gran interrelación con el mundo atlántico y con el Mediterráneo, lo que explicaría una mayor densidad de ocupación territorial.

Tecnología

En la fabricación de cerámica destaca la ausencia del torno y la existencia de hornos poco potentes y técnicamente simples. En la metalurgia, el mundo precolonial tartésico fue el iniciador en el Bajo Guadalquivir del uso del bronce en aleaciones binarias. No se usaba la copelación antes de la llegada de los fenicios, ni tampoco se explotaba la plata.

Urbanismo

Se desconoce en la etapa precolonial el tipo de casa. Seguramente las viviendas eran ovales y/o redondas, sin divisiones internas, si es que las cabañas oblongas o circulares del Hierro Antiguo de Montemolín y de Puebla del río son pervivencias de la etapa anterior. Sólo Carmona y Setefilla parece que tuvieron recintos defensivos. Se trata de un torreón circular troncocónico en Carmona, fechado en el s.X a.C., y en Setefilla de un bastión de manpostería adosado a una muralla en talud del Bronce Pleno.

Religión

Se desconoce la religión indígena precolonial, e igualmente los rituales funerarios.

Los fenicios en Occidente

El primer problema que plantea la investigación a que nos referimos es la fecha de la llegada de los fenicios a Occidente, cuestión muy vinculada a la fundación de Cádiz, que según los autores lo fue por los tirios a final del s.XII a.C., fecha no confirmada por la arqueología. Toscanos existió desde mediados del s.VIII a.C., según datación de las cerámicas áticas y protocorintias. En el Morro de Mezquitilla y en otros asentamientos coloniales e indígenas, las importaciones de barniz rojo proporcionan una fecha igualmente fiable, del s.VIII a.C. Para esta fecha las alfarerías fenicias coloniales aumentan la producción de platos de barniz rojo propia, con evolución independiente de la oriental. Como muy bien señalan estos dos investigadores, cuando llegan los productos orientales, los fenicios ya llevaban tiempo asentados en el lugar. P. Bikai me indicó en Ammán que en Málaga hay dos cerámicas del s.X a.C., procedentes de Tiro.

Los asentamientos fenicios peninsulares sería de fecha posterior al 750 a.C. La dendrocronología establece una fecha entre 894 y 835 a.C. para el Morro de Mezquitilla, y para Toscanos muy a principios del s.VIII a.C. Este reajuste de fechas es muy importante y permitiría una coordinación entre la tradición literaria y la prueba arqueológica. Cádiz se fundaría hacia el 870 a.C. si la guerra de Troya se rebaja a mediados del s.X a.C. en vez del año 1.184 a.C. Tradicionalmente la fundación del Morro de Mezquitilla, Chorreras, y Castillo de Doña Blanca, se fechan en torno al 750 a.C., y Toscanos algo más tarde. Nosotros somos partidarios de una cronología alta para Cádiz.

Primeras pruebas del comercio fenicio

La más antigua evidencia sería la presencia de cerámicas a torno en el Bajo Guadalquivir, que son: un jarro de boca de seta hallada en El Carambolo Bajo, fechado hacia el 750 a.C. En este poblado abundan las cerámicas de Samaría, o sea, de Tiro; un fragmento de cerámica chipriota y dos cuencos eubeo-cicládicos datados a finales del s.VIII o a comienzos del siguiente. Como muy bien indican M. Belén y J.L. Escacena, las importaciones de cerámicas de El Carambolo señalan la variedad de los productos importados por los fenicios y que las primeras cerámicas a torno no sean propiamente fenicias. Un fragmento a torno, el más antiguo de el Macareno, se ha relacionado, no sin reparos, con cerámica bicroma sirio-palestina, pero podría proceder del ámbito griego. En todo caso se fecharía en la segunda mitad del s.VIII a.C.

El cuadro cronológico que proponen estos autores es el siguiente:

Yacimiento
Nivel/Estrato
Cronología
Clase cerámica
%

Alhonoz
77/ VIII y 78/ IV
s. VIII
2
1%

Carambolo B.
IV
mediados del s. VIII
1 2
-

Carmona
CA/ 80-A/23
2a mitad del s. VIII
1 2 4
2’5 %

Cº Cabeza
A. I/I
1a mitad del s. VIII
?
1%

Lebrija
V
mediados del s. VIII
2
-

Macareno
26
2a mitad del s. VIII
3
-

Montemolín
FASE I.II
2a mitad del s. VIII
1 2
1%

Setefilla
C1/X y C3/XI
s. VIII
1 3 5
-

Sevilla
24
2a mitad del s. VIII
1 2 4
-


Clases cerámicas: 1: Ánforas; 2: Barniz rojo; 3: Pintada a bandas; 4: Gris;
5: Influencias sobre el repertorio a mano; ?: Sin especificar.

Los productos de intercambio serían el vino y el aceite. Poco a poco aumentó en los yacimientos la cerámica a torno, y en el interior creció el uso del torno.

En el s.VII a.C. llegaron los productos orientales: los dos vasos de Coria del Río. Uno se fecha en el s.VII a.C., con paralelos en Tharros y Cartago.

Vinieron con los fenicios las primeras casas de planta rectangular en Alhonoz, El Carambolo Bajo, Cerro Macareno y Setefilla. Estas casas tienen ya cimientos de piedra, paredes de adobe o tapial enlucidas con lechadas arcillosas, pavimentos de tierra batida, y a veces bancos adosados a las paredes. En Montemolín se ha excavado un complejo arquitectónico de tipo oriental datado a finales del s.VIII o comienzos del siguiente. En Carmona y en el Cerro de la Cabeza se siguieron técnicas de construcción parecidas en el s.VII a.C., que son similares a las del poblado de doña Blanca.

Transformaciones económicas

Abundó el ganado bovino a juzgar por las referencias literarias y los restos óseos de El Carambolo, Sevilla y Setefilla, que fue en aumento y que se ha relacionado con la presencia fenicia.

La gallina y el gato se han vinculado con la colonización fenicia.

El hierro ya era conocido en la Ría de Huelva. La herrería más antigua es la hallada en el Morro de la Mezquitilla, y poco después se documentan los hornos de fundiciones del Castillar de Librilla (Murcia) de finales del s.VIII a.C. Nosotros somos de la opinión que el hierro (en Sexi), el vino y el aceite, lo introdujeron los fenicios, pero aparece hierro en el Tesoro de Villena, que no acusa influencia fenicia alguna. Los objetos de hierro, al igual que las primeras cerámicas a torno, se datan en el Bajo Guadalquivir en el s.VIII a.C. avanzado. En El Carambolo Bajo se recogen escorias de fundición, pero se desconoce el contexto.

En el s.VII a.C., la metalurgia del hierro estaba extendida en la región, pero no generalizada. En Setefilla se han descubierto restos de talleres, y en tumbas de Huelva, Setefilla y Los Alcores, cuchillos de hierro, espadas y una punta de lanza, y en una cabaña de La Puebla del Río un fragmento de broche de cinturón.

Carecemos de datos sobre la generalización del torno. A comienzo del s.V a.C. toda la cerámica era fabricada a torno, menos los pucheros del hogar. El proceso de generalización del horno fue más rápido en el valle del Guadalquivir que en el interior. En el s.VII a.C. trabajaban alfareros en Carmona, que serían orientales, según estos autores, lo que creemos muy probable.

Transformaciones ideológicas

Son muy difíciles de detectar. No sólo se deberían a las colonias del litoral, sino a comerciantes ambulantes, que penetraban en el interior (Berrueco, Sanchoreja, Coca, etc.).

Lengua y escritura

Algunos filólogos llaman de familia desconocida a la lengua que se hablaba en el sur, que produjo los topónimos Onuba, Maenuba, Corduba, Acinipo, Orippo, Ilipa. Otros creen que es una lengua indoeuropea, que no originó esta toponimia. Algún filólogo no descarta que la llamada escritura tartésica no se correspondía con el lenguaje hablado indígena. Nosotros encontramos letras tartésicas en un grafito del Cabezo de San Pedro, fechado en el estrato del 700 a.C. Para nosotros, el alfabeto tartésico es de origen oriental y tendemos a pensar que la lengua tartésica sea indoeuropea o con elementos indoeuropeos, como lo indican los topónimos con el sufijo -briga: Mirobriga, Turobriga, Nertobriga [24].

Rituales funerarios

Al ignorarse cómo es el ritual funerario de los indígenas en la etapa precolonial, el punto de partida es oscuro.

Nosotros hemos creído siempre que el rito de la incineración lo trajeron los fenicios (Sexi), al sur, y que se generalizó entre las poblaciones indígenas, pero tampoco hay que descartar que se diera ya en la etapa precolonial. En un túmulo de Setefilla hay inhumaciones. Los problemas planteados son muchos y están muy bien indicados por M. Belén y J. L. Escacena. Nosotros somos partidarios de una colonización agrícola en el valle del Guadalquivir, que estos autores no descartan, sino que comparten, y que explica fácilmente la existencia del santuario de El Carambolo, con rituales de rotura de cerámicas de buena calidad, igual que en Cástulo [25], en bothroi, o los publicados por Bonsor en la región de Carmona y otros lugares (El Acebuchal, Entremalo, Alcaudete, Vientos y Parias), que siguen un ritual bien documentado en Chipre, como los templos de Kitión, publicados por V. Karageorghis, y a los que nos hemos referido extensamente en otros trabajos en curso de publicación.

En el recién publicado santuario de Carmona se ha encontrado una estancia que no se corresponde con un bothros, donde los rotos son rotos intencionadamente contra el suelo, sino de un depósito asociado a alguna ceremonia, como en el templo de Astarté en Kitión [26]; también puede corresponder a un almacén del templo, con todo tipo de cerámica, entre la que sobresalen los pithoi decorados con motivos típicos orientales como son las procesiones de grifos y flores de loto (Fig. 8), y cucharas de marfil [27]. Que se trata de un depósito sacro creo que es lo más probable por la presencia de un canal de agua que también aparece en el santuario de Cástulo (Figs. 9-10). Los autores que han publicado y estudiado este lugar sagrado (fig. 11) creen que corresponde a los edificios de culto de una comunidad fenicia, igual que las construcciones de carácter religiosos de Montemolín, con lo que estamos totalmente de acuerdo. Estos colonos agrícolas fenicios ocupaban el valle del Guadiana, desde Hispalis y Carmona hasta Lora del Río por lo menos [28]. A esta población se deben las cerámicas orientalizantes de este último yacimiento.

Recordamos que en el s.IX a.C. la presión asiria en Siria, Fenicia e Israel fue feroz, como lo indican las escenas del Obelisco Negro de Salmanasar III (858-824), donde aparece este rey recibiendo tributos de los pueblos sometidos -es en este excepcional documento donde vemos a Jehu realizando la proskynesis ante el rey-; o bien en las puertas de bronce de Balawat, de tiempos de Salmanasar III (858-824), con la campaña en Fenicia: tributos de Tiro, expedición contra Hazazw, enemigo de esta ciudad, y su muerte; campaña en el norte de Siria; ciudad de Dabigu y empalamiento de los habitantes de Siria; asalto a la ciudad de Hamath; prisioneros, botín de guerra y acopio de rebaños de la bíblica Ashtarot, probablemente; los relieves de Senaquerib (704-681) recibiendo los tributos de Laquish y el asalto de la ciudad [29]. Estas campañas bélicas endémicas explican, a nuestro juicio satisfactoriamente, por expansión natural de los pueblos del Mediterráneo oriental, la colonización del Occidente, y en concreto la del valle del Guadalquivir y también el número relativamente elevado de objetos propios del norte de Siria [30], que han aparecido en Tartesos.

La religión

Estamos de acuerdo total con los autores en que el santuario de El Carambolo no es indígena, sino de fenicios, como indica el ritual de romper las cerámicas, la imagen y la inscripción. Este santuario no tiene que ver nada con la religión, que desconocemos, del Bronce Final. También nos inclinamos a aceptar que Hispalis es ciudad fenicia en origen, al igual que el almacén de Carmona.

Los santuarios

La religión que se practicaba en Despeñaperros nada tiene que ver con el tipo de religión del segundo milenio, caracterizada por la presencia de ídolos-placa y cilindros [31]. El tipo de religiosidad de los santuarios de Despeñaperros tuvo que ser necesariamente traída por los fenicios o por los griegos, más bien los primeros. Es exacto, incluso en el tipo de exvotos, al de Etruria y al de la Roma arcaica [32]: depósitos votivos del Lapis Niger en el Foro Romano, 550-500 a.C.; de Brolio en Val di Chiana, 600-480; de Fonte Veneziana (Arezzo), 530-470; de La Falterona, 500-325; de Monte Acuto Ragazza, 480-s.V; de Marzabotto, 480-s.V; de Villa Canarini de Bolonia, 500-400, con las mismas actitudes de los devotos, ausencia de imágenes de dioses, de sacerdotes y de sincretismo. También tiene paralelos en Grecia arcaica: exvotos del templo de la Acrópolis de Atenas, construido por los Pisistrátidas con exvotos de kouroi [33] y de korai [34]. Este tipo de religiosidad pasó a los restantes santuarios ibéricos: Cerro de los Santos, Nuestra Señora de la Luz, El Cigarralejo, y Pinos Puente. Bronces, como las imágenes de Melqart de Huelva o de Cádiz, o el bronce de Medina de las Torres, que representa a Hadad, están en la base figurativa de los exvotos de Despeñaperros. Hasta el momento presente no han aparecido en Occidente templo alguno como los que los fenicios levantaron en Kitión ya en época arcaica.

Influjos políticos y sociales

M. Belén y J.L. Escacena admiten la teoría generalmente aceptada de que en la etapa precolonial hubo jefaturas locales o comarcales que denotan las estelas de guerreros, pero ponen el acento en que sólo se puede llevar hasta el s.VII a.C. la organización social y política derivada del estudio de tales estelas, lo que es coherente y aceptable. Estos autores encuentran poco claro que en Tartesos llegase a constituirse una monarquía estatal unificada, lo que encontramos probable, pues no lo tuvo ni siquiera Etruria, que estaba gobernada por reyes en la época romana-arcaica. Heródoto (I, 163), sin embargo, presenta a Argantonio como rey de toda Tartesos, y con amplios poderes, y utiliza el término «tiranizó».

Es muy interesante, y juzgamos plenamente necesaria, la cuestión que someten a análisis los autores: si las influencias coloniales alcanzaron a matizar la propia estructura social, o si más bien se limitaba a apariencias superficiales. Hasta ahora se ha tendido a aceptar la existencia de príncipes comarcales y locales más que una realeza única bien consolidada. Nosotros creemos, lo cual no descartan M. Belén y J.L. Escacena, que los túmulos son sepultura de gentes procedentes de la colonización agrícola en el Valle del Guadalquivir, por el tipo de objetos depositados (marfiles, etc.), y por el tipo de túmulo, que son, en menor escala, como los de Chipre, estudiados por V. Karageorghis, que remonta los precedentes a Siria y Fenicia.

Coincidimos con la idea expuesta por estos autores de que la monarquía de Gerión indica una economía típica de la Edad del Bronce, de pastores de bóvidos, y la de Habis más bien una sociedad urbana de tipo oriental, agrícola y sedentaria, con leyes, y con bueyes para arar, y con diferencias sociales. Diferimos de estos autores en que el carácter tricéfalo de Gerión tenga mucho que ver con la estructura de la sociedad indoeuropea. Se presupone que el mito refleja una situación local de la Edad del Bronce, y que estos personajes son una realidad dual coetánea, como sugieren los autores, que ven en la dinastía de Gerión no sólo la situación socio política del Bronce Final, sino también la del substrato indígena durante gran parte de la Edad del Hierro en la que el rey sería un primus inter pares, al modo de la realeza indoeuropea retratada por Homero, lo que podría ser un argumento más de que Tartesos estuvo habitado por gentes indoeuropeas. Creemos que es un gran acierto de M. Belén y de J.L. Escacena considerar al mito de Habis como la versión mítica de una realidad colonial, en la que se puede rastrear una agricultura colonial en el Valle del Guadalquivir. La promulgación de leyes y la introducción del arado son elementos que apoyan esta hipótesis. En Grecia la introducción de leyes coincidió, en el periodo arcaico, con el estímulo de las codificaciones orientales. La segunda mitad del s.VII y todo el s.VI a.C. es la época de los grandes legisladores: Zaleuco de Locri en la Magna Grecia, Carondas de Catania en Sicilia, Dracón en Atenas, Constitución de Quíos en el 575; leyes de Gortina en Creta, de la primera mitad del s.V a.C. En Etruria el arado está atestiguado en la segunda mitad del s.VIII a.C., al final de la cultura vilanoviana, en el carro votivo de Bisenzio [35]. Probablemente el arado fue introducido en Occidente por los fenicios. Los pueblos semitas lo usaban en época temprana de las colonizaciones fenicias en el Mediterráneo. Basta recordar que en el segundo tercio del s.IX a.C. 1Re XIX. 19 menciona a Eliseo arando con doce yuntas. En Oriente el uso del arado era muy antiguo y documentado en todas las culturas como lo indican varias representaciones conservadas: un modelo en madera procedente de Egipto, fechado entre los años 2350-2000; una figura de arado en una tablilla de arcilla hallada en Uruk IV, que es la representación más antigua del arado, y ya más recientemente un relieve de basalto de tiempos de Asahardón (680-669) [36]. El mito de Gerión lo puso de moda Estesícoro de Himera (640-555) en un poema que se hizo muy popular en Grecia y que fue muy representado en vasos de figuras negras [37]. Sin embargo es posible que estos mitos no reflejen alguna situación de Tartesos al ser "extranjeros". El mito de Gerión primero lo situaron los griegos en Epiro, después en Etruria, donde aparece en vasos etruscos, y Estesícoro lo sitúa en Cádiz, el límite occidental de la tierra conocida por él, desde Himera. El de Habis quizás lo exportaron los fenicios, desde su país, a Occidente, si se acepta la tesis de Tsirkin basada en un relieve de Beirut con una cierva amamantando un bebé. En el arte ibero o turdetano no se representan estos mitos, aunque sí otros. El de Gerión aparece en dos mosaicos romanos de Liria y Cártama.

Somos de la opinión de que si existió alguna ciudad-estado en el mediodía peninsular, lo cual ciertamente es más una cuestión propuesta a debate que una afirmación en toda regla, tal ciudad debió ser Gadir, que controlaría las colonias fenicias del sur. Si hemos de apostar por alguna ciudad del interior, como catalizadoras de la actividad económica desplegada por los colonos fenicios en el Valle del Guadalquivir, tales ciudades serían Setefilla y Porcuna, y quizás también Tejada la Vieja. Esta forma política de la ciudad-Estado vendría con las colonizaciones; pero hay que decir que el modelo político tal como se da en Oriente tiene difícil traslación al espacio cultural, social, económico y urbano que se daba en Tartesos, al menos con los conocimientos que al día de hoy tenemos del mismo.

Hemos defendido que los carros y los escudos con escotaduras en V son de origen fenicio. Serían unas de las aportaciones que los fenicios hicieron a Occidente en las personas de los jefecillos indígenas, contra la tesis expuesta recientemente por M.C. Fernández Castro [38] y otros [39] que los consideran de procedencia atlántica. Recientemente F. Quesada propone que los carros proceden del Egeo, con preferencia al origen de Siria-Palestina, que es nuestra tesis.

Modelos de contrastación

En este punto nos inclinamos por la opinión defendida por C. González Wagner y J. Alvar [40], quienes proponen que el contacto de los colonos agrícolas con los indígenas tuvo mayor efecto cultural que las relaciones comerciales. Nos unimos a las tesis de M. Belén y de J.L. Escacena de que debieron ser frecuentes las poblaciones mixtas, como lo fueron Huelva, Baria, con un cementerio ibero de más de 2.000 tumbas, y Ampurias en la colonización griega (Liv. XXXIV, 9; Str. III, 4.8). Es muy probable que en ciudades importantes indígenas como Cástulo o Tejada la Vieja [41] hubiera barrios fenicios como los hubo, y muy importantes, en Siracusa en época del tirano Dionisio. También hay que conceder importancia, como hace J. Alvar, a mercados ambulantes, que son los que llevarían tan al interior de la Meseta como El Berrueco, los conocidos bronces con la imagen de Astarté, o el broche de cinturón con grifo sobre palmeta de cuerno.

Los fenicios y la cultura egipcia

Los fenicios fueron los introductores de diferentes objetos de la cultura egipcia en Occidente desde los primeros momentos de la colonización fenicia: vasos de alabastro de Almuñécar; dioses: Isis del jarro de La Aliseda, y Bes; urna de Almuñécar; sello de Cádiz y collar del Cortijo de Evora [42], pero estos dioses no tuvieron aceptación entre tartesios e iberos.

Etapa precolonial

J. Alvar [43] ha insistido últimamente en que antes del asentamiento fenicio en Occidente hubo una etapa precolonial de Tartesos, lo que encontramos muy posible. Quizás un eco de ella sean los tanteos que se hicieron antes de la fundación de Cádiz (Str. III, 5.5).

V. MÁLAGA Y LOS FENICIOS

En 1997 se ha publicado un libro coordinado por M.E. Aubet [44], que es un estado de la cuestión de los orígenes de la colonización fenicia en la provincia de Málaga, con algunas novedades importantes. Como señala M.E. Aubet, los fenicios no se asentaron en una terra incognita cuando lo hicieron en Málaga. Los hallazgos arqueológicos de Málaga, Granada, Almería y Alicante _Ronda, Acinipo, Almargas, Monachil, Cerro de la Miel, Peñón de la Reina, Genil, Purullena, Peña Negra, etcétera_ indican que tanto Málaga como el sureste estaban implicados en la producción y comercio internacional del Bronce Final, que vinculaba el comercio atlántico de metales con los circuitos mediterráneos de intercambios.

Las colonias fenicias se orientaron hacia los puntos estratégicos y hacia las vías de comunicación, del comercio marítimo y terrestre internacional del Bronce Final: Ronda, Acinipo, Almargas, y los poblados de la vega de Granada. En el s.VIII a.C. los fenicios se afincan junto a establecimientos indígenas: Almuñécar, Salobreña y desembocadura del Guadiaro. Señalar este aspecto de los orígenes de la colonización fenicia es de gran novedad. Los enclaves fenicios, como señala acertadamente M.E. Aubet, son auténticas cuñas de penetración hacia los grandes poblados indígenas del interior: Acinipo, Ronda, Castillejo de Teba, Peña de los Enamorados y Aratispi. Este fenómeno prueba la existencia de acuerdos con los jefes indígenas y la penetración del comercio fenicio en las estructuras organizativas de las comunidades indígenas y con grandes repercusiones sociales y económicas al parecer.

El Morro de Mezquitilla está situado en la desembocadura del río Algarrobo. En la orilla occidental del río se localizó la necrópolis de Trayamar con sus cámaras funerarias excavadas en la roca, con coexistencia de incineración e inhumación, como en Huelva, dato muy importante, fechadas a mediados del s.VII a.C. Un poco al oriente del Morro de Mezquitilla se encuentra el yacimiento costero de Chorreras, de fecha anterior a Toscanos, habitado desde la segunda mitad del s.VIII a.C. hasta el s.VII a.C. Estaba protegido por un muro. Es interesante señalar la aparición de algunos hornos renovados en parte en varias ocasiones con restos de escorias en las proximidades, fragmentos de tubos de ventilación, y boquillas de toberas que demuestran que se hicieron trabajos de condición, es decir, que se trabajaba en talleres metalúrgicos y alfarerías que producían grandes vasijas en las que quedan restos de material de fundición (escorias de hierro). Schubart cree que se trata de hornos para refundir y elaborar el metal. Estos talleres datan de los primeros momentos del establecimiento, dato muy importante e indicativo del interés de los fenicios por la obtención de metales en los momento iniciales de la colonización, hecho que se da también en otras colonias fenicias. El área de estos talleres se distingue muy poco de la de las casas de la primera época.

Los suelos de las casas se renovaron varias veces. Son de barro amarillo y están ligeramente escalonados. Las paredes conservadas alcanzan hasta un metro de altura. Están fabricadas de adobes, con revoque exterior marrón rojizo. El enfoscado es de barro amarillo muy fino, de varias capas de cal finísima y de pintura roja o amarilla-verdosa. Las paredes tenían puertas con altos umbrales con escalones a ambos lados. Las plantas de las habitaciones son rectangulares, con una longitud de 4,20 x 4,80 m. y una anchura de 2,20 a 2,80 m. Se han distinguido hasta el momento presente tres complejos constructivos. El mayor tiene una extensión de 19 m. y 11 m. de ancho, con 16 habitaciones por lo menos. No fue proyectado este edificio de una sola vez. Entre este complejo y un edificio de 3 habitaciones corría una calle. A la primera fase del poblado corresponden varias ollas fabricadas a mano. En la segunda fase de construcción, la orientación difiere de la de la primera. Los muros ahora tienen un zócalo de piedra, introduciendo una fosa de sedimentación. Sobre el zócalo se levantó el tapial. A esta segunda fase pertenecen tres edificios. Las habitaciones presentan diversa distribución y forma.

Un edificio está compuesto por una casa de 5,40 x 2,20 m. con varias habitaciones vecinas. El segundo edificio consta de una parte central, y de una habitación de 3,80 x 2,80 m. con galería. Del centro parten otras habitaciones. Frente a estos dos edificios se levantó otro complejo. Entre los dos primeros edificios y el tercero discurre una calle, que alcanzó algo más de 5 m. de anchura. Entre las casas de los dos primeros edificios pasa un callejón de 1,50 m. de ancho. Los estratos más antiguos se fechan en el s.VIII a.C., a las que siguen otros datados en el s.VII a.C. Estos estratos han dado cientos de platos de cerámica roja. Los platos de la primera fase del poblado fenicio se caracteriza por su borde estrecho, después se ensanchan poco a poco. Esos platos son las formas más antiguas halladas en la Península Ibérica, y más antiguos que los platos de Tiro II y III, que se fechan en el último tercio del s.VIII a.C. Los del Morro de Mezquitilla serían un poco anteriores, por lo menos del segundo tercio del s.VIII a.C., lo que, según Schubart, situaría los comienzos de la colonización fenicia alrededor o poco antes de la mitad del s.VIII a.C., fecha que parece hoy totalmente segura.

Las ollas fabricadas a mano pertenecen muy probablemente al lote de cerámica prehistórica hallada en los estratos más antiguos de los asentamientos fenicios, y servirían para almacenaje. Pertenecen al grupo de cerámicas fenicias antiguas. Coexistían, pues, la cerámica fabricada a mano con la hecha a torno. Esta excavación es muy importante para el conocimiento del primitivo urbanismo de los orígenes de la colonización fenicia en Occidente y de sus cerámicas.

G. Maas-Lindemann se fija, con el fin de estudiar la primera fase de la colonización fenicia en España, en los hallazgos del Morro de Mezquitilla, y concretamente en la cerámica roja de gran calidad y en los fragmentos de Fine Wares, siendo en este punto muy importantes dos tipos de fuentes que aparecen en todas las regiones colonizadas por los fenicios: Tiro, Sarepta, Ras el Bassit, Valle del Orontes, Hazor, Megiddo, Samaría, Chipre, Kition, Salamis, Huelva, etc. Esta cerámica creo que también ha aparecido en el santuario de Cástulo. Se fecha este tipo de fuentes en el s.VIII a.C. G. Maass-Lindemann, apoyada en el estudio de los fragmentos de Fine Ware, confirma la fecha propuesta por Schubart, en torno a mediados o segunda mitad del s.VIII a.C. para la fundación del Morro de Mezquitilla.

H.G. Niemeyer estudia en este libro el urbanismo y su función en Toscanos, yacimiento situado en la desembocadura del Río Vélez, al pie del Cerro del Peñón, próximo al Cerro del Alarcón, que servía de fortificación. La cronología discurre desde finales del s.VIII a.C. a los inicios del s.VI a.C.

En el Cerro del Peñón se han recogido cerámicas griegas de importación, ánforas áticas y de la isla de Quíos, un alabastrón corintio antiguo, fragmentos de bucchero sottile etrusco, fechados en su mayoría en el s.VII y en parte del s.VI a.C. En cambio en los dos estratos de Toscanos ha aparecido cerámica de los s.VII a.C. Toscanos se debió fundar entre los años 740/730 a.C. A esta etapa primera pertenecen el área del almacén, con una casa que lindaba con una calle al oeste y al norte, y la zona del muro. En el estrato II, aumentó la población del yacimiento. El edificio se empleó ahora con un anejo. Se añadieron tres edificios de varias habitaciones, de las que sólo se conservan los zócalos de los muros, levantados en la mayoría de los casos con adobes. Los edificios no presentan todos la misma orientación, lo que indica la falta de un proyecto urbanístico, aunque sí una parcelación del terreno. La urbanización del primer momento de Toscanos debió ocupar una extensión grande, que amplió rápidamente en una segunda fase. Un gran edificio, bautizado con la letra C, indica una concentración del asentamiento, junto a dos casas, A y H, ampliadas por un lado con anejos. El edificio C debió servir de almacén por comparación con uno de Motya. En la construcción de este almacén, arquitectónicamente se observa un cambio en la utilización de esta zona del asentamiento. La presencia del almacén es muy significativa respecto al carácter de los establecimientos fenicios en los primeros momentos. Todos estos datos son importantes para seguir la evolución urbana de un poblado fenicio en los primeros siglos de colonización en los que no debían diferenciarse unos de otros. Tres casas coetáneas o construidas poco después son de categoría inferior. Quizás éstas sean viviendas para el personal de servicio del almacén, que se fecha en torno al 700 a.C. Toscanos creció bastante rápidamente en las dos primeras generaciones. Se extendió fuera del núcleo fundacional, a principio de la segunda mitad del s.VII a.C. y se reorganiza alrededor del año 600 a.C. El núcleo primitivo cambió dos veces bastante radicalmente.

Toscanos tuvo una unidad topográfica y administrativa. Las defensas la forman un foso de sección triangular, que presupone existencia de murallas, y el torreón del Alarcón. La población en el s.VII a.C. oscilaría entre 1.000 y 1.500 habitantes. En lo relativo a la división del trabajo, se han detectado instalaciones metalúrgicas en la ladera oriental del Cerro del Peñón, con personal especializado y considerable en número. También funcionó un taller para la fabricación de púrpura. En cuanto al alimento de carne, predominó la vaca, seguida de los ovicápridos, y con escasa importancia de la caza y el cerdo. Se consumió mucho pescado, lo que indica la presencia de ganaderos y pescadores, lo que denota una dieta alimenticia totalmente opuesta a la de los yacimientos indígenas. Todo ello presupone una diferenciación social y administrativa central. H.G. Niemeyer se inclina a creer que hubo una clase noble de gobernantes en número pequeño.

Nada se puede decir acerca de la existencia o no de una vida urbana en Toscanos. No se ha podido probar que Toscanos tuviera una chora, lo que sería una prueba de que estos establecimientos fenicios no eran ciudades-estados, que siempre presuponían el control de un territorio, y otros cambios fundamentales en lo religioso y en lo administrativo. No creemos, como hemos indicado ya, que esta situación se diera en los poblados indígenas, ni en las factorías fenicias de la costa, que dependían de Cádiz, al igual que los establecimientos de la colonización agrícola establecida en el Valle del Guadalquivir. La ciudad de Tartesos, cualquiera que sea, sí debió ser un estado-ciudad, con monarquía y un control territorial directo, si hacemos caso la noticia transmitida por Heródoto.

Faltan datos sobre una aculturación fenicia intensa. Las relaciones comerciales se extienden más allá de la región montañosa de la costa. Según este investigador alemán queda en suspenso la respuesta a la pregunta si Toscanos fue o no el centro político y económico del entorno.

M.E. Aubet ha estudiado el Cerro del Villar, en la desembocadura del río Guadalhorce, como lugar de mercado que ocupó desde finales del s.VIII a.C. la superficie de toda la isla, unas 10 Ha., lo que convierte al Cerro del Villar en una de las factorías fenicias más grandes de Occidente. Los fenicios la habitaron desde finales del s.VIII hasta principios del s.VI a.C. Mantuvo continuas relaciones de intercambio con las poblaciones del interior. Esta factoría se especializó gradualmente en la producción local de ánforas y de grandes vasos para transporte, lo que presupone un comercio intenso. Rodearon la factoría fenicia numerosos hornos, que funcionaron durante los siglos VIII y VII a.C. Se levantó un gran edificio central con un gran horno de alfarero rodeado de patios abiertos con restos de estructura de combustión y de hornos, así como con un gran número de escorias vitrificadas, de hornos y vasijas a medio cocer. Se caracterizó el Cerro del Villar por el aprovechamiento de los recursos pesqueros, agrícolas y ganaderos, atendidos por mano de obra indígena seguramente, y la explotación forestal necesaria para construir naves y para la combustión de los hornos. Los análisis de las semillas prueban el cultivo de la vid, del olivo, del trigo y de la cebada. El bosque retrocedió a la llegada de los fenicios. Las mercancías que llegaban, como ánforas y otros productos, procedían de Atenas, de Corinto, de Cartago y de Cerveteri; y otra serie de productos llegaban desde el interior del país, como el vino, el aceite y las uvas.

La excavación y análisis del Cerro del Villar, efectuadas por M.E. Aubet, arrojan luz sobre el problema últimamente tan discutido de si los establecimientos fenicios costeros eran puertos de comercio, factorías, colonias comerciales o emporios.

M.E. Aubet excavó varias viviendas, fechadas en el s.VII a.C. Son de planta rectangular, algunas con seis o más habitaciones dispuestas en torno a un patio central abierto. En estos edificios había zonas de almacenaje, de preparación de tinte, de cocina, de un posible lugar de culto doméstico, de reparación, y de conservación o reparación de utensilios de pesca, de ánforas, huevos de avestruz, de lucernas, etc.

Algunas viviendas son de lujo, alternando los muros de piedra y de adobe, generalmente enlucidos por el interior, con embarcadero propio al que se accedía mediante una escalera de piedra. Las calles y los espacios abiertos delimitaban las casas con orientación norte-sur, que indican una planificación urbanística. Una vivienda de comienzos del s.VII a.C., de grandes dimensiones y con muros exteriores, zócalos de piedra y paredes de adobe, limita con dos calles. Una de ellas tiene más de 5 m. de anchura. Debió ser uno de los ejes viarios más importantes de la colonia. Por ella transitaba el ganado. El suelo es de tierra apisonada. La calle tiene pequeños tabiques, que delimitaban pequeños espacios cuadrangulares relacionados con un gran edificio. Se trata de un soporte de paredes o de pilares de adobe de una estructura porticada con cubierta plana, formada por vigas o por un entramado de madera y barro. En estos espacios han aparecido ánforas, lo que indica la existencia de tabernas para la venta de mercancías, que contenían, como se desprende de los análisis efectuados, trigo, cebada, uva, almendras y pescado.

Esta calle, como sugiere M.E. Aubet, es una auténtica calle comercial, porticada, con pequeñas dependencias o tiendas. La existencia de una calle porticada no había sido documentada arqueológicamente en Occidente hasta este momento. La autora cree, en nuestra opinión acertadamente, que la colonia fenicia del Cerro del Villar es un importante lugar de mercado, tal como debieron ser las demás factorías fenicias de la costa. En esta interpretación coincidimos plenamente con las tesis de M.E. Aubet. Tanto en las obras de Homero como en el Antiguo Testamento los fenicios son fundamentalmente mercaderes. Gran acierto de esta investigadora es recordar el texto de Nehemías XIII, 15-16, de la segunda mitad del s.IV a.C., que describe a los campesinos yendo a Jerusalem a vender sus productos, vino, uvas, higos, y toda suerte de carga. Los habitantes de Tiro llevaban pescado y gran variedad de mercancías que vendían en Jerusalem. Lo mismo sucedería en las factorías fenicias de Occidente. Las excavaciones del Cerro del Villar arrojan mucha luz sobre el urbanismo y el funcionamiento de una colonia fenicia en la costa.

C. Efren, J. Suárez, H. Mayorca y A. Rambla han excavado y estudiado un poblado indígena del s.VIII a.C. situado en la Bahía de Málaga, con varios silos y una cabaña, con cerámicas elaboradas a torno propias de los asentamientos fenicios de la Andalucía Oriental: ánforas, lucernas, platos de engobe rojo de borde estrecho, pithoi pintados de rojo y decorados con bandas negras, ampollas, cuencos grises, cuencos carenados, decorados con engobe rojo, y cazuelas que aparecen en el s.VIII a.C. en Chorreras, Toscanos y Morro de Mezquitilla. Las cerámicas a mano son bruñidas: cuencos y cazuelas, vasos de almacenaje o de cocina, soportes, ollas de paredes entrantes, ollas de paredes rectas y orzas, similares a los materiales del Valle del Guadalquivir y de la cuenca del Campanillas. Otra cerámica no presenta tratamiento. Varias cerámicas son propias de la periferia tartésica, como Huelva, y los yacimientos del valle del Guadalquivir: Carmona, Colina de los Quemados, Alhonoz y Montemolín.

En la alimentación predominan los moluscos, los ovicápridos, los suidos, y los bóvidos.

En el área del hábitat hay restos de actividades metalúrgicas, como lo demuestra un crisol y una tobera encontrados.

Esta excavación es importante para conocer mejor los poblamientos indígenas del Bronce Final, s.VIII a.C., en contacto con las factorías fenicias próximas, y para entender las relaciones entre fenicios e indígenas, que se basan en cerámicas a torno, pero en número ínfimo, lo que lleva a los autores a concluir que no afectaron a las bases organizativas de la comunidad. La presencia de esta población indígena en el litoral va asociada a la presencia colonial, dato de gran interés para el mejor conocimiento de las relaciones sociales entre ambos grupos humanos en el s.VIII a.C. A partir del 700 a.C. se observan importantes reestructuraciones en el ámbito fenicio e indígena con el surgimiento de una organización territorial indígena distinta derivada del impacto colonial fenicio.

Como demuestran los trabajos que hemos comentado aquí, cada vez se van perfilando mejor, en los detalles y en el conjunto del fenómeno, los orígenes de la colonización fenicia de Occidente.

NOTAS

1.-
RSF XXIV,2, 1996, 119-140. Una gran síntesis de este periodo: AA.VV., Tartesos. Arqueología. Protohistoria del Bajo Guadalquivir, Sabadell 1989. Sobre la ciudad de Huelva, y la provincia del mismo nombre, es fundamental la serie Huelva Arqueológica, que es revista de gran altura científica, dirigida por J. Fernández Jurado. De este mismo autor es fundamental la obra titulada Tartessos y Huelva, HA X-XI. 1, 1988-1989. [vuelta al texto]

2.-
J.M. Blázquez, Fenicios, Griegos y Cartagineses en Occidente, Madrid 1992, 240-260. [vuelta al texto]

3.-
J.M. Blázquez, Historia del Arte Hispánico. I. La Antigüedad, Madrid 1988, 219-230; M. Ruiz-Galvez, "La orfebrería del Bronce Final. Poder y ostentación", El oro en la España prerromana. Extra de Revista de Arqueología, Madrid 1983, 46-57; A. Perea, "Cádiz: orfebrería fenicia", ibid. 58-67; M. Almagro Gorbea, "Orfebrería orientalizante", ibid. 68-81. [vuelta al texto]

4.-
M. Cristofani, M. Martelli, L’ Oro degli etruschi, Novara 1983, 253-267, 269-275, nºs 7, 9-185, figs. 7-184. [vuelta al texto]

5.-
M. Sprenger, G. Bartoloni, M.A. Hirmer, Etruschi. L’ Arte, Milán 1983, 86-87, figs. 25-31. En Tartesos hay restos de calderos, pero son muy sencillos y escasos (J.M. Blázquez, Historia del Arte Hispánico, 216-217). [vuelta al texto]

6.-
M. Sprenger, G. Bartoloni, M.A. Hirmer, op. cit., 93, fig. 47; 95, figs. 52-53; 98-99, figs. 58-60. [vuelta al texto]

7.-
M. Sprenger, G. Bartoloni, M.A. Hirmer, op. cit., 103-104, fig. 74- 75; M. Pallottino, La peinture étrusque, Ginebra 1952, 25-28, 33-36. [vuelta al texto]

8.-
M. Sprenger, G. Bartoloni, M.A. Hirmer, op. cit., 104-105, figs. 76- 78; S. Steingräber, Catalogo ragionato della Pittura Etrusca, Milán 1985, 353-355, láms. 157-165. [vuelta al texto]

9.-
S. Steingräber, Catalogo, 577-579, lám. 197. [vuelta al texto]

10.-
M. Sprenger, G. Bartoloni, M.A. Hirmer, op. cit., 111, figs. 105- 107. También el revestimiento de bronce de un carro o de un mueble de Castel San Mariano, Perugia, fechado en el 530-520 (ibid. 112, figs. 108-110). El único carro hallado en Occidente de época tartésica procede de la necrópolis indígena de Huelva: J.P. Garrido, E.M. Orta, Excavaciones en la necrópolis de La Joya, Huelva, II, Madrid 1978, 66-81, 167, figs. 34-46, láms. XLIX-LV. [vuelta al texto]

11.-
M. Sprenger, G. Bartoloni, M.A. Hirmer, op. cit., 110-111, figs. 101-104. [vuelta al texto]

12.-
J.P. Garrido, E.M. Orta, Excavaciones, 182, fig. 60, lám. XLVIII, 1. [vuelta al texto]

13.-
M. Sprenger, G. Bartoloni, M.A. Hirmer, op. cit., 110, fig. 100. [vuelta al texto]

14.-
M. Sprenger, G. Bartoloni, M.A. Hirmer, op. cit., 101, fig. 67. También una segunda de Orvieto de finales del s.V a.C. (ibid. 118, fig. 130). Los equivalentes funcionales a estas estelas de piedra etruscas con guerreros en relieve son, en Tartesos, las estelas del Bronce Final: J.M. Blázquez, Fenicios, Griegos y Cartagineses en Occidente, 137-182; J.A. Barceló, "Las estelas decoradas del sudoeste de la Península Ibérica", Tartesos. Arqueología Protohistórica del Bajo Guadalquivir, 189-208; E. Galán, Estelas. Paisaje y Territorio en el Bronce Final del suroeste de la Península Ibérica, Madrid 1993. [vuelta al texto]

15.-
M. Sprenger, G. Bartoloni, M.A. Hirmer, op. cit., 114-116, figs. 118-125. [vuelta al texto]

16.-
J.M. Blázquez, Religiones en la España Antigua, Madrid 1991, 227-234. [vuelta al texto]

17.-
M. Sprenger, G. Bartoloni, M.A. Hirmer, op. cit., 128, figs. 170- 171. [vuelta al texto]

18.-
M. Sprenger, G. Bartoloni, M.A. Hirmer, Etruschi, 128, fig. 172. [vuelta al texto]

19.-
M. Sprenger, G. Bartoloni, M.A. Hirmer, op. cit., 128-129, fig. 172. Tampoco se desarrolló una aristocracia indígena en Iberia, interesada en el comercio como en Etruria (J. Martínez-Pinna, "Aristocracia y comercio en la Etruria arcaica", La presencia del material etrusco en la Península Ibérica, Barcelona 1991, 35-59. AA.VV., Il commercio etrusco arcaico, Roma 1985. En otro trabajo hemos comparado Etruria y Tartesos, pero fundamentalmente en el plano religioso (J.M. Blázquez, "El periodo orientalizante en Tartessos y en Etruria. Semejanzas y diferencias", Tartessos 25 años después 1968-1993, Jerez de la Frontera 1995, 17-40. [vuelta al texto]

20.-
"La Fonteta. Una ciudad fenicia en Occidente", Revista de Arqueología XVIII, 1997, 8-13. [vuelta al texto]

21.-
J.M. Blázquez, Fenicios, Griegos y Cartagineses en Occidente, 18-21, 69-73. [vuelta al texto]

22.-
"Avieno, los fenicios y el Atlántico", Kolaios 4, 1995 (1), 21-37. Sobre el mismo tema: J. Cardim Ribeiro, "A Ora Maritima de Avieno e a descrição da costa atlântica entre o Cabo da Roca e la foz do Sado. A propósito da localização de Poetanion", La Hispania Prerromana, Salamanca 1996, 279-300. [vuelta al texto]

23.-
"Interacción cultural fenicios-indígenas en el Bajo Guadalquivir", Kolaios 4, 1995, 67-101. [vuelta al texto]

24.-
A. Tovar, Iberische Landeskunde, I, Baetica, Baden-Baden 1974m 56, 61-62, 65-66, 78-79, 84-85, 86-92, 100, 118, 126, 142, 153-155, 167. Para los topónimos celtas, 96, 158-159, 173-174. [vuelta al texto]

25.-
J.M. Blázquez, Primitivas religiones ibéricas, II. Religiones prerromanas, Madrid 1983, 76-89; J.M. Blázquez, J. Valiente Malla, Cástulo III, Madrid 1981; J.M. Blázquez, M.P. García- Gelabert, F. López Pardo, Cástulo V, Madrid 1985; J.M. Blázquez, M.P. García-Gelabert, Cástulo, ciudad iberorromana, Madrid 1994. [vuelta al texto]

26.-
Kition. Mycenaean and Phoenician Discoveries in Cyprus, Londres 1976, 96-141. [vuelta al texto]

27.-
M. Belén y otros, Arqueología de Carmona (Sevilla), Sevilla 1997, 143-180. Los autores admiten una colonización fenicia en el Guadalquivir, igual que J. Alvar y C. González Wagner. [vuelta al texto]

28.-
J. Remesal, "Cerámicas orientalizantes andaluzas", AEspA. 48, 1975, 3-21. [vuelta al texto]

29.-
J.B. Pritchard, The Ancient Near East in Pictures relating to the Old Testament, Princeton 1969, 290-294, figs. 351-366, 371- 374. [vuelta al texto]

30.-
J.M. Blázquez, "Sirios y arameos en la colonización fenicia en Occidente", RSF XXI,II, 1993, 41-52. A estas piezas hay que añadir un anillo perdido que estaba en Berlín (J.M. Blázquez, Tartessos y los orígenes de la colonización semita en Occidente, Salamanca 1968, 28-29, fig. 3.) [vuelta al texto]

31.-
J.M. Blázquez, "On the Early Bronce Age idols of Iberia: Origins and chronology", JPR VI, 1992, 6-14. [vuelta al texto]

32.-
M. Cristofani, I bronzi degli etruschi, Novara 1985, 14-28. [vuelta al texto]

33.-
G.M.A. Richter, Kouroi, Londres 1960. [vuelta al texto]

34.-
G.M.A. Richter, Korai, Londres 1968. [vuelta al texto]

35.-
M. Sprenger, G. Bartoloni, M.A. Hirmer, op. cit., 80-81, fig.7. [vuelta al texto]

36.-
J.B. Pritchard, Ancient Pictures, 259-260, figs. 84-88. [vuelta al texto]

37.-
J.M. Blázquez, Fenicios, Griegos y Cartagineses en Occidente, 323-348. Los mosaicos romanos con figura de Gerión: J.M. Blázquez, Mosaicos romanos de Córdoba, Jaén y Málaga, Madrid 1981, 89, 91, lám. 95C; J.M. Blázquez, G. López Monteagudo, M.L. Neira, M.P. San Nicolás, Mosaicos romanos del Museo Arqueológico Nacional, Madrid 1989, 42-43, láms. 22-23. J.C. Bermejo, Mitología y mitos de la Hispania Prerromana, Madrid 1982, 85, admite el transplante del mito griego de Gerión a Occidente; el de Habis sería indígena. El de Gerión no lo debieron conocer los tartesios, ni los turdetanos, pues no figura en las puertas del Heracleion gaditano (A. García y Bellido, "Hércules Gaditanus", AEspA 36, 1963, 104-106); sí el Cancerbero, aunque éste tampoco se representa en el arte ibérico turdetano. En cambio sí lo están ambos, según Pausanias (LV, 10.9), en las metopas del templo de Zeus en Olimpia, construido entre 480-460 a.C. Las puertas del Heracleion gaditano fueron fechadas lo más pronto hacia el año 500 a.C., según el cálculo de García y Bellido. A Gerión, con tres cabezas, le representaron en el Hades delante de Plutón y Proserpina los artistas etruscos en la Tumba del Ogro, Tarquinia, fechada en el último cuarto del s.IV a.C. (M. Pallottino, op. cit. 111-112; S. Steingräber, op. cit. 334, 336, lám. 129). El Cancerbero se pintó junto a Vanth, en un ánfora del llamado pintor de Vanth, hallada en Orvieto, fechada a finales del s.IV a.C. (R. Bianchi Bandinelli, A Giuliano, Los etruscos y la Italia anterior a Roma.

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J.-L. Cunchillos, J. M. Galán, J.-A. Zamora, S. Villanueva de Azcona (eds.),
Actas del Congreso "El Mediterráneo en la Antigüedad: Oriente y Occidente",
Sapanu. Publicaciones en Internet II (1998) [http://www.labherm.filol.csic.es]
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* Comentarios en el foro de Terrae Antiqvae:

“Tartessos no es más que un nombre. ¿Pero qué hay que detrás de las tumbas de la necrópolis de La Joya? ¿Dónde está el origen de los enterramientos?”.

Estas son las incógnitas que el arqueólogo y profesor de la Universidad Complutense de Madrid Juan Pedro Garrido Roiz planteó ayer en el III Congreso Español de Antiguo Oriente Próximo en su conferencia ‘Oriente en Occidente: consideraciones en torno a Tartessos’.

Según Garrido Roiz, la forma es que están enterrados los muertos en la necrópolis de La Joya no es de origen fenicio. “No sabemos quienes están enterrados en las tumbas ni por qué. Lo único cierto es el origen de estas tumbas es centroeuropeo, pero hay que investigar lo que hay dentro”.

La doctora Vázquez Hoys, profesora titular de Historia Antigua de la Uned, defiende la misma teoría. “Cada cultura y cada pueblo enterraba a sus muertos según sus costumbres. Por ejemplo, la forma de poner el muerto varía de una cultura a otra. Los cristianos en un principio realizan inhumaciones, y después cambiaron las costumbres funerarias y se empezó a incinerar a los muertos”.

“No hay constancia de los rituales funerarios del siglo VII. Detrás de los muertos se explican muchas cosas, como los materiales que se utilizaban, las tradiciones sociales, y quien son las personas que se entierran”, añadió la doctora.

Juan Pedro Garrido indicó que es “esencial dilucidar el contenido de la identidad del Tartessos. Según datos arqueológicos existentes, nos encontramos ante un traslado del mundo oriental a Huelva. Lo que es evidente es la necrópolis de La Joya tiene una riqueza extraordinaria, y se trata de un yacimiento único”.

Garrido insistió en que “detrás de Tartessos hay algo. Y que enterrar bajo túmulos nos era un práctica llevada a cabo por los fenicios, y sí en el mediterráneo occidental. Ahora parece que el Ayuntamiento de Huelva ha decidido recuperar estas tumbas, pero también hay que investigar su hábitat de origen. Todo esto serviría para justificar las referencias míticas de los griegos sobre Tartessos”. La campaña 2003 del Túmulo II cuenta con una codirección científica, compartida entre la Universidad de Huelva, la Uned y la Universidad Complutense, que han firmado un convenio con la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Huelva para que financie las excavaciones.

Según Vázquez Hoys, “Huelva tiene un patrimonio único, que tiene que conservarlo, disfrutarlo y darlo a conocer. Además cuenta con yacimiento puntero que es fundamental para el conocimiento de la cultura mediterránea, una importante herencia para las futuras generaciones”.

LA HUELLA ARQUEOLÓGICA

De la antigüedad del poblamiento en el suroeste peninsular dan buena cuenta los hallazgos arqueológicos que se han realizado en todo el territorio onubense. Bifaces achelenses aparecidos en los yacimientos paleolíticos de La Dehesa, El Monturrio o La Antilla, vienen a confirmar la presencia humana en el territorio provincial desde la más remota prehistoria.

A fines del Neolítico, con la llamada Edad del Cobre, el fenómeno megalítico es quizás el primer esplendor de estas tierras. Es en estos tiempos, cuando el metal empieza a trabajarse, las piritas cupríferas de la Cuenca Minera onubense comienzan a explotarse y el beneficio del mineral queda presente en yacimientos como los de Cueva de la Mora, en Jabugo, al norte de la provincia, o en Papa Uvas, un poblado al borde del mar cerca de Aljaraque, en el sur.

La evolución en los trabajos del metal se constatan también‚ ya entrada la Edad del Cobre, a lo largo y ancho de la provincia. Cobre Pleno en el Cabezo de los Vientos o Cobre Final en los enterramientos en cista de Zufre no hacen sino constatar muestras de progreso en esta región meridional.

El fenómeno megalítico es especialmente significativo a lo largo de toda la provincia de Huelva - el Museo Provincial muestra gran cantidad de piezas y objetos de esa clase-. Fabulosas construcciones funerarias, los dólmenes, se reparten por la provincia de Huelva y especialmente por la franja pirítica y los campos de El Andévalo‚. Toda la cabecera del río Tinto está sembrada de estas enormes piedras recubiertas posteriormente con tierra para así salvaguardar los enterramientos de saqueadores y profanadores. Los dólmenes de la Vía en Zalamea La Real, de la Canina en El Campillo, la Tumba del Moro en Berrocal, la Lancha en Nerva o la Adelfa en Zufre se enmarcan en zonas ricas en metales o muy próximas a ellas. Zonas costeras, producto de colmataciones cuaternarias y por tanto más recientes y exentas de riqueza mineral, también fueron pobladas por estas gentes del Bronce. En una visita al Dolmen de Soto, tan cerca de la zona costera, sorprende comprobar cómo piedras tan enormes y pesadas pudieron, durante estos remotos tiempos, ser trasladadas desde lugares que, por lo menos, distarían varias decenas de kilómetros, en línea recta, desde su probable lugar de procedencia. Son estos vestigios de la presencia en la península de antiguas culturas, fuentes inapreciables para el estudio de la historia y de los parajes cautivadores para los aficionados a recorrer senderos y caminos.

Una lógica evolución en el conocimiento de los metales, por contacto con los hombres de otras procedencias, hace que la aleación del cobre y el estaño nos traslade a la que se conoce como Edad del Bronce.

Más desarrollada, con materiales mejor terminados y de innovadoras concepciones técnicas, está presente en Huelva en yacimientos como los de La Vega de Pedro Benítez y Arroyo Piernaseca en Santa Bárbara en los descubrimientos de Las Mingorreras en El Cerro de Andévalo. También Nerva, Valverde del Camino o el pantano de Aracena son buenos ejemplos de la época del bronce final. Tanto estos yacimientos como los de Alájar o Cabezas Rubias preludian la cultura prerromana más importante de Europa Occidental, los Tartessos. La oscura y mítica civilización de cuyo esplendor nos hablan los clásicos y los libros sagrados de la Biblia.

TARTESSOS Y LAS CULTURAS PRERROMANAS

Entre la leyenda y la referencia bíblica - el Tharsis del Libro de los Reyes -, Tartessos contacta con el mundo griego a mediados del siglo VII a.C.
Encontramos referencias, envueltas en magia y mitología, en los textos de Estrabón, quien habla de los turdetanos como descendientes de los tartessios, siendo frecuente encontrar citas griegas apelando al rey Habis, grande y justo, a quien se atribuyen las primeras leyes, o a otro gran rey, Argantonios, del que se cuenta que desarrolló la agricultura, o Gerión, hijo de dioses que surgieron del Atlántico, o quizás de la Atlántida perdida, el continente que surgió tras el hundimiento de otro aún más remoto.

Leyendas, tradiciones y mitos movieron a no pocos románticos a buscar en estas tierras, entre el Guadiana y el Guadalquivir, tesoros de valor incalculable que se atribuían a estos personajes, mitad dioses y mitad reyes de la rica Tharsis o Tartessos.
Queda claro en todo caso, y está contrastado arqueológicamente, que en estas tierras floreció una avanzada cultura gracias al contacto del elemento indígena o autóctono, dedicado al pastoreo y la agricultura, con otros orientales, fenicios, resultando de ello una relevante cultura metalúrgica y comercial en los albores del bronce final.

Resultado de las excavaciones realizadas en los últimos años, descubren núcleos de población dedicados a la fundición de metales preciosos y bronce, viviendas de planta circular u ovalada, anejas a zonas de trabajo próximas a bosques y arroyos, de donde se extraería toda la madera necesaria para los hornos de fundición.

Nuevamente debemos de asomarnos al Museo Provincial de Huelva para poder apreciar el valor, sobre todo estético y testimonial, de esta antigua civilización. En la capital de la provincia aparecen estigios agrupados - en toda la zona alta de la ciudad, incluyéndose la Necrópolis de La joya - que nos permiten hablar de la elección de este lugar, entre ríos y elevado sobre los pequeños montículos de margas Y calizas denominados vulgarmente ’cabezos’ como centro o, al menos, como importante comunidad de fundadores tartessios. La localización geográfica en las proximidades de las minas de cobre, una buena comunicación con el estaño atlántico y emplazamiento a la salida del Mediterráneo sitúan a Huelva en la mitad del camino entre los productores de estaño y los consumidores mediterráneos de bronce.

Al noreste de la capital de la provincia, donde las fértiles tierras de El Condado casi alcanzan la franja pirítica, aparece el yacimiento, visitable, de Tejada la Vieja. Se cumplen aquí los par metros arriba indicados.

Este importante yacimiento arqueológico está enclavado en una zona actualmente despoblada, lejos de centros urbanos, lo que ha permitido excavar el yacimiento en toda su extensión y recuperar los modos de vida del siglo Vlll antes de nuestra era.

Fue de vital importancia para la oscura y mítica civilización tartéssica su contacto con la Grecia Clásica. Después de la llegada a occidente del hierro y la derrota de Grecia y sus aliados en la batalla de Alalia, queda el comercio mediterráneo en manos de los cartagineses; se rompen las relaciones de las costas onubenses con el ática y llega la decadencia y desaparición de la cultura tartessia, que actualmente todavía espera, semiescondida en las vitrinas de muy pocos museos, nuevos hallazgos y revelaciones que la ofrezcan a la historia de la humanidad en todo su esplendor.

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Y repito la pregunta: Posidonio..Herodoto, Avieno’...¿ incuestionables o se lo inventaron? . ¿Que pasa con la muralla de La Fonteta. ¿Venían los fenicios como los top-manta ? ¿ Colonización agrícola?. ¿Karum?..... Pues yo he estado en Tiro y tiene bastante tierra. Y no debían ser muchos más que ahora y ahora caben muy bién....

¿Cómo van las precolonizaciones del II milenio?. ¿El siglo IX en España ya es seguro?...Creo que antes de hablar de Tartessos hay que pensar en todo lo que acabo de plantear. Yo por mi parte, he recogido unas cuantas teorías sobre Argantonio: O es mítico o era un río o era plenamente histórico: Tengo " de tó".
¿Cual puede ser "esa" realidad histórica de lo que "se esconde" en lo que a mi me gusta denominar "la cuestión tartésica". Y, en fin: También tengo la opinión de Carmen Aranegui. Creo que filohelena, ya la comprobaré. Supongo que con Ruillard.

En fin: Continuará. Como sabeis llevo teinta años tratando de saber qué es la romanización y sobre qué se asentaron "mis dioses" romanos.

Claro, que, he cogido el libro de Schulten y el hombre dice que Tartessos la fundaron los Tirsenos de Asia Menor, los ancestrales de los Etruscos itálicos despues del 1200 y era un organismo estatal perfectamente organizado(•ªEdición, de 1972, p. 13. Introducción). Roldán, en cambio, en su último libro de la Protohistoria e Hª de España,UNED 2001, p. 112, dice textualmente:" ...en estas condiciones( habitaban en aldeas etc..) pierden valor los textos literarios griegos que suponen un reino centralizado, extendido sore un amplio territorio y dirigido por reyes de carácter hereditario, que habrán gobernado según una codificación escrita, sobre una población articulada en grupos sociales...a la dinastías que protagoniza Argantonio tampoco puede otorgársele muchas más verosimilitud"..."Las hipótesis a las que han dado pie el relato de Herodoto son, hoy por hoy, indemostrables. ...La pretendida realiza tartésica ha adolecido de una soprendente falta de rigor metodológico.Frente a la existencia de un poder centralizado de tipo monárquico, fundamentado en estructuras de tipo estatal, a lo sumo sólo puede suponerse alguna forma de concentración de poder personal. Habría más bien que hablar de "jefaturas complejas": Una sociedad gobernada por "príncipes" o "señores" representantes de los grupos elitistas de caracter aristocrático...Los girego los denominaron, simbólicamente como "Argantonio, el hombre de la plata", con un largo reinado de ochenta años, que corresponde curiosamente con el tiempo que duran las actividades comerciales griegas en el sur de la Península. NO existe pues un reino centralizado sino una pluralidad de territorios sin unificación desde el punto de vista político.

Y a la ausencia de un reino, corresponde la ausencia de una capitalidad. Probablemente nunca se ha buscado nada tan desesperadamente como Tartessos, la ciudad cuya topografía Avieno parece describir con tanta exactitud...La CIUDAD DE TARTESSOS NO PASA DE SER UNA ENTELEQUIA , IMAGINADA EN EL ORIENTE GRIEGO, para definir un espacio georáfico donde durante mucho tiempo era posible cerrar pingües negocios.

Que esos negocios estuviesen supeditados en gran parte al control fenicio explica la identidad de Tartesos con Cádiz, la ciudad fenicia por excelencia, que el propio Avieno, en uno de los pasajes de su Ora MAritima, acepta. Pero Tartesos no puede considerarse otra cosa que la evolución de las culturas del suroeste peninsular, desencadenada como consecuencia del imparto colonial de procedencia oriental , en consecuencia, denominada como "orientalizante"."""Hasta aqui Roldan, que escribe cada vez mejor...( y no es peloteo, aunque sí es mi amigo, como Pepe Remesal o todos los que cito).

La opinión contraria sobre el inicio del Orientalizante, y Occidente como factor de atracción sobre Orienta ha sido defendido por el Departamento de Granada de Prehistoria, al menos así pensaba Pedro Giolla hace unos años. Y no olvidemos la "gran" Villaricos y el Argar ( yo siempre he defendido, junto con Carmen Poyato, y contra muchos colegas, las navegaciones en el II milenio, antes de que la misma Carmen desenterrase las cerámicas micénicas que se atribuyen a Jose Clemente Martín de la Cruz, en el alto Guadalquivir). Cuando las llamados fenicios por las fuentes griegas llegaron a la Península en el I milenio estaban recobrando mercados e itinerarios del II milenio que se perdieron con el lio al que llamamos "Pueblos del Mar " que según A.Nibbi no existen como tales....Y en esta juerga faltan DOS FACTORES A CONSIDERAR: Los túmulos de Parque Moret, que Garrido y yo con él, piensa que son indoeuropeos ( y yo que vengo de Carveteri huelo a etruscos y los jarros de La Joya también)... Y el problema de los Celtas en el Estrecho de Gibraltar que tan bién ha defendido y defiente Luciano Pérez Vilatela, en el tribunal de cuya tésis doctoral tuve el placer de estar en Valencia hace unos años. Si a ésto sumamos, item más, que los yacimientos "celtas" gallegos SON romanos, según Melus Fdez.Ochoa y Juan Antonio y que las huellas celtas solo son evidentes a nivel lingüistico, a pasar de la búsqueda de Ramón Sainero y Martin Almagro últimamente, pero sí pueden ser celtas los túmulos de Huelva....Ya vereomos qué dice Fernández Jurado.

¿Alguien sabe, realmente, cómo está la cuestión tartésica?. Yo diría que liada, ¿no?. Lo que pasa es que los sumerios andan igual, y los egipcios con las diez o doce cronologías que se manejan , más de lo mismo, así que hay que animarse, porque las futuras generaciones van a tener trabajillo. Que es lo que importa al fin y al cabo. Y a ver si llego yo a tiempo a ver qué pudo pasar con la romanización que al fin y al cabo, era lo que me interesaba al principio, hace 30 años. Y luego me fui liando hasta el río Indo...

Es menester, pues, no desanimarse y estudiar, seguir excavando, estudiando y cuestionando todo lo anterior, porque siempre hay nuevos datos, cada día, cada excavación, cada Congreso. Y HAY COSAS QUE LOS PROFESORES SEGUIMOS ESTUDIANDO.....por eso el que contestó a Carolina dijo lo que dijo.......¿¿¿???.
Yo siempre suelo decir, que, al fin y al cabo, tampoco los historiadores contemporáneos saben quien mató a Kennedy y están tan panchos.

Un saludo . Dra. Vázquez Hoys

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Retomo el tema de Tartessos intentando responder a algunas de las cuestiones que plantea Ana Maria con bibliogrfía como ella pide. Omito incluir las citas textuales porque entiendo que cada cual tiene un nivel de interés diferente sobre el tema y porque estimo la capacidad de los miembros de esta lista que quieran ampliar el tema para seguir investigando con la bibliografía que adjunto.

"....A ver que dicen Oswaldo Arteaga, Diego Ruiz Mata, Bendala, yo me encargo de Blázquez, Fernández Jurado y a lo mejor Almagro. A los de Almería hace tiempo que no los veo. y los portugueses tengo por aquí Bibliografía también ..."

Bendala Galán acepta la existencia de una monarquía siguiendo el relato de Herodoto. Según él se trataría de un tipo de monarquía sacra, es decir, un poder sacralizado trasmisible a través de la familia y que se legitimaría mediante prácticas de culto dinástico de modo parecido al caso etrusco. En este sentido interpreta el conjunto arquitectónico de Cancho Roano (Zalamea de la Serena , Badajoz) como residencia o centro de representación y de culto al soberano tartésico sacralizado.

Respecto a la necesaria existencia de una capital, Bendala se inclina a situarla en la posterior Hasta Regia (Jerez de la Frontera, Cádiz). “ Tartesios, iberos y celtas. Ed. Temas de hoy., 2000.”

Respecto a Ruíz Mata, deja el tema abierto como problema de estudio futuro. Opina que solo el estudio del registro arqueológico puede acercarnos a la realidad social y política de Tartessos, ya que los términos empleados por las fuentes para designar a los gobernantes –basileus o tirano- solo pueden comprenderse desde la perpectiva de los autores griegos que interpretaron las relaciones de poder tartésico según el modelo existente en su propia cultura. En otras palabras, conocemos los términos de poder desde una perspectiva exterior, pero no sabemos su función y acción real desde la propia sociedad occidental.

“Protohistoria de la Península Ibérica. Cap. Tartessos. Ed. Ariel, 2001.”

La opinión de Arteaga al respecto la desconozco. Quizá sería interesante que alguien que esté al tanto nos pusiera la corriente.

"¿Venían los fenicios como los top-manta ? ¿ Colonización agrícola?. ¿Karum?..... Pues yo he estado en Tiro y tiene bastante tierra. Y no debían ser muchos más que ahora y ahora caben muy bién.... "

Con todos los respetos Ana Maria, afirmar que Tiro tiene "bastante tierra" me parece una expresión poco científica si se pretende demostrar algo. Imagino que es solo una expresión, pero el concepto "bastante" no dice absolutamente nada ya que es una apreciación completamente subjetiva y muy abstracta. Al igual que lo de "caben muy bien". Habría que saber el número de hectareas disponibles en la actualidad y cuantas de esas pertenecieron en su dia a la ciudad de Tiro, el grado de productividad de esas tierras -no el actual sino el que tendrían con los medios técnicos agrícolas del siglo IX-VIII a.C.- la forma de distribución de esas tierras y el acceso de la población a esos recursos, etc... Solo de ese modo podríamos hacer algún tipo de comparación con la actualidad con un mínimo de objetividad. Y me temo que yo no estoy capacitado para hacerlo :)

Dicho todo esto, en mi opinión el factor determinante para la colonización fenicia en Iberia no fue la falta de tierras para la agricultura. Me baso en los datos arqueológicos conocidos hasta el momento. Los asentamientos más antiguos (Doña Blanca, Morro de Mezquitilla, Toscanos, el Villar, etc) todos del siglo VIII hasta ahora, son asentamientos costeros de tipo comercial, factorías industriales que naturalmente explotaban también el territorio adyacente con fines de autoabastecimiento, pero no parece ser esta la razón primordial de su ubicación. Si tenemos en cuenta además que es a partir de mediados del siglo VII cuando se constata una explotación sistemática del territorio interior (hasta 15 km) con colonización agrícola y asentamientos fenicios de nueva planta (Roldán, "Historia Antigua de España I ", UNED, 2001) veremos que entre la llegada constatada de los fenicios y la explotación agrícola del interior hay un lapsus de al menos 100 años. Creo que son indicios bastante sólidos para rechazar la teoría de la colonización agrícola como móvil principal.

¿Qué opinan los especialistas al respecto?

H. Schubart y Roldán: Los conflictos de las ciudades fenicias con Asiria forzarían la búsqueda de metales para abastecerles así como la emigración de parte de la población (siguiendo a otros autores como García Bellido) (Schubart en “Protohistoria de la Península Ibérica. Ed. Ariel, 2001.”; Roldán en el libro citado más arriba)

M.E. Aubet se decanta en cambio por una conjunción de elementos que se influyen y a veces se retroalimentan entre sí: los condicionantes geográficos, el déficit agrícola y la sobrepoblación, la existencia de industrias especializadas dedicadas al comercio internacional de artículos de lujo que requerían materias primas, el abastecimiento de metales al imperio Asirio o la reducción de los circuitos comerciales tradicionales de Tiro en el Mar Rojo y su zona de influencia en el Mediterráneo oriental... (M.E.Aubet, "Tiro y las colonias fenicias de occidente" ed. Crítica, 1997.)

Yo estoy bastante de acuerdo con esta opinión. Me parece bastante reduccionista buscar un solo motivo para esta cuestión (en realidad para casi todas las cuestiones) ya que todo proceso histórico es fruto de una multicausalidad. Esto no quita que exista una causa más determinante que las demás pero hasta el momento el debate sigue abierto y habrá que seguir buscando.

Lo dejo aquí hasta que tenga algo más de tiempo que ahora estoy en la recta final de los exámenes (por cierto, yo también he sido alumno tuyo Ana Mª, aunque desde la distancia de la UNED).

Saludos,

Paco Guerrero (Cádiz)

P.D. sobre las colonizaciones del II milenio, que yo sepa hay constancia de cerámica micénica en el LLanete de los Moros (Montoro, Córdoba). Sería interesante que alguien ampliase la información.

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En fin: Habría mucho que hablar de las serie y de Tartessos, Pero trataré solo unos cuanto temas para no aburrir.

1- Tarsis no es Tartessos, ya que todas las opiniones mundiales están en contra de la identificación de la Tarsis bíblica con Tartessos . Alvar. Comentaba yo esta mañana con un colega que seguiré escribiendo Tartessos con s a pesar de la moda de escribir Tartesso. En eso de mantener las ideas me comparo a Jaime Alvar. Él ya mantenía en 1982, en la Revista de Estudios fenicios (RSF) 10, pp.211 ss, que la Tarsis bíblica era Tartessos y lo mismo le da que todo el mundo mundial diga que no, que el marfil de los marfiles de Carmona sea indio, que por aquí no hubiese muchos pavos reales ni monos ni elefantes indios: Tarsis es Tartessos, aunque se tarde tres años de navegación en llegar desde Tiro a Tarsis. Claro que en esto sigue la pia opinión de autores como F.Cantera y M.Iglesias, E.Nacar y A.Colunga, que opinan que las naves de Tarsis eran de gran tonelaje y un término fenicio para naves de gran tonelaje, algo así como los transatlántico de la época, opinión que también mantenía Manolo Bendala. Blázquez, en cambio, no es partidario de identificar Tarsis con Tartessos, primero por la dificultades fonéticas, pues de Tarsis no se puede derivar Tartessos,Cary y Warmington, hace muchos años, señalaron que la palabra que en el texto hebreo se utilizó para "pavo real" ( 1 Reyes 10, 21) es con seguridad de origen indio. lo que hace suponer que dichos pavos reales proceden de la península del Indostán. Barnet, especialista en marfiles semitas, dice que la palabra hebrea utilizada para marfil, sen habbim es probablemente una transcripción de la palabra sánscrita ibha-danta, "diente dde elefante". La palabra mono en hebreo, qôf, es la sánscrita kapi. Otras autores como Hus, admiten que los fenicios se aprovisionaban de m marfil en la India, citando el Obelisco Negro de Salmanar, en el British, en el que aparece un joven sirio con un elefante indio y monos como tributo al rey asirio. Barnet se fija en la tumba del visir Rekhmiré, en la que aparece un sirio con un elefante de las mismas característica. Otros autores, como G.Bunnes suponen que Tarsis alude a un amplio término geográfico que alude a "Occidente". Y muchas opiniones más que sería prolijo citar aquí, avalan esta opinión de que TARSIS NO ES TARTESSOS desde hace MAS DE VEINTE AÑOS.Pues, hala: Pontificando, para variar.

2. ARGANTONIO , Gerion, Habis , son reyes míticos( tan históricos como Rómulo y Remo o Supermán). Eso lo sabe cualquiera que quiera leer. Las teorías han sido variadas( la Bibliografía va abajo):

1 -Schulten, A. : El mito de Gerión ha sido trasladado por los focenses a Occidente y lo identifica con Theron, rex Hispaniae citerioris, citado por Macrobio[i].

2-García y Bellido, A. : Gerión sería un rey del sur de Hispania

3-A. Blanco: Se inclina a interpretar a Gerión como rey de Tartessos o personificación del río del mismo nombre.

4-Caro Baroja, J. : Gerión es un puro ser mítico con un significado histórico-cultural.

5-Remesal, J. : Gerión y Habis son personajes arquetípicos trasplantados a Occidente.

6-Liou-Gille, B.: Supone que Gerión era hispano. Y les llegó a los griegos desde Occidente. Para este autor, este mito es de origen indoeuropeo, ya que en los mito védicos se narra la lucha de Indra con un monstruo tricéfalo serpentiforme. Este mito parece haber encontrado su expresión cultural más importante en el sur de la Península Ibérica. Recordemos, pues, con él, la influencia centroeuropea en el sur de la Península Ibérica, como bien ha demostrado L. Perez Vilatela, donde coinciden el elemento continental y el mediterráneo.

7-Maluquer, J. : Un antiguo culto de Gerión instalado por una población desconocida habría sido absorbido o desplazado por el Melqart fenicio, identificado después con el Heracles griego. Desde el sur de Hispania, el culto de Gerión se habría propagado por Europa occidental. La regiones donde se implantó corresponden grosso modo para este autor a la regiones de colonización celta[ii]

En cuanto al radical *GR, los reyes míticos de Tartessos, Gerión y Gárgoris, son para Luis García Moreno( [1] ), términos con la raíz *GR hispana, prerromana o bereber, tal vez, simplemente autóctona o tartésica, si no indoeuropea. Para este autor, el radical *GR representa en Gárgoris y Gerión el nombre de la realeza tartésica y los griegos tomaron el término como patronímico de Argantonio, donde el radical aparece invertido, *RG, tal vez como consecuencia de la escritura bustrofedónica griega de los primeros tiempos.

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[1] García Moreno , L.( 1994) :”El mito de Gerión: Una nueva hipótesis de su origen a la manera de sir James”, Actas VIII Congreso Español de Estudios Clásicos, tomo III, Madrid 1994, pp.153-159, republicado en Miscelánea. De Gerión a César. Estudios Históricos y filológicos de la España indígena y romano-republicana. Alcalá de Henares, 2001, pp.141-147.

3. LA EPIGRAFIA TARTÉSICA

El primitivo sistema de escritura hispánica, en parte silábico y en parte alfabético, nace con Tartessos, ligado al proceso de aculturación orientalizante, según Manuel Pérez Rojas. POr ellos dicho sistema puede y debe llamarse tartésico con toda propiedad. Ahora bién: Hay que distinguir entre escritura tartésica (el sistema), y epigrafía tartésica, lusitana, turdetana bastetana y contestana. Es decir: Los conjuntos epigráficos estrictamente tartésicos, de acuerdo con factores tiempo y espacio, y los conjuntos epigráficos que utilizan la misma escritura, bien sea más allá de las fronteras tartésicas (Luisitania), bien sea por la perduración en el tiempo de dicho sistema, ya en el estricto núcleo tartésico (Turdetania) ya en la periferia.

Las arqueólogos datan algunos grafitos hacia le inicio del siglo VII a.C., que incluso pueden remontarse a finales del s.VIII . La datación arqueológica coincide con la que puede deducirse formalmente de los signos liados al alfabeto fenicio, a las formas más arcaizantes del alfabeto griego y en algún cao concreto con la "i" se registra una forma intermedia entre los fenicio y lo griego. Asi pues, la escritura tartésica pude considerarse como una de las más antiguas del Mediterráneo, tras la difusión del alfabeto fenicio y contemporánea del arcaísmo griego. Como reconocieron Gómez Moreno, Tovar y Caro Baroja, tiene signos ligados al alfabeto fenicio anteriores a la forma griega arcaica conocida, signos del arcaísmo griego diferenciados del fenicio y signos silábicos.

Bibliografía sucinta para empezar.

ALVAR, J.-BLAZQUEZ, J.Mª(1993): Los enigmas de Tarteso. Ed.Cátedra, Madrid

-ARANEGUI GASCÓ, C.(2000) : “Argantonio, rey de Tartessos”, en Argantonio, rey de Tartessos. Catálogo de la exposición , Fundación El Monte, Sevilla 2000, pp. 21-36 y en general todos los artículos de dicho Catálogo.

-BERMEJO BARRERA, J.C.( 1982): Mitología y mitos de la Hispania prerromana. Akal bolsillo, Madrid 1982, pp. 178-201.

-Id.( 2002) : “Los mitos griegos y la Hispania Antigua: Consideraciones metodológicas”, Lecturas del mito griego. Madrid, Editorial Akal, 2002, pp. 93-112.

-BLÁZQUEZ, J. M( 1983) : “Gerión y otros mitos griegos en Occidente”, Gerión 1, Madrid, Universidad Complutense 1983, pp. 21-38.

Id( 1992) .: Fenicios, griegos cartagineses en Occidente. Editorial Cátedra, Madrid 1992

BURKETT, W( 1987): “Le mythe de Gerión: Perspectives prèhistoriques et tradition rituelle”, en Il mito greco, Roma 1977, pp. 273-284

- Id.( 1979) : Structure and History of Greek Mythologie and Ritual, Berkeley 1979, pp. 83-84.
S

-GARCIA MORENO, L.( 1994) (2001) :”El mito de Gerión: Una nueva hipótesis de su origen a la manera de sir James”, Actas VIII Congreso Español de Estudios Clásicos, tomo III, Madrid 1994, pp.153-159, republicado en Miscelánea. De Gerión a César. Estudios Históricos y filológicos de la España indígena y romano-republicana. Alcalá de Henares, 2001, pp.141-147.

-GOLDMAN,B.( 1961): “The Asiatic Ancestry of the Greek Gorgon”, Berytus XIV, 1961, 1-23.

-GRIMAL, P.(1982) : Diccionario de mitología griega y romana. Ed. Paidos, Barcelona 1982.

-PEREZ ROJAS, M.: La escritura de origen tartésico. Monografías Didácticas. Serie Ibérica, nº 2, Departamento de Hª Antigua. Universidad Complutense, MAdrid.

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[i] MACROBIO, Sat. 1, 20, 12.

3. AL FIN EL REALIZADOR ENCONTRÓ EL ATLAS

Y vimos el mundo, el Mediterráneo y España.No debió recordar como se llamaba la "cordillera que separaba a los fenicios de los paises de su entorno", Y se calló. Al Líbano y los libaneses les ha debido sentar fatal.

4. Magnífica La Fonteta. ¿Cronología?. ¿Importancia ?. Su muralla en talud desmiente las "relaciones pacíficas del top-manta". Ni se mencionó.¿Para qué?.

5. Eché en falta la púrpura. Solo tenían lamé, que no debía gustar mucho a las tartésicas porque no terminaban de venderlo..

6. Documentos fundamentales que si se mencionaron: El vaso de Apopis, la primera fuentes escrita hallada en España, de época de los hicsos (que eran fenicios sg. Vandersleyen, teoría que yo he recogido en el tomo 2 de mi Historia Antigua que acaba de salir, ed.Sanz y Torres).Las kotilai protocorintias de Laurita. Y desde luego, mucho hippoi de cartón - piedra, pero donde estén las únicas naves fenicias DE VERDAD halladas en España que documentó Ivan Negueruela en Cartagena, que se quiten los "Parques temáticos" y las reconstrucciones. Tampoco se nombraron. ¿Y el cáliz de Medellín?. Las cerámicas bruñidas, las eubeas de la calle del Puerto, un jarro de boca de seta, un huevo de avestruz, un engobe rojo...no se si vi un marfil de refilón...La carita del Museo de Huelva es preciosa.

Es un vasito corintio de perfumes del tercer cuarto del siglo VI a.C: hallado en el casco urbano de Huelva. ¿A que parecía la "foto" de Argantonio ?.....Tampoco pusieron nombre a las Astarté de Galera o la del Carambolo...ni al sacerdote de Cádiz. NO solo no hablan los de Tejada ( los fenicios ya si..menos mal..y se entendían muy bien hablando animadamente en el top-manta), sino que "no tienen nombre los objetos".

7. Obviamente, en "aquella España" SOLO existía Tartessos...Una mirada alrededor, de pasada, hubiese quedado magnífica. Pero..una vez más, era "mucho trabajo". Es mejor decir que los Tartesios ya tenían hierro y luego que lo trajeron los fenicios...¿En qué quedamos?. Yo me quedé en la antigua Cortes de Navarra...y, para que me voy a reciclar...

¿Y los fenicios de Portugal?. Tal vez no sepan quien es Ana MArgarida Arruda, y sus excavaciones y hallazgos de los siglos VIII- Vi a.C. o , por ejemplo, que hay una cerámica del área urbana de Lisboa con la figura de un hippoi, que Ana Margarida publicó en 2002. Yacimientos como Castro Marim, Fonte Velha, el tesoro de Gaio, las formidables fortificaciones de Quinta do Almaraz, con materiales que también aparecen en Huelva,AlcáÇova de Santarem, con sus magníficos materiales , como los cuencos de engobe rojo iguales que los de España, ánforas de hombro, cerámicas chipriotas, pithoi, etc...¿no se merecían una mención al menos, de pasada y decir hasta donde llegan los hallazgos fenicios en Portugal, como mínimo y que parece que las cronologías son anterior a las españolas, como si hubiesen pasado de largo y luego "recapacitado ".....?.

8. Hay buenas factorías de salazones en España. Por ejemplo, Almuñecar. ¿La Joya?( Si, ya vi los jarros ) .¿ Trayamar?...al menos la mención a Laurita. En fin. Claro que ésta no es mi especialidad, seguro que me dejo muchas cosas que los especialistas habrán visto con mucho más rigor.

9. Me encantaron los astilleros de Tiro..(.?), la tablilla cuneiforme, la puerta de Isthar. Muy propio para fenicios. ¿Y Tiro y Sidón?.La "estrecha franja de tierra que obligó a emigrar a los fenicios...Curioso, si señor.

10. Y por último, ( aunque seguiría durante horas..porque no he hablado de la música ESPANTOSA, por ejemplo) , una información que me extrañó: "El primer alfabeto se inventó en Biblos"( ????). Yo creía que las escrituras pseudo jeroglíficas de esta ciudad no eran alfabéticas y no tuvieron continuidad y el primer alfabeto que conozco, AUN EN CUNEIFORME , es el de Ugarit...No se. Tendré que estudiar más, que no me van a aprobar 1º de carrera a este paso.....

Fuera bromas....sigo suspendiendo a la serie. Y ya como colofón: El inventado Argantonio estaba muy joven muerto para tener 120 años. Y las melenas de su heredero, con la armadura blanca.., de "romanos y cartagineses tipo Cartagena" en fiestas.,,, son para echarse a temblar una vez más. Y sigue.. la ristoria...Buenas noches y que los dioses nos permitan descansar esta noche, olvidando.

Dra. Ana Mª. Vázquez Hoys"

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Desmontando las tesis de Carriazo

Los orígenes de Sevilla en el Carambolo. Arqueólogos, profesores y catedráticos avalan el rigor de la investigación planteada sobre este cerro, donde se proyecta un hotel que aspira a integrar la protohistoria entre sus muros.

Por: FELIPE VILLEGAS. CAMAS (SEVILLA). Diario de Sevilla, 10-12-02

Una verja verde abierta propicia el encuentro. Los lugareños conocen bien el lugar, en el que aprovechan para cortar leña seca o pasear al encuentro de la escogida vista que el Cerro del Carambolo ofrece de la capital. La topografía, aun con los muchos siglos, sigue potente, atenuada en parte por la construcción, en los años 40, de las infraestructuras de la Real Sociedad de Tiro del Pichón, que suavizaron la pendiente aterrazándola con sus pistas hormigonadas.

El hallazgo, fortuito, del famoso Tesoro del Carambolo durante las obras marcó un hito en la investigación sobre el mundo protohistórico. Excavó Juan de Mata Carriazo entre 1958 y 1961, interpretó lo hallado, que no fue poco, y dio por agotada la potencialidad del yacimiento, dejando sus resultados patentes en la bibliografía al uso.

Ahora, 44 años después, el cerro vuelve a llenarse de ojos profesionales escrutadores que miran con uno las tesis de Carriazo y con otro la realidad de un expediente arqueológico reabierto. La ocasión no es casual: en el fondo late la ilusión del empresario Gabriel Rojas por levantar un hotel en un peñón que resume la historia de lo que somos y a la que éste no rehuye, sino que admite y alienta, ideando un proyecto en el que el patrimonio no es excluyente, sino parte sustancial. Y ello pese a las críticas recibidas...

No se explica de otro modo que hasta los inspectores de la Consejería de Cultura y los profesores de arqueología de la Universidad de Sevilla aplaudan su iniciativa, sin cuyo concurso, reconocen todos, no se hubiera podido plantear una excavación tan exhaustiva.

Muchos son los euros que se está dejando Rojas en el empeño: fotografías aéreas, ampliación de los tiempos de excavación... Sabía a lo que se exponía y aun así se volcó y logró que el Consistorio de Camas, en el que se enclava el Carambolo, aprobase la futura edificación.

Las primeras obras de demolición del Tiro del Pichón se acompañaron de la preceptiva vigilancia arqueológica. Eso acontecía entre febrero y marzo pasados. “Dábamos, siguiendo a Carriazo, por destruido al completo el yacimiento, pero pronto aparecieron restos protohistóricos en varios puntos”, comenta Araceli Rodríguez, coordinadora de una intervención que dirige Álvaro Fernández y en la que concurren hasta otros cinco arqueólogos.

Vista la ocasión de volver sobre las incógnitas que guarda con celo el Carambolo, se planteó una excavación de urgencia que, por plazos y medios, ha adquirido la tipología de una investigación de primer nivel. Baste, para ello, saber que el área de excavación ocupa unos 3.700 metros cuadrados, el llamado Carambolo alto, de los que, a tenor de las catas realizadas, sólo unos mil ofrecen restos, con una potencia estratigráfica no superior al medio metro.

Suficiente, sin embargo, para justificar el desvelo que la comunidad arqueóloga viene demostrando por el emblemático yacimiento. Certifican tal aseveración los currículos de los asesores científicos de la excavación, con doctores como José Luis Escacena, Fernando Amores y Manuel Vera, entre otros profesionales de peso. Y no faltan visitas al lugar como las del catedrático emérito de Arqueología de la Hispalense y especialista en el mundo fenicio Manuel Pellicer Catalán, una autoridad en el país que no duda en alentar a los investigadores diciéndoles que tienen por delante “la ocasión de precisar qué era el Carambolo, porque la publicación de Carriazo, benemérita, es confusa, y creo que ahora podrán rectificarse algunas de sus conclusiones”.

“El interés de este yacimiento es que estamos en el núcleo primitivo de Sevilla. Es cierto que hay asentamientos anteriores, pero es aquí, en el Carambolo, donde se forma el germen de la ciudad”, subraya Pellicer a pie de yacimiento.

Hablamos de una Sevilla reducida al Aljarafe, apegada al río y a la inmensa marisma cernida a sus faldas, lo que a duras penas permitía la aparición de islotes de tierra firme, entre los cuales debió situarse uno a la altura de la actual Alfalfa, en cuya calle San Isidoro aparecieron restos contemporáneos a los del Carambolo. Traducido a fechas, hablamos de una secuencia que va del siglo VIII al VI a.C., centuria esta última durante la que las aguas se redujeron, aflorando tierra fértil y segura, lo que explica el abandono del Carambolo y el traslado de la población hacia el corazón de Spal, nombre fenicio del que deriva Híspalis.

La cronología del Carambolo da pie a hablar de Tartesos. Pero no está claro que estemos ante un yacimiento tartésico, como evidencia la confrontación académica existente. Así, Escacena interpreta lo hallado por Carriazo como un santuario fenicio dedicado a la diosa Astarté, diferenciándolo de los rituales propios de una población indígena relacionada con el vocablo turte o tarte, de donde provendría Tartesos. Y, sobre esa base, lanza junto a Fernando Amores una teoría que deja en evidencia la restitución hipotética realizada en su día por Carriazo sobre la función del ajuar del Tesoro del Carambolo.

Ajenos a esos debates y apegados a la realidad de los restos, el equipo de arqueólogos -que ha contado con becarios de las universidades búlgara e inglesa, lo que redunda en la importancia de la investigación- se enfrenta ahora al que piensan puede ser la parte crucial del proceso: la excavación de una de las áreas que se creía totalmente perdida, como casi el resto, por las cimentaciones del Tiro del Pichón y por el fortín francés erigido en el cerro cuando la Guerra de la Independencia, de lo que dan fe las bolas de cañón y balas de trabuco halladas.

Podría tratarse del edificio principal del yacimiento, que Carriazo no localizó, y que aguarda a ser desvelado entre los potentes niveles de arcilla. Quizás cuando se excave se pueda reconstruir su fisonomía y contextualizar con los pavimentos de piedras y conchas -éstas últimas traídas, como cerca, de Sanlúcar, lo que a juicio de los expertos revela la suntuosidad del espacio-. “Estamos ante un puzzle en el que habremos de engarzar las pocas piezas que la modernidad ha dejado”, afirman ilusionados los arqueólogos.

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Astarté y Baal, en el Carambolo

Por: FELIPE VILLEGAS, Diario de Sevilla, 21-01-03

El Tesoro del Carambolo fue descubierto el 30 septiembre de 1958 en el cerro del mismo nombre, en el término municipal de Camas. La entonces construcción de las dependencias de la Real Sociedad de Tiro al Pichón puso al descubierto las estructuras de un yacimiento protohistórico en el que afloraba un conjunto de joyas de oro que acaparó inmediatamente la atención de los expertos y de la sociedad en general.

Juan de Mata Carriazo excavó e interpretó lo que pudo con los medios que tuvo y el espacio que le dejaron, que no fue mucho. Se abría entonces un camino clave para el conocimiento de los orígenes de Sevilla y, sobre todo, para la interpretación. La que Carriazo otorgó es la más extendida. Dejó escrito que las joyas constituían “un tesoro digno de Argantonio”, asignándoles así una función regia; y fue más allá aportando una restitución hipotética de un rey tartesio ricamente ornamentado con tan preciado ajuar.

Han transcurrido 45 años del singular hallazgo y los avances en la investigación del periodo protohistórico en el valle del Guadalquivir han sido considerables, por más que aún queden muchas preguntas sin respuesta bajo la tierra. A la luz de estos otros referentes, las hipótesis se han disparado y han surgido nuevas interpretaciones que prueban que la ciencia arqueológica también avanza.

En este contexto hay que inscribir la visión aportada por José Luis Escacena y Fernando Amores, profesores de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Sevilla, respectivamente. Revolucionaria por lo que supone de innovación frente a la visión defendida en su obra por Carriazo -al que pese a todo alaban porque “llegó más allá que otros en su tiempo”-. Fue dada a conocer durante el congreso científico Fiestas de toros y sociedad, organizado por la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. En breve, su tesis será plasmada en el nuevo número de la Revista de Estudios Taurinos, que recogerá las actas del simposio. Su razonamiento es básico: “No hay paralelismos para la interpretación que realizó Carriazo, pero sí para la que ahora se propone”.

Santuario fenicio

Escacena y Amores parten de la hipótesis de que el yacimiento del Carambolo responde a un santuario fenicio, como tantos otros fundados por estos colonos en el antiguo estuario del Guadalquivir, y no a un asentamiento tartésico, como se ha tenido desde siempre. Y más aún, que se trataría de un “santuario consagrado a la diosa Astarté frente a la colonia que, de forma paralela, fundaban en Sevilla”. Hablamos de algo que acontecía en el siglo VIII a.C.

“Estamos en condiciones de ver ahora objetos sagrados donde antes sólo percibíamos ricas alhajas de un rey, cacharros de cerámica y piedras”, avanzan en su estudio. La figurilla de Astarté hallada en la parte más alta del cabezo del Carambolo en 1958 “no podía catalogarse más que como pieza fenicia”, pese a que “desde muy pronto se la desposeyó de cualquier valor”. Para el tándem Amores-Escacena, estaríamos ante un exvoto ofrendado por algún fiel a la diosa en señal de un favor.

Dentro de la idea de santuario fenicio defendida, el tesoro jugaría un papel capital como elemento del ritual sagrado. Para reforzar su postura, Carriazo se vio obligado a “construir un Argantonio gigantesco”, en opinión de los autores, pues sólo un personaje de estas dimensiones podría ser revestido con el conjunto del tesoro. “Tamaño maniquí -precisan- ha sido durante bastantes años el modelo elegido en el Museo Arqueológico de Sevilla para exponer el conjunto”.

La nueva propuesta, por contra, encaja mejor al dar mayor explicación lógica -reforzada con paralelos contemporáneos, anteriores y posteriores-. En efecto, tras aclarar que el tesoro es un lote producto de varios “encargos”, como lo evidencia la diferencia cronológica entre las piezas, que oscila entre el siglo VII y el VI a.C., pasan a explicar su función dentro del ritual religioso fenicio. Así, el sacerdote, distinguido socialmente por su tonsura, luciría en las ceremonias los dos brazaletes y el collar, mientras que las dieciséis placas y los llamados por Carriazo “pectorales” se destinarían a engalanar bóvidos conducidos al sacrificio.

Bóvidos engalanados

Los pectorales de que hablaba Carriazo serían pues frontiles, similares a los que presentan los bueyes actualmente en las romerías. “La religión no inventa, sino que se sirve de lo que ya existe”, recuerda el profesor José Luis Escacena.

Las placas, cuyo ensamble constituye todavía un misterio, se atarían al cincho del bóvido a modo de fajín, lo que después los romanos llamarían dorsuale.

Otra de las novedades repara en la decoración. A juicio de los docentes, no se trata de un único juego, sino de dos: un frontil y ocho placas para cada bóvido, uno con motivos de rosetas y el otro con medias esferas lisas. Ambos con simbología aparejada: la roseta es el símbolo vegetal y astral de la diosa Astarté, mientras que las esferas o discos solares se identifican con el dios Baal.

El panorama resultante de lo expuesto hasta ahora muestra la remota estampa de un sacerdote ataviado con brazaletes y un collar en los que se combinan rosetas y esferas; ese pontífice aparece conduciendo al sacrificio a una vaca (para Astarté) y un toro (para Baal), que no serían ofrendados mediante el descabello, sino degollados por lo que en algunas zonas de España se conoce como el garganchón.

Pero aún hay más. Los profesores sostienen que el collar está completo, frente a la opinión de Carriazo, que señaló que debió constar de ocho sellos, en vez de los siete que luce. “Los siete sellos pueden ser relacionados con los siete sellos que se mencionan en algunos textos religiosos orientales como símbolo del absoluto hermetismo que caracteriza a los misterios divinos, sólo conocidos por los sacerdotes”, argumentan.

El diseño de los frontiles tampoco es casual, sino que “emulan de manera fiel las pieles de los toros según éstas se trabajaban en la época”. Para esta interpretación ha sido clave el hallazgo reciente de un santuario fenicio -dedicado al dios Baal- con su correspondiente altar en Coria del Río, documentado por Escacena.

A todo lo expuesto habría que agregar que actualmente se están realizando prospecciones arqueológicas en el Carambolo alto, justo donde apareció el tesoro objeto del presente análisis. La próxima construcción de un hotel, con elevada suerte de medios técnicos y humanos avalados por la Universidad de Sevilla y costeados por el promotor, podría arrojar más luz sobre un lugar que sigue echándole un pulso a los investigadores.

Esculturas para apoyar sus argumentos

Textos alusivos a los rituales religiosos fenicios durante el primer milenio, en el que se inscribe el Carambolo, no existen porque se fijaron sobre papiro y se han perdido. Pero sí hay referentes contemporáneos, como el Toro de Ronda (en la imagen), algo posterior pero en el que se aprecia el fajín ritual; y el Toro de Villajoyosa, con un rebaje en la frente con la misma forma que los frontiles del Tesoro del Carambolo, es decir, con forma de piel de toro. El altar de Coria es otro referente, e incluso hay testimonios rupestres que muestran toros engalanados, una constante en las religiones de la Antigüedad que aún hoy es rastreable en las romerías.

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Alcalá del río.-Descubierta una necrópolis tartésica del siglo VII a. C.

Las excavaciones en la zona de la Angorilla dejan al descubierto 16 inhumaciones y 5 incineraciones que podrían revolucionar las teorías conocidas sobre esta civilización.

Los muchos estudiosos de la civilización tartésica van a tener un nuevo instrumento para desvelar los innumerables secretos que aún permanecen ocultos sobre los antiguos pobladores de Andalucía. Los análisis arqueológicos previos a la construcción de una urbanización en la zona de la Angorilla, en el término municipal de Alcalá del Río, han descubierto una necrópolis del siglo VII antes de Cristo que aportará numerosas claves sobre cómo era y de dónde venía el pueblo de Tartessos.

El conocimiento de que en la zona existían restos de enterramientos romanos hizo que se extremara la vigilancia arqueológica en esta zona de Alcalá cuando se iniciaron las excavaciones a finales del mes de julio. Las primeras catas dieron como resultado que la necrópolis romana estaba prácticamente arrasada, aunque salieron a la luz enterramientos de la época tartésica, además de los restos de un poblado calcolítico. El yacimiento ha sido hallado en una zona de labor, un túmulo de tierra rebajado hace tres años que custodiaba este tesoro de hace 27 siglos.

El equipo dirigido por Álvaro Fernández Flores -responsable también de los últimos análisis del Carambolo- y coordinado por Araceli Rodríguez ha encontrado un total de 16 cuerpos inhumados y cinco restos de incineraciones, con una datación posterior. La evolución de los ritos funerarios de Tartessos se creía hasta ahora que era a la inversa, que de quemar a sus muertos pasaron a enterrarlos. Los cuerpos hallados aparecen flexionados en postura fetal, con los pies hacia el este y la cabeza hacia el oeste. Los enterramientos se encuentran dispersos en una parcela de unos 200 metros cuadrados.

Pero las principales claves de la necrópolis no se encuentran sólo en los huesos que custodian estas tumbas milenarias, sino en los ricos objetos que las acompañan. Independientemente del resultado que den los análisis antropológicos y las comparaciones del material genético, los ajuares que presentan los enterramientos replantean todo lo escrito sobre la civilización tartésica.

Aparecen en la Angorilla escarabeos (escarabajos) egipcios, con caracteres jeroglíficos en su parte inferior, tanto exentos como engarzados en anillos; abalorios diversos de inspiración orientalizante; fíbulas de bronce con una datación anterior a las conocidas; collares y anillos de plata y hasta un marfil que hacía de tensor de un arco. Un huevo de avestruz decorado en su interior dice a las claras que la influencia exterior es bastante mayor de lo que se creía. El legado fenicio -y oriental en general- parece así ser más fuerte que los valores autóctonos del Tartessos misterioso, casi una nueva Atlántida, que creció espontáneamente en Andalucía.

El hecho de que bajo los restos tartésicos repose un poblado de la Edad del Cobre añade nuevas incógnitas a la investigación, que aún permanecerá durante mes y medio en la entrada de Alcalá del Río. La excavación tiene lugar en la que sería la zona verde de la nueva urbanización, por lo que no entra en conflicto con las edificaciones allí previstas.

El de la Angorilla sería uno de los principales yacimientos tartésicos de toda Andalucía, unos restos que se cuentan con los dedos de una mano: El Carambolo, el cabezo onubense de la Joya, el castillo loreño de Setefilla, las excavaciones de Carmona y los ajuares encontrados en Porcuna (Jaén). Cerca ya de que se cumpla medio siglo del descubrimiento del Carambolo por don Juan de Mata Carriazo -30 de septiembre de 1958-, se vuelven a poner en entredicho las toneladas de papel que se han escrito en todo el mundo sobre el legendario pueblo del rey Argantonio.

Raíz indoeuropea o mediterránea. El ADN podrá identificar el origen de Tartessos

La gran diferencia del yacimiento de la Argonilla con respecto a las anteriores excavaciones tartésicas es la capacidad actual para investigar en el campo antropológico y genético. Las hornadas anteriores de arqueólogos se centraban principalmente en la datación de las cerámicas y de los objetos que se encontraban para intentar desentrañar los arcanos del pasado. La aparición de los estudios sobre el ácido desoxirribonucleico (ADN) permite adentrarse en campos bastante más interesantes desde el punto de vista histórico. Una de las principales incógnitas sobre Tartessos es la del origen de su población. Para algunos autores se encuentra en esta esquina suroccidental de Andalucía, donde entrarían posteriormente en contacto con los comerciantes fenicios que arribaron a las costas gaditanas. ¿Serían entonces indoeuropeos los pobladores de lo que sería la Bética? ¿Serían procedentes del oriente mediterráneo? Los hallazgos de Alcalá del Río invitan a pensar que su origen estaría en aquel creciente fértil donde arrancó la civilización. La identificación de sus caracteres étnicos ayudará a descifrar algunos de los misterios de Tartessos.

Enlaces de interés:

http://www.proel.org/alfabetos/tartesio.html

http://www.juntadeandalucia.es/averroes/gpba/huelva/
boletines/tartessos/tartessos.htm

http://www.uv.es/~alabau/

http://perso.wanadoo.es/emilio10/tartessos.htm

http://www.andalucia.cc/adn/0597doc.htm

http://argantonio.elsendero.es/

http://www.elestrecho.com/arte-sur/tartesos.htm

http://www.geocities.com/CapitolHill/Lobby/2679/tarsis.htm

http://www.iespana.es/antiqva/tartessos.htm

http://www.uv.es/~alabau/historiografia.htm

http://www.fortunecity.com/marina/finisterre/1692/schulten.html

http://www.unav.es/hAntigua/textos/docencia/hispania/
imagenes/tartesos/tartesos.html

http://www.mgar.net/var/tarsis.htm

http://www.carmona.org/Historia/tartessos.htm

11 comentarios

ñoña -

esta bien padre

Angel Gomez-Moran -

SERVIDOR INTERNACIONAL CARENTE DE ORTOGRAFIA HISPANA. GN=NN=ESPANNA

Ilustre Profesra Da. Ana Ma. Vazquez Hoys:

TRAS ANNOS DE ESPERA A QUE ARGUMENTE SOLO ALGUNA COSA EN CONTRA DE MIS COMENTARIOS, O QUE DESDIGA MIS CRITICAS CONTRA SUS OPINIONES. VIENDO QUE CONTINUA EN TODOS LOS FOROS CON FRASES IRRISORIAS E INSULTANTES SOBRE TARTESSOS -CULTURA Y CIVILIZACION QUE NOS DIO ORIGEN-. TRAS VERME OBLIGADO A LEER EN SUS COLABORACIONES IDEAS TALES COMO QUE ARGANTONIO ES SOLO "UN CUENTO Y TARTESSOS UN BULO GRIEGO".
LE EMPLAZO A QUE SEA UD. QUIEN DEMUESTRE QUE NO EXISTIO; YA QUE DURANTE DOSMIL ANNOS, TEXTOS, YACIMIENTOS Y ESTUDIOSOS HAN HECHO LO CONRARIO.

SI CONSIGUE A LO LARGO DE SU VIDA MOSTRAR Y DEMOSTRAR LA INXISTENCIA DE DICHA CIVILIZACION (algo que dudo mucho) QUIZAS NOS DEJE PERPLEJOS. DE LO CONTRARIO, SUS COMENTARIOS DESPECTIVOS HACIA TARTESSOS NO VAN A BORRARSE DE ALLI DONDE LOS PLASMA CONTINUA Y CONTINUADAMENTE, Y DEJARAN UN RECUERDO SOBE UD. QUE EN NADA LE VA A FAVORECER, NI COMO PROFESORA, NI COMO PERSONA.

SI NO LE GUSTA LA CULTURA TURDETANA, BASTA QUE LO DIGA A TITULO PERSONAL, MAS NO INTENTE DESHACER EL TRABAJO QUE DESDE RUFO F. AVIENO A RODRIGO CARO y ELIO A. DE NEBRIJA (PASANDO POR SCHULTEN, MALUQUER, ALMAGRO Y UN INNUMERABLE ETC.) HAN IDO REALIZANDO CON PROFESIONALIDAD Y AMOR A LA AQUEOLOGIA.

RECORDANDOLE QUE NO SOMOS "NOSOTROS" QUIENES TENEMOS QUE DEMOSTRAR QUE TARTESSOS EXISTIO (hecho probado por miles de yacimientos, citas y estudios); SINO QUE ES UD. QUIEN HA DE PROBAR QUE NO EXISTIO. LE ABANDONO EN ESTA LABOR, QUE NUNCA CONSEGUIRA "RIENDOSE" DE QUIENES SI ADMIRAMOS AL REINO DE ARGANTHONIOS, SINO SOLO CON PRUEBAS ARQUEOLOGICAS.

Esperando que lo consiga en su carera profesional, pues de lo contrario sus comentarios tan mordaces sobre Tastessos pondran en duda su autoridad academica.

Se despide de Ud.

Angel Gomez-Moran

Tras annos

Angel Gomez-Moran -

Habiendo visto las Ultimas ponencias y teorIas sobre los Hicsos, en todas ellas se menciona el origen Hurrita (no hitita como antes se creia) de tal invasiOn. Al parecer, segUn las Ultimas tendencias, pueblos hurritas empujaron sobre la franja sirio-palestina, entrando primero los semitas exulsados por estos, y mas tarde ellos mismos sobre El Nilo. Esta es una teorIa distinta a la que le daba origen hitita (aunque muy similar) pero no por ello podemos definirlos como fenicios. AsI mismo en esta nueva visiOn se descarta la denominaciOn hicso como "rey pastor" que indicaba Flavio Josefo, y creen que es voz griega, que significa "principe extranjero".

Angel Gomez-Moran Santafe -

Dos anotaciones para explicar los anteriores comentarios:
1-La crItica hacia el artIculo del Prof. BlAquez tan solo se refiere a la primera parte. DAndo la enhorabuena por lo que concierne al resumen de teorIas de J. Alvar (que a mi juicio son magnIficas) y a su continuaciOn.
Al final del segundo comentario mio hay un error en el que se pone que la escritura turdetana es de izquierda a derecha por inluencia semita, y evidentemente es al revEs.

2-Las apreciaciones sobre el artIculo de la Dra. Vazquez Hoys son referentes a su segundo comentario, que encabeza los tres Ultimos artIculos de periOdico antes del final de este tema (para leerlo basta subir sobre estos tres artIculos y aparece). Trata los Hicsos en el punto 6 y en el 10 el alfabeto de Biblos y Ugarit. He vuelto a dirigirme a Ud. pues ya le escribI en referencia a Los Pueblos del Mar, en el apartado de Hispania Prerromana y al no recibir contestaciOn, me atrevI a exponerle estas nuevas dudas sobre sus teorias. Perdone si le he molestado.

Angel Gomez-Moran -

DESDE SERVIDOR JAPONES CARENTE DE ORTOGRAFIA HISPANA// Vocal mayUscula= acentuada. Espanna=Espagna

Para la Prof. Dtra. Da.
Ana M. Vazquez Hoys.
En referencia a sus anteriores intervenciones:

Muy Sra mia. Ante todo presentarle mis respetos hacia su obra y persona que admiro (y he leido). Tras ello he de exponele que a mi modo de ver en los tEminos tan irOnicos y coloquiales en que se refiere y trata el tEma de Tartessos, nadie puede observar seriedad en lo que escibe. SinO mas bien, se puede percibir un deseo de reirse de esta civilizaciOn y de quienes creemos en ella. Usa frases como "el inventado Argantonio", para un rey legendario, lo cual no es impropio, sinO absurdo. Me gustarIa mucho ver quE pensarian los ingleses si un famoso profesor de Oxford se riera del mismo modo del Rey Arturo intentando demostrar que es un "invento" y que quienes lo estudian poco mas que son ilusos. Por ello, en nombre de Tartessos (civilizaciOn aun mas bella, por haberse perdido sin hallarse) permItame que le transmita mi desacuerdo en su forma de tratarlo siendo Ud. una persona tan relevante en la arqueologIa.

Tras ellos pasarIa a hacerle unas preguntas o aclaraciones sobre lo que Ud. refuta con tanta ironIa a un tercero en su inetrvencion anterior:

1-Afirma Ud. radicalmente que los Hicsos son fenicios. Con todos mis respetos, deseo preguntar en quE se basa esta afirmaciOn, pues siempre se han estudiado como pueblo indoeuropeo. Concretamente, hemos podido estudiar que la palabra Hicso significaba en hitita "rey pastor" y fuE una invasiOn que bajo desde Anatolia, en el siglo XVIII a JC llegando ha Egipto. Conquistaron parte del Norte del Nilo. Tras ello crearon su dinasytIa y capital del Imperio junto a la desembocadura de este rio, con nombre Avaris. Lo que prueba una vez mas su raiz indoeuropea, pues en mi opinion, AVARIS significa
"en el agua" en hitita. POr ello, le ruego me pudiera explicar si estoy tan confundido como para considerar a los Hicsos Hititas (no fenicios).

2-Igualmente dice que le va suspender el primero de carrera, a una persona que hablando de la creaciOn del primer alfabeto fenicio menciona como lugar de origen Biblos. Escribe Ud. textualmente, ironizando sobre la afirmaciOn de Biblos como lugar de inicio de la escritura semItica: ..."Yo creia que las escrituras pseudojeroglIficas de esta ciudad (Biblos) no eran alfabEticas y que no tuvieron continuidad"... Para pasar a afirmar Ud. que el primer alfabeto que tuvo continuidad es el de Ugarit.
Si me equivoco le pido perdOn, y que me corrija, pues yo no soy ni doctor, ni profesor. Pero creo que la persona que habla de Biblos y los primeros alfabetos semIticos se estA refiriendo al Cananeo y Protocananeo (tambien llamado protosinAico). Parte esta escritura desde comienzos del II milenio, y efectivamente se han encontrado en Biblos inscripciones de este tipo fechables hacia el siglo XVI a JC. No son la Unicas, ni las mas antiguas, pero sI hay en Biblos restos de alfabeto protocananeo (ademAs de jeroglIficas, como Ud dice).
Por otro lado alfabeto cananeo es el que tuvo continuidad y derivO al de las lenguas semIticas (fenicio entre ellos). Por lo que la primera escritura que da origen a las semIticas es cananea (no ugarItica)
Pues el otro, el de Ugarit, que Ud. cita como primer alfabeto fenicio, no tuvo ninguna continuidad ni derivaciOn. Ya que tras su aparicion sobre el siglo XVI a JC, se pierde unos trescientos annos despuES sin dar origen a otros. Exactamente al revEs de como Ud. lo expone.

Muy agradecido por su atenciOn. Esperando que me corrija y deseando haberme equivocado en algo.

Angel

Angel Gomez-Moran -

DESDE SERVIDOR INTERNACIONAL SIN ORTOGRAFIA HISPANA: vocal mayUscula=acentuada
ESpanna=Espagna

HabiEndome quedado preocupado por cuanto tras leer el anterior comentario veo que realmente no refuto las teorIas del Profesor BlAzquez, sinO indirectamente las del Prof.Pellicer, deseo exponer en quE me baso para pensar asI y no poder aceptar el planteamiento que hace sobre Tartessos:

1-SOBRE LAS FRONTERAS Y SIGNIFICADO DE TARTESSOS: Expone el Prof.Blazquez, citando a Pellicer que realmente Tartessos va desde el Guadalete hasta el bajo Guadalquivir. No lo puedo aceptar y en el mismo artIculo se ve que no estA clara esta delimitaciOn, pues cita como objeto "chapuza" de la cultura tartessica el tesoro de la Aliseda, con lo cual queda entendido que Despennaperros tambiEn lo consideran Tartessos.
a)FRONTERA:Creo que es evidente que desde el Algarve y Alentejo, subiendo por el Guadiana, pasando luego por Despennaperros y desde allI, hasta Alicante hay una linea que es, a nuestro modo de ver, los lImites de Tartessos. Algo muy admitido desde Schulten es que La Turdetania o Tartessos va desde el sur de Portugal hasta el norte de Murcia. Y creo que hay una evidencia histOrica basada en el concepto de lo que es Tartessos:
b)CONCEPTO: Me atrevo a definirlo como la zona de nuestra penInsula que ademAs de los Iberos, tuvo influencia o conviviO con Fenicios, griegos y celtas. Mas al norte de Murcia en el litoral mediterraneo no fundaron los fenicios y esta franja solo tuvo principalmente contacto con celtIberos y griegos. Por su parte la zona centro-Norte (desde el Tajo hasta el CantAbrico) es de influencia directa con los celtas. En esta zona Sur, que tambiEn se llamO Turdetania (y que como dijimos va desde el Algarve hasta Alicante) permanecieron cinco siglos en contacto directo alternativo: Iberos, fenicios, griegos y celtas. Esto es Tartessos a mi modo de ver.
2-INFLUENCIAS GRIEGAS: Se pone muy en duda que la influencia griega penetrase hasta el mismo corazOn de Tartessos (en la baja AndalucIa). Por ello deseo exponer algunas ideas:
A) DAMA DE BAZA, CERRO DE LOS SANTOS Y DAMA DE ELCHE: Observando la dama de Baza y la del Cerro de los Santos (asI como otras esculturas del yacimiento de Yecla) se nos hace indudable su similitud. Muy cercanas son otras damas encontradas en las sierras alicantinas y por Ultimo, la mas famosa (la de Elche). Aunque esta Ultima creemos que no es de influencia helena, sinO posiblemente de escultor venido desde Grecia. Pese a todo, la joyerIa, el peinado y la moda, no son griego y si es muy similar en todas. Concluimos que estas, asI como muchas esculturas de tipo griego que se dan en el Sur peninsular desde el siglo VI a JC. son de clara influencia griega; por lo que la cultura helena penetrO desde Elche hasta Baza y Sevilla en esa Epoca.
B)LOS EXVOTOS DE COLLADO DE LOS JARDINES: Los exvotos de Despennaperros bien pudieran ser de cuaquier santuario griego de la misma Epoca. Son casi idEnticos. POr lo que el paralelismo con lo Heleno en Sierra Morena nos parece indiscutible.
C)ESCULTURAS NEOHITITAS: CitAbamos el ejemplo de Pozo Moro como cenotafio muy similar a los llamados neohititas, que en el siglo VII a JC se realizan en la Anatolia de Hatti. Es mas, otras muchas esculturas de AndalucIa prerromana, tambiEn se parecen al tipo neohitita (como las de leones en Baena y etc). Inclusive la Bicha de Balazote, es un modelo de tipo hitita, cercano a tipos de toro antropomOrfico de Babilonia . Ello podrIa confirmar la apariciOn de griegos anatOlicos en la penInsula, tal y como recoge la historia de los samios.
D)LA JOYERIA Y DISENNO HITITA: Las joyas que vemos en esculturas de las damas como la de Elche, son muy similares a las de El Carambolo (el collar). Pero este collar del Carambolo presenta dos disennos hititas que no sabemos si en algUn estudio se mencionan. Es posible que este detalle ya se haya descubierto, pero por mi parte no hemos podido leerlo anteriormente de otro autor: Los dibujos inferiores del collar observan, en primer lugar el sImbolo del crisantemo grabado. Curiosamente entre babilonios e Hititas muchas veces es este el sImbolo real, hasta el punto de que los prIncipes llevan una pulsera con un crisantemo grabado (a modo de reloj). AdemAs el otro sImbolo que aparece en el collar de El Carambolo, es el de dos "C" una contra otra; invertidas (es un anagrama muy similar al que curiosamente usO la UCD en la transicion, pues se asemeja a una "CD"). Estos dos semicIrculos contrapuestos significan en jeroglIfico hitita: "dios" y "prIncipe". Ello unido a que el disenno de coronas y brazaletes se parece al que "ostentan" los reyes anatOlicos, nos hace pensar que el tesoro de El carambolo es de gran influencia neohitita. Ello indicarIa que hubo contacto entre venidos de anatolia en el siglo VII hasta el mismo corazOn de Tartessos.
E)KOLAIOS Y LOS SAMIOS. Como Ultima idea, tan solo annadir que quizAs mas que neohititas, hemos de hablar de la venida griegos jOnicos desde las islas y tierras anatOlicas, tras diversas invasiones y empuje de babilonios e hititas. Esta llegada habrIamos de fecharla tal y como dice la historia de Kolaios, sobre el siglo VII a JC (dataciOn que coincidirIa con el Carambolo y las diversas esculturas citadas).

Por todo ello, le ruego me perdone Prof. Pellicer por no poder admitir su planteamiento de que Tartessos era una simple colonia fenicia. Pues nunca hablarIan y escribirIan un idioma cercano al resto de cetIberos, y menos hubiesen podido comerciar con Grecia, ni recibir tantas influencias como anteriormente cito.

3-CONTACTO CON CELTAS: Nos basamos en afirmarlo, en el hecho de que escriben en el mismo alfabeto que los celtIberos de la meseta, lo que hace pensar que hablasen el mismo idioma. No serIa una lengua de raiz fenicia, pues hubieran escrito en el alfabeto de este pueblo, con el que tanto contacto tenIan (ademas existen incripciones fenicias, realizadas en su alfabeto, fundamentalmente en fundaciones de estos colonizadores). Ha de pensarse que el sustrato de poblaciOn en origen pudiera ser similar al de la Meseta, pero por influencia semita invierten la forma de escritura. Y pasan a escribir en los mismos signos que los celtIberos, pero de izquierda a derecha, fundamentalmente en su zona de contacto con los fenicios (alfabeto turdetano).

Creemos por lo anteriormente expuesto, que no son el fruto de una simple colonizaciOn fenicia. Asimismo pensamos que la huella griega y celtibera en Tartessos es evidente. Otra cosa serA la zona de mayor influencia y control de los fenicios que hubo de ser la que cerraba la nevegaciOn y paso al el ocEano AtlAntico (es decir, del Guadalete al Guadalquivir).

Angel Gomez-Moran -

DESDE SERVIDOR INTERNACIONAL CARENTE DE ORTOGRAFIA HISPANA. Vocal mayUscula=acentuada// Eapanna=Espagna

Ilustre profesor y acadEmico, no sin pedirle perdOn, me voy a atrever a refutar su estudio. Previamente le doy las gracias y enhorabuena por El y le explico quE admiro muchIsimo al reino de Argantonio. Pues a los veinte annos fuI destinado en "la mili" a Sevilla, y durante un anno y medio no tuve mas alegria que leer sobre Tartessos, visitar algUn yacimiento y componer un ballet inspirado en esta civilizaciOn legendaria. Dicho esto y pidiendo perdOn, me obliga a escribir esto el carinno hacia esta cultura que considero la precursora de AndalucIa, atrevIendome contra Goliat (en este caso). Y perdone la comparacIon, pero solo me refiero a la grandeza de Ud. Prof. Blazquez frente a mi humilde persona (al margen de que las comparaciones que Ud. hace entre Etruria y Tartessos son muy duras).

Comienzo exponiendo el no saber por quE este buen artIculo no se incluye en HISPANIA PRERROMANA y se ha archivado en FENICIOS, pues en El mismo se dice que la lengua y escrituras tartessicas son indoeuropeas (lo que hace evidente que esta civilizaciOn no es solo fenicia).

Tras ello perdone que le refute algunas ideas que sobre todo expone citando a Pellicer:
1-Habla de un granulado de oro y orfebrerIa chapuza en Tartessos, comparada con la etrusca. Sin embargo no cita Ud. otros tesoros que no son de orfebrerIa de este estilo fenicio (que evidentemente en Italia parece que se realizaba con mejor tEcnica). Cito por ejemplo los candelabros de Lebrija o el mismo tesoro de El Carambolo (no creo que tales piezas puedan clasificarse de chapuzas. Sabatino Moscati, deseO incluir El Carambolo como tesoro fenicio, algo muy discutible, pero lo que sI es indiscutible es que brilla y destaca muy mucho entre otros que el mismo autor presenta.
2-A mi entender, la riqueza y desarrollo de Etruria se debe mas a su cercanIa y contacto con Grecia, que a que los etruscos realmente desarrollasen un arte propio. Pero a diferencia de Tartessos, Etruria no fuE aniquilada ni destruida, sinO continuada. Creo que si no se ha encontrado mas sobre Tartessos fuE por las sucesivas invasiones cartaginesas y romana que suceden a su declive. Por el contrario, La Loba Capitolina, es una leyenda etrusca (esa suerte aquI no tuvimos)
3-Cita como chapuza su calidad de bronces, sin mencionar que descubrieron el laton (fortuitamente) pues una gran cantidad de objetos de cobre y estanno contienen zinc, un metal no usado hasta hace unos doscientos annos. Ni que decir tiene que no puedo admitir que los jarros con ciervas o los brazos de sillOn con leones se les de este apelativo.
4-Dice no tener escultura propia, a lo que deseo preguntar al Sr. Pellicer que quE es la Dama de Baza o el Cerro de los Santos, e incluso los exvotos de Despennaperros (estos sI muy parecidos a griegos y etruscos). Pero aUn mAs al decir que no se encuentran grabados ni escultura, desearIa trasladar la pregunta de quE es la tumba de Pozo Moro repleta de esculturas de tipo neohitita.
5-Dice Pellicer que Tartessos comprende desde el Bajo Guadalquivir hasta el Guadalete. No puedo admitirlo, y ademAs en el siguiente artIculo en el que Ud. cita a M.BelEn y JL Escacena, ellos admiten El Cerro de los Santos y Despennaperros como lugares tan tartEssicos como Huelva.
6-Finalmente dice que "Huelva era una colonia fenicia", algo en lo que no voy a entrar, pero sI en rebatir la idea de que la Turdetania fuera igual, pues muy raro es que una colonia desarrolle un alfabeto y un idioma diferente al colonizador. Si en Tartessos comienza una epigrafIa desde el VIII a JC de tipo indoeuropea es que no estaba colonizada por fenicios, ni hablaban lengua fenicia.

Sin mas y pidiendo perdOn si molestase tambiEn al Prof. Pellicer

ciny -

esta muy buena

yanet -

quiero en encomtrar la biblia

yanet -

Anónimo -